miércoles, 19 de febrero de 2025

Santa Jacinta de Jesús Marto y San Francisco de Jesús Marto - Hermanos y Videntes Virgen de Fátima - Fiesta Febrero 20

 




































Santos Jacinta y Francisco Marto, quienes junto a su prima Lucía, vieron a la Virgen en varias ocasiones entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917 en Cova de Iría, cerca de Ajustrel y de Fátima, en Portugal.

Fecha de beatificación: 13 de mayo de 2000 por el papa San Juan Pablo II.

Fecha de canonización: 13 de mayo de 2017 por el Papa Francisco.




Santa Jacinta Marto


Niña Vidente de la Virgen en Fátima


Nació en (Aljustrel - Fátima - Portugal - 11 de marzo de 1910) y murió santamente el 20 de febrero de 1920, en el Hospital de "D. Estefânia", en Lisboa, después de una larga y dolorosa enfermedad, ofreciendo todos sus sufrimientos para la conversión de los pecadores, por la paz del mundo y por el Santo Padre. Junto a su hermano Francisco Marto y a Lucía Dos Santos, fueron los tres niños videntes de las apariciones de la Virgen de Fátima.

El día 12 de Septiembre de 1935 fue solemnemente trasladado su cadáver del sepulcro de la familia del Barón de Alvaiázere, en Ourém, para el cementerio de Fátima y colocado junto a los restos mortales de su hermanito Francisco.

El día 1 de Mayo de 1951 se efectuó con la mayor sencillez, el traslado de sus restos mortales para el nuevo sepulcro preparado en la basílica de Cova de Iria, (lado izquierdo según se entra). El proceso de beatificación de los dos videntes de Fátima, Francisco y Jacinta Marto, después de las primeras diligencias hechas en 1945 fue iniciado en 1952 y concluido en 1979.

El 15 de Febrero de 1988 fue entregada al Santo Padre Juan Pablo II y a la Congregación para la causa de los Santos, la documentación final que contribuyó para que el Santo Padre los proclamara "beatos". Por medio de esta documentación ellos fueron declarados "venerables" por decreto el 13 de Mayo de 1989. El último paso será, como esperamos, la canonización por la cual serán declarados "santos".

Jacinta era una niña cuando Nuestra Señora apareció. Entra en la Historia a los siete años, precisamente en la edad en que habitualmente se acostumbra indicar como la del comienzo de la vida consciente y de la razón.




El Padre José Galamba de Oliveira (Canon), quien era el Presidente Diocesano de la Comisión para la causa de Jacinta y Francisco Marto, entrevistó a Sor Lucía sobre el carácter de Jacinta:

Sor Lucía contestó:


"Yo sólo puedo decirle lo que yo sentía cuando estaba en su compañía, y puedo describirle cualquier manifestación externa de los sentimientos de otras personas. Lo que yo sentía usualmente es lo que se sentiría en la presencia de una persona santa que se comunicaba con Dios en todo momento. Su comportamiento era siempre serio, modesto y amable. Ella parecía manifestar la presencia de Dios en todas sus acciones, como una persona de edad y virtud avanzada y no como una niña. Nunca observé en ella esa excesiva frivolidad o entusiasmo infantil por los juegos y las cosas bonitas común en los niños, esto es, después de las apariciones. Antes de las apariciones, sin embargo, era la personificación del entusiasmo y del capricho".

 

"Si algún niño o adulto decían o hacían algo en su presencia que no estaba totalmente correcto, ella les reprobaba diciéndoles que no hicieran eso que ofendía a Dios, quien estaba ya demasiado ofendido".

 

"Pensaba que Jacinta fue la que recibió de Nuestra Señora una mayor abundancia de gracia, y un mejor conocimiento de Dios y de la virtud".

 

"Primero que Dios quiso derramar en ella una gracia especial, a través del Inmaculado Corazón de María, y segundo, fue porque ella vio el infierno, y vio la ruina de las almas que caen en él".


De todo el mensaje de Fátima el elemento que más impresionó a Jacinta fue la visión de las consecuencias del pecado, en la ofensa a Dios y en los castigos de los condenados del infierno. A partir de esta visión del infierno, Jacinta se manifestó la más preocupada con la suerte de las almas condenadas al infierno, procurando hacer todos los sacrificios posibles para evitar que otras almas cayesen en el abismo de la condenación. Decía Sor Lucía:


"Jacinta tomó la misión de hacer sacrificios por la conversión de los pecadores tan seriamente en su corazón, que nunca permitió que se le escapara una sola oportunidad... la sed de Jacinta por hacer sacrificios parecía insaciable".


Acostumbraba retirarse, y permanecía mucho tiempo, de rodillas, rezando por aquellos que se encontrasen en mayor peligro de condenación. Llamaba a Lucía y a Francisco y les preguntaba:


"¿Estáis rezando conmigo?, y añadía es necesario rezar mucho para librar las almas del infierno... ¡qué pena tengo de los pecadores!  ¡si yo pudiese mostrarles el infierno!"


Y le decía a Lucía:


"Yo voy al cielo, pero tú que quedas aquí, si te permite Nuestra Señora, di a la gente cómo es el infierno para que no cometan más pecados y no vayan para allá"


Jacinta se mortificaba dejando de comer y dándole la comida a los pobres, ella decía:


"Ofrezco este sacrificio por los pecadores que comen demasiado"


También hacía el sacrificio de beber agua sucia y en el mes de agosto dejaba de tomar agua durante todo el mes. Como forma de penitencia ella y su hermano usaban una cuerda amarrada a la cintura. Por los pecadores aceptó la enfermedad, los alimentos y las medicinas que en esas circunstancias más le repugnaban. Ella ofreció el sacrificio de ser separada de sus familiares y compañeros e ir al hospital, lejos de su casa y finalmente el sacrificio de morir sola, como le había dicho la Santísima Virgen.

Mientras las fuerzas de su cuerpo iban decayendo por la enfermedad, su alma se fue embelleciendo según iban pasando los días, a través del resuelto, constante y gozoso ejercicio de la virtud Cristiana. Su abandono a la voluntad de Dios fue completo. Tres días antes de morir, la Santísima Virgen la visitó, y le prometió que iba a venir a buscarla y le quitó todos los dolores. El 20 de febrero de 1920, fue el día que le anunció la Virgen que ella moriría; sabiendo ésto pidió que viniera el sacerdote. Recibió el sacramento de la confesión pero, como el sacerdote no la veía tan mal le dijo que le daría el viático al día siguiente. Jacinta sabía que no llegaría al día siguiente y aceptó el no poder recibir a Jesús en la Eucaristía. Esa noche a las 10:30 p.m. la Santísima Virgen vino a buscar a su fiel discípula y amante de su Inmaculado Corazón y amiga de los pecadores. La enfermera Nadeja Silvestre al contemplar el cuerpo inmóvil de Jacinta:


"No parecía ser la misma niña; se transformó en radiante y preciosa"


Cuando la Madre Godinho hacía vigilia junto al féretro de Jacinta se fijó en la pequeña lámpara que brillaba a su lado. Quedó sorprendida al ver cómo la lámpara ardía tan brillantemente y no tenía nada de aceite. El cuerpo de Jacinta, que por su enfermedad y por las heridas de su cuerpo no despedía un olor agradable antes de morir, después que murió despedía un perfume suave. Cuando su cuerpo fue llevado a la Iglesia de Lisboa, las campanas comenzaron a tocar sin que nadie las estuviese moviendo y con la puerta cerrada. Una vez Jacinta dijo que había escuchado a los ángeles cantar, pero que ellos no cantaban como los hombres. Y es muy probable que hayan sido los ángeles los que hayan tocado las campanas de la Iglesia dándole la bienvenida a la que entregó toda su corta vida, cumpliendo los designios del Corazón de Jesús a través del Corazón de María.

El 12 de septiembre de 1932, el cuerpo de Jacinta fue exhumado por primera vez y se halló incorrupto. Su padre al ver el rostro de su hija dijo que el ver el cuerpo de su hija era:


"Como estar viendo a una persona que había crecido, y que uno la conocía cuando estaba joven" 




En la segunda exhumación que ocurrió en 1951, un testigo ocular dijo:


"La expresión del rostro de Jacinta era de una santa paz, y todos los que la vieron no podían evitar tener el sentido de que habían sido privilegiados de haber tenido este gran favor".


Al despedirse de Lucía, Jacinta le dijo estas palabras que nos dice a todos hoy:


"Ya falta poco para irme al cielo. Tú quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la Devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando vayas a decirlo, no te escondas. Dí a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María. Que las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Corazón de María, que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios la confió a Ella. Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la luz que tengo aquí dentro del pecho, que me está abrasando y me hace gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María..."


Desapego en cuanto
a las alabanzas de los hombres


Jacinta Marto, con apenas siete años de edad, está dotada de una seriedad marcante. La frente fruncida indica profunda preocupación. Los ojos, que aún reflejan maravillosamente el brillo de lo que habían contemplado, están contraídos pero calmados, indicando un alma inclinada al recogimiento.


El camino de la santidad


En el espacio de tiempo que va desde los siete a los diez años, en que soportó heroicamente el fardo de la enfermedad que la llevaría a la muerte, Jacinta forjó el camino de la santidad. Ya en esa tan precoz edad conoció profundamente la realidad de la vida. Su existencia fue corta, aunque repleta de acontecimientos extraordinarios e incluso fascinantes.

El camino de la santidad: Esta pequeña lo recorrió de tal manera que sus padres y parientes llegaron a exclamar respecto a ella y a los otros dos videntes:


"Es un misterio que no se logra comprender. Son niños como otros cualquiera. Sin embargo, se percibe en ellos un algo extraordinario"


Jacinta Marto, última de una gran prole. De naturaleza alegre, era una chica como las otras. Jugaba, cantaba, tenía sus defectos mayores o menores, su temperamento y, naturalmente, sus preferencias... hasta el 13 de mayo de 1917.


Oración y sacrificios
rescatan a los pecadores


Después de ese día, Jacinta emprendió un profundo cambio interior, una conversión de vida como Nuestra Señora había pedido. Las palabras de María Santísima impregnaron de modo indeleble su alma y pasaron a ser el contenido, el ideal de su vida. Más aún, colocó ese ideal en práctica.




"¡Haced penitencia por los pecadores! Muchos van al infierno porque nadie reza y se sacrifica por ellos"


Tales palabras encontraron profunda resonancia en Jacinta. ¡Y con qué inquebrantable voluntad ella hacía penitencia! Ella no vacilaba en ayunar, frecuentemente, un día entero sin comer o beber nada, dando alegremente su pan a los chicos pobres. Otros días, comía solamente aquello que más detestaba. Traía como penitencia una gruesa cuerda en torno a la cintura. ¡Nada, ningún sacrificio le parecía demasiado grande, tratándose de la salvación de las almas!


El pecado y el Cielo
en su espiritualidad


La espiritualidad de Jacinta se funda en los pedidos formulados por Nuestra Señora:


  1. Claro concepto del pecado.
  2. Noción muy definida de la belleza sobrenatural del Cielo.


Exactamente dos puntos en relación a los cuales nuestra época está inmensamente distante.


  1. No se habla más de pecado. Esta palabra está siendo omitida en la catequesis y desvanecida del pensamiento de las personas. Juntamente con eso, ¡va siendo también eliminada necesariamente la idea del propio Dios! Pues, ¿de qué otra cosa se trata sino de la honra divina que es ofendida por el pecado?
  2. La noción clara de la belleza sobrenatural del Cielo. Cuanto más intensamente un alma tiene esa noción de lo sobrenatural celeste, tanto más fácil será su correspondencia a los llamados de la Madre de Dios. Jacinta es un ejemplo concreto arrebatador de tal correspondencia.


Enormes penitencias
salvarán muchas almas


Profundamente impresionada por la visión del infierno y por el misterio de la eternidad, Jacinta no descartó ningún sacrificio mirando la conversión de los pecadores. En su enfermedad (una tuberculosis que la llevó a la muerte), ofrecía principalmente sus dolores:


"Si, yo sufro, por eso ofrezco todo por los pecadores, para desagraviar el Inmaculado Corazón de María. Oh Jesús, ahora podéis salvar muchos pecadores porque este sacrificio es muy grande"


Todos los que conocían a Jacinta sentían cierto respeto por ella. Lucía, su prima, escribe:


"Jacinta era también aquella a quien, me parece, la Santísima Virgen dio la mayor plenitud de las gracias, conocimiento de Dios y de la virtud. Ella parecía reflejar en todo la presencia de Dios"


Incluso en su dolorosa molestia se mostraba siempre paciente, sin reclamos, enteramente desprendida. Conducta que no correspondía a su carácter natural. ¿Qué posibilitaba a esa niña la práctica de tal fortaleza y manifestar semejante comportamiento? La propia Jacinta da la respuesta a esa pregunta en su exclamación:


"Gusto tanto de Nuestro Señor y de Nuestra Señora que nunca me canso de decir que los amo. Cuando digo eso muchas veces, ¡me parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema! el Amor ardiente a Jesús y María"


Este fue el amor que transformó a Jacinta y que hizo de ella una copia fiel de las virtudes de la Virgen Santísima.


Último sacrificio:
en la muerte (aislamiento)


Tan heroica fue la muerte cuanto la vida de Jacinta, en un hospital de Lisboa, completamente abandonada. Este fue objeto de una de las últimas predicciones recibidas por Jacinta, directamente de Nuestra Señora. ¡Con qué coraje conservó la niña este pensamiento! Jacinta narra esta profecía, confiada por ella a Lucía:


"Nuestra Señora me dice que voy a Lisboa, para otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres; que después de sufrir mucho, muero solita; pero que no tenga miedo, que allá Ella me va a buscar para llevarme al Cielo"


Nuestra Señora anunció también el día y la hora en que debería morir. Cuatro días antes, la Santísima Virgen le retiró todos los dolores. Como nadie estuvo presente en ese grandioso momento, podemos apenas imaginar la escena. ¿Cómo habrá sido la recepción de este pequeño lirio en el Cielo?  Delante de Nuestra Señora, aquel rostro virginal no estará más contraído por el sufrimiento, sino resplandeciente en presencia de Aquel que fue el Fundamento de su vida:


"Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la hoguera que tengo aquí dentro del pecho y así hacerla gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María"


De qué manera el conocimiento de la vida de Jacinta actúa sobre las almas, puede deducirse de las palabras del postulador de las Causas de Beatificación de ella y de su hermano Francisco:


"Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados cuanto Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección"

"Su entrega a la voluntad de Dios fue total"




Palabras de Jacinta


Sobre el pecado:


  • Los pecados que llevan más almas al Infierno son los pecados de la carne.
  • Vendrán modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor.
  • Las personas que sirven a Dios no deben ir con la moda, la Iglesia no tiene modas, Dios es siempre el mismo.
  • Los pecados del mundo son muy grandes.
  • Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
  • Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
  • Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios.


Sobre los sacerdotes y los gobernantes:


  • Madrina mía, ¡pida mucho por los pecadores!
  • ¡Pida mucho por los sacerdotes!
  • ¡Pida mucho por los religiosos!
  • ¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia!
  • ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!
  • La desobediencia de los sacerdotes y religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor.
  • Madrina mía, ¡pida mucho por los gobiernos!
  • ¡Ay de los que persiguen la Religión de Nuestro Señor!
  • Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios.


Sobre las virtudes cristianas:


  • Madrina mía, no ande en medio del lujo; huya de las riquezas.
  • Sea muy amiga de la santa pobreza y del silencio.
  • Tenga mucha caridad, incluso con quien es malo.
  • No hable mal de nadie y huya de quien lo hace.
  • Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al Cielo.
  • La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
  • La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso es necesario que se aproximen al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión no hay salvación.
  • La madre de Dios quiere más almas vírgenes, que se vinculen a Ella por el voto de castidad.
  • Para ser religiosa es necesario ser muy pura de alma y de cuerpo.
  • Iría con mucho gusto a un convento; pero quiero más ir al Cielo.
  • ¿Y sabes tú qué quiere decir ser pura?, le preguntaba la Madre Godinho.
  • Sí, lo sé. Ser pura de cuerpo es guardar la castidad; y ser pura de alma es no cometer pecados, no mirar lo que no se debe ver, no robar, no mentir nunca, decir siempre la verdad aunque nos cueste.
  • Quien no cumple las promesas que hace a Nuestra Señora, nunca tendrá felicidad en sus cosas.
  • Los médicos no tienen luz para curar bien a los enfermos, porque no tienen amor de Dios.






San Francisco Marto


Niño Vidente de la Virgen en Fátima


Martirologio Romano


En el lugar de Aljustrel, cerca de Fátima, en Portugal, beato Francisco Marto, que, consumido por una enfermedad, siendo todavía niño, brilló por la suavidad de costumbres, la perseverancia en los sufrimientos y en la fe, y también por la asiduidad en la oración. (1919).

Fecha de beatificación: 13 de mayo de 2000 por el Papa San Juan Pablo II.

Nació en Aljustrel (Fátima) el 11 de junio de 1908. Fue bautizado el 20 de junio de 1908.




Cayó victima de la neumonía en diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de abril de 1919. 

Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de 1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria (lado derecho según se entra). 

Su gran preocupación era la de consolar a Nuestro Señor. El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas pensando en Dios. Según su historia, el pequeño Francisco pasaba largas horas "pensando en Dios", por lo que siempre fue considerado como un contemplativo. 

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones "se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban".

Hoy festejamos el nacimiento de Francisco al Reino de Dios; Francisco junto a su hermana Jacinta son festejados el 20 de febrero.


Texto tomado de EWTN:
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/santos/jacinta-14915

Fuente - Texto tomado de ENCUENTRA.COM:
http://encuentra.com/beatos/jacinta_marto15093/

Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:
http://www.catolico.org/santos/francisco_jacinta_espiritualidad.htm


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
Texto tomado del Libro:
Fátima - Por Fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará - Su Mensaje - Sus Advertencias - Sus Promesas - Campaña Salvadme Reina de Fátima, por la gracia de Jesús - P. Juan Clá Dias

Monseñor Viganò pide al director de la CIA de Trump que "investigue el plan del Estado profundo para eliminar a Benedicto XVI"




En una amplia entrevista, el arzobispo Viganò elogió a Donald Trump por el "regreso de Estados Unidos a la Declaración de Consenso de Ginebra, que defiende el derecho a la vida para todos, reafirma la importancia de la familia" y no afirma ningún "derecho" internacional al aborto.


Lunes 17 de febrero de 2025 - 7:49 am EST


( LifeSiteNews ) — El siguiente artículo es de una entrevista entre el periodista italiano Aldo Maria Valli y el arzobispo Carlo Maria Viganò para el blog Duc in Altum el 16 de febrero de 2025.

Aldo Maria Valli: Excelencia, la decisión de la Administración Trump de poner un freno a las políticas migratorias de la izquierda progresista fue parte de la plataforma electoral que llevó a Donald Trump a la victoria. Junto con el cierre de las fronteras con México, el presidente ha recortado los fondos que las agencias gubernamentales estaban asignando a individuos, organizaciones y entidades a cambio de su acción en apoyo del globalismo.

A las voces de condena por estas decisiones políticas –decisiones completamente legítimas– se suma ahora la de Jorge Mario Bergoglio, quien en su Carta a los Obispos de los Estados Unidos de América ha expresado duramente su condena a las “deportaciones masivas” decididas por el gobierno norteamericano.

Monseñor Carlo Maria Viganò: Como todo lo que sale de la boca de Bergoglio, estas acusaciones contra el gobierno de Trump son falsas y delirantes. No se está produciendo ninguna “deportación masiva”, sino una decisión precisa y concreta para poner fin a las oleadas de inmigrantes no regulados que las administraciones anteriores habían planificado, favorecido y alentado.

De hecho, la deportación se produjo en sentido inverso durante los gobiernos de Clinton, Obama y Biden, excluyendo a priori los proyectos de cooperación internacional focalizados en ayuda de las poblaciones necesitadas en sus respectivos países de origen, y concentrando en cambio todos los esfuerzos –incluso cuando era contra la ley– en incrementar el plan de sustitución étnica.

Los que ahora se rasgan las vestiduras lo hacen sólo porque se ha puesto fin a su lucrativo negocio. Se han beneficiado vergonzosamente de esta migración forzada, que ha sido posible gracias a la red de organizaciones internacionales y del crimen organizado que gestionan la trata de personas.

La carta de Bergoglio es un amasijo de falsedades y engaños. Delata el pánico de los mercenarios y la ira de sus financistas. Bergoglio ha llegado al extremo de inventar una nueva doctrina, imponiendo como deber moral “la acogida de los inmigrantes”, de cuya gestión obtiene miles de millones de financiación pública y mediante la cual se acredita como principal interlocutor de la élite globalista y ejecutor de la agenda progresista. Explota la enseñanza de Pío XII –descontextualizando y distorsionando sus palabras– porque citando a un papa no sospechoso de contaminación modernista o conciliar, espera ganarse la atención y el apoyo de aquellos fieles que no le escuchan.

Es necesario entender la operación fraudulenta de Bergoglio: quiere llevar el conflicto entre la Iglesia profunda, proinmigracionista y la administración Trump, al siguiente nivel, “dogmatizando” el deber de acoger a los inmigrantes ilegales y obligando así a los católicos estadounidenses a ver a Trump como un enemigo de la Iglesia católica. En resumen, está tratando, según su modus operandi característico, de convertir al presidente Trump en un adversario para socavar el apoyo de los votantes católicos.

Esta operación deshonesta sirve también para volver a poner en el centro del debate político y social estadounidense a un episcopado que ha sido ampliamente desacreditado debido a los escándalos sexuales y financieros que hasta ahora lo han visto totalmente subordinado al establishment del Partido Demócrata. El verdadero choque es entre el conservadurismo político de Trump –MAGA– con el que se identifica la mayoría de los estadounidenses, incluidos los católicos, y el ultraprogresismo de la Iglesia profunda bergogliana.

Pero los católicos estadounidenses han descubierto el fraude. Mientras Bergoglio, en obediencia a sus amos globalistas, lanza anatemas contra quienes “construyen muros”, el presidente Trump ha anunciado –entre otras medidas que acogemos con profunda satisfacción– el regreso de Estados Unidos a la Declaración de Consenso de Ginebra, que defiende el derecho a la vida para todos, reafirma la importancia de la familia y afirma que no existe un “derecho” internacional al aborto.

Valli: Gracias a Trump, la crisis ucraniana también se está resolviendo…

Monseñor V: Las conversaciones de paz que el Presidente Trump ha emprendido con el Presidente Putin para sanar el conflicto en Ucrania –que comenzó en 2014 con el cambio de régimen impuesto por el Estado profundo angloamericano– pondrán fin a una masacre que, en aras de saciar la sed de poder de la élite globalista, ha enviado a miles y miles de personas inocentes al matadero, ha destruido un país entero, ha alimentado el mercado de la sustracción de órganos (según informan agencias internacionales) y ha provocado un empobrecimiento desastroso de las naciones europeas debido a las escandalosas sanciones impuestas contra la Federación Rusa.

Valli: En ciertas cuestiones, Francisco Bergoglio no parece tan sensible como en el tema de la acogida…

Monseñor V: Es chocante cómo los llamamientos de Bergoglio a la “infinita dignidad de todos” excluyen obstinadamente a los niños indefensos masacrados por el aborto, a las víctimas de la extracción de órganos y de la mutilación para la llamada transición de género, a las madres utilizadas como mercancía para la maternidad subrogada, a los jóvenes corrompidos por las perversiones progresistas y a las masas de menores que alimentan la red de la prostitución o acaban en una villa de Beverly Hills para satisfacer las execrables depravaciones de la élite pedófila.

Valli: Si Bergoglio fuera verdaderamente católico, elogiaría las políticas sociales de Trump, en lugar de condenarlas ideológicamente.

Monseñor V: El recién nombrado obispo de Detroit ha propuesto sanciones canónicas –desde la prohibición de recibir la comunión hasta la excomunión– para los guardias fronterizos que no permitan a los inmigrantes ilegales violar las fronteras. Este delirio progresista típico de la Iglesia bergogliana es aún más grave ante el silencio de los obispos ante el escándalo de un presidente corrupto que se autodenomina “católico” como Joe Biden, que promovió el aborto hasta el momento del nacimiento y, sin embargo, fue admitido sistemáticamente a la comunión de manera sacrílega.

Valli: ¿De qué modo la constitución apostólica Exsul Familia de Pío XII ha sido citada inapropiadamente por Bergoglio?

Mons. V: El “magisterio” de la Iglesia bergogliana es totalmente autorreferencial: Bergoglio prácticamente sólo se cita a sí mismo, y cuando cita documentos del Vaticano II y de los Papas postconciliares es sólo para poder superarlos.

Ver a Pío XII citado por Bergoglio debería suscitar una sospecha más que legítima, confirmada de hecho también por una rápida lectura de Exsul Familia. El celo apostólico del Papa Pío XII –así como de sus predecesores– no se limita a una simple indicación de la necesidad de acoger a las oleadas de inmigrantes, sino que se concentra ante todo en el cuidado de las almas de los católicos que se han visto obligados a emigrar a causa del hambre, la guerra o la persecución religiosa.

Aunque las grandes migraciones económicas de los siglos XIX y XX fueron impulsadas por los mismos lobbies internacionales, desplazando poblaciones del sur de Europa al norte, o de Europa a las Américas, no podemos olvidar que el contexto histórico de la posguerra fue muy diferente del actual, en primer lugar porque la Iglesia católica no fue –ni pudo ser nunca– aliada y cómplice de la masonería, sino que fue más bien una firme y valiente protectora de los pobres y los débiles. En segundo lugar, porque hoy el ataque a nuestra civilización es mucho más violento y abierto que al final de la Segunda Guerra Mundial.

Pío XII escribió:

La Santa Madre Iglesia, impulsada por su ardiente amor a las almas y deseosa de cumplir los deberes inherentes a su mandato de salvación para toda la humanidad, mandato que le confió Cristo, ha tenido especial cuidado de proporcionar toda la asistencia espiritual posible a los peregrinos, extranjeros, exiliados y emigrantes de toda clase. Esta obra ha sido realizada principalmente por sacerdotes que, administrando los sacramentos y predicando la Palabra de Dios, han trabajado con celo por confirmar la fe de esos cristianos y por profundizar los vínculos de la caridad. (Const. Ap. Exsul Familia, 1 de agosto de 1952, n. 5).

Valli: Especialmente la atención espiritual …

Monseñor V: Lo último que Bergoglio busca es la defensa de la integridad de la fe o la salvación de las almas. Tampoco le importan los pobres: basta con ver cuántas personas sin hogar están acampadas alrededor del Vaticano y bajo la columnata de Bernini; en la época del COVID, para poder comer tenían que demostrar que habían recibido la vacuna.

La horrible barca de bronce erigida en la plaza de San Pedro es un monumento a la hipocresía de Bergoglio. Para él, los pobres y los marginados son una mera herramienta para “mezclar” tanto el tejido social como el eclesial –es decir, para disolverlo– y así conseguir la cancelación definitiva de lo que queda de la sociedad cristiana tras décadas de secularización.

Bergoglio “piensa en grande”: quiere crear las premisas para la nueva religión de la humanidad, engañándose a sí mismo creyendo que puede presidirla y así forjarse un papel en el Nuevo Orden Mundial. Como profeta del globalismo sincrético, ecológico e inclusivo, Bergoglio incluso hizo una aparición en el Festival de San Remo para lanzar la canción Imagine de John Lennon, el manifiesto masónico del Nuevo Orden.

De un tenor totalmente opuesto a esta visión horizontal es la constitución apostólica del papa Pío XII, como lo es todo el Magisterio católico comparado con el bergogliano. En Exsul Familia, Pío XII recuerda la trata de esclavos a manos de los usureros en América (n. 11), y menciona los peligros a los que se expusieron los mexicanos al huir de la revolución anticlerical y masónica (1926-1929), al haber sido presa de los enemigos de Cristo (ibíd. 54).

La actitud de Bergoglio hacia los cristianos perseguidos es muy diferente: con el acuerdo secreto alcanzado con el régimen comunista de Pekín, ha entregado a los católicos chinos para que sean masacrados y permanece en silencio ante las violaciones de sus derechos humanos fundamentales.

En la visión distópica de Bergoglio –antihumana, anticristiana y anticrística– nuestras naciones son tierras reservadas para la conquista musulmana: ésta es la finalidad del ecumenismo conciliar. Según el Corán, donde resuena la llamada del muecín y se extiende la “alfombra de oración” es territorio islámico. La connivencia del clero bergogliano, que acoge imanes en nuestras iglesias y permite esa oración en los atrios de nuestras catedrales, constituye una traición a Cristo y a los fieles.

Una inmigración regulada, en la que haya una verdadera integración y en la que la Iglesia católica se comprometa a convertir a los paganos a la verdadera fe, es lo último que quiere Bergoglio: el objetivo de la invasión no es ayudar a los desposeídos y a los pobres, sino importar pobreza, caos social y guerra civil a nuestras ciudades. Y si el globalismo apoya a Bergoglio es porque es uno de sus emisarios, obediente a las órdenes que le dan.

Estamos asistiendo, en realidad, a una migración forzada que empobrece a las naciones de origen de tantos hombres y jóvenes que podrían fortalecer sus gobiernos y hacer prosperar sus naciones, pero que se transforman en criminales, esclavos y víctimas del vil tráfico de pervertidos o del mercado de extracción de órganos.

Cientos de miles de menores desaparecen cada año en el aire, con la complicidad de quienes pervierten la caridad cristiana falsificando culpablemente la “acogida” para obtener beneficios.

Valli: Sin hablar del problema de la baja tasa de natalidad en los países occidentales…

Arzobispo V: La disminución demográfica, que ha sido creada intencionalmente por políticas que desalientan la natalidad y penalizan a la familia natural, constituye el propósito principal de la acción de la élite globalista, para la cual propone como solución la sustitución étnica con masas de extranjeros.

En 2015 Bergoglio decía: “Hay quienes creen que para ser buenos católicos hay que ser como conejos”. Hoy sostiene que el declive demográfico de los países occidentales debe combatirse no con sabias políticas de protección de la familia natural y de condiciones de trabajo dignas, sino con la apertura de las fronteras y la institucionalización de ese mestizaje tan querido por el arzobispo emérito de Milán, el cardenal Scola, y teorizado por el francmasón eugenista neomaltusiano Kalergi desde mediados del siglo pasado.

Ya no niños católicos en tierras católicas, sino una creación intencional de niños mestizos sin historia, sin tradición, sin educación ni cultura, sin identidad, sin patria y sin fe, explotados para alimentar al Moloch globalista y a la tiranía del Foro Económico Mundial.

La distopía globalista de Bergoglio pretende borrar las identidades nacionales y étnicas, especialmente las que se basan en la civilización cristiana, y promueve en cambio todo lo que esté vinculado a creencias paganas e idólatras. La anulación de todas las diferencias y la homologación externa de las culturas deberían ser consideradas por la Iglesia católica como un desastre, mientras que la Iglesia bergogliana las promueve descuidadamente.

Valli: Hoy estamos descubriendo que todo el sistema mediático global ha sido financiado por USAID y otras agencias gubernamentales.

Monseñor V: Lo que ha estado surgiendo en Estados Unidos desde la investidura del presidente Trump es sólo la punta del iceberg de un vasto sistema subversivo que involucra a todos los estados occidentales.

No se trata de casos aislados de corrupción, sino de una ocupación planificada que la izquierda globalista considera indispensable para ganar poder y, una vez que se ha apropiado de ese poder, utilizarlo para la instauración de un régimen totalitario. Y lo paradójico y a la vez inédito es que el Estado Profundo llegue incluso a hacer pagar a sus víctimas –es decir, a todos nosotros– los costes de ese proyecto infernal, utilizando el dinero de los contribuyentes para confinarnos en nuestras casas, privarnos de nuestra libertad y exterminarnos con guerras, hambrunas, pandemias y vacunas.

De la misma manera, la Iglesia Profunda utiliza las ofrendas de los fieles para difundir herejías, normalizar el vicio y la perversión, islamizar las naciones cristianas, profanar nuestras iglesias y altares y perseguir las voces disidentes con suspensiones y excomuniones.

Valli: ¿Cómo puede la élite alcanzar los objetivos que se ha propuesto?

Monseñor V: A través de situaciones de crisis permanente que legitimen la autoridad para derogar las leyes ordinarias. Si queremos crear una situación de emergencia como pretexto para legitimar la cesión de soberanía a los lobbies privados, es necesario que quienes operan la máquina institucional y mediática tengan un interés directo en promover la crisis, aunque sepan perfectamente que se trata de un fraude.

Gobiernos, políticos, periodistas, jueces, médicos, profesores, fuerzas del orden, actores y cantantes, intelectuales e influencers, obispos, sacerdotes, e incluso aquel que dice ser “el papa”: todos ellos dependen para su sustento de su colaboración activa con el Estado Profundo. Son pagados como mercenarios, y como mercenarios no tienen otro amo que el dinero, el éxito y el poder; y también aquellos que les permiten tener ese dinero, ese poder.

En la cúspide de la pirámide globalista infernal que hace uso de estos mercenarios encontramos el delirio luciferino de quienes quieren hacer el mal, contra Dios y contra el hombre, buscando sustituir a Dios por Satanás y al hombre por el humanoide andrógino.

Esta red mundial de corrupción ha servido –y en parte sigue sirviendo, especialmente en Europa– para alterar la dinámica social de manera criminal y fraudulenta. No es posible simplemente identificar y reconocer esta interferencia indebida y sin precedentes: también es necesario erradicarla y castigarla, porque está en la raíz de una crisis inducida y planificada de la que de otro modo sería imposible escapar.

Y cuando digo “erradicados y castigados”, me refiero principalmente a los responsables, a los culpables de una traición que está en el origen de la decadencia moral, social y económica que se nos está imponiendo por la fuerza. Ya no es posible tolerar que Soros, Gates, Schwab, Obama, los Clinton, los Biden, Bergoglio y sus acólitos y otros conspiradores sigan enfureciéndose contra toda la humanidad, contra personas que en gran medida ignoran que son objeto de un experimento diabólico de ingeniería social destinado a su exterminio físico y moral. Si el presidente Trump pretende cortar la cabeza del Leviatán, como ya lo está haciendo, solo podemos estar contentos y finalmente respirar aliviados.

Valli: ¿Cómo cree que Donald Trump puede contribuir a la demolición del Estado profundo? ¿Cree que puede tener éxito?

Monseñor V: La administración Trump es muy consciente de dos cosas. En primer lugar, existe un poder supranacional subversivo que constituye una amenaza concreta a la soberanía de las naciones y a toda la humanidad. En segundo lugar, existe un grupo de personas y organismos que apoyan a ese poder porque obtienen ventajas de él en términos de poder y dinero.

Cortar los fondos a los cómplices del sistema criminal globalista y de su profundo poder significa privar a la élite del instrumento de control y propaganda. Ni siquiera Judas habría traicionado a Cristo sin recibir las 30 piezas de plata del Sanedrín: sin el pretium sanguinis, también se pierde el incentivo para cometer el crimen, y con él el chantaje a quienes se dice que lo han cometido.

Una excelente medida, por tanto, que ya está teniendo repercusiones significativas a nivel global, ha sido la interrupción de la financiación de la USAID, acompañada de las grotescas jeremiadas de quienes han sido diligentemente privados de ella (pienso en las del activista Padre James Martin, SJ).

Valli: Hablando de jeremiadas: las palabras de condena pronunciadas por el episcopado ultraprogresista estadounidense y todos sus partidarios son imposibles de contar.

Monseñor V: Las palabras de los cardenales y obispos norteamericanos contra el recorte de las donaciones a las llamadas agencias de bienestar de la Iglesia Católica están impregnadas de hipocresía y falsedad. Provienen de personajes que no han desperdiciado una sola palabra –ni siquiera una sílaba– contra las políticas de promoción del aborto, la ideología de género, la maternidad subrogada, la eutanasia y la homosexualidad de las anteriores administraciones en manos de los demócratas, mientras que despiertan de su vil letargo sólo cuando se pone un freno a la inmigración ilegal, por la que la Iglesia profunda recibe miles de millones del tesoro.

Valli: ¿Cómo juzga usted la dependencia económica de las conferencias episcopales, las diócesis, las órdenes religiosas, los organismos eclesiásticos y las ONG “católicas” de la financiación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)?

Mons. V: Bergoglio predica con sus palabras una “Iglesia pobre para los pobres”, sabiendo muy bien que la libertad a la que tiene derecho la Iglesia católica –y que está en la base de la necesidad de su independencia, incluida la independencia financiera de sus órganos– es completamente incompatible con su dependencia económica del Estado.

Una ONG es precisamente una organización no gubernamental: no puede ser independiente si depende de la financiación que le proporciona el gobierno. Es ciertamente bueno y apropiado que el Estado ayude y fomente la acción social de la Iglesia católica, pero es igualmente cierto que en un momento en que las entidades eclesiásticas –tanto centrales como periféricas– ya no se sostienen con las ofrendas de los fieles sino con el patrocinio de agencias gubernamentales y entidades privadas, la Iglesia se ve obligada a seguir las agendas dictadas por quienes le permiten existir y funcionar.

La dependencia económica de la institución se hace posible por la corrupción y el chantaje de sus dirigentes, pues si la Iglesia católica fuese gobernada por pastores buenos, incorruptibles y no chantajeables, éstos nunca aceptarían su esclavitud a los intereses de un poder abiertamente enemigo de Cristo, ni se dejarían comprar por sed de dinero o ambiciones profesionales. Por eso es indispensable que la institución que se ha de corromper sea gobernada a su vez por personas corruptas; y esto se aplica indistintamente al ámbito civil y eclesial.

Para confirmarlo, basta recordar el efecto paralizante que causó la amenaza de revocar mil millones de dólares de financiación a Ucrania –denunciada por el propio Joe Biden– para detener la investigación del fiscal general sobre su hijo Hunter.

Valli: Hablamos de una red institucional –manipulada por el Estado profundo angloamericano– que durante décadas ha pagado en secreto a miles y miles de organizaciones, asociaciones, periodistas, políticos y otras figuras públicas para que mientan descaradamente a miles de millones de personas, creando una narrativa distorsionada para inducir a la población a aceptar, bajo amenaza de catástrofes y emergencias inminentes, lo que nunca habría aceptado en condiciones normales.

Usted viene hablando del vínculo de intereses y complicidad entre el Estado profundo y la Iglesia profunda desde 2020, y hoy las noticias sobre la injerencia de USAID y otras agencias gubernamentales en la política de todo el mundo occidental confirman la veracidad de sus palabras. ¿Qué implicaciones podemos sacar de todo esto?

Monseñor V: La primera realidad innegable, por terrible y chocante que sea, es la complicidad de la Iglesia bergogliana con el sistema criminal organizado por la élite globalista: hay que tener en cuenta que la traición de los gobernantes hacia sus conciudadanos se refleja en la traición de los pastores hacia su rebaño. Esto coloca a toda la clase dirigente, que está subordinada a la élite globalista, en una condición de ilegitimidad –yo diría incluso de alta traición– a la que hay que hacer justicia.

Valli: El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) recibe más de 35 millones de dólares anuales sólo para su sede en Estados Unidos, procedentes de USAID y otras agencias federales.

Monseñor V: Si los recortes decididos por la administración Trump están provocando en realidad la interrupción total de la ayuda humanitaria de estas entidades pseudo-caritativas, esto también significa que los fieles no las aprueban ni en lo más mínimo ni les dan ningún apoyo financiero. Si esto es cierto, me parece que la línea ideológica impuesta a los ciudadanos por el Estado profundo y a los fieles por la Iglesia profunda ha demostrado ampliamente su naturaleza tiránica.

El actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo Zuppi, comprenderá pronto que esta obstinación de los obispos en apoyar a los sectores extremos del progresismo progresista –empezando por la Comunidad de Sant’Egidio– los ha distanciado totalmente de los católicos normales, despertando en ellos un comprensible disgusto.

Del mismo modo, el anuncio de Bergoglio en el Ángelus del domingo del programa de televisión italiano Che tempo che fa, donde un Fabio Fazio contratado acaba de celebrar al criminal Bill Gates presentándolo como un benefactor de la humanidad, deslegitima aún más al papado.

Valli: También hay cientos de millones de dólares repartidos entre las “iglesias evangélicas”, siempre con los mismos fines.

Monseñor V: Los prelados y las obispas bergoglianos, como la episcopal Marian Budde de la Catedral Nacional de Washington, están de acuerdo entre sí en dos puntos: la apostasía en materia de fe y la correspondiente ambición de dinero y poder. Su ecumenismo está motivado en última instancia sólo por el deseo de compartir el botín, y frente a esto todos los dogmas de fe pueden ser cambiados.

Nos hablan de pobreza incluso desde los púlpitos –retomando en clave pauperista el lema de Klaus Schwab “No tendrás nada y serás feliz”– y se hacen cómplices de quienes nos empobrecen con especulaciones y fraudes escandalosos, mientras se lucran descaradamente con la miseria y las crisis que ésta provoca. Así, mientras los fieles eran aterrorizados por la propaganda psicopandémica y se les decía que no podían ir a misa si no estaban vacunados, la Santa Sede recibía generosas donaciones de las grandes farmacéuticas para albergar sus conferencias en el Vaticano, y Bergoglio se improvisaba como vendedor de vacunas dañinas y mortales, producidas con fetos humanos abortados, todo ello con el plácet del ex Santo Oficio entonces dirigido por el jesuita Ladaria.

Fue “un acto de amor”, dijo Bergoglio, mientras Melinda Gates abría una cuenta en el Banco del Vaticano. Mientras tanto, Bergoglio ya hablaba de la “Madre Tierra” –casualmente, la Pachamama–, de los “pecados contra el medio ambiente” y de la urgencia de pasar a las energías renovables.

La prostitución moral de estos personajes no retrocede ante nada, si hay dinero en juego: en Estados Unidos hay más de 150 clínicas “católicas” que realizan cirugías de transición de género (mutilación genital) financiadas por el gobierno, y sólo Dios sabe cuánto dinero se llevaron los hospitales católicos durante la farsa de la psicopandemia como pago por matar a pacientes con terapias letales, o por inocular a las personas con un suero genético mortal o severamente incapacitante.

Además, por cada “vacuna” administrada había un bonus que alentaba y legitimaba cualquier aberración: y esto era así en todas partes, con un único guión bajo una única dirección.

Valli: No es necesario decir que estas actividades no tienen nada de católico, y el apostolado, la predicación, la instrucción religiosa, el cuidado de las almas y la celebración de los sacramentos no son la menor preocupación para estos mercaderes del templo.

Monseñor V: Los fondos destinados a la implementación de la Agenda 2030, a la difusión de la propaganda progresista o al reemplazo étnico son las nuevas 30 monedas de plata con las que el nuevo Sanedrín globalista paga a estos nuevos Judas para que entreguen, no al Señor, sino a sus fieles, a sus ministros, a su Cuerpo Místico. Y como Iscariote –a quien Bergoglio propone significativamente como modelo– ellos también son apóstoles, aunque renegados, pero siempre en una línea ideal de “sucesión apostólica” con el mercator pesimus.

Un hecho es, sin embargo, evidente: todos los puntos programáticos que los correos electrónicos del consejero de Hillary Clinton, John Podesta, esperaban como reformas de una “primavera de la Iglesia” son ahora llevados a cabo servilmente por la acción de Bergoglio y sus acólitos. Espero mucho que el nuevo director de la CIA quiera verificar la existencia de un plan del Estado profundo para la eliminación de Benedicto XVI con el fin de tener un emisario de la élite de Davos en el Trono de San Pedro.

Valli: Excelencia, ¿cómo podemos salir de este callejón sin salida de corrupción y conflictos de intereses?

Monseñor V: Es difícil, humanamente hablando, pensar en una salida pacífica o a corto plazo. Me parece claro que la sociedad occidental ha llegado hoy a ese nivel de decadencia que suele preludiar la decadencia de una civilización. Ya ha sucedido en el pasado, por ejemplo con Roma, cuyo imperio se disolvió debido a la corrupción y los vicios de sus dirigentes. Parece que el papel de Occidente está agotado, al menos de este Occidente apóstata y rebelde.

Pero la Iglesia católica no sigue la dinámica de un reino humano y tiene una misión divina – y una asistencia divina – que le permite afrontar incluso la passio Ecclesiæ ya iniciada.

Esta conciencia no debe llevarnos ni a considerar a la Iglesia como una sociedad meramente humana, ni a atribuir a la Iglesia, que es santa, los pecados con los que están manchados sus indignos ministros. El mal que vemos a nuestro alrededor debe ser denunciado y combatido, pero siempre con la convicción de que la Esposa del Cordero, por humillada que sea, por desfigurada que sea por sus verdugos, sigue siendo la única Arca de Salvación en este mundo.


Fuente - Texto tomado de LIFESITENEWS.COM: