sábado, 30 de marzo de 2024

ORACIÓN - Secuencia de Pascua de Resurrección de Cristo

 



SECUENCIA


(Es obligatorio decirla hoy; los días dentro de la Octava es potestativo)


Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Domingo de Resurrección - Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 20, 1-9

   



1. El primer día de la semana, al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro, y vio quitada de él la piedra.

2. Y sorprendida echó a correr, y fue a estar con Simón Pedro y con aquel otro discípulo amado de Jesús, y les dijo:


"Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto"


3. Con esta nueva salió Pedro y el dicho discípulo, y encamináronse al sepulcro.

4. Corrían ambos a la par, mas este otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

5. Y habiéndose inclinado, vio los lienzos en el suelo, pero no entró.




6. Llegó tras él Simón Pedro, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos en el suelo.

7. Y el sudario o pañuelo que habían puesto sobre la cabeza de Jesús, no junto con los demás lienzos, sino separado y doblado en otro lugar.

8. Entonces el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, entró también, y vio, y creyó que efectivamente le habían quitado.




9. Porque aún no habían entendido de la Escritura, que Jesús debía resucitar de entre los muertos.


Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

Semana Santa - Domingo de Resurrección o de Pascua - Marzo 31 de 2024

  



Celebramos hoy la Resurrección del Señor. La fiesta de la Pascua es la más importante de todo el año litúrgico. Es una fiesta de luz; el Señor resucitado nos ilumina, pone en nuestros corazones una inmensa alegría, una inmensa esperanza, y nos llena también de amor.

El Evangelio nos refiere los acontecimientos de la mañana del Domingo de Pascua. El día siguiente al sábado, María de Magdala se dirige al sepulcro por la mañana temprano, cuando todavía era de noche. El sábado no se puede mover nadie, según un precepto muy rígido de la ley judía. Pero el día termina con la noche; por consiguiente, cuando todavía estaba oscuro, María se pone en movimiento para ir al sepulcro. María está llena de amor, pero también llena de dolor. Cuando llega a la tumba, se lleva una sorpresa: se da cuenta de que la losa ha sido quitada del sepulcro.




Todo el fragmento pretende hacernos comprender que la resurrección es un acontecimiento inesperado para los discípulos. Ellos pensaban que todo había terminado con la muerte de Jesús, no habían comprendido las predicciones de Jesús sobre la resurrección. Debemos reconocer, efectivamente, que estas predicciones, tal como aparecen en el Evangelio, no eran demasiado claras. Jesús hablaba de "volver a levantarse", que no ha de interpretarse necesariamente como "resucitar", hablaba de "despertarse", pero los discípulos no comprendían a qué se referían estas palabras. Por eso, carecían por completo de preparación para el acontecimiento de la resurrección del Señor.




María de Magdala no concluye de la visión de la losa quitada que el Señor ha resucitado, sino que "se han llevado del sepulcro al Señor". La resurrección es, para ella, una cosa extraña e impensable. Jesús ha muerto; no podía salir de la tumba por sí solo; por eso se lo han llevado, y "no sabemos dónde lo han puesto". Se trata de una violación del sepulcro. Ésa es la conclusión a la que llega María de Magdala.

María corre a contar lo sucedido a dos discípulos, que se dirigen enseguida al sepulcro, a fin de comprobar el relato de la mujer. Estos dos discípulos son Simón Pedro y el discípulo al que Jesús amaba. El evangelista advierte que el otro discípulo, aunque corre más rápido que Pedro y llega antes (probablemente porque era más joven), está lleno de respeto por Pedro, le considera verdaderamente el jefe de los apóstoles; por eso no entra de inmediato en el sepulcro, sino que deja entrar primero a Pedro.


"Llega, pues, Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Observa los lienzos en el suelo y el sudario que le había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte"


Lo que ve Pedro atestigua un hecho verdaderamente extraño. ¿Qué significa? Si unos malhechores se hubieran llevado el cuerpo de Jesús, se lo hubieran llevado a buen seguro con las vendas y con el sudario, no habrían dejado las vendas en el suelo y plegado el sudario en un lugar aparte. Cuando entra en el sepulcro el otro discípulo, ve también las vendas y el sudario, pero tiene como una iluminación y comprende:


"No han robado el cuerpo de Jesús; Jesús ha recobrado la vida: una vida de una modalidad distinta a la terrena; una vida en la que las vendas y el sudario ya no tienen ninguna utilidad. El otro discípulo: vio y creyó"


El evangelista observa a continuación:


"Hasta entonces no habían entendido las Escrituras, que había de resucitar de la muerte"


Juan quiere hacernos comprender que el acontecimiento de la resurrección de Jesús no lo reconocieron los discípulos a partir de la Escritura, sino que, al contrario, fue éste el que iluminó lo que decía la Escritura. Sólo después de este acontecimiento comprendieron los discípulos lo que quería decir la Escritura y lo que querían decir las predicciones de Jesús. Antes no sabían interpretarlas. La resurrección de Jesús fue el acontecimiento que iluminó la mente y el corazón de los discípulos.




Jesús resucitado es fuente de luz, de una luz muy reconfortante y positiva. La resurrección de Jesús revela el sentido de su Pasión. Ésta, sin la resurrección, aparecería como un acontecimiento dramático, negativo, como una tremenda derrota, un final sin esperanza. La resurrección de Jesús muestra, en cambio, todo el valor de la Pasión, demuestra que ésta no ha sido una derrota, sino una victoria, la victoria del amor. El buen pastor ha dado su vida por las ovejas (cf. Jn 10,11). Como dice Jesús:




"Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos" (Jn 15,13)


Jesús vivió su Pasión con amor; por eso obtuvo la resurrección. Obtuvo una vida nueva, que no es la terrena. Obtuvo una vida misteriosa, una vida eterna, llena de belleza y de poder. Acojamos, por tanto, este mensaje de la resurrección de Jesús. Hemos de saber que no podremos reconocerla a no ser por medio de la fe. Hablando humanamente, es un acontecimiento inexplicable. Sin embargo, la fe nos hace conscientes de la intervención divina y nos hace acoger esta luz poderosa, que ilumina no sólo el misterio de Jesús, sino también toda nuestra existencia.




El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión. Cristo triunfó sobre la muerte y con ésto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.




La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles. Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la Resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: 


"Si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?


Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.




San Pablo nos dice:
"Si Cristo no hubiera resucitado,
vana sería nuestra fe"
(I Corintios 15, 14)


Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios. Pero, como Jesús SÍ RESUCITÓ, entonces sabemos que VENCIÓ A LA MUERTE Y AL PECADO; sabemos que JESÚS ES DIOS, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que GANÓ PARA NOSOTROS LA VIDA ETERNA, y de esta manera, TODA NUESTRA VIDA ADQUIERE SENTIDO.


La Resurrección es fuente
de profunda alegría


A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.


La Resurrección es una
luz para los hombres


Y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres, haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico. Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo Nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo Pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.




¿Cómo se celebra
el Domingo de Pascua?


Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes. En este Domingo de Pascua gritamos con todas nuestras fuerzas y desde lo más profundo de nuestro corazón:


"¡Cristo ha resucitado de entre los muertos dándonos a todos la vida!"




Este es el Domingo que le da sentido a todos los domingos en el que, con la ayuda del Espíritu Santo, queremos hacer una proclamación de júbilo y de victoria que sea capaz de asumir nuestros dolores y los transforme en esperanza, que nos convenza de una vez por todas que la muerte no es la última palabra en nuestra existencia. A la luz de esta certeza hoy brota lo mejor de nosotros mismos e irradia con todo su esplendor nuestra fe como discípulos de Jesús.

Efectivamente, somos cristianos porque creemos que Jesús ha resucitado de la muerte, está vivo, está en medio de nosotros, está presente en nuestro caminar histórico, es manantial de vida nueva y primicia de nuestra participación en la naturaleza divina, de nuestro fundirnos como una pequeña gota de agua en el inmenso mar del Corazón de Dios. Y nos levantamos con una nueva mirada sobre el mundo, porque la Resurrección de Jesús tiene un significado y una fuerza que vale para toda la humanidad, para el cosmos entero y, de manera particular, para los dolorosos acontecimientos que afligen a la humanidad.




La Buena Nueva de la Resurrección de Jesús es palabra poderosa que impulsa nuestra vida. Por eso en este Tiempo de Pascua que estamos comenzando tenemos que abrirle un surco en nuestro corazón a la Palabra, para que la fuerza de vida que ella contiene sea savia que corra por todas las dimensiones de nuestra existencia y se transforme en frutos de vida nueva. Es así como la Buena Noticia que Cristo ha resucitado cala hondo: se entreteje con nuestras dudas, con nuestro ensimismamiento en la tristeza, delatando nuestra pobre visión de la vida y mostrándonos el gran horizonte de Dios, desde donde podemos comprender el sentido y el valor de todas las cosas. Cristo resucitado se hunde en nuestro corazón y desata una gran batalla interior entre la vida y la muerte, entre la esperanza y la desesperación, entre la resignación y la consolación.






Fuente - Texto tomado de OBLATOS.COM:

Fuente - Texto tomado de REFLEXIONESCATOLICAS.COM:

Novena a la Divina Misericordia - Día Tercero - Marzo 31 de 2024

 

Por las almas devotas y fieles
(Diario, N° 1214)




Jesús misericordioso, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante, para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


Invocación para todos
los días de la Novena


Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como manantial de misericordia para nosotros, en ti confío.


Coronilla de la Divina Misericordia



Video tomado de Youtube:

Texto tomado del Libro: Novena del Señor de la Divina Misericordia - Caballeros de la Virgen

Vigilia Pascual - Sábado Santo por la noche - Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 16, 1-7

 



1. Y pasada la fiesta del sábado, María Magdalena, y María madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús.

2. Y partiendo muy de madrugada el domingo o primer día de la semana, llegaron al sepulcro, salido ya el sol.

3. Y se decían una a otra:


"¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?"


4. La cual realmente era muy grande, mas echando la vista, repararon que la piedra estaba apartada.

5. Y entrando en el sepulcro o cueva sepulcral se hallaron con un joven sentado al lado derecho, vestido de un blanco ropaje, y se quedaron pasmadas.

6. Pero él les dijo:




"No tenéis que asustaros: vosotras venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado: ya resucitó, no está aquí: mirad el lugar donde le pusieron"



7. Pero id, y decid a sus discípulos, y especialmente a Pedro que Él irá delante de vosotros a Galilea, donde le veréis, según que os tiene dicho.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús