jueves, 15 de julio de 2010

Virgen del Carmen - Fiesta 16 de Julio




El 16 de julio de 1251, Nuestra Señora se apareció a San Simón Stock, superior general de la orden de los carmelitas, a quien le entregó sus hábitos y el milagroso Escapulario del Carmen y le dirigió estas palabras:





"Recibe, hijo predilecto, el Escapulario de tu Orden, señal de mi protección, privilegio para ti y para todos los Carmelitas".

"Todos los que mueran revestidos con este Escapulario no padecerán el fuego del infierno.  Es una señal de salvación, refugio en los peligros, alianza de paz y pacto para siempre".

"...es un pacto de paz y amistad que hago contigo y con todos los carmelitas..."

70 años después, Nuestra Señora se apareció al Papa Juan XXII y le hizo una nueva promesa:

"Yo, como tierna Madre de los Carmelitas, bajaré al purgatorio el sábado después de su muerte, y los libraré, conduciéndolos al Monte Santo de la vida eterna".

Privilegios del Escapulario del Carmen


  1. Es una señal de alianza con Nuestra Señora. Con su uso expresamos nuestra consagración a Ella.
  2. Es una señal de salvación. Quien muera con el Escapulario recibirá una asistencia especial de la Santísima Virgen.
  3. Es una señal de protección en todos los peligros.
  4. La Santísima Virgen librará del purgatorio el primer sábado después de la muerte, a todos los que lo lleven.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN


Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Ti,
y confío en tus manos mi existencia entera.

Acepta mi pasado con todo lo que ha sido.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.

Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo
y de tu Esposo Santísimo.

Te confío mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón.
Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y
mis temores, mis esperanzas y mis deseos,
mis tristezas y mis alegrías.

Cuida de mi vida y todas mis acciones para que
sea más fiel al Señor Trino y Uno,
y con tu ayuda alcance la salvación.

Te confío, Oh gran Señora,
mi cuerpo y mis sentidos,
para que sean puros siempre
y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.

Te confío mi alma, para que Tú la preserves de
las tentaciones del mundo, de la carne, y de Satanás.

Hazme participar de una santidad similar a la tuya;
vuélveme conforme a Jesucristo, ideal de mi vida.

Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi devoción
para que me ayudes a no envejecer en la Fe.

Te confío mi capacidad y ganas de amar
como has amado Tú, y como Jesús quiere que se ame.

Te confío mis incertidumbres y mis angustias,
para que en tu Corazón encuentre seguridad,
sostén y luz en cada instante de mi vida.

Con esta consagración
me empeño en seguir tu vida
de humildad, mansedumbre, y pureza.

Acepto las renuncias y los sacrificios
que esta elección conlleva
y te prometo con la gracia de Dios
y con tu ayuda
ser fiel al empeño tomado.

Oh, Madre de todos los hombres,
Soberana de mi vida y de mi conducta,
dispón de mí y de todo lo que pertenece
para que camine siempre en el Evangelio
bajo tu guía, oh Estrella del Mar.

Oh Reina del Cielo y de la Tierra,
Madre Santísima del Redentor,
  soy todo(a) tuyo(a), oh Virgen del Carmen,
y a Ti quiero unirme ahora y siempre
para adorar a Jesucristo, junto a los Ángeles
y a los Santos, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

¡Amantísima Madre mía, María Santísima del Carmen!
¿A quién sino a Vos, que sois la salud de los enfermos,
el consuelo de los afligidos y el amparo de los desvalidos,
he de acudir en esta extrema necesidad en que me hallo?

Vos bien sabéis, Madre mía, que por la divina voluntad de Dios
llevo padeciendo tanto tiempo con esta penosa enfermedad,
sin que hasta ahora haya podido encontrar consuelo
en los médicos de la tierra; antes, al contrario,
mis sufrimientos van aumentando de día en día,
mientras siento agotarse mis escasas fuerzas
y me va faltando la necesaria paciencia para soportarlos.

Espero de vuestro bondadoso corazón ¡oh María!
que os compadeceréis de mi,
y que me otorgaréis la salud de que carezco,
pues no en balde cubro mi pecho con vuestro Sagrado Escapulario,
que es prenda de vuestra amorosa protección
y universal medicina en las enfermedades del espíritu y del cuerpo.

En retorno de esta gracia, que no me negaréis,
yo os consagro mi alma con todas sus potencias,
mi cuerpo con todos sus sentidos;
en una palabra, todo mi ser,
para que Vos dispongáis de mí como cosa que os pertenece.

Si Dios Nuestro Señor, en sus altos juicios,
no quisiere darme la salud que por vuestra mediación le imploro,
porque tal vez convenga para su gloria
y mi propia salvación el que yo sufra
y padezca con esta enfermedad,
entonces os pido, Madre mía,
que me alcancéis de Su Divina Majestad
la virtud de la paciencia,
para que con ella pueda sobrellevar mis padecimientos
con la resignación propia de un buen cristiano,
y por medio de ellos purificarme por completo de todos mis pecados
a fin de conseguir la gloria eterna.

Amén.


Fuentes:

El Escapulario del Carmen - Una Señal de Salvación - Caballeros de la Virgen.


Devocionario Católico:  http://www.devocionario.com/maria/carmen_5.html

Nuestra Señora del Carmen - EWTN en español: