sábado, 6 de diciembre de 2025

Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 3, 1-12

  



1. En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista predicando en el desierto de Judea.

2. Y diciendo:


"Haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos"


3. Éste es aquel de quien se dijo por el profeta Isaías:




"Es la voz del que clama en el desierto, diciendo:

"Preparad el camino del Señor: Haced derechas sus sendas"


4.  Traía Juan un vestido de pelos de camello y un cinto de cuero a sus lomos, y la comida suya eran langostas y miel silvestre.




5. Iban, pues, a encontrarle las gentes de Jerusalén y de toda la Judea, y de toda la ribera del Jordán.

6. Y recibían de él el bautismo en el Jordán, confesando sus pecados.

7. Pero como viese venir a su bautismo muchos de los fariseos y saduceos, díjoles:


"¡Oh raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado que con solas exterioridades podéis huir de la ira que os amenaza?

8. Haced, pues, frutos dignos de penitencia.

 

9. Y dejaos de decir interiormente:

 

"Tenemos por padre a Abrahán; porque yo os digo que poderoso es Dios para hacer que nazcan de estas mismas piedras hijos de Abrahán".

10. Mirad que ya el hacha está aplicada a la raíz de los árboles; y todo árbol que no produce buen fruto, será cortado y echado al fuego.




11. Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y no soy yo digno siquiera de llevarle las sandalias; Él es quien ha de bautizaros en el Espíritu Santo y en el fuego.




12. Él tiene en sus manos el bieldo, y limpiará perfectamente su era; y su trigo lo meterá en el granero; más las pajas quemarálas en un fuego inextinguible.





Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

Segundo Domingo de Adviento - Diciembre 7 de 2025

 





Liturgia de las Horas:
Segunda Semana del Salterio
Color: Morado


Lecturas de la liturgia


Primera Lectura: Isaías 11, 1-10


Saldrá un vástago de la cepa de Jesé, y de sus raíces florecerá un retoño.

Sobre él reposará el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.

Y lo inspirará con el temor del Señor. No juzgará según las apariencias, ni decidirá según los rumores; sino que juzgará con justicia a los desvalidos, y decidirá con rectitud a favor de los pobres de la tierra. Golpeará al país con la vara de su boca, y matará al impío con el soplo de sus labios.

La justicia será el ceñidor de su cintura, y la fe, el cinturón de sus caderas. Entonces el lobo convivirá con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, ternero y león joven engordarán juntos, y un niño pequeño los guiará.

La vaca pacerá con la osa, sus crías se recostarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja.

El niño de pecho jugará junto al agujero del áspid y el destetado meterá su mano en la madriguera de la víbora.

Nadie hará mal ni causará daño en todo mi monte santo, porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor, como las aguas que cubren el mar.

Aquel día, la raíz de Jesé se alzará como bandera para los pueblos, la buscarán las naciones, y su morada será gloriosa.


Salmo Responsorial 72:1-2, 7-8, 12-13, 17 


R/. Que en sus días florezca la Justicia y la paz abunde eternamente. 

De Salomón.
Dios mío, concede tu juicio al rey y tu justicia al hijo del rey. Que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con equidad. R/.

Florezca en sus días la justicia, y haya paz abundante mientras perdure la luna. Domine de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra. R/.

Porque él librará al desvalido que clama y al pobre que no tiene amparo. Tendrá piedad del débil y del desvalido y salvará la vida de los indigentes.

Su nombre subsistirá por siempre, su nombre se perpetuará mientras dure el sol. En él serán benditas todas las tribus de la tierra; todas las naciones lo proclamarán dichoso.


(Segunda Lectura)
De la Carta del Apóstol San Pablo
a los Romanos 15, 4-9


Porque todas las cosas que ya están escritas fueron escritas para nuestra enseñanza, con el fin de que mantengamos la esperanza mediante la paciencia y la consolación de las Escrituras.

Que el Dios de la paciencia y de la consolación os dé un mismo sentir entre vosotros según Cristo Jesús, para que unánimemente, con una sola voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Por esta razón acogeos unos a otros, como también Cristo os acogió a vosotros para gloria de Dios.

Digo, en efecto, que Cristo se hizo servidor de los que están circuncidados para mostrar la fidelidad de Dios, para ratificar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorificaran a Dios por su misericordia, conforme está escrito:

Por eso te alabaré a ti entre los gentiles, y cantaré en honor de tu nombre.


Evangelio San Mateo 3, 1-12


En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo:

—Convertíos, porque está al llegar el Reino de los Cielos.

Éste es aquel de quien habló el profeta Isaías diciendo:

Voz del que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas».

Llevaba Juan una vestidura de pelo de camello con un ceñidor de cuero a la cintura, y su comida eran langostas y miel silvestre.

Entonces acudía a él Jerusalén, toda Judea y toda la comarca del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

Al ver que venían a su bautismo muchos fariseos y saduceos, les dijo:

—Raza de víboras, ¿quién os enseñó a huir de la ira que va a venir?

Dad, por tanto, un fruto digno de penitencia, y no os justifiquéis interiormente pensando: «Tenemos por padre a Abrahán». Porque os aseguro que Dios puede hacer surgir de estas piedras hijos de Abrahán. Ya está el hacha puesta junto a la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.

«Yo os bautizo con agua para la conversión, pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará en el Espíritu Santo y en fuego. Él tiene en su mano el bieldo y limpiará su era, y recogerá su trigo en el granero; en cambio, quemará la paja con un fuego que no se apaga».


Fuente - Texto tomado de EWTN:

San Ambrosio - Obispo y Doctor de la Iglesia - Año 397 - Fiesta Diciembre 7

     



San Ambrosio: que así como tu palacio de Arzobispo estaba siempre abierto para que entraran todos los necesitados de ayudas materiales o espirituales, que así también cada uno de nosotros estemos siempre disponibles para hacer todo el mayor bien posible a los demás.


Ambrosio significa "Inmortal".


Este santo es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad (junto con San AgustínSan Jerónimo y San León).

Nació en Tréveris (sur de Alemania) en el año 340. Su padre que era romano y gobernador del sur de Francia, murió cuando Ambrosio era todavía muy niño, y la madre volvió a Roma y se dedicó a darle al hijo la más exquisita educación moral, intelectual, artística y religiosa. El joven aprendió griego, llegó a ser un buen poeta, se especializó en hablar muy bien en público y se dedicó a la abogacía.

Las defensas que hacía de los inocentes ante las autoridades romanas eran tan brillantes, que el alcalde de Roma lo nombró su secretario y ayudante principal. Y cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán. Cuando su formador en Roma lo despidió para que fuera a posesionarse de su alto cargo dijo:


"Trate de gobernar más como un obispo que como un gobernador"


Y así lo hizo.




En la gran ciudad de Milán, Ambrosio se ganó muy pronto la simpatía del pueblo. Más que un gobernante era un padre para todos, y no negaba un favor cuando en sus manos estaba el poder hacerlo. Y sucedió que murió el Arzobispo de Milán, y cuando se trató de nombrarle sucesor, el pueblo se dividió en dos bandos, unos por un candidato y otros por el otro. Ambrosio temeroso de que pudiera resultar un tumulto y producirse violencia se fue a la catedral donde estaban reunidos y empezó a recomendarles que procedieran con calma y en paz. Y de pronto una voz entre el pueblo gritó:


"Ambrosio obispo, Ambrosio obispo"


Inmediatamente todo aquel gentío empezó a gritar lo mismo:


"Ambrosio obispo"


Los demás obispos que estaban allí reunidos y también los sacerdotes lo aclamaron como nuevo obispo de la ciudad. Él se negaba a aceptar (pues no era ni siquiera sacerdote), pero se hicieron memoriales y el emperador mandó un decreto diciendo que Ambrosio debía aceptar ese cargo.

