viernes, 6 de septiembre de 2024

Beato Miguel Sopocko: perseguido por nazis y rusos - (director espiritual de Santa Faustina Kowalska)

 

El P. Miguel Sopocko, director espiritual
de Sor Faustina Kowalska


Se encargó de la imagen de la Divina Misericordia, instituir su fiesta y fundar una congregación.


Fernando de Navascués / ReL / 27 de agosto de 2021


Nadie niega el valor que tienen los soldados durante el combate y los valores por los que ponen en juego su vida. Y entre ellos destacan unos personajes capaces de ir a los frentes más sangrientos sin un arma con la que defenderse: los capellanes castrenses. Algunos de ellos al final de sus vidas la Iglesia los ha reconocido como santos o están en proceso de canonización. Es el caso del Papa San Juan XXIII y el P. Fernando Huidobro Polanco, S.J. Y entre ellos destaca uno con luz propia y que el Señor fue preparando para una vida realmente dura y exigente, el beato lituano Miguel Sopocko: capellán castrense, párroco en la Lituania ocupada por nazis y soviéticos, perseguido por la Gestapo y, además, director espiritual de santa Faustina Kowalska, de la que recibió tres encargos de parte de la Divina Misericordia: pintar su imagen, establecer su fiesta el primer domingo después de Pascua y fundar una nueva Congregación.


La I Guerra Mundial, una preparación para el futuro


Miguel Sopocko, capellán castrense, el segundo por la derecha


Su trepidante historia como capellán castrense comienza en 1918. Entonces se encontraba en Varsovia y tras una enfermedad que le impidió iniciar unos estudios decidió incorporarse como voluntario al servicio pastoral militar. El arzobispo castrense le nombró capellán militar y lo destinó al hospital de campaña de Varsovia. Después de un mes de servicio, pidió el traslado al frente, donde se desvivía por los heridos que carecían de servicio hospitalario y se encontraban en unas condiciones muy precarias. En el ejército llegó a ser presidente de la “Ayuda Militar Fraternal”, capellán de oficiales, de la residencia militar e, incluso, de la escuela para huérfanos de las familias militares.


Director espiritual de Sor Faustina




Acabada la guerra, el arzobispo de Vilna, le encargó la pastoral con adolescentes y la asistencia pastoral del Ejército, teniendo una “feligresía” de más de 10.000 soldados.

El encuentro con sor Faustina Kowalska tuvo lugar años más tarde, en el período de entreguerras, en 1933, cuando fue confesor de las monjas de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en el convento de Vilna. Ese encuentro fue fundamental para ambos: Sor Faustina encontró en este sacerdote un confesor ilustrado y un director para su alma, con lo que empezó a presentarle, cada vez más a menudo, sus vivencias relacionadas con las revelaciones sobre la Divina Misericordia.

En cierta ocasión, el P. Sopocko explicó que:


“Ya desde el principio me dijo que me conocía desde una visión que había tenido, según la cual yo debía ser su director espiritual y debía llevar a cabo ciertos planes de Dios, los cuales serían transmitidos a través suyo”.


Tres encargos de la Providencia


A causa de la falta de tiempo que tenía, Sopocko recomendó a sor Faustina que anote sus experiencias interiores en un cuaderno. Luego él, en los ratos libres, leería sus escritos, así nació el Diario espiritual de sor Faustina Kowalska. La Divina Misericordia, a través de él la religiosa polaca, le transmitió tres grandes peticiones que habría de llevar a cabo a lo largo de su vida: encargar un cuadro con la imagen de la Divina Misericordia; establecer su fiesta el primer domingo después del Domingo de Pascua; y fundar una nueva Congregación.




Imagen de la Divina Misericordia
que mandó pintar Miguel Sopocko


Las revelaciones fueron recibidas por Sor Faustina, pero la ingente tarea que se le encomendó a él fue la de ahondar en la Teología para descubrir argumentos que justificaran la existencia de esta “cualidad” de la misericordia en Dios. Lo mismo, por tanto, para instituir la fiesta de la Divina Misericordia, según las indicaciones reveladas en las visiones. Esta labor de profundidad teológica fue difundida por él en revistas especializadas y en todo momento y ocasión que le fue concedido. Sor Faustina murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, pero él continuó la obra.

La II Guerra Mundial estalló en septiembre de 1939. Sopocko entendió que era el momento decisivo para difundir el contenido de las revelaciones de sor Faustina. No hubo oportunidad que rechazase para poder predicar la Misericordia de Dios en medio de una guerra que cada día apuntaba mayor crueldad.

Lituania fue ocupada una vez más por el ejército rojo en junio de 1940 e incorporada a la Unión Soviética como su decimoquinta república. Sopocko, teniendo miedo a que se perdiera todo el trabajo desarrollado hasta ese momento hizo copia de todo su tratado y envió ejemplares fuera de Lituania con personas que tenían la posibilidad de salir del país. De esta manera, su obra llegó a muchos países y, sobre todo, a las manos de numerosos obispos de Europa y del mundo entero.


Más tiempos de persecución




Con el tiempo nacerían nuevos enemigos de la Divina Misericordia: Lituania fue ocupada por los alemanes y la Gestapo perseguía ahora al padre Miguel Sopocko por difundir el culto y la devoción de la Misericordia Divina, aunque logró escapar de Vilna tras ser avisado por una funcionaria de la oficina de registro.

La población judía era especialmente perseguida en Lituania por los nazis. Unos 100.000 murieron en sus manos. Sopocko no dejó de atenderlos económica y espiritual, algunos incluso llegaron a convertirse sinceramente. Esa manera de actuar traía graves consecuencias, hasta poner en peligro su propia vida. De hecho, la Gestapo encontró huellas de estas actividades y le detuvieron durante varios días.

También en este año de 1941 fundó la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso, a las que dedicaría su vida por la petición de la Divina Misericordia. Con todo, no pararon los nazis en perseguir a la Iglesia. Detuvieron a los sacerdotes del seminario, y al padre Sopocko se le volvió a montar una nueva emboscada, de la que nuevamente avisado por una conocida pudo esquivar y huir.

Disfrazado, abandonó Vilna y fue acogido en un convento de las hermanas ursulinas situado en Czarny Bor, las cuales le facilitaron una casa donde esconderse, y a las cuales atendía y confesaba periódicamente.

La guerra continuaba, pero él no se resignaba a vivir escondido. Por eso, a través de personas de confianza, consiguió un documento de identidad falso, con el nombre de Waclaw Rodziewicz pasando como carpintero y ebanista, y haciendo unas herramientas simples y objetos para la gente local, mientras se acercaba a todos los que podía, celebraba misa, atendía espiritualmente…

Tras un largo período de clandestinidad, en otoño de 1944, a pesar de las difíciles condiciones de vida, el arzobispo Jalbrzykowski ordenó el comienzo de las clases en el seminario conciliar. El padre Sopocko volvió a Vilna y empezó con los deberes asignados, entre otros conseguir alimentos para los seminaristas.


Siberia o Polonia




Recuperada Lituania para la Unión Soviética, las autoridades comunistas fueron limitando el trabajo pastoral de los sacerdotes, aunque Sopocko organizaba reuniones con jóvenes y adolescentes a escondidas. En cierta ocasión, los comunistas supieron de uno de estos encuentros y fue llamado a presentarse en comisaría. Se le advirtió que de seguir así sería deportado a Siberia, por lo que su obispo le mandó salir de Lituania y trasladarse a Polonia.

Allí pudo dedicarse a la fundación de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso, y continuar con la difusión de la Divina Misericordia a pesar de la resistencia que ahora le ponían las autoridades eclesiásticas. Obviamente fue uno de los grandes impulsores de la beatificación de sor Faustina, cuyo proceso se inició siendo arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla en 1965. El P. Miguel Sopocko murió en Cracovia, el 15 de febrero de 1975, y fue beatificado el 28 de septiembre de 2008.


El Padre Miguel Sopocko y Sor Faustina


Sor Faustina Kowalska


Uno de los grandes conocedores de la vida del Padre Miguel Sopocko y Sor Faustina, es el sacerdote Henryk Ciereszko. En un artículo biográfico se pregunta “¿en qué ayudó el Padre Miguel Sopocko a Sor Faustina?” La realidad es que su presencia fue fundamental: “Como sacerdote, y confesor que le había sido asignado, la función que desempeñaba era una función instructiva; él se hacía responsable de la penitente bajo su cargo, así como de la labor de la Misericordia de Dios que le había sido revelada”. De hecho, Jesús mismo había mandado a Sor Faustina que escuchara a su confesor (Diario 331, 979, 1308, 1644). A sor Faustina “la obediencia la protegía y preservaba del peligro de ir contra la voluntad de Dios y la ayudó a caminar por las sendas del crecimiento espiritual”. Y de hecho el mismo P. Miguel Sopocko no debía animarla mucho para que fuera ser fiel a Dios, ni siquiera tenía que empujarla para que buscara su crecimiento de su vida espiritual: “Ella misma ya lo deseaba ardorosamente, con todo su corazón. El Padre, como confesor, le transmitió su conocimiento, pero ella estaba tan preocupada y solícita por el amor de Dios, que de modo natural fue pasando y avanzando por los grados de la perfección, e incluso quizás aventajó con su propia vida la doctrina que le había sido transmitida”. Con todo, su papel fue el de ser “quien la condujo por los caminos de la santidad, como la misma Sor Faustina escribió en su Diario (269-270, 331, 444, 144, 145, 937)”.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

Santa Regina - Virgen y Mártir - Fiesta Septiembre 7

   



Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al darla a luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe.

Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.




Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos.




Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima.




En el momento de la ejecución (decapitación), apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.

La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Novena a Nuestra Señora de los Dolores - Día Primero - Septiembre 7 de 2024

   



Oración
Señor Mío Jesucristo


Señor mío, Jesucristo, 
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío, 
por ser Vos quién sois
y porque os amo
sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón
haberos ofendido; 
propongo firmemente
nunca más pecar, 
apartarme de todas
las ocasiones de ofenderos, 
confesarme y,
cumplir la penitencia
que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor,
mi vida, obras y trabajos, 
en satisfacción de todos
mis pecados, y, así como lo suplico,
así confío en vuestra
bondad y misericordia infinita, 
que los perdonareis,
por los méritos de vuestra
preciosísima sangre,
pasión y muerte,
y me daréis la gracia
para enmendarme,
y perseverar en vuestro
santo amor y servicio, 
hasta el fin de mi vida.
Amén


Oración Inicial


Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas. 


Rezar la oración
del día correspondiente:


Día Primero


Oh Virgen Dolorosa, siendo tú árbol florido y fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado y soy impaciente de toda molestia y adversidad. Te ruego me concedas espíritu de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a ti y a tu amado Hijo, crucificado por mí.


Terminar con la
oración final
para todos los días


Oración Final
para todos los días


Acuérdate, Virgen Madre de Dios,
cuando estés en la presencia del Señor,
de hablar en favor nuestro y que aparte
su indignación de nosotros.

Oh Santísima Madre,
hazme esta gracia:
fija en mi corazón
con eficacia las llagas
de Jesús crucificado.

Haz que de Cristo
en mí lleve la muerte,
que participe su pasión y suerte
y medite en sus llagas apenado.

Para que no arda
en los eternos fuegos,
defiéndeme tú, oh Virgen,
con tus ruegos, en el día del juicio.

Y tú, oh Cristo,
al salir yo de esta vida,
por tu Madre querida,
haz que llegue a la palma de victoria.

Cuando mi cuerpo muera,
haz que mi alma adquiera
del paraíso la gloria.


Rezar tres Avemarías


Ruega por nosotros,
Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente
junto a la cruz de Jesucristo.

Nuestra Señora de la Buena Muerte,
ruega por nosotros.


Oremos:


Te rogamos, Señor Nuestro Jesucristo,
que interceda ante tu clemencia
la bienaventurada Virgen María
Tu Madre, cuya alma atravesó
la espada de dolor
en la hora de tu Pasión.
Lo pedimos por Ti,
oh Jesucristo, Salvador del mundo,
que vives y reinas con el Padre
y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén

San José,
ruega por nosotros


Siete gracias concedidas
por la Santísima Virgen María




La Santísima Virgen María manifestó a Santa Brígida, que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen, considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:


  1. Pondré paz en sus familias.
  2. Serán iluminados en los Divinos Misterios.
  3. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
  4. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
  5. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
  6. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
  7. He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores, sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=491

Petición Urgente de Jesús y la Virgen de Fátima - Cinco Primeros Sábados de Reparación a su Inmaculado Corazón

  



Apariciones Posteriores y Mensajes de Nuestra Señora a Sor Lucía


Según el relato de Sor Lucía - Recopilado por SCTJM


"Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón"




Durante su vida religiosa, recibe apariciones en las cuales la Virgen Santísima le revela:


- La petición de los Cinco Primeros Sábados de Reparación

- La visión de la Trinidad con la petición de la consagración de Rusia


Cinco primeros sábados de reparación


Trasfondo histórico


Los Sábados son tradicionalmente dedicados a la Virgen. Desde muy antiguo la Santa Iglesia, ha considerado el sábado un día dedicado a intensificar la devoción Cristiana a la Santísima Virgen, Madre de Dios y nuestra amantísima Madre. Mucha gente consagraba el primer sábado del mes a la Virgen por esta intención y para reparar por las blasfemias y ultrajes en contra de ella por parte de los pecadores y de los falsos maestros.

El Papa San Pío X el 12 de Julio de 1905 emitió un decreto en el que alababa esta práctica y ofrecía indulgencias por ella. Ese mismo año en el mes de Noviembre el Santo Padre nuevamente bendijo e indulgenció la práctica tradicional de los Hijos del Corazón de María y la Archicofradía del Inmaculado Corazón de María, para dedicar los primeros sábados de cada mes a esta devoción con el propósito de hacer reparación al Inmaculado Corazón de María.


La Virgen pide los Cinco Primeros Sábados de Reparación


La Virgen le dijo que:


"Con el fin de prevenir la guerra, vendré para pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes"


La promesa hecha por Nuestra Señora a Lucía en Julio 13 de 1917 de que habría una manifestación futura concerniente a la práctica de los Cinco Primeros Sábados fue cumplida el 10 de diciembre de 1925.




Lucía era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra (España) cuando tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Santísima Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El niño le dijo:


"Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas"


Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía:


"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos, meditando en los misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"


Los elementos principales de los 5 primeros sábados de reparación son:




1-Confesión. Es esencial en el camino del arrepentimiento y la conversión.




2-Eucaristía: Recibir la Santa Comunión. El primer fruto de esta devoción es el culto a la Santa Eucaristía en sus tres aspectos: sacrificio, comunión y adoración. Acompañar al Santísimo Sacramento por quince minutos.






3-Rezo del Rosario con dos aspectos: oración y meditación. Se rezan cinco misterios con la meditacion de los misterios.

La oración vocal del Rosario tiene siempre en su base un acto de meditación interior en los misterios de la vida, sufrimiento y gloria de nuestro Señor y de la Santísima Virgen. La jaculatoria que la Virgen pide que recemos después de cada misterio:


"Oh mi Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Conduce todas las almas al cielo especialmente las que más necesitan de tu misericordia"


Estas almas son las de los pecadores por quienes rezamos por su conversión y salvación eterna. Estos pecadores pueden ser los que están más obstinados en su pecado sin arrepentirse, aquellos que están, sin saberlo, al borde de la muerte y están en pecado mortal. Finalmente, aquellos que por circunstancia de lugar, están lejos de la posibilidad de conseguir un sacerdote y recibir los sacramentos incluso en sus últimos momentos. Por estas pobres almas, las que están en más necesidad de la misericordia de Dios, deben ser derramadas las eficaces oraciones de las almas cristianas, intercediendo por ellos, haciendo reparación, uniéndose en meditación con el corazón de María, Madre y Refugio de los pecadores.


Promesa de Salvación


Aquellos que practiquen esta devoción de los cinco primeros sábados, Nuestra Señora prometió:


"Yo os asistiré a la hora de vuestra muerte con las gracias necesarias de salvación"


Hay muchos testimonios de almas que son especialmente devotas del Corazón de María, que reciben un conocimiento del cielo que la hora de su partida está cerca. No es precisamente un anuncio de la muerte, pero sí una nueva y gentil preocupación por recibir con más dignidad los sacramentos, con una intención mas pura en todas sus acciones, y se intensifica la caridad y la dedicación al apostolado. El Corazón de María va perfeccionando las almas de sus hijos hasta llegar a su encuentro decisivo con su Divino Salvador.


Espíritu de Reparación


Todos estos actos de la devoción, deben hacerse con la intención de reparar las ofensas cometidas en contra del Inmaculado Corazón de María. Aquellos que la ofenden cometen una ofensa doble: ofenden a su Divino Hijo, y ponen en peligro su salvación. Esta reparación hace énfasis en nuestra responsabilidad hacia los pecadores que no oran y no hacen reparación por sus pecados.

Esta devoción nos presenta una responsabilidad social y nos recuerda de que para ir a Dios debemos amar a nuestros semejantes y tratar de salvar sus almas. También nos enseña una forma excelente de hacerlo, a través del espíritu de reparación al Inmaculado Corazón de María. Hay quienes se preocupan de que se les puede olvidar en cada uno de los cinco sábados ofrecer por la intención de reparación. Pero esto se puede evitar haciendo la resolución de ofrecer esta reparación desde el primer sábado que se empieza...


"Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, y no te aman" (el ángel a los pastorcitos de Fátima)


¿Por qué 5 Sábados?


Después de haber estado Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los 5 sábados de reparación:




"Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:


1- Blasfemias contra su Inmaculada Concepción.

2- Contra su virginidad.

3- Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.

4- Contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.

5- Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.

"He aquí hija mía, por qué ante este Inmaculado Corazón ultrajado, se movió mi misericordia a pedir esta pequeña reparación, y, en atención a Ella, a conceder el perdón a las almas que tuvieran la desgracia de ofender a mi Madre. En cuanto a ti procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia para con esas almas".


También es importante establecer un tiempo fijo para la devoción, en este caso los primeros cinco sábados de mes. Esto nos ayudará a establecer un hábito. La misma Iglesia lleva nuestra vida espiritual por ciclos litúrgicos: Cuaresma, Adviento...


Importancia de esta devoción


En febrero de 1926 se le apareció el Niño Jesús preguntándole si había difundido la devoción a su Santísima Madre. Lucía le contó las dificultades que tenía en llevar a cabo esta misión. Jesús le respondió que con su gracia bastaba.




En Fátima, la Virgen misma desea recomendar esta devoción, especificando "cinco primeros sábados consecutivos" enriqueciendo esta práctica con la promesa de salvación. En la última instancia, es Dios quien es ofendido por cada pecado. Por esta razón, es Dios también quien es el objeto último de cada acto de reparación de los cristianos. Nosotros no podemos comprender propiamente el mensaje celestial dado en Fátima en este punto esencial de reparación si no lo hacemos reparando directamente al Inmaculado Corazón de María. Es nuestro Señor mismo quien nos dice:


"Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas"


La predestinación de María en su Maternidad Divina, su colaboración activa en toda la obra de redención, su misión de ser madre espiritual de toda la Iglesia y de cada persona redimida por la preciosa sangre de Cristo, constituye una de las leyes básicas de la divina providencia para la aplicación efectiva de la redención en cada alma. Por lo tanto, la devoción a su Inmaculado Corazón debe ser intensificada y extendida. Consecuentemente quien ofenda a nuestra Madre, ya sea por blasfemia, por negación de su grandeza en su misión de corredención, o por tratar de despreciar la devoción a Nuestra Señora en la Iglesia o en las almas, al mismo tiempo ofende a Dios y a su providencia.

Un cristiano que comprende cuán vil son este tipo de ofensas trata de hacer reparación intensificando su amor filial y su disponibilidad a servir y trabajar arduamente para que el Reino del Corazón de María se establezca. Así responde el amor. Ambos aspectos de la reparación cristiana: primero directamente a Dios y subordinadamente al corazón de María, son manifestaciones complementarias de una misma realidad y un mismo espíritu.


Frutos de esta devoción


En toda verdadera devoción a nuestra Señora (y la devoción a su Inmaculado Corazón es expresión perfecta de la verdadera devoción) hay siempre una invitación efectiva a regresar los corazones a Cristo Salvador. Cuando se trata de aquellos que han perdido la gracia, es una llamada a la conversión, a la vida de gracia y a la salvación eterna. Cuando se trata de almas que viven en la gracia de Dios, la verdadera devoción a María, les da un fuerte impulso por avanzar por la vía de santidad y crea en ellos un espíritu de apostolado cristiano. Esta es una ley constante en la vitalidad de la Iglesia. Ya sean Instituciones Marianas, Santuarios Marianos, movimientos y peregrinaciones Marianas, siempre han sido una llamada irresistible desde el corazón maternal de María, a un regreso de estas almas a Cristo. La práctica de los cinco primeros sábados en reparación, corresponde a este nuevo capitulo de la santificación para aquellos que desean escalar la montaña del amor y de la santidad.


Visión de la Trinidad y petición de la consagración de Rusia




En Junio de 1929, Lucía estaba ya con las religiosas, Hijas Doroteas, y describe esta aparición así:


"...De repente toda la Capilla del convento se alumbró de una luz sobrenatural, y una Cruz de luz apareció sobre el altar, llegando hasta el techo. En la claridad de la parte superior se podía ver la cara de un hombre y su cuerpo hasta la cintura. En el pecho había una paloma de luz, y clavado en la Cruz había el cuerpo de otro hombre. Por encima de la cintura, suspendidos en el aire, podía ver un cáliz y una gran Hostia, en la cual caían gotas de sangre del rostro de Jesús crucificado y de la llaga de su costado. Estas gotas, escurriendo en la Hostia, caían en el cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba Nuestra Señora. Era Nuestra Señora de Fátima, con su corazón Inmaculado en su mano izquierda, sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas. Debajo del brazo izquierdo de la Cruz, grandes letras, como si fuesen de agua cristalina, que corrían sobre el Altar formando estas palabras:

"Gracia y Misericordia"


Nos dice Lucía:


"Entendí que era el Misterio de la Santísima Trinidad que se me enseñó, y yo recibí luces acerca de este misterio, que no se me permite revelar"


La Virgen le dijo:


"Ha venido el momento en que Dios pide al Santo Padre que en unión con todos los obispos del mundo haga la consagración de Rusia a mi Corazón, prometiendo salvarla por este medio"

Prevenía la difusión de sus errores y se adelantaba su conversión".


Consagración de Rusia por los Santos Padres


Dic. 1940 - Lucía recibe permiso para escribir al Santo Padre Pío XII, pidiéndole esta consagración.

Oct. 1942 - Papa Pío XII consagra al mundo con mención especial de Rusia.

Julio 1952 - Consagración especial solo de Rusia. 

1965 - Papa Pablo VI también consagra a Rusia.

1982 - Papa Juan Pablo II consagra el mundo al Corazón Inmaculado.




1984 - Papa Juan Pablo II (Roma) ante la imagen de la Virgen, consagra el mundo colegialmente (con los obispos). Según Lucía, esta consagración fue conforme a los deseos de la Virgen.

2000 - Año Jubilar. El Papa Juan Pablo II consagra colegialmente (con los obispos) el mundo y el III milenio al Inmaculado Corazón el 8 de Octubre, durante el jubileo de los obispos. En la víspera el Papa guía la oración de un rosario mundial. Sor Lucía es televisada llevando uno de los misterios desde su convento.




La hermana Lucía ha dicho a varias personas que la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, hecha por el Papa Juan Pablo II en 1984, aunque no mencionó explícitamente a Rusia, fue aceptada por la Virgen. Lucía ha dicho esto a cardenales, obispos, a un ex-presidente de Filipinas, a Howard Dee, embajador de esa nación en el Vaticano, al Dr. Fred Zugibe de New York quien es experto en la Crucifixión. Cuando un obispo le preguntó a Lucía cómo ella sabe que la consagración fue aceptada, ella indicó que la Virgen aún se comunica con ella.


“La victoria si llega llegará por medio de María”. Mientras entraba en los problemas de la Iglesia universal, al ser elegido Papa, llevaba en mí una convicción semejante: que también en esta dimensión universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María. Cristo vencerá por medio de Ella, porque Él quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo futuro estén unidas a Ella” (San Juan Pablo II, Cruzando el Umbral de la Esperanza, página 236).


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: