sábado, 14 de diciembre de 2024

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 3, 10-18

  



10. Y preguntándole las gentes:

 
"¿Qué es lo que debemos, pues, hacer?"


11. Les respondía, diciendo:




"El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene que comer"


12. Vinieron así mismo publicanos a ser bautizados, y le dijeron:


"Maestro, ¿y nosotros qué debemos hacer para salvarnos?"


13. Respondióles:


"No exijáis más de lo que os está ordenado"


14. Preguntábanle también los soldados:


"¿Y nosotros qué haremos?"


A éstos dijo:




"No hagáis extorsiones a nadie, ni uséis de fraude; y contentaos con vuestras pagas"


15. Mas opinando el pueblo que quizá Juan era el Cristo, o Mesías, y prevaleciendo esta opinión en los corazones de todos.




16. Juan la rebatió, diciendo públicamente:


"Yo en verdad os bautizo con agua, a fin de excitaros a la penitencia; pero está para venir otro más poderoso que yo, al cual no soy yo digno de desatar la correa de sus zapatos: Él os bautizará con el Espíritu Santo, y con el fuego de la caridad.




17. Tomará en su mano el bieldo, y limpiará su era metiendo después el trigo en su granero y quemando la paja o broza en un fuego inextinguible"






18. Muchas otras cosas además de éstas anunciaba al pueblo en las exhortaciones que le hacía.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Tercer Domingo de Adviento - Diciembre 15 de 2024

   






Liturgia de las Horas:
Tercera Semana del Salterio

Color: Rosado


Lecturas de la liturgia


Primera Lectura
Sofonías 3:14-18


¡Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza clamores, Israel, alégrate y exulta de todo corazón, hija de Jerusalén! Ha retirado Yahveh las sentencias contra ti, ha alejado a tu enemigo. ¡Yahveh, Rey de Israel, está en medio de ti, no temerás ya ningún mal! Aquel día se dirá a Jerusalén: ¡No tengas miedo, Sión, no desmayen tus manos! Yahveh tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! Él exulta de gozo por ti, te renueva por su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta. Yo quitaré de tu lado la desgracia, el oprobio que pesa sobre ti.


Salmo Responsorial
Isaías 12:2-6


«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel»


He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, Él es mi salvación». Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación». Y diréis aquel día: «Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre. Cantad a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra. Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, qué grande es en medio de ti el Santo de Israel».


Segunda Lectura
Filipenses 4:4-7


Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.


Evangelio
San Lucas 3,10-18


La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?» Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada». Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:

Historia de los Pesebres en Navidad - Diciembre 15 de 2024

   



En el año 1223, la nieve cubría con su blanco manto la pequeña ciudad de Greccio, en el centro-sur de Italia. Las campanas repicaban festivamente, anunciando la noche de Navidad. Todos los habitantes, campesinos en su mayoría, se encontraban reunidos alrededor de San Francisco de Asís, quien intentaba explicarles el misterio del nacimiento del Niño Dios. Ellos escuchaban con respeto, pero... no daban muestras de haber comprendido realmente.

¿Qué hacer? San Francisco buscó algún modo más didáctico de explicar a los iletrados aldeanos la Historia de Navidad. Mandó traer una imagen del Niño Jesús, una cunita, pajas, un buey y un burro.

Los asistentes se miran entre sí, sorprendidos, pero salen a buscar todo rápidamente. En poco tiempo, el santo compuso la escena: En el centro, la cuna con las pajas; al fondo, los dos pacíficos animales. Faltaba apenas la imagen del Niño Dios. Con gran devoción, San Francisco la tomó en los brazos, para depositarla en la cuna.


¡Se da entonces el gran prodigio! Ante los ojos maravillados de todos, la imagen toma vida y el niño sonríe para San Francisco. Éste abraza tiernamente al Divino Infante y lo acuesta sobre las pajas de la cuna, mientras todos se arrodillan en una actitud de adoración.




El Niño Dios sonríe una vez más y bendice a aquellos campesinos allí postrados a sus pies.


Pocos instantes después, había sobre las pajas una simple imagen inanimada... pero en el alma de todos permaneció el recuerdo vivo del Niño Jesús. ¡Él les había sonreído!

A partir de entonces, el pueblo de Greccio armaba todos los años el "pesebre de San Francisco", con la cándida esperanza de que el milagro se renovase. No fueron engañadas sus esperanzas. Aunque la imagen no volvió a tomar vida, la Virgen María les hablaba especialmente al alma en esas ocasiones, con gracias sensibles. ¿Qué gracias? Las gracias propias a la Liturgia de Navidad.

¿Sólo para los aldeanos de Greccio? ¡No! En todos los pesebres del mundo está presente el Niño Jesús -Con María su Madre y San José- a la espera apenas de que nos acerquemos para, también nosotros, recibir una sonrisa y una bendición.

Es justamente por ese motivo que se esparció por todo el mundo católico la costumbre de armar pesebres por ocasión de Navidad.


Invitación


Como los habitantes de Greccio, arrodíllese piadosamente delante del Niño Jesús en el pesebre y, por intercesión de la Santísima Virgen María San José, al rezar la Novena de Aguinaldos, pida para Ud. y para todos sus seres queridos esta sonrisa que comunica felicidad, esa bendición que transmite paz.


Texto tomado del Libro:  Novena de Aguinaldos - Caballeros de la Virgen - Autor Fray Fernando de Jesús Larrea