Desde entonces no piensa sino en instruirse lo más posible para llegar a ser un excelente obispo. Se dedica por horas y días a estudiar la S. Biblia, hasta llegar a comprenderla maravillosamente. Lee los escritos de los más sabios escritores religiosos, especialmente San Basilio y San Gregorio Nacianceno, y una vez ordenado sacerdote y consagrado obispo, empieza su gran tarea: instruir al pueblo en su religión.

Sus sermones comienzan a volverse muy populares. Entre sus oyentes hay uno que no le pierde palabra: es San Agustín (que todavía no se ha convertido). Éste se queda profundamente impresionado por la personalidad venerable y tan amable que tiene el obispo Ambrosio. Y al fin se hace bautizar por él y empieza una vida santa.


San Ambrosio bautiza a San Agustín de Hipona


Nuestro santo era prácticamente el único que se atrevía a oponerse a los altos gobernantes cuando éstos cometían injusticias. Escribía al emperador y a las altas autoridades corrigiéndoles sus errores. El emperador Valentino le decía en una carta:


"Nos agrada la valentía con que sabe decirnos las cosas. No deje de corregirnos, sus palabras nos hacen mucho bien"


Cuando la emperatriz quiso quitarles un templo a los católicos para dárselo a los herejes, Ambrosio se encerró con todo el pueblo en la iglesia, y no dejó entrar allí a los invasores oficiales. El emperador de ese tiempo era Teodosio, un creyente católico, gran guerrero, pero que se dejaba llevar por sus arrebatos de cólera. Un día los habitantes de la ciudad de Tesalónica mataron a un empleado del emperador, y éste envió a su ejército y mató a siete mil personas. Esta noticia conmovió a todos. San Ambrosio se apresuró a escribirle una fuerte carta al mandatario diciéndole:


"Eres humano y te has dejado vencer por la tentación. Ahora tienes que hacer penitencia por este gran pecado"


El emperador le escribió diciéndole:


"Dios perdonó a David; luego a mí también me perdonará"


Y nuestro santo le contestó:


"Ya que has imitado a David en cometer un gran pecado, imítalo ahora haciendo una gran penitencia, como la que hizo él"


Teodosio aceptó. Pidió perdón. Hizo grandes penitencias, y en el día de Navidad del año 390, San Ambrosio lo recibió en la puerta de la Catedral de Milán, como pecador arrepentido. Después ese gran general murió en brazos de nuestro santo, el cual en su oración fúnebre exclamó:


"Siendo la primera autoridad civil y militar, aceptó hacer penitencia como cualquier otro pecador, y lloró su falta toda la vida. No se avergonzó de pedir perdón a Dios y a la Santa Iglesia, y seguramente que ha conseguido el perdón"


San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo. Cuando tuvo que estarse encerrado con todos sus fieles durante toda una semana en un templo para no dejar que se lo regalaran a los herejes, aprovechó esas largas horas para enseñarles muchas canciones religiosas compuestas por él mismo. Después los herejes lo acusaban de que les quitaba toda la clientela de sus iglesias, porque con sus bellos cantos se los llevaba a todos para la catedral de Milán. Sabía ejercitar su arte para conseguirle más amigos a Dios.




Este gran sabio compuso muy bellos libros explicando la S. Biblia, y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad. Especialmente famoso se hizo un tratado que compuso acerca de la virginidad y de la pureza. Las mamás tenían miedo de que sus hijas charlaran con este gran santo porque las convencía de que era mejor conservarse vírgenes y dedicarse a la vida religiosa. Él exclamaba:




"En toda mi vida nunca he visto que un hombre haya tenido que quedarse soltero porque no encontró una mujer con la cual casarse"


Pero además de su sabiduría para escribir, tenía el don de poner las paces entre los enemistados. Así que muchísimas veces lo llamaron del alto gobierno para que les sirviera como embajador para obtener la paz con los que deseaban la guerra, y conseguía muy provechosos armisticios o tratados de paz. El viernes santo del año 397, a la edad de 57 años, murió plácidamente exclamando:




"He tratado de vivir de tal manera que no tenga que sentir miedo al presentarme ante el Divino Juez"

 

(San Agustín decía que le parecía
admirable esta exclamación)


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: