sábado, 23 de marzo de 2024

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 14, 1-72; 15, 1-47

 



1. Dos días después era la Pascua, cuando comienzan los ázimos: y los príncipes de los sacerdotes y los escribas andaban trazando cómo prender a Jesús con engaño y quitarle la vida.

2. Mas no ha de ser, decían, en la fiesta, porque no se amotine el pueblo.

3. Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, estando a la mesa, entró una mujer con un vaso de alabastro lleno de ungüento o perfume hecho de la espiga del nardo, de mucho precio, y quebrando el vaso, derramó el bálsamo sobre la cabeza de Jesús.

4. Algunos de los presentes irritados interiormente, decían:


"¿A qué fin desperdiciar ese perfume?"

5. "¿Siendo así que se podía vender en mas de trescientos denarios, y dar el dinero a los pobres?"


Con este motivo bramaban contra ella.

6. Mas Jesús les dijo:


"Dejadla en paz, ¿por qué la molestáis? La obra que ha hecho conmigo es buena y loable":

7. "Pues que a los pobres los tenéis siempre con vosotros, y podéis hacerles bien cuando quisiereis; mas a Mí no me tendréis siempre"

8. "Ella ha hecho cuanto estaba en su mano; se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura y hacerme en vida este honor"

9. "En verdad os digo que doquiera que se predicare este Evangelio por todo el mundo, se contará también en memoria o alabanza de esta mujer lo que acaba de hacer"


10. Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, salió a verse con los sumos sacerdotes, para entregarles a Jesús.

11. Los cuales cuando le oyeron, se holgaron mucho, y prometieron darle dinero. Y él ya no buscaba sino ocasión oportuna para entregarle.

12. El primer día, pues, de los ázimos en que sacrificaban el cordero pascual, dícenle los discípulos:


"A dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de la Pascua?"


13. Y Jesús envió a Jerusalén a dos de ellos, diciéndoles:


"Id a la ciudad, y encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle"

14. "Y en donde quiera que entrare, decid al amo de la casa, que el Maestro os envía a decir:

"¿Dónde está la sala en que he de celebrar la cena de la Pascua con mis discípulos?"

15. "Y él os mostrará una pieza de comer grande, bien mueblada: preparadnos allí lo necesario"


16. Fueron, pues, los discípulos, y llegando a la ciudad, hallaron todo lo que les había dicho, y dispusieron las cosas para la Pascua.

17. Puesto ya el Sol, fue Jesús allá con los doce.

18. Y estando a la mesa, y comiendo, dijo Jesús:


"En verdad os digo, que uno de vosotros, que come conmigo, me hará traición"


19. Comenzaron entonces ellos a constristarse y a decirle uno después de otro:


"¿Seré yo acaso, Señor?"


20. Él les respondió:


"Es uno de los doce, uno que mete conmigo la mano o moja en un mismo plato"

21. "Verdad es que el Hijo del hombre se va, o camina a su fin, como está escrito de Él; pero, ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre será entregado a la muerte! Mejor sería para el tal hombre el no haber nacido"


22. Durante la cena, tomó Jesús pan, y bendiciéndolo lo partió, y dióselo, y les dijo:


"Tomad, éste es mi Cuerpo"


23. Y cogiendo el cáliz, dando gracias se lo alargó; y bebieron todos de él.

24. Y al dárselo, díjoles:


"Esta es la sangre mía, el sello del nuevo testamento, la cual será derramada por muchos"

25. "En verdad os digo, que de hoy más no beberé de este fruto de la vid, hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios"


26. Y dicho el himno de acción de gracias, salieron hacia el monte del Olivar.

27. Antes de partir díjoles aún Jesús:


"Todos os escandalizaréis por ocasión de mí esta noche, según está escrito: Heriré al pastor, y se descarriarán las ovejas"

28. "Pero en resucitando me pondré a vuestro frente en Galilea en donde os reuniré otra vez"


29. Pedro le dijo entonces:


"Aún cuando fueres para todos los demás un objeto de escándalo, no lo serás para mí"


30. Jesús le replicó:


"En verdad te digo, que tú, hoy mismo en esta noche, antes de la segunda vez que cante el gallo, tres veces me has de negar"


31. Él no obstante se afirmaba más y más en lo dicho, añadiendo:


"Aunque me sea forzoso el morir contigo, yo no te negaré"


Y lo mismo decían todos los demás.

32. En esto llegan a la granja llamada Getsemaní. Y dice a sus discípulos:


"Sentaos aquí mientras que Yo hago oración"


33. Y llevándose consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan, comenzó a atemorizarse y angustiarse.

34. Y díjoles:


"Mi alma siente angustias de muerte; aguardad aquí y estad en vela"


35. Y apartándose un poco adelante, se postró en tierra; y suplicaba que, si se pudiese, se alejase de Él aquella hora:


36. "¡Oh Padre, Padre mío!, decía, todas las cosas te son posibles, aparta de Mí este cáliz; mas no sea lo que Yo quiero, sino lo que Tú"


37. Viene después a los tres, y hallólos dormidos. Y dice a Pedro:


"Simón, tú duermes?, ¿aún no has podido velar una hora?"

38. "Velad, y orad para que no caigáis en la tentación. El espíritu a la verdad está pronto, es esforzado, pero la carne es flaca"


39. Fuése otra vez a orar, repitiendo las mismas palabras.

40. Y habiendo vuelto, los encontró de nuevo dormidos (porque sus ojos estaban cargados de sueño) y no sabían qué responderle.

41. Al fin vino tercera vez, y les dijo:


"Ea, dormid y reposad... Pero basta ya: la hora es llegada; y ved aquí que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores"

42. "Levantaos de aquí, y vamos, que ya el traidor está cerca"


43. Estando todavía hablando, llega Judas Iscariote, uno de los doce, acompañado de mucha gente, armada con espadas y con garrotes, enviada por los príncipes de los sacerdotes, por los escribas y por los ancianos.

44. El traidor les había dado una seña, diciendo:


"A quien yo besare, Él es, prendedle y conducidle con cautela"


45. Así al punto que llegó, arrimándose a Jesús, le dijo:


"Maestro mío, Dios te guarde"


Y besóle.

46. Ellos entonces le echaron las manos, y le aseguraron.

47. Entretanto uno de los circunstantes (Pedro) desenvainando la espada, hirió a un criado del Sumo sacerdote, y le cortó una oreja.

48. Jesús empero, tomando la palabra, les dijo:


"¿Como si yo fuese algún ladrón, habéis salido a prenderme con espadas y con garrotes?"

49. "Todos los días estaba entre vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Pero es necesario que se cumplan las Escrituras"


50. Entonces sus discípulos, abandonándole, huyeron todos.

51. Pero cierto mancebo le iba siguiendo envuelto solamente en una sábana o lienzo sobre sus carnes, y los soldados le cogieron.

52. Mas él soltando la sábana, desnudo se escapó de ellos.

53. Jesús fue conducido a casa del Sumo sacerdote, donde se juntaron todos los principales sacerdotes, y los escribas, y los ancianos.

54. Pedro como quiera le fue siguiendo a lo lejos, hasta dentro del palacio del Sumo sacerdote, donde se sentó al fuego con los criados, y estaba calentándose.

55. Mientras tanto los príncipes de los sacerdotes, con todo el concilio, andaban buscando contra Jesús algún testimonio, para condenarle a muerte, y no le hallaban.

56. Porque dado que muchos atestiguaban falsamente contra Él, los tales testimonios no estaban acordes, ni eran suficientes para condenarle a muerte.

57. Comparecieron, en fin, algunos que alegaban contra Él este falso testimonio:


58. "Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este templo hecho de mano de los hombres, y en tres días fabricaré otro sin obra de mano alguna"


59. Pero tampoco en este testimonio estaban acordes.

60. Entonces el Sumo sacerdote levantándose en medio del congreso, interrogó a Jesús, diciéndole:


"¿No respondes nada a los cargos que te hacen éstos?"


61. Jesús, empero, callaba, y nada respondió. Interrogóle el Sumo sacerdote nuevamente, y le dijo:


"¿Eres tú el Cristo, o Mesías, el Hijo de Dios bendito?"


62. A esto le respondió Jesús:


"Yo soy; y algún día veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la majestad de Dios, y venir sobre las nubes del cielo"


63. Al punto, el Sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, dice:


"¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?"

64. "Vosotros mismos habéis oído la blasfemia: ¿qué os parece?"


Y todos ellos le condenaron por reo de muerte.

65. Y luego empezaron algunos a escupirle, y tapándole la cara, dábanle golpes, diciéndole:


"Profetiza, o adivina quién te ha dado"; y los ministriles le daban de bofetadas


66. Entretanto, hallándose Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del Sumo sacerdote.

67. Y viendo a Pedro que se estaba calentando, clavados en él los ojos, le dice:


"Tú también andabas con Jesús Nazareno"


68. Mas él lo negó, diciendo:


"Ni le conozco, ni sé lo que te dices"


Y saliéndose fuera del zaguán, cantó el gallo.

