sábado, 8 de junio de 2024

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 3, 20-35




20. De aquí vinieron a la casa, y concurrió de nuevo tal tropel de gente, que ni siquiera podían tomar alimento.

21. Entretanto, algunos de sus deudos que no creían en Él, con estas noticias salieron para recogerle; porque decían que había perdido el juicio.

22. Al mismo tiempo los escribas que habían bajado de Jerusalén, no dudaban decir:




"Está poseído de Beelzebub; y así, por arte del príncipe de los demonios es como lanza los demonios"


23. Mas Jesús, habiéndolos convocado, les decía o refutaba con estos símiles:




"¿Cómo puede Satanás expeler a Satanás?"

24. "Pues si un reino se divide en partidos contrarios, es imposible que subsista el tal reino".

25. "Y si una casa está desunida en contrarios partidos, la tal casa no puede quedar en pie".



26. "Con que si Satanás se levanta contra sí mismo, está su reino en discordia, y no puede durar; antes está cerca su fin".




27. "Ninguno puede entrar en la casa del valiente para robarle sus alhajas, si primero no ata bien al valiente; después sí que podrá saquear la casa".





28. "En verdad os digo, añadió, que todos los pecados se perdonarán fácilmente a los hijos de los hombres, y aún las blasfemias que dijeren".




29. "Pero el que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, sino que será reo de eterno juicio o condenación".


30. Les decía ésto porque le acusaban de que estaba poseído del espíritu inmundo.

31. Entretanto, llegan su Madre y hermanos, o parientes; y quedándose fuera a la puerta, enviaron a llamarle.

32. Estaba mucha gente sentada alrededor de Él, cuando le dicen:


"Mira que tu madre y tus hermanos ahí fuera te buscan"



33. A lo que respondió diciendo:


"¿Quién es mi madre y mis hermanos?"


 

34. Y dando una mirada a los que estaban sentados alrededor de Él dijo:


"Veis aquí a mi madre y a mis hermanos".







35. "Porque cualquiera que hiciere la Voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre".



Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Efrén de Siria - Diácono - Doctor de la Iglesia - "Arpa del Espíritu Santo" - (306-373) - Fiesta Junio 9

 

Efrén: "fructífero"
(que da mucho fruto)


Diácono - Doctor de la Iglesia - escritor eclesiástico - llamado "el arpa del Espíritu Santo".


Biografía


San Efrén alcanzó gran fama como maestro, orador, poeta, comentarista y defensor de la fe. Es el único de los Padres sirios a quien se honra como Doctor de la Iglesia Universal, desde 1920. En Siria, tanto los católicos como los separados de la Iglesia lo llaman "Arpa del Espíritu Santo" y todos han enriquecido sus liturgias respectivas con sus homilías y sus himnos. A pesar de que no era un hombre de mucho estudio formal, estaba empapado en las Sagradas Escrituras y tenía gran conocimiento de los misterios de la fe.

San Basilio le describe como "un interlocutor que conoce todo lo que es verdad"; San Jerónimo, al recopilar los nombres de los grandes escritores cristianos, le menciona con estos términos: "Efrén, diácono de la iglesia de Edessa, escribió muchas obras en sirio y llegó a tener tanta fama, que en algunas iglesias se leen en público sus escritos, después de las Sagradas Escrituras. Yo leí en la lengua griega un libro suyo sobre el Espíritu Santo; a pesar de que sólo era una traducción, reconocí en la obra el genio sublime del hombre". (Edessa, hoy llamada Urfa o Sanliurfa, está en Turquía).


San Efrén narra que en un sueño vió que de su lengua nacía una mata de uvas, la cual se extendía por muchas regiones, llevando a todas sus racimos. Este sueño llegó a ser profético por la gran propagación de sus obras. 


A San Efrén debemos, en gran parte, la introducción de los cánticos sagrados en los oficios y servicios públicos de la Iglesia, como una importante característica del culto y un medio de instrucción. 


Su vida




Efrén nació alrededor del año 306, en la población de Nísibis (hoy llamada Nusaybin, en Turquía), región dominada por Roma. No se sabe por cierto si sus padres eran cristianos. Él reconoce que de joven no le daba mucha importancia a la religión hasta que llegaron las pruebas. A la edad de dieciocho años recibió el bautismo y, permaneció junto al famoso obispo de Nisibis, San Jacobo, con quien, se afirma, asistió al Concilio de Nicea, en 325. Tras la muerte de San Jacobo, Efrén mantuvo estrechas relaciones con los tres jerarcas que le sucedieron. 

Efrén se hallaba en Nisibis las tres veces en que los persas pusieron sitio a la ciudad, puesto que en algunos de los himnos que escribió, hay descripciones sobre los peligros de la población, las defensas de la ciudad y la derrota final del enemigo en el año 350. Si bien los persas no pudieron tomar a Nisibis por los ataques directos, consiguieron entrar sin lucha a la ciudad trece años después, cuando Nisibis se les entregó como parte del precio de la paz que pagó el emperador Joviano, después de la derrota y la muerte de Juliano. La entrada de los persas hizo huir a los cristianos, y Efrén se refugió en una caverna abierta entre las rocas de un alto acantilado que dominaba la ciudad de Edessa. Ahí vivió con absoluta austeridad, sin más alimento que un poco de pan de centeno y algunas legumbres; y fue en aquella soledad inviolable donde escribió la mayor parte de sus obras espirituales. Era un asceta y se le notaba en su apariencia. Según dicen las crónicas era de corta estatura, medio calvo y lampiño, tenía la piel apergaminada, dura, seca y morena como el barro cocido; vestía con andrajos remendados, y todos los parches habían llegado a ser del mismo color de tierra; lloraba mucho y jamás reía. 

Si bien la solitaria cueva era su morada y su centro de operaciones, no vivía recluido en ella y con frecuencia bajaba a la ciudad para ocuparse de todos los asuntos que afectaban a la Iglesia. A Edessa la llamaba "la ciudad bendita" y en ella ejerció gran influencia. Predicaba a menudo y, al referirse al tema de la segunda venida de Cristo y el juicio final, usaba una elocuencia tan vigorosa, que los gemidos y lamentos de su auditorio ahogaban sus palabras.

Algunos biógrafos nos dan una idea muy poco inspiradora de San Efrén, como si rechazara la alegría y la amabilidad. El obispo lo nombró director de la escuela de canto religioso de su ciudad, y allí formó muchos maestros de canto para que fueran a darle solemnidad a las fiestas religiosas de diversas parroquias. Allí estuvo por 13 años (del 350 al 363).

No hay en sus obras el influjo de las controversias trinitarias de la época. Esto posiblemente se debe a que no conocía el griego. Mas bien se dedicó a defender la doctrina antigua por medio de la poesía. Bardesanes y otros utilizaban las canciones y la música populares para propagar falsas doctrinas. Efrén comprendió la importancia de estos medios y valoró mucho los cánticos sagrados como un complemento del culto público. Se propuso imitar las tácticas del enemigo y, sin duda, gracias a su prestigio personal, pero sobre todo el mérito grande de sus propias composiciones, las que hizo cantar en las iglesias por un coro de voces femeninas, consiguió suplantar los himnos gnósticos por sus propios himnos. 

No llegó a ser diácono sino a edad avanzada. Su humildad le obligaba a rehusar la ordenación y, el hecho de que a veces se le designe como a San Efrén el Diácono, apoya la afirmación de algunos de sus biógrafos en el sentido de que nunca obtuvo una dignidad eclesiástica más alta. Por otra parte, en sus escritos hay pasajes que parecen indicar que era sacerdote.

Alrededor del año 370, emprendió un viaje desde Edessa a Cesarea, en la Capadocia, con el propósito de visitar a San Basilio, de quien tanto y tan bien había oído hablar. San Efrén menciona aquella entrevista, lo mismo que San Gregorio de Nissa, el hermano de San Basilio, quien escribió un encomio del venerable sirio. Una de las crónicas declara que San Efrén extendió su viaje y que visitó Egipto, donde permaneció varios años, pero semejante declaración no está apoyada por alguna autoridad y no concuerda con los datos cronológicos de su vida, ampliamente reconocidos. 


Hombre de caridad


La última vez que tomó parte en los asuntos públicos fue en el invierno, entre los años 372 y 373, poco antes de su muerte. Había hambre en toda la comarca y San Efrén se hallaba profundamente apenado por los sufrimientos de los pobres. Los ricos de la ciudad se negaban a abrir sus graneros y sus bolsas, porque consideraban que no se podía confiar en nadie para hacer una justa distribución de los alimentos y las limosnas; entonces, el santo ofreció sus servicios y fueron aceptados. Para satisfacción de todos, administró considerables cantidades de dinero y de abastecimientos que le fueron confiadas, además de organizar un eficaz servicio de socorro que incluía la provisión de 300 camillas para transportar a los enfermos. Supo escuchar así la voz del Señor:


"Estuve enfermo y me fuiste a visitar: tuve hambre y me diste de comer. Ven al banquete preparado desde el comienzo de los siglos" (Mt. 25, 40)




Terminada su misión en Edessa, regresó a su cueva y sólo vivió treinta días más. Las "Crónicas" de Edessa y las máximas autoridades en la materia, señalan el año de 373 como el de su muerte, pero algunos autores afirman que vivió hasta el 378 o el 379. 


Escritor prolífico


Entre las obras suyas que han llegado hasta nosotros, algunas están escritas en el sirio original y otras son traducciones al griego, al latín y al armenio. Se las puede agrupar como obras de exégesis, de polémica, de doctrina y de poesía, pero todas, a excepción de los comentarios, están en verso. Sozomeno afirma que San Efrén escribió treinta millares de líneas. Sus poemas más interesantes son los "Himnos Nisibianos" (carmina Nisibena), de los que se conservan setenta y dos de un total de setenta y siete, así como los cánticos para las estaciones, que todavía se entonan en las iglesias sirias. Sus comentarios comprenden todo el Antiguo Testamento y muchas partes del Nuevo. Sobre los Evangelios no utilizó más que la única versión que circulaba por entonces en Siria, la llamada Diatessaron, la que, en la actualidad no existe más que en su traducción al armenio.

A pesar de que es poquísimo lo que sabemos sobre la vida de San Efrén, no poco es lo que nos ayudan sus escritos a formarnos una idea sobre el hombre que fue. Lo que más impresiona al lector es el espíritu realista y cordialmente humano con que discurre sobre los grandes misterios de la Redención. Se diría que se anticipa a esa actitud de emocionada devoción ante los sufrimientos físicos del Salvador, que no llegó a manifestarse en el occidente antes de la época de San Francisco de Asís.

Sus escritos:

  • Vigilad pues vendrá de nuevo
  • La palabra de Dios, fuente inagotable de vida
  • La cruz de Cristo, salvación del género humano


Muestra de las obras de San Efrén 


Títulos de la Virgen Santísima


Fue un gran amante de la Virgen María y en sus escritos vemos la profunda veneración que ya se le tenía en el siglo IV. San Efrén compuso, ya en el año 333, una lista en verso de los más bellos títulos que los cristianos otorgaban a la Santísima Virgen:




"Señora Nuestra Santísima,
Madre de Dios,
llena de gracia:
Tú eres la gloria
de nuestra naturaleza humana,
por donde nos llegan
los regalos de Dios.

Eres el ser más poderoso que existe,
después de la Santísima Trinidad;
la Mediadora de todos nosotros
ante el mediador que es Cristo;
Tú eres el puente misterioso
que une la tierra con el cielo,
eres la llave que nos abre
las puertas del Paraíso;
nuestra Abogada,
nuestra Intercesora.
Tú eres la Madre de Aquel
que es el ser más
misericordioso y más bueno.
Haz que nuestra alma llegue
a ser digna de estar un día
a la derecha de tu
Único Hijo, Jesucristo.
Amén"


Sobre el aposento donde tuvo
lugar la Última Cena




¡Oh tú, lugar bendito,
estrecho aposento
en el que cupo el mundo!
Lo que tú contuviste,
no obstante estar cercado
por límites estrechos,
llegó a colmar el universo.
¡Bendito sea el mísero lugar
en que con mano santa el pan fue roto!
¡Dentro de ti, las uvas que maduraron
en la viña de María, fueron exprimidas
en el cáliz de la salvación!

¡Oh, lugar santo!
Ningún hombre ha visto
ni verá jamás las cosas
que tú viste. En ti, el Señor
se hizo verdadero altar,
sacerdote, pan y cáliz de salvación.
Sólo Él bastaba para todo y,
sin embargo, nadie era
bastante para Él.
El Altar y cordero fue,
víctima y sacrificador,
sacerdote y alimento...


Descripción de Jesucristo siendo azotado




Tras el vehemente vocerío contra Pilatos,
el Todopoderoso fue azotado
como el más vil de los criminales.
¡Qué gran conmoción y cuánto horror
hubo a la vista del tormento!
Los cielos y la tierra enmudecieron
de asombro al contemplar Su cuerpo
surcado por el látigo de fuego,
¡Él mismo desgarrado por los azotes!
Al contemplarlo a Él,
que había tendido sobre la tierra
el velo de los cielos,
que había afirmado
el fundamento de los montes,
que había levantado a la tierra
fuera de las aguas, que lanzaba
desde las nubes el rayo cegador
y fulminante, al contemplarlo ahora
golpeado por infames verdugos,
con las manos atadas a un pilar de piedra
que Su palabra había creado.
¡Y ellos, todavía, desgarraban
sus miembros y le ultrajaban con burlas!
¡Un hombre, al que Él había formado,
levantaba el látigo!
¡Él, que sustenta a todas las criaturas
con su poder, sometió su espalda
a los azotes; Él, que es el brazo derecho
del Padre, consintió en extender sus brazos
en torno al pilar. El pilar de ignominia
fue abrazado por Él, que sostiene los cielos
y la tierra con todo su esplendor.
Los perros salvajes ladraron al Señor
que con su trueno sacude las montañas
y mostraron los agudos dientes
al Hijo de la Gloria.


El "Testamento de San Efrén"


Este documento nos revela el carácter del santo escritor. A pesar de que, posiblemente, haya sufrido alteraciones y agregados en fechas posteriores, no hay duda de que en gran parte, como afirma Rubens Duval, considerado como una autoridad en la materia, es auténtico, sobre todo los pasajes que reproducimos aquí. San Efrén hace un llamado a sus amigos y discípulos, en tono emocionado y de profunda humildad:


No me embalsaméis con aromáticas especies,
porque no son honras para mí.
Tampoco uséis incienso ni perfumes;
el honor no me corresponde a mí.
Quemad el incienso ante el altar santo:
A mí, dadme sólo el murmullo de las preces.
Dad vuestro incienso a Dios,
y a mí cantadme himnos.
En vez de perfumes y de especias,
dadme un recuerdo en vuestras oraciones...
Mi fin ha sido decretado
y no puedo quedarme.
Dadme provisiones para mi larga jornada:
vuestras plegarias, vuestros salmos y sacrificios.
Contad hasta completar los treinta días
y entonces, hermanos haced recuerdo de mí,
ya que, en verdad, no hay más auxilio
para el muerto sino el de los sacrificios
que le ofrecen los vivos.


Benedicto XV lo declaró doctor de la Iglesia.




¡Señor envía tu Espíritu Santo
y suscita en nosotros
la pasión por Ti
que manifestó
el Diácono San Efrén!


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

¿Te sucede esto? Puedes ser víctima del Maligno [sacerdote exorcista Gabriele Amorth cuenta cómo defenderte]



¿Te Sucede Esto?
Puedes ser Víctima del Maligno [Gabriele Amorth cuenta Cómo Defenderte]


Cuales pueden ser los síntomas
del ataque del maligno y cómo defenderte

 
¿Alguna vez has sentido alguna angustia que no se te va o un dolor que incluso los médicos no saben de qué se trata?

¿O has estado envuelto en problemas inexplicables con otras personas?

¿O de repente oyes en tu casa ruidos extraños o que las cosas se mueven del lugar?

Si algo de esto te pasa, es porque posiblemente estás sufriendo un ataque del demonio que no llega a ser una posesión, pero que te hace sufrir y te quita la paz.

Este tipo de ataques son los más comunes que realiza el maligno, pero también los más desconocidos para la mayoría de la gente.

En este video queremos hablar sobre cómo son los que técnicamente llaman los exorcistas vejaciones diabólicas, cómo prevenirlas y cómo actuar cuando llegan.

La actividad ordinaria del maligno para atacar a la gente es a través de las tentaciones.

Que nos pone como señuelo para que nosotros nos apartemos de los mandamientos de Dios y pequemos.

Pero hay otro tipo de ataque que es extraordinario, que no sucede a todas las personas como la tentación. Estamos hablando de lo que los exorcistas llaman técnicamente vejaciones.
 

Las vejaciones son agresiones,
ataques físicos o psicológicos

 
A veces provocan lesiones, quemaduras, hematomas o, en los casos más graves, fracturas de huesos.

Los casos típicos de vejación son enfermedades sin causa aparente que afectan los órganos internos o las extremidades.

O patologías que provocan dolor en una parte del cuerpo sin signos visibles.

Pero también pueden involucrar dificultad en las relaciones interpersonales, en los afectos o en el trabajo o estudio.

Puede ocurrir, por ejemplo, que una pareja que está casada o comprometida para casarse se separe.

O por el contrario, que dos personas puedan comprometerse aunque sean incompatibles, lo cual dura poco naturalmente.

Otras veces las vejaciones pueden romper amistades y aislar a una persona.

O pueden estar relacionadas con el trabajo, como no encontrar trabajo o, una vez que se encuentra, perderlo.

O dificultades con compañeros de trabajo o con los jefes.

También pueden manifestarse en los sueños, por ejemplo, la persona puede tener terribles pesadillas, soñar con maldecir a sus seres queridos o condenar a Dios, soñar que hace cosas perversas y malvadas.

En otros casos, las vejaciones pueden ser manifestaciones diabólicas dentro de la casa para alterar la paz del individuo.

Quienes son objeto de estos ataques del demonio en sus casas soportan todo tipo de perturbaciones.

Las puertas y ventanas de sus casas se abren y cierran, los electrodomésticos se encienden y apagan y toda la instalación eléctrica funciona mal.

El teléfono suena y no hay nadie al otro lado de la línea, los televisores se sintonizan y apagan solos.

Pero de todas las que hablamos, las peores son las dolencias físicas, a veces muy fuertes, que ningún médico es capaz de diagnosticar y mucho menos de curar.

Según el padre Amorth, son pruebas que sirven para fortalecer la fe y aumentar la humildad y dependencia de Dios.

Son verificables en la vida de los grandes santos y en la tradición de la Iglesia.

Ahora, retén bien esto para identificarlas: las vejaciones diabólicas se manifiestan como desgracias repentinas en el trabajo, en las relaciones con los demás. Penurias físicas y personales que aíslan a una persona. Sufrimientos económicos y morales. Y persecuciones inexplicables donde las personas buenas se vuelven contra la gente buena por un malentendido. También la lucha y la destrucción actuando en la familia, los matrimonios, los grandes grupos de personas dentro de la Iglesia, en las comunidades religiosas, parroquias. Perturbaciones físicas en el hogar, heridas y enfermedades físicas inexplicables y no diagnosticables.


Sobre esto último,
el padre Amorth relata un caso que atendió

 
Él cuenta que un marido, su mujer y un sobrino regentaban un supermercado con la ayuda de dos empleados.

Un día, poco después de haber abierto la tienda, todos sufrieron un persistente dolor de cabeza acompañado de unas manchas negras en los brazos en cuanto pisaban el local.

Las manchas se pusieron rojas, empezaron a dolerles mucho y se extendieron al cuello, los brazos y luego por todo el cuerpo.

Uno tras otro, los aparatos se estropearon: el frigorífico, las cámaras del mostrador, la caja registradora.

Y manos invisibles cambiaban de lugar los productos. La puerta de entrada se atascaba y se abría sola.

Siempre había algo que no funcionaba, pero cuando llegaba el técnico todo iba bien.

Pero una vez que se había ido, reaparecían las averías.

Cuando llamaron al padre Amorth, prometió que iría a bendecir el local, aunque les pidió que antes se confesaran y se comprometieran a seguir un camino de fe.

Después, exorcizó la tienda y a todo el personal para romper cualquier hechizo o maleficio que pudiera haber.

Mientras rezaba, colocó unos vasos con agua bendita y sal exorcizada en varios puntos del establecimiento.

Y al día siguiente, la sal de cinco vasos se había derramado en el suelo, en cambio en otros tres no ocurrió nada.

Dice don Gabriel que había esparcido sal exorcizada por todas partes y habían rezado mucho, repitiendo las renuncias a Satanás, las oraciones contra los maleficios y la renovación de los votos bautismales.

Colocaron bien a la vista una imagen de Jesús misericordioso y el personal adquirió el hábito de rezar una oración todas las mañanas antes de empezar a trabajar.

Después de cuatro exorcismos y muchas oraciones, acabaron todos los fenómenos y trastornos.

También al respecto, el exorcista recordó el caso de una persona que sufría continuos dolores de cabeza sin motivo aparente.

Y otro caso de persistente dolor de estómago en los que la persona afectada no podía hacer nada, ni siquiera dormir por las noches.

Estos fueron resueltos por el padre Amorth, pero muchas veces en casos como estos se hacen análisis y pruebas médicas y no encuentran nada.

El padre Amorth recuerda también que asistió a una chica de 17 años que la habían ingresado en varias clínicas psiquiátricas de Europa y en ninguna le habían encontrado nada.

Su mente sufría mucho; la pobre no lograba razonar, ni estudiar, ni mucho menos concentrarse.

Además, blasfemaba y no quería oír hablar de rezar ni de ir a la iglesia.

Su cuerpo también sufría porque tenía dolores físicamente inexplicables.

Necesitó mucho tiempo para liberarla porque cuanto más tiempo pasa el demonio en un lugar, más raíces echa.

Por eso en el primer exorcismo se le pide ayuda al Señor para desarraigar la presencia del demonio, dijo Amorth.

Todo este tema de las vejaciones nos pone delante de la realidad de que muchos de nosotros hemos soportado la angustia de algún ataque diabólico y no nos hemos dado cuenta.

Pero si somos capaces de permanecer fieles y confiando en Dios, la gracia nos llevará a través del proceso de liberación.

En cambio, si nos rebelamos contra Dios y huimos de Él, nuestra condición empeorará.

Es necesario entonces el fortalecimiento de nuestra armadura espiritual para el crecimiento en la virtud.

Porque Dios dispensa la medicina de pruebas espirituales que se pueden degustar como amargas.

Pero sus prescripciones ayudan a remediar los pecados y fortalecernos.

Porque su gracia es suficiente para ayudarnos a soportar las pruebas y ser victoriosos sobre la aflicción demoníaca.

Para evitar las vejaciones demoníacas, es importante rezar todos los días al Espíritu Santo y pedir la gracia y el carisma del discernimiento de espíritus.
 
 

 
 



Los sacramentales como el agua bendita, la sal y el aceite exorcizados, el detente con el Sagrado Corazón de Jesús, la asistencia frecuente a los sacramentos y refugiarse en el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen, sirven de mucho para evitar las vejaciones demoníacas.
 
 
 

 
 
 
 
 
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15 Promesas - 10 Bendiciones - 7 Beneficios de rezar el Santo Rosario


     



Aunque el mes de octubre es para los católicos “el mes del Rosario”, mayo es el mes dedicado de una forma especial a lo largo del año a la Virgen María. Tal y como explica Píldoras de fe, la palabra rosario proviene del latín y significa “guirnalda de rosas”. La rosa es una de las flores más comúnmente usada para simbolizar a la Virgen María. Si te preguntas, cuál es el sacramental más emblemático que poseemos los católicos, seguramente las personas responderían que es “el Santo Rosario”.









En estos últimos años el rosario ha hecho una reaparición magistral: cada vez hay más católicos rezándolo, y hasta los que poco sabían de él ya han aprendido a rezarlo en familia.

El Rosario es una devoción en honor de la Virgen María sobre la que ella misma ha hecho una serie de promesas, los Papas han explicado las bendiciones que aporta y un santo de la talla de San Luis María Grignon de Montfort ha hablado sobre sus beneficios. A continuación te los señalamos:


Promesas del Rosario




  1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
  2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
  3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
  4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
  5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
  6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
  7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
  8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
  9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
  10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
  11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
  12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
  13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
  14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
  15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.


Bendiciones del Rosario
según el Magisterio de los Papas




  1. Los pecadores obtienen el perdón.
  2. Las almas sedientas se sacian.
  3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
  4. Los que lloran hallan alegría.
  5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
  6. Los pobres son socorridos.
  7. Los religiosos son reformados.
  8. Los ignorantes son instruidos.
  9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
  10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.


Beneficios del Rosario según San Luis María Grignon de Montfort




  1. Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo.
  2. Purifica nuestras almas del pecado.
  3. Nos permite vencer a nuestros enemigos.
  4. Nos facilita la práctica de las virtudes.
  5. Nos aviva el amor de Jesucristo.
  6. Nos enriquece con gracias y méritos.
  7. Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres y nos consigue de Dios toda clase de gracias.


No dejes de rezar el Santo Rosario, y si aún no has comenzado a hacerlo, ten en cuenta que tal vez, esta podría ser la manera en que Dios te está llamando a entrar a su redil, a ser su hijo, el hijo de su Santísima Madre, y hermano de su Hijo predilecto: a través del amor y la devoción a María, nuestra Madre por siempre.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
http://www.religionenlibertad.com/las-promesas-las-bendiciones-los-beneficios--56618.htm