jueves, 5 de diciembre de 2024

San Nicolás de Mira - San Nicolás de Bari - Obispo - Fiesta Diciembre 6

  



Su nombre significa "Protector y defensor de pueblos". Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables. Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre.

Como en alemán se llama "SAN NIKOLAUS", lo empezaron a llamar "SANTA CLAUS", y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron "PAPÁ NOEL").




De SAN NICOLÁS escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos:

Nació en Parara de Licia, Turquía (una antigua provincia del Asia Menor), de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres:


"Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto"


Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio.

En su juventud hizo una peregrinación a Egipto y Palestina. Tenía un tío que era obispo y éste lo consagró como sacerdote. Al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía), donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron:


"Elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo"


Y en ese momento sin saber ésto entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido Obispo. Por eso se le llama "SAN NICOLÁS DE MIRA". La especialidad de este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios.

El emperador Licinio decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos.




Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea.




También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.

Es patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir:


"Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos"


Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a SAN NICOLÁS, el cual bendijo al mar, que se calmó, y enseguida desapareció.

Posiblemente San Nicolás participó en el Concilio de Nicea en el año 325, donde se condenó la herejía arriana que ponía en duda la divinidad de Jesucristo y se instituyó el Credo Nicenciano, el cual es una fuente para el credo posterior que se reza en las misas dominicales. San Nicolás tomó medidas severas contra el paganismo y lo combatió incansablemente.

Su celo por la justicia es legendario. Cuando el gobernador Eustacio había sido sobornado para condenar a tres inocentes, Nicolás se presentó en el momento de la ejecución, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. Reprendió entonces a Eustacio, hasta que éste reconoció su crimen y se arrepintió. En esa ocasión habían presentes tres oficiales que más tarde, al verse ellos mismos en peligro de muerte le rezaron a San Nicolás. Esa misma noche el santo se apareció en sueños a Constantino y le ordenó que pusiese en libertad a los tres inocentes. Constantino interrogó a los tres y al darse cuenta por ellos de que habían invocado a San Nicolás, los envió libres al santo obispo con una carta en la que le rogaba que orase por la paz del mundo. Durante mucho tiempo ese fue el milagro mas famoso de San Nicolás, y prácticamente lo único que se sabía de él en la época de San Metodio quién murió en el 847.

Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira.

Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.




En Oriente lo llaman NICOLÁS DE MIRA, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en Occidente se le llama NICOLÁS DE BARI, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.


Devoción a San Nicolás


Después de su muerte el 6 de diciembre, de 345 ó 352, creció su devoción y aumentaron los reportes de sus milagros. Se convirtió en el patrón de los niños y marineros. En el siglo VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla en su honor. Su popularidad en esa ciudad (hoy día Estambul) se propagó por todo el Cristianismo.


De San Nicolás a "Santa Claus"

Tratándose de un santo muy popular no faltaron las maravillosas historias que se acumularon a través de los siglos.


Leyenda de los marineros




Durante una hambruna, el santo pidió que se organice una flota para llevar grano a un pueblo que sufría hambre. La flota sobrevivió una terrible tormenta gracias a la bendición del obispo. En otra ocasión, San Nicolás convenció a unos mercaderes para que entregasen todos los alimentos que tuviesen en su barca. Al llegar a su destino, éstos encontraron todos los alimentos en su lugar original.


Leyenda de las tres doncellas




Se cuenta que en la Diócesis de Mira un vecino de San Nicolás se encontraba en tal pobreza que se decidió a exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución, para sacar de ese vil mercado el sustento para él y para ellas... Sin dinero no podían pagar la dote de una, por lo que ninguna se podía casar. Para evitar aquel inhumano lenocinio, San Nicolás tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre. Con el dinero se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo para favorecer a las otras dos hermanas. En la segunda ocasión, tras ser tirada la bolsa sobre la pared del patio de la casa del pobre, ésta se enredó en la ropa que se tendía para secar... el padre se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.