69. Reparando de nuevo en él la criada, empezó a decir a los circunstantes:


"Sin duda éste es de aquéllos"


70. Mas él lo negó segunda vez. Un poquito después, los que estaban allí decían nuevamente a Pedro:


"Seguramente tú eres de ellos, pues eres también galileo"


71. Aquí comenzó a echarse maldiciones, y a asegurar con juramento:


"Yo no conozco a ese hombre de que habláis"


72. Y al instante cantó el gallo la segunda vez. Con lo que se acordó Pedro de la palabra que Jesús le había dicho:


"Antes de cantar el gallo por segunda vez, tres veces me habrás ya negado"


Y comenzó a llorar amargamente.


Capítulo XV


1. Y luego que amaneció, habiéndose juntado para deliberar los Sumos sacerdotes, con los ancianos y los escribas, y todo el consejo o sanedrín, ataron a Jesús, y le condujeron y entregaron a Pilatos.

2. Pilatos le preguntó:


"¿Eres tú el rey de los judíos?"


A que Jesús respondiendo, le dijo:


"Tú lo dices, lo Soy"


3. Y como los príncipes de los sacerdotes le acusaban en muchos puntos.

4. Pilatos volvió nuevamente a interrogarle, diciendo:


"¿No respondes nada?, mira de cuántas cosas te acusan"


5. Jesús, empero, nada más contestó, de modo que Pilatos estaba todo maravillado.

6. Solía él, por razón de la fiesta de Pascua, concederles la libertad de uno de los presos, cualquiera que el pueblo pidiese.

7. Entre éstos había uno llamado Barrabás, el cual estaba preso con otros sediciosos, por haber en cierto motín cometido un homicidio.

8. Pues como el pueblo acudiese a esta sazón a pedirle el indulto que siempre les otorgaba.

9. Pilatos les respondió, diciendo:


"¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"


10. Porque sabía que los príncipes de los sacerdotes se lo habían entregado por envidia.

11. Mas los pontífices instigaron al pueblo a que pidiese más bien la libertad de Barrabás.

12. Pilatos de nuevo les habló, y les dijo:


"¿Pues qué queréis que haga del rey de los judíos?"


13. Y ellos volvieron a gritar:


"¡Crucifícale!"


14. Y les decía:


"¿Pues qué mal es el que ha hecho?"


Mas ellos gritaban con mayor fuerza:


"¡Crucifícale!"


15. Al fin Pilatos, deseando contentar al pueblo, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que fuese crucificado.

16. Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio, y reuniéndose allí toda la cohorte.

17. Vístenle un manto de grana a manera de púrpura, y le ponen una corona de espinas entretejidas.

18. Comenzaron enseguida a saludarle diciendo:


"¡Salve, oh rey de los judíos!"


19. Al mismo tiempo herían su cabeza con una caña, y escupíanle, e hincando las rodillas le adoraban.

20. Después de haberse así mofado de Él, le desnudaron de la púrpura, y volviéndole a poner sus vestidos, le condujeron afuera para crucificarle.

21. Al paso alquilaron a un hombre que venía de una granja, llamado Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, obligándole a que llevase la cruz de Jesús.

22. Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota, que quiere decir calvario, u osario.

23. Allí le daban a beber vino mezclado con mirra; mas Él no quiso beberlo.

24. Y después de haberle crucificado, repartieron sus ropas, echando suertes sobre la parte que había de llevar cada uno.

25. Era ya cumplida la hora de tercia, cuando le crucificaron.

26. Y estaba escrita la causa de su sentencia con este letrero:


EL REY DE LOS JUDÍOS


27. Crucificaron también con Él a dos ladrones, uno a su derecha y otro a la izquierda.

28. Con lo que se cumplió la Escritura, que dice:

Y fue puesto en la clase de los malhechores.

29. Los que iban y venían blasfemaban de Él, meneando sus cabezas, y diciendo:


"¡Hola!, tú que destruyes el templo de Dios, y que lo reedificas en tres días"

30. "Sálvate a ti mismo bajando de la cruz"


31. De la misma manera, mofándose de Él los príncipes de los sacerdotes, con los escribas, se decían el uno al otro:


"A otros ha salvado, y no puede salvarse a sí mismo"

32. "El Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que seamos testigos de vista, y le creamos"


También los que estaban crucificados con Él, le ultrajaban.

33. Y a la hora de sexta se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona.

34. Y a la hora de nona exclamó Jesús diciendo en Voz grande y extraordinaria:


"ELOI, ELOI, ¿LAMMA SABACTANI?"


Que significa:


"DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?"


35. Oyéndolo algunos de los circunstantes, decían:


"Ved cómo llama a Elías"


36. Y corriendo uno de ellos, empapó una esponja en vinagre, y revolviéndola en la punta de una caña, dábale a beber, diciendo:


"Dejad que cobre así algún aliento, y veremos si viene Elías a descolgarle de la cruz"


37. Mas Jesús, dando un gran grito, expiró.

38. Y al mismo tiempo el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba abajo.

39. Y el centurión que estaba allí presente, viendo que había expirado con gran clamor, dijo:


"Verdaderamente que este hombre era Hijo de Dios"


40. Había también allí varias mujeres que estaban mirando de lejos, entre las cuales estaba María Magdalena, y María madre de Santiago el menor y de José, y Salomé mujer de Zebedeo.

41. Que cuando estaba en Galilea, le seguían y le asistían con sus bienes; y también otras muchas, que juntamente con Él habían subido a Jerusalén.

42. Al caer el Sol (por ser aquel día la parasceve, o día de preparación, que precede al sábado).

43. Fue José de Arimatea, persona ilustre y senador, el cual esperaba también el reino de Dios, y entró denodadamente a Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús.

44. Pilatos, admirándose de que tan pronto hubiese muerto, hizo llamar al centurión, y le preguntó si efectivamente era muerto.

45. Y habiéndole asegurado que sí el centurión, dió el cuerpo a José.

46. José, comprada una sábana, bajó a Jesús de la cruz, y le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro abierto en una peña, y arrimando una gran piedra, dejó así con ella cerrada la entrada.

47. Entretanto, María Magdalena y María, madre de José, estaban observando dónde le ponían.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Semana Santa y Pascua de Resurrección (Marzo 24 al 31 de 2024)

  






Domingo de Ramos
(Marzo 24)


Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén




En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por esa razón, en todas las misas se hace memoria de esta entrada del Señor: por la procesión o entrada solemne antes de la Misa principal, o por la entrada simple antes de las restantes misas.


El Domingo de Ramos


La liturgia de este día expresa por medio de dos ceremonias, una de alegría y otra de tristeza, los dos aspectos del misterio de la Cruz.

Se trata primero de la bendición y procesión de las Palmas en que todo respira un santo júbilo, el cual nos permite, aún después de veinte siglos, revivir la escena grandiosa de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Luego viene la Misa, cuyos cantos y lecturas se relacionan exclusivamente con el doloroso recuerdo de la Pasión del Salvador.


Bendición de los Ramos y Procesión


En Jerusalén, y en el siglo IV, se leía en este domingo, y en el lugar mismo en que se realizó, el relato evangélico que nos pinta a Cristo aclamado por las turbas como rey de Israel, y tomando posesión de la capital de su reino. Y, en efecto, Jerusalén era imagen del reino de la Jerusalén celestial.

Luego, el obispo cabalgando sobre un jumento, iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muchedumbre que llevaba en la mano ramos y cantaba himnos y antífonas.

Semejante ceremonia iba precedida de la lectura del paso del Éxodo, relativo a la salida de Egipto. El pueblo de Dios, acampado a la sombra de las palmeras, junto a las doce fuentes en que Moisés les prometió el maná, era figura del pueblo cristiano que corta ramas de palmeras y manifiesta que su Rey, Jesús, viene a liberar las almas del pecado y a conducirlas a las fuentes bautismales para alimentarlas después con el Maná eucarístico.

La iglesia romana, al adoptar uso tan bello hacia el siglo IX, añadió los ritos de la bendición de los Ramos. En esa bendición, la Iglesia implora sobre «los que moran en las habitaciones en que se guardan, la salud del alma y cuerpo».

Este cortejo de cristianos que, con palmas en la mano y entonando triunfantes hosannas, aclama todos los años en el mundo entero y a través de todas las generaciones la realeza de Cristo.

"Viendo por la fe ese hecho y su significación roguemos al Señor que, lo que aquél pueblo hizo exteriormente, nosotros lo cumplamos también espiritualmente, ganando la victoria sobre el demonio".

Conservemos religiosamente en nuestras casas uno de los ramos bendecidos. Este sacramental nos alcanzará gracias, por virtud de la oración de la Iglesia, y afianzará nuestra fe en Jesús vencedor del pecado y de la muerte.


MARZO 24 AL 31






Lunes Santo (Marzo 25)




"Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar? Cuando se acercan contra mí los malhechores a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben. Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro en ella. ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos! Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh". (Antífona de Entrada, Sal 27, 1-3, 13-14).


Oración


Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil esperanza. Por Nuestro Señor Jesucristo.


Martes Santo (Marzo 26)




"A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás! ¡Por tu justicia sálvame, libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame! ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza. ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento! Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud. En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza! publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación. ¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!" (Antífona de Entrada, Sal 71, 1-6, 15, 17).


Oración


Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por Nuestro Señor Jesucristo.


Miércoles Santo (Marzo 27)




"Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante; para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre; pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan. El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco. Espero compasión, y no la hay, consoladores, y no encuentro ninguno. Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre. El nombre de Dios celebraré en un cántico, le ensalzaré con la acción de gracias. Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios! Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos". (Antífona de Entrada, Sal 69, 8-10, 21-22, 31, 33-34).


Oración


Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo; quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo.


Jueves Santo (Marzo 28)




La liturgia del Jueves Santo está toda embebida en el recuerdo de la Redención. La función antiguamente de tres misas: La primera, en que se reconciliaban a los públicos penitentes, la segunda, en la cual se consagraban los Santos Óleos, y la tercera, para conmemorar muy especialmente la institución de la Sagrada Eucaristía en la Última Cena.

La Iglesia, celebra en la Eucaristía durante el curso del año todos los misterios de la vida de Jesús, se apega hoy al recuerdo de la institución misma de este Sacramento inefable y del Sacerdocio Católico.

Esta misa realiza de un modo muy especial la orden dada por Jesús a sus sacerdotes de renovar la Última Cena en que Jesús, en los momentos mismos en que tramaban su muerte, instituyó el misterio de perpetuar entre nosotros su presencia. Por eso la Iglesia, suspendiendo un instante su duelo, celebra el Santo Sacrificio en este día con santo júbilo, reviste a sus ministros con ornamentos blancos y festivos, y canta el Gloria como a vuelo de campanas, las cuales enmudecerán hasta la Vigilia Pascual.

En la Epístola nos dice el Apóstol que la Misa es el "Memorial de la muerte de Jesús". Era necesario el sacrificio del altar para que pudiésemos comulgar la Víctima del Calvario y aplicarnos sus méritos. Y así la Eucaristía, que toma todo su valor del sacrificio de la cruz, comunica a su vez una universalidad de tiempo y de lugares. El mismo Salvador se encarga de hacer las abluciones prescritas por los judíos en el curso del festín (Ev), mostrándose con ello cuál es la pureza y la caridad que Dios exige a los que quieren comulgar, para no exponerse como Judas a ser reos del Cuerpo y Sangre del Señor (Ep).

Participemos todos hoy de este Ágape, de este festín de la Caridad. Ésa es la intención de nuestra Santa Madre Iglesia. No dejemos de ir a recibir en este Jueves Santo la Sagrada Víctima que se inmola en el altar, y así cumpliremos santamente con nuestro deber; precisamente en este día se nos recuerdan todos los detalles de la institución del Sacerdocio y del Sacrificio Eucarístico.


Viernes Santo (Marzo 29)




El Viernes Santo es un día de duelo, el mayor de todos. Cristo muere. El dominio de la muerte, consecuencia del pecado, sobre todas nuestras vidas humanas alcanza incluso al jefe de la humanidad, el Hijo de Dios hecho hombre.

Pero, como todos los cristianos saben, esta muerte que Jesús ha compartido con nosotros y que fue tan atroz para Él, respondía a los designios de Dios sobre la salvación del mundo y aceptada por el Hijo para nuestra redención. Desde entonces la cruz de Cristo es la gloria de los cristianos. "Para nosotros toda nuestra gloria está en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" y, hoy, lo repite la Iglesia y presenta la misma cruz para nuestra adoración: "He aquí el madero de la cruz, del cual pendió la salvación del mundo". Por ello, el Viernes Santo es al mismo tiempo que un día de luto, el día que ha devuelto la esperanza a los hombres; él nos lleva a la alegría de la resurrección.

La acción litúrgica con que la Iglesia celebra, por la tarde, la redención del mundo, debería ser amada de todos los cristianos. En este día, el recuerdo solemne de la Pasión, las grandes oraciones en que la Iglesia ora confiada por la salvación de todos los hombres, la adoración de la cruz y el canto de los improperios son algo más que ritos emocionantes; es la oración y el hacinamiento de gracias de los rescatados que, en comunidad, adquieren conciencia ante Dios de todo lo que el misterio de la cruz representa para ellos.


Sábado de Gloria (Marzo 30)




Durante el día sábado, como una viuda, la Iglesia llora la muerte de su Esposo.

La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte y aquél "descenso a los infiernos" –al lugar de los muertos– que confesamos en el Credo y que prolonga la humillación de la cruz, manifestando el realismo de la muerte de Jesús, cuya alma conoció en verdad la separación del cuerpo y se unió a las restantes almas de los justos. Pero el descenso al reino de muerte es también el primer movimiento de la victoria de Cristo sobre la misma.

Hoy no se celebra sacrificio de la Misa ni se recibe comunión –a no ser el caso de viático-, aunque se reza la liturgia de las Horas. El altar permanece por todo ello desnudo hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la Resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pasados.


Domingo de Resurrección (Marzo 31)




Cristo verdaderamente resucitó de la muerte, ganando para nosotros nueva vida. (Secuencia del Domingo de Resurrección).


Reflexión


En el Domingo de Resurrección, la Iglesia contempla a Cristo resucitado. Así revive la experiencia primordial en que descansa la base de su existencia. Ella experimenta la misma maravilla que María Magdalena y las otras mujeres que fueron a la tumba de Cristo en la mañana de Pascua y la encontraron vacía. Esa tumba llegó a ser la matriz de la vida. Quienquiera que había condenado a Jesús, creyó que Él había enterrado su causa bajo una lápida helada. Los mismos discípulos experimentaron el sentimiento del fracaso irreparable. Entendemos su sorpresa, entonces, e incluso su desconfianza ante las noticias de la tumba vacía.




Pero el Resucitado no demoró en dejarse ver Él mismo y ellos se rindieron a la realidad.




¡Ellos vieron y creyeron! Dos mil años más tarde, nosotros sentimos todavía la emoción indecible que los venció cuando ellos oyeron el saludo del Maestro:




"La Paz esté con ustedes..."


La Resurrección de Cristo es la fuerza, el secreto de la Cristiandad. No es una pregunta de la mitología ni de mero simbolismo, sino un acontecimiento concreto. Es confirmado por pruebas seguras y convincentes. La aceptación de esta verdad, aunque es fruto de la gracia de Espíritu Santo, descansa al mismo tiempo en una base histórica sólida. En el umbral del tercer milenio, el nuevo esfuerzo por la evangelización puede empezar sólo de una experiencia renovada de este Misterio, aceptado en la fe y presenciado en la vida. ... Papa San Juan Pablo II.


Actos


La Misa deberá ser celebrada en el Día de Pascua con gran solemnidad. Es apropiado que el rito penitencial en este día se acompañe con rocío de agua bendita en la Vigilia, durante la cual se debe cantar la antífona del Vidi Aquam, o alguna otra canción de carácter bautismal. Las fuentes en la entrada de la iglesia deben llenarse también con la misma agua. La tradición de celebrar Vísperas bautismales en el Día de Pascua cantando salmos durante la procesión a la fuente se debe mantener donde está todavía vigente, o ser reestablecida debidamente. El Cirio Pascual tiene su lugar apropiado cerca del púlpito o en el altar y debe ser encendida por lo menos en todas las celebraciones litúrgicas más solemnes de la temporada hasta el domingo de Pentecostés, lo mismo en Misa que en la oración Matutina y Nocturna. Después del tiempo de Pascua el Cirio se debe guardar con respeto en el baptisterio, así que en la celebración del Bautismo la vela del bautizado pueda ser encendida de él. En la celebración de funerales, el Cirio Pascual debe estar cerca del ataúd para indicar que la muerte de un cristiano es su propia Pascua. El Cirio Pascual no debe encenderse ni colocarse en el santuario fuera de la temporada de Pascua.


Oración


Dios nuestro Padre, creador de todo, hoy es el día de la alegría de Pascua. Esta es la mañana en que el Señor apareció a los hombres que habían comenzado a perder su esperanza y abrieron sus ojos a lo que las escrituras predijeron: que primero Él debió morir, y entonces Él resucitaría y subiría en la presencia gloriosa del Padre. Que el Señor resucitado inspire a nuestras mentes y abra nuestros ojos para que lo podamos reconocer en la fracción del pan, y seguirlo en su Resurrección. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:





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