sábado, 23 de agosto de 2025

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 13, 22-30

 



22. E iba así enseñando por las ciudades y aldeas, de camino para Jerusalén.

23. Y uno le preguntó:


"Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"


Él en respuesta dijo a los oyentes:


24. "Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os aseguro que muchos buscarán cómo entrar, y no podrán.




25. Y después que el padre de familia hubiere entrado y cerrado la puerta, empezaréis, estando fuera, a llamar a la puerta diciendo:

"¡Señor, Señor, ábrenos!"

Y él os responderá:

"No os conozco, ni sé de dónde sois"

26. Entonces alegaréis en favor vuestro:

"Nosotros hemos comido y bebido contigo, y Tú predicaste en nuestras plazas"

27. Y Él os repetirá:


"No os conozco, ni sé de dónde sois. Apartaos lejos de Mí todos vosotros, artífices de la maldad"




28. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veréis a Abrahán, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras vosotros sois arrojados fuera.




29. Y vendrán también gentes del oriente y del occidente, del norte y del mediodía, y se pondrán a la mesa en el convite del reino de Dios.




30. Y ved aquí que los que son ahora los últimos serán entonces los primeros, y los que son primeros serán entonces los últimos".




Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Bartolomé - Apóstol - Fiesta Agosto 24

    



A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús), lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo.

Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios"). Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.


El encuentro más grande de su vida


El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a Jesús, fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera:

Jesús se encontró a Felipe y le dijo:




"Sígueme"


Felipe se encontró a Natanael y le dijo:


"Hemos encontrado a Aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret"


Natanael le respondió:


"¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?"


Felipe le dijo:


"Ven y verás"


Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:


"Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño"


Natanael le preguntó:


"¿Desde cuándo me conoces?"


Le respondió Jesús:


"Antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, Yo te vi"


Le respondió Natanael:


"Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel"


Jesús le contestó:


"Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguro que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre" (Jn. 1,43)





Una revelación que lo convenció


Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba, dijo de él un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría:


"Éste sí que es un verdadero israelita, en el cual no hay engaño"


El joven discípulo se admira y le pregunta desde cuándo lo conoce, y el Divino Maestro le añade algo que le va a conmover:




"Allá, debajo de un árbol estabas pensando que sería de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios que yo sea y que yo haga? Cuando estabas allá en esos pensamientos, Yo te estaba observando y viendo lo que pensabas"


Aquella revelación lo impresionó profundamente, y lo convenció de que Éste sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó:


"¡Maestro, Tú eres el Hijo de Dios!  ¡Tú eres el Rey de Israel!"


¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba meditando muy seriamente allá abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le iluminara lo que debía de hacer en el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que Él leyó sus pensamientos. Ésto lo convenció de que se hallaba ante un verdadero profeta, un hombre de Dios que hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le añadió una noticia muy halagadora.




Los israelitas se sabían de memoria la historia de su antepasado Jacob, el cual una noche, desterrado de su casa, se durmió junto a un árbol y vio una escalera que unía la tierra con el cielo, y montones de ángeles que bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús explica a su nuevo amigo, que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo del Hombre, a ese Salvador del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las alturas.

El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy:


"San Bartolomé predicó el evangelio
en la India. Después pasó a Armenia
y allí convirtió a muchas gentes.
Los enemigos de nuestra religión
lo martirizaron quitándole la piel,
y después le cortaron la cabeza"


Fuente - Texto tomado de EWTN:
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/santos/bartolome-14785

¡ATENCIÓN! Faltar a Misa un domingo es pecado mortal (y casi nadie lo recuerda)

  



Es una terrible realidad que abarca a las conciencias de una arrolladora mayoría.


Por: Padre Santiago González |
Fuente: adelantelafe.com / steresita.com 




La frase que titula este artículo puede sonar a “sorpresa” para muchos bautizados ya que, en realidad, en muy pocos púlpitos y catequesis se recuerda. Pero es verdad que se comete un pecado mortal (no venial) si se falta a Misa un domingo o día de precepto siempre que no haya enfermedad, imposibilidad física real o cuidado de un enfermo, tal como enseña el catecismo en su punto 2181. Pero ha de recordarse también, en estos tiempos de confusión y relativismo, que este punto de nuestro catecismo está avalado en la ley de la Iglesia Católica cuyo mandato primero dice:


“Oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar”


Que a su vez se avala por la misma ley Divina ya que el tercer mandato de dicha ley es:





“Santificarás las fiestas”


Y, aún más, este precepto eclesial se justifica sobre todo en el primer mandamiento de la ley de Dios:




“Amarás a Dios sobre todas las cosas”


Ya que quien sea capaz de faltar a Misa por no restar un poco de tiempo a su ocio o, sencillamente, por no contrariar a otras personas, demuestra con creces que está a años luz de amar a Dios sobre todas las cosas.

Pero en este artículo yo deseo tocar una cuestión muy concreta: el masivo abandono de la Misa dominical se debe, sobre todo, a que desde un principio (catequesis de primera comunión), la inmensa mayoría de los niños/as NO saben que faltar a Misa en domingo es pecado mortal. De hecho la terrible realidad es más amplia: la mayoría de los niños no saben ni siquiera que es pecado. Luego cuando son adolescentes, y van a recibir la confirmación, la inmensa mayoría tras recibirla no vienen a Misa el domingo siguiente porque siguen sin saber que faltar a Misa es pecado mortal. Y hay efectos todavía peores: ya es muy extendida la costumbre sacrílega de faltar a Misa los domingos y luego, cuando hay ocasión extraordinaria de ir a Misa (en funeral, boda, primera comunión…) se asiste y se comulga sin haberse confesado, y sin propósito alguno de volver a la práctica dominical regular. Esto es así: un hecho indiscutible y a la vez tremendo.

Y la causa, vuelvo a repetirlo, es que no se predica de forma concreta este aspecto. Si: la doctrina está ahí, escrita, en el catecismo (punto 2181), pero, ¿de que sirve que la doctrina no se toque si casi nadie la conoce porque casi nadie en la Iglesia la predica o enseña?; y, lo que es aún peor: en realidad en muchas comunidades SI se predica sobre esto pero para decir lo contrario: que faltar a Misa en domingo NO es pecado mortal. Esta barbaridad se enseña en no pocos colegios “religiosos”, parroquias, facultades de teología y lugares similares de “formación”. Y, mientras tanto, generaciones y más generaciones de bautizados crecen en la ignorancia y la indiferencia. Si algún lector cree que exagero, ¿porqué no preguntan?... si, pregunten a niños de su barrio, de su colegio, de su parroquia... niños que ya han hecho la primera comunión y que, una vez celebrada la fiesta, sus padres ya no los traen más a Misa los domingos. Es una terrible realidad que abarca a las conciencias de una arrolladora mayoría.

Y, ante esto, los sacerdotes y catequistas que tocamos las conciencias de los fieles para recordarles que es pecado mortal faltar a Misa, ciertamente, nos sentimos muy poco apoyados por nuestros superiores. Pienso que ¡Cuánto bien harían cartas pastorales CLARAS en este punto por parte de los Obispos, y hasta por parte del Papa!... nos servirían para no parecer “guerreros del antifaz” que luchamos contra todos los elementos contrarios (tanto externos como internos de la Iglesia). Desde estas líneas, si algún Obispo me leyera, hago un ruego muy especial en esta dirección: una carta, sólo una carta firmada por un Prelado donde se recuerde a los fieles que es pecado mortal faltar a Misa un domingo o día de precepto. Dicho con claridad, concreción y sin ambigüedades. Todos estamos acostumbrados, si, a mensajes del tipo:


  • El domingo es el día del Señor
  • La familia unida en oración en domingos
  • La necesidad de orar en tiempo de descanso
  • El bien grande que recibimos al ir a Misa, etc.


Pues se hace URGENTE leer,
firmado por un Obispo:
“Faltar a Misa es Pecado Mortal”
Y punto.


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/op/articulos/62804/faltar-a-misa-un-domingo-es-pecado-mortal-y-casi-nadie-lo-recuerda