Leyenda de los tres niños resucitados




Se narra también que San Nicolás resucitó a tres niños que habían sido asesinados y desechados en un barril de sal. Las antiguas leyendas de los niños y los regalos por la chimenea y las medias dieron lugar en Alemania, Suiza y los Países Bajos a la leyenda del "niño obispo" y sobre todo a la costumbre de que San Nicolás trae secretamente regalos para los niños el 6 de diciembre, día en que la Iglesia celebra su fiesta. Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo "papista" en un mago nórdico. Su nombre fue abreviado, no sólo a San Nic, sino también a Sint Klaes o Santa Claus. Lamentablemente el Santa Claus moderno ha sido paganizado. La mitra de obispo fue reemplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo. Se mudó de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve con venados. Hoy día, "Santa Claus" se utiliza para vender toda clase de cosas y casi nadie recuerda su verdadera historia. Es hora que los cristianos recuperemos nuestro santo y le enseñemos a nuestros niños que la Navidad es la celebración del Nacimiento de Dios hecho niño. Recordemos pues que San Nicolás fue un santo obispo que se preocupaba por los pobres, especialmente los niños y se hizo famoso por su caridad.




El 9 de mayo de 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira que había caído bajo la invasión musulmana. Se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Fue posiblemente en ese tiempo en que se propagó su devoción en Italia donde se le conoce como San Nicolás de Bari. Sus reliquias todavía se preservan en la Iglesia de San Nicola de Bari, Italia. En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios". El fenómeno no se interrumpió con la translación de los restos; según se dice, un aceite conocido como el Manna di S. Nicola, sigue brotando de su cuerpo.


Oración a San Nicolás de Bari




¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari! a quien Dios ha glorificado con innumerables milagros manifestando su voluntad de que acudamos a ti, en los momentos difíciles de nuestra vida, confiados en tu protección.

¡Oh portento de caridad! al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro; yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos.

¡Providentísimo San Nicolás! no me abandones.

Amén.





Rezar:
Un Padrenuestro
Un Avemaría
Un Gloria


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

Los 16 principales Nombres que se le dan a Jesús

 

JESÚS, HIJO DE DIOS


Todos los títulos que se le dan nos demuestran la riqueza escondida en Jesús, el Hijo de Dios. 


Por: P. Antonio Rivero, L. C. | Fuente: Jesucristo




Leyendo los Santos Evangelios nos sorprende la variedad de nombres que se le dan a Cristo, ya sea por parte de los evangelistas o porque el mismo Cristo se los aplica a sí mismo:


Camino, Verdad, Vida, Pastor, Rey, Luz, Pan, Maestro, Compañero de camino, Resurrección, Vida, Salvador, Mesías, Cordero de Dios, etc.


Ésto nos demuestra la riqueza inmensa que encierra el Corazón de Cristo. Acerquémonos, pues, al Evangelio para descubrir la hondura y profundidad de su Amor. A lo largo de los Evangelios podemos descubrir diversos títulos de Jesús. Todos nos demuestran que ha sido el Hombre más grande de la historia. Muchos hombres han sido admirados, pero no siempre amados. Jesucristo es el único hombre que ha sido amado más allá de su tumba. A los dos mil años de su muerte, legiones de hombres y mujeres, dejando su familia paterna y su familia futura, sus riquezas y su Patria, despojándose de todo, han vivido sólo para Él. Jesucristo ha sido amado con heroísmo.




Millares y millares de mártires dieron por Él su sangre. Millares y millares de santos centraron en Él su vida. Jesús ha sido también el hombre más combatido de la humanidad. ¿Qué tendrá este hombre que murió hace dos mil años y hoy molesta a tantos vivos? ¿Qué tendrá este hombre que sigue enterrando a sus mismos enemigos y Él sigue vivo? ¿Quién es Jesús?

Fray Luis de León ha escrito lo siguiente:


"Vienen a ser casi innumerables los nombres que la Escritura divina da a Cristo, porque le llama León y Cordero, y Puerta y Camino, y Pastor y Sacerdote, y Sacrificio y Esposo, y Vid y Pimpollo, y Rey de Dios y Cara suya, y Piedra y Lucero, y Oriente y Padre, y Príncipe de Paz y Salud, y Vida y Verdad, y así otros nombres sin cuento"


¿Quién es, pues, Cristo?


Aún resuena en nuestros oídos la pregunta que el mismo Cristo formuló hace dos mil años:




"¿Quién decís que soy Yo?" (Mateo 16, 16-17)


A esta pregunta respondió su mismo Padre celestial, respondió la gente que le vio y le escuchó y respondió el mismo Jesús.

Todos los títulos que se le dan nos demuestran la riqueza escondida en Jesús, el Hijo de Dios. Es la riqueza que Dios Padre quiso compartir con la humanidad. Cada uno de nosotros va haciendo a lo largo de la vida diversas experiencias de Jesucristo. Lo importante es estar abierto a este Pozo insondable y acercarnos cada día a sorber aunque sólo sea una gota de su agua saciativa y refrescante. Ojalá terminemos nuestra vida con el Nombre de Jesús en nuestros labios y en nuestro corazón. Con solo escuchar este Nombre el alma se pacifica, el corazón se enardece y se ensancha. ¿Cómo no predicarlo por todos los rincones del mundo? En Él está la salvación.


1. Jesús




San Mateo nos dice así, de parte del Ángel:


"Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21)


Son palabras del Ángel a José. Este Nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salvaDios salva; quiere decir, pues, Salud-dador.

Éste el Nombre que resume todos los demás que enunció Fray Luis de León. Es el nombre más suave. Así lo dirá San Bernardo:


"Nada más suave de cantar, nada más grato de oír, nada tan dulce de pensar, como Jesús, Hijo de Dios"


¡Jesús! No existe bajo el cielo otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de salvarnos (Act 4, 12).

Manuel de Iribarne cuenta la muerte trágica de Francisco Pizarro diciendo: Pizarro quedó solo en medio de sus enemigos, que arremetieron contra él sin compasión. Atacado por todas partes, el viejo soldado se mantuvo en pie defendiéndose durante algún tiempo, hasta que su nervudo brazo se rindió a la fatiga, incapaz de sostener la espada. Martín Bilbao le asestó entonces una furiosa cuchillada en el cuello, que dio con él de bruces sobre las losas. Un surtidor de sangre caliente brotó de su garganta. Al caer, el conquistador del Perú pidió confesión a voces. Dícese que antes de lanzar su postrer aliento, como español y como cristiano, trazó una cruz con su propia sangre en el suelo -única firma que usó en vida- y luego la besó devotamente. Un tenue y suspirado ¡Jesús! Se escapó de sus labios. Un nombre, pues, que trae consuelo y confianza incluso en el mismo trance de la muerte trágica.


2. Jesús: Cordero de Dios




Así lo nombró Juan Bautista a orillas del Jordán (cf Jn 1, 29). ¿Qué quiso significar Juan? Tal vez estaba indicándolo como el verdadero Cordero Pascual (cf Ex 12,6), o tenía en mente el cordero del sacrificio cotidiano en el templo (cf Ex 29,38); o tal vez al Siervo de Yahvéh, de Isaías, llevado al matadero como corderito mudo (cf Is 53, 6,7); podía también querer resaltar su cualidad de inocencia o su disposición al sufrimiento.

Es Cordero que quita el pecado del mundo, no sólo que lo lleva. Y San Juan dice que quita y no que quitará, para indicar y significar la virtud natural de Cristo de quitar los pecados.


3. Jesús: Profeta




"Este es el profeta Jesús, de Nazaret en Galilea" (Mt 21, 9-11)


Jesús fue el Profeta esperado. ¿Qué es una profecía? Es un conocimiento impreso en la mente del profeta mediante una revelación divina; es una señal de la divina presciencia.

¿Qué clase de profeta: taumaturgo (que obra milagros), reformador, mesiánico?

Jesús no rechaza el intento popular de colocar su obra y su personalidad dentro del marco de profetismo, pero la supera porque no sólo anuncia la venida del Reino, sino que la realiza en Él mismo. Es profeta, también, porque es rechazado y perseguido; así supera la imagen del profeta mesiánico nacionalista, apocalíptico y espectacular.

Como Profeta Jesús tuvo conocimiento del corazón del hombre. Conocía lo que había en el corazón de Natanael (cf Jn 1, 43). Conocía los pecados de la samaritana (cf Jn 4, 17-18). Conocía las murmuraciones internas de los escribas cuando sana al paralítico (cf Lc 9, 46). Conocía los juicios del fariseo cuando la pecadora lava sus pies con lágrimas (cf Lc 7, 36-50). Conocía la traición de Judas (cf Jn 13, 27). ¡Él conocía lo que hay en el corazón del hombre!

Pero Jesús fue más que un Profeta. Y con sus profecías demostró que era enviado de Dios y además demostró que era Dios. Todo cuanto Él decía lo sabía como Dios y también como Hombre.


4. Jesús: Mesías




Elegido y ungido por Dios y enviado con una misión. Jesús no sólo no usa el término de Mesías, sino que positivamente tiene una actitud de ocultamiento y reserva en este sentido. Impone silencio a los demonios para que no lo descubran como Mesías (Cf Mc 1, 33; 3, 12; Lc 4, 41).

Pero ocurre también que a Jesús le preguntan si es Él el Mesías y responde diciendo: Sí, pero...; sí, pero no del modo como vosotros pensáis.. Su mesianismo va a escandalizar, va a defraudar a muchos, va a ser signo de contradicción, una piedra de escándalo para los judíos.

Cristo había sido reacio a confesar públicamente su identidad mesiánica. Tenía el peligro de que le entendieran en sentido político-nacional, cuando su misión era otra muy distinta. Y cuando lo confesó públicamente en la Pasión, ante el sumo sacerdote, fue tratado de blasfemo.


5. Jesús: Hijo de David




Jesús no se lo aplica nunca espontáneamente, aunque tampoco lo niega cuando se lo atribuyen (Mt 21, 9-15). La muchedumbre lo considera como hijo de David (Mt 12, 23-27; Mc 10, 47-48; Lc 18, 38-39); pero Jesús no reivindica dicho título, como si tuviese miedo a la exaltación política que ello traería consigo. Era en tiempos de Jesús uno de los títulos de más acusado trasfondo político.


6. Jesús: el Hijo del hombre




Tiene estos sentidos:

Primero: Hijo del hombre en clara referencia al texto de Daniel (7, 9-14). Con ellos viene a indicar que su mesianismo es divino. En efecto, el hijo del hombre es preexistente, proviene del cielo y aparece junto al anciano sobre la nube, lugar de las manifestaciones de Dios.

Segundo: Jesús, al usar el título de hijo del hombre, lo hace en conexión con la función del siervo de Yavé, en cuanto que su mesianismo de origen divino y trascendente se realiza con la misión de redimir a la humanidad (Mateo 20, 28), perdonar los pecados, juzgar, consolar a los pecadores. Jesucristo emplea este título 82 veces.

Tercero: Hijo del hombre por ser verdadero hombre. Es el hijo de hombre más extraordinario de todos. Hijo de hombre porque sufrirá todo tipo de humillaciones, porque no tendrá donde reclinar la cabeza. Une la función del Hijo del Hombre con la del siervo de Yavé humillado, servidor y sufrido.


7. Jesús: Maestro




Es curioso ver que de un total de 58 veces en que aparece la palabra maestro en el Nuevo Testamento, 48 se encuentran en los evangelios, y 41 referido a Jesús. En muchas ocasiones se dice en el evangelio que Jesús enseña a los discípulos y a la gente. La actividad pública de Jesús se caracteriza por su enseñanza, por lo que parece justificado hablar respecta a Él designándolo como Maestro.

Jesús enseña en los lugares públicos de carácter religioso, dirigiéndose a la gente que allí se reúne: en la sinagoga los días de sábado y en el área del templo. Ocasionalmente los evangelios mencionan la actividad de enseñanza al aire libre, o en las plazas de la aldea.

La instrucción de Jesús se dirige a la gente sin distinción alguna o a los discípulos por separado. La forma de enseñanza de Jesús corresponde a la de la tradición bíblica, sapiencial y de las escuelas judías: sentencias proverbiales, semejanzas, parábolas, etc.


8. Jesús: Señor




Superior a todos, de condición divina. El título Señor se refiere más directamente a las relaciones de Cristo con nosotros. La función magisterial de Jesús, según el primer evangelista, tiende a coincidir con la de Señor de los discípulos, hasta el punto de que ninguno de ellos puede arrogarse el título de maestro.

En concomitancia con esta acentuación del papel autorizado de Jesús en el evangelio de Mateo, los discípulos se dirigen a Jesús dándole el título de Señor, mientras que son los demás, los de fuera, los que llaman a Jesús Maestro. También el evangelio de Lucas revela esta tendencia a reservar el uso del título Maestro para los que son extraños al grupo de los discípulos, mientras que estos últimos llaman a Jesús: Señor.


9. Jesús: Hijo de Dios




Jesús al presentar al Padre, indirectamente se está revelando a sí mismo como el Hijo en un sentido único y trascendente. No es que busque su gloria al revelarse como el Hijo; es que al revelar la gloria del Padre, inevitablemente revela la suya propia.

Es en el evangelio de San Juan donde Jesús se presenta como el Hijo en un sentido único y trascendente. La relación única entre ambos la presenta mediante un conocimiento mutuo único (Jn 1, 18: 10, 15; 17, 25), un amor recíproco también exclusivo (Jn 5, 20; 14, 31; 17, 24.26), mediante la unidad de ambos en la acción (Jn 5, 17.19.20.30), que hace que los dos sean una misma cosa (Jn 14, 10; 17, 21-22). De este modo, quien honra al Padre honra al Hijo (Jn 5, 22-27), y quien ve al Hijo ve igualmente al Padre.

Este es el secreto de la vida íntima de Jesús: su filiación divina. Hay en Él, junto a su condición divina, una atracción continua del Padre, un deseo de estar a solas con Él; deseo que a veces sólo puede cumplir quedándose toda la noche de oración tras una jornada agotadora de actividad.




Parece como si la esencia misma de la personalidad de Jesús fuese su relación con el Padre. Era algo obsesivo en Él. Incluso le llamaba Abbá, papá, expresando así la conciencia de su filiación divina. Jesús nos ha introducido por adopción en la relación única filial que Él mantiene con el Padre. Ser cristiano es ser hijo en el Hijo.


10. Jesús: Mesías, el Hijo de Dios vivo




Jesús no se autodesigna nunca como el mesías. Son los otros, los discípulos o la gente quienes lo llaman mesias, christós, o con fórmulas equivalentes como hijo de David.

No sólo Jesús no se presenta nunca como mesías, sino que se muestra reticente y en algunos casos contrario frente a semejante reconocimiento por parte de los demás. Incluso cuando Pedro le confesó como Mesías, les impuso a todos los apóstoles severamente que no hablasen de él a nadie (cf. Mc 8, 30).

Se trata del famoso secreto mesiánico. ¿Por qué? Porque había tendencia de entender el término mesías desde el punto de vista demasiado político y social. Y Jesús quería evitar a toda costa ese significado. No es un mesías político ni social, sino un mesías espiritual, un ungido de Dios, que nos salvó del pecado a través de su pasión y muerte en la cruz.




No vino a instaurar un mesianismo nacionalista judío. Incluso la fuerte acentuación religiosa de su proyecto, que incluye una nueva imagen de Dios-Padre que acoge a los pobres, a los pequeños y desamparados, a los pecadores y a los extranjeros, choca abiertamente con la visión de un mesianismo político.

Además, la propuesta de una síntesis ética que se caracteriza por el amor gratuito y universal que abraza incluso a los enemigos no se presta a la realización de un programa mesiánico de tipo revolucionario y socializante. De hecho, Jesús con sus opciones y sus tomas de posición defraudó las esperanzas mesiánico-nacionalistas.


11. Jesús: Salvador




Jesucristo vino a salvar al hombre, no tanto a las circunstancias molestas. Por eso, aún con la venida de Cristo Salvador, perdura el mal en el mundo, sobre todo el mal físico (cf. Mt 19, 12-13; Mc 1, 14-15). Vino a salvar a todo el hombre: sea en el alma, sea el cuerpo. Y vino a salvar a todos los hombres (cf. Mt 28, 19-20). Esa salvación supuso un cambio interior del hombre. La salvación de Cristo nos hace hombres nuevos.

¿Cómo nos salvó? Encarnándose, muriendo por nosotros, satisfaciendo y reparando nuestro pecado. Nosotros recibimos la salvación reconociéndonos pecadores, abriéndonos a esa salvación en los sacramentos. Estamos llamados a ser co-salvadores con Cristo, mediante nuestro sacrificio, nuestro apostolado directo.


12. Jesús: Siervo de Yahvé




Este calificativo hace referencia al hecho de que está íntimamente unido a Dios y que sufrirá por nosotros.


13. Jesús: Sumo Sacerdote




Sumo Sacerdote, pues es el puente más directo para unirnos a Dios.


14. Jesús: Mediador




Ya que es el intermediario ante Dios de nuestras necesidades.


15. Jesús: Juez




Porque nos juzgará en el último día.


16. Jesús: Santo de Dios




Se le denomina Santo de Dios dado que es Hijo de Dios.


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET: