sábado, 18 de enero de 2025

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 2, 1-11

 



1. Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, donde se hallaba la Madre de Jesús.

2. Fue también convidado a las bodas Jesús con sus discípulos.

3. Y como viniese a faltar el vino, dijo a Jesús su Madre:




"No tienen vino"


4. Respondióle Jesús:


"Mujer, ¿qué nos va a Mí y a Ti? Aún no es llegada mi hora"


5. Dijo entonces su Madre a los sirvientes:


"Haced lo que Él os dirá"


6. Estaban allí seis hidrias de piedra, destinadas para las purificaciones de los judíos; en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaras.

7. Díjoles Jesús:


"Llenad de agua aquellas hidrias. Y llenáronlas hasta arriba"


8. Díceles después Jesús:


"Sacad ahora en algún vaso, y llevadle al maestresala"


Hiciéronlo así.





9. Apenas probó el maestresala el agua convertida en vino, como él no sabía de dónde era, bien que lo sabían los sirvientes que la habían sacado, llamó al esposo.

10. Y le dijo:


"Todos sirven al principio el vino mejor; y cuando los convidados han bebido ya a satisfacción, sacan el más flojo: tú al contrario has reservado el buen vino para lo último"


11. Así en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de sus milagros, con que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron más en Él.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

APARICIONES DE LA VIRGEN MARÍA: ¿Cuántas veces se ha aparecido la Virgen María?

   



Un estudio afirma que unas 2.500 veces. De ellas, 28 tienen aprobación de los obispos locales y 16 han sido reconocidas por el Vaticano.


Jaime Septién / Aleteia - 16 de enero de 2016


En la edición del mes de diciembre de 2015, la revista National Geographic ha puesto en portada y como reportaje principal la devoción y la intercesión de la Virgen María como un fenómeno global, haciendo de la madre de Jesús:






La apuesta editorial de la revista, recientemente adquirida por la 21th Century Fox del magnate australiano nacionalizado estadounidense Rupert Murdoch, es importante, toda vez que en el cuerpo de la nota se señala que María es más nombrada en el Corán que en la Biblia y que para católicos y musulmanes, es la mujer más santa de la historia.

Hay que recordar que National Geographic se publica mensualmente en más de 30 idiomas y que cuenta con 7.5 millones de suscriptores en todo el planeta.


El cazador de milagros


Buena parte del reportaje, firmado por la periodista Maureen Orth, está basada en las investigaciones de Michael O’Neill, que presenta la historia, las estadísticas, las frecuencias y las apariciones marianas, tanto las de la fe popular como las aprobadas por los obispos locales y por el Vaticano.




La aparición más antigua de la que se tiene datos es la de la Virgen del Pilar a Santiago el Mayor, a las orillas del río Ebro, en Zaragoza, en el año 40 después de Cristo.

Las apariciones de la Virgen se han hecho mucho más frecuentes en las últimas décadas. Algunos estudiosos (cita O’Neil) estiman que a lo largo de la historia después de Jesucristo, han ocurrido unas 2.500 apariciones marianas, de las cuales tan solo en el siglo XX se dieron cerca de 500.

De acuerdo al Diccionario de Apariciones de la Virgen María, del sacerdote mariólogo René Laurentin, a lo largo de la historia, 308 de estas apariciones han sido a futuros santos o beatos. Generalmente estas apariciones no son reconocidas oficialmente por la Iglesia y solo se registra a siete papas (de los 266 que ha habido, desde San Pedro a Francisco) que han sido testigos de apariciones marianas.

Para Michael O’Neill, las apariciones más famosas de la Virgen María son las de:


















Adicionalmente, ha habido cuatro apariciones en Egipto:




Aprobadas por la Iglesia Ortodoxa Copta en los últimos 50 años.




Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

¿Qué nos dice el Silencio de Dios? Por favor lea esta antigua leyenda noruega y se sorprenderá

  



Cuenta una antigua leyenda noruega, sobre un hombre llamado Haakon, que siempre miraba una imagen de Cristo crucificado en una cruz que era muy antigua.

La gente acudía a orar con mucha fe. Muchos estaban pidiéndole a Cristo algún milagro.

Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor.




Impulsado por un sentimiento de generosidad, bondad y amor, se arrodilló ante la cruz y dijo:


"Señor, quiero padecer y morir por Ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero... en la Cruz"


Y se quedó con la mirada fija puesta en Él, como esperando una respuesta. El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron del cielo, susurrantes y amonestadoras:


"Mi fiel siervo, te concederé tu deseo, pero sólo con una condición”

"¿Cuál, Señor?  ¿Es una condición difícil?"

"¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!"


Respondió el viejo ermitaño.


"Escucha: suceda lo que suceda y veas lo que veas, tienes que guardar silencio siempre"


Haakon contestó:


"¡Os, lo prometo, Señor!"


Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. Y durante mucho tiempo mantuvo el acuerdo y nunca le habló a nadie.

Pero un día, llegó un hombre rico, y después de haber orado, dejó allí olvidada su cartera.

Haakon le vio y guardó silencio. Tampoco habló cuando un pobre, que vino dos horas después, tomó la cartera del rico y se la guardó. También guardó silencio cuando un hombre joven se arrodilló ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Entonces volvió a entrar el rico a buscar su cartera, al no encontrarla, pensó que el joven se la había llevado.

El rico se volvió al hombre joven y le gritó iracundo:


"¡Dame la cartera que me has robado!"


Él replicó:


"¡No he robado ninguna cartera!"

"¡No mientas, devuélvemela enseguida!"


El joven repitió:


“Le digo que no he tomado ninguna cartera de nadie”...


El rico empezó a golpearle furioso. Entonces una voz potente llenó el aire:


"¡Detente!"


El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba, Haakon que no pudo permanecer en silencio, gritó defendiendo al joven e increpó al rico por la falsa acusación. Éste se quedó asombrado y se marchó del lugar. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje.

Cuando la Cruz se quedó a solas, Cristo se acercó a su siervo y le dijo:


"Baja de la Cruz. No sirves para ocupar Mi puesto. No has podido guardar silencio"

"¡Señor!" -dijo Haakon-, "¿Cómo iba a permitir semejante injusticia?"


Jesús de nuevo ocupó su lugar en la Cruz y el ermitaño se quedó de pie debajo de la Cruz. El Señor, siguió hablando:




"Tú no sabías que al rico le convenía perder la cartera, pues llevaba en ella dinero para cometer un pecado sexual con una joven virgen. Mientras que el pobre, por su absoluta pobreza, tenía necesidad de ese dinero. En cuanto al joven, hubiera sido mejor que le hubiera dado la paliza el rico a causa del malentendido, en cuyo caso no se hubiera ido de viaje. Ahora, ves, hace unos minutos acaba de morir en un naufragio. Tú no sabías todas estas cosas PERO YO SÍ. Por eso callo"


Y el Señor nuevamente guardó silencio.

Muchas veces nos preguntamos:

¿Por qué razón Dios no nos contesta?

¿Por qué razón se queda callado Dios?

A muchos nos gustaría que Él nos respondiera según nuestra voluntad y deseos... pero, la forma de actuar de Dios es diferente. Él conoce el pasado, el presente, y el futuro.


"Cristo Jesús permanece hoy como ayer y por la eternidad" (Heb. 13,8)


Dios nos responde aún con el silencio... Debemos estar dispuestos a escucharle y esperar en Él.


"Pues sus proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos de ustedes, dice Yavhé. Así, como el cielo está muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan por encima de sus caminos y mis proyectos son muy superiores a los de ustedes" (Is. 55,8-9)

"Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes; les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza, palabra de Yavhé" (Jr. 29,11)


Un hombre debe comprender lo que significa el divino silencio y rendirse a los caminos del Señor y orar como el Salmista:


"Yo te amo, Señor, mi Fuerza, Señor, mi Roca, mi Fortaleza y mi Libertador, mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos" (Sal. 18,2-4)


Fuente - Texto tomado de jmanjackal.net: