sábado, 17 de febrero de 2024

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 1, 12-15

 


12. Luego después el mismo Espíritu le arrebató al desierto.




13. Donde se mantuvo cuarenta días y cuarenta noches. Allí fue tentado de Satanás; y moraba entre las fieras, y los ángeles le servían.




14. Pero después que Juan fue puesto en la cárcel, vino Jesús a la alta Galilea predicando el Evangelio del reino de Dios.

15. Y diciendo:




"Se ha cumplido ya el tiempo, y el reino de Dios está cerca: Haced penitencia, y creed al Evangelio".


 

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Santa Bernardita Soubirous - Vidente de Lourdes - Fiesta 18 de Febrero

   



Martirologio Romano


En Nevers, en Francia, Santa María Bernarda Soubirous, virgen, la cual, nacida en Lourdes de una familia muy pobre, siendo aún niña asistió a las apariciones de la Inmaculada Santísima Virgen María, y después abrazó la vida religiosa y llevó una vida escondida y humilde.

El 11 de febrero, fiesta de la Santísima Virgen de Lourdes, nos recuerda las apariciones de la Virgen a una niña de 14 años que no sabía leer ni escribir, pero que rezaba todos los días el Rosario.

Bernardita Soubirous nació en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa), pero todos la llamaban Bernardita. Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba.

En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los 10 años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración. Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús:


"Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15)


En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo:


"Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo"


 



Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir, ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira.

Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Santísima Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Nuestra Señora le dijo:


"No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra"


Y así sucedió. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo. Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.

Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar.




"Vaya"le decía la señora.

"¡Tenga valor!"


Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio. Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el señor alcalde le dijo:


"¿Es que la confundieron con una ternera?"


Y la niña le respondió:


"Señor alcalde, a usted sí le sirven lechugas en el almuerzo? Claro que sí. ¿Y es que lo confunden con un ternero?"


Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.

Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los cuatro meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó. En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad, siempre entre la vida y la muerte. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba:


"Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Santísima Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores"




Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con ésto están haciendo una obra buena. Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total, y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios:


"No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra"


A pesar de haber sido dócil instrumento para extender la devoción a la Inmaculada, Bernardita no se contaminó con la gloria humana. El día que el obispo de Lourdes, ante 50.000 peregrinos, colocó la estatua de la Virgen sobre la roca de Massabielle, Bernardita tuvo que permanecer en su celda, víctima de un ataque de asma. Y cuando el dolor físico se hacía más insoportable, suspiraba:


"No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y la paciencia"


Su breve existencia transcurrió en la humilde aceptación del sufrimiento físico como generosa respuesta a la invitación de la Inmaculada para pagar con la penitencia el rescate de tantas almas que viven prisioneras del mal.




Mientras junto a la gruta de las apariciones se estaba construyendo un grande santuario para acoger a los numerosos peregrinos y enfermos en busca de alivio, Bernardita pareció desaparecer en la sombra. Pasó seis años en el Instituto de Lourdes, de las Hermanas de la Caridad de Nevers, y en el que después fue admitida como novicia.

Duró 15 años de religiosa. Los primeros seis años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros nueve años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir. Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía:


"Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Santísima Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es"


A quien la animaba le contestaba con la radiante sonrisa de los momentos de felicidad cuando estaba a la presencia de la blanca Señora de Lourdes:




"María es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla"


Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo. Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe:


"Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma"


A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre. El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada:


"Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡qué hermosa era!"


Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada:


"Ruega Señora por esta pobre pecadora"


 



Y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Bernardita, la humilde pastorcita que pudo contemplar con sus propios ojos a la Virgen Inmaculada, murió el 16 de abril de 1879. Tenía apenas 35 años. A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios, en favor de los que le pedían su ayuda. Fue beatificada el año 1925. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío XI la declaró Santa.


Nota: La Iglesia católica la festeja el 16 de abril, día de su fallecimiento, pero en Francia se la festeja el 18 de febrero.


Fuente - Texto tomado de EWTN:
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/santos/bernardita-soubirous-14794

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

📿 CONVOCATORIA MUNDIAL EN CUARESMA 📿 Oremos a Dios por el mundo entero y las intenciones de todos ustedes

 CONVOCATORIA MUNDIAL EN CUARESMA





Oremos a Dios
por el mundo entero
y las intenciones
de todos ustedes


En este tiempo de Cuaresma, acompañemos a Jesús durante 40 días en el desierto y soledad, apartados de todo cuanto pueda tentarnos: hacernos perder el estado de gracia de nuestras almas y llevarnos a cometer pecados, que ofenden gravemente a Dios.

Preparemos nuestras almas para santificarnos: haciendo ayuno, oración, penitencia, conversión, buscando la reconciliación con Dios a través del Sacramento de la Confesión. Creer firmemente en Dios y buscar la auténtica conversión. Practicar la abstinencia de todo cuanto pueda pervertir nuestros cuerpos y almas.

Todo esto aleja al Demonio, porque él no resiste este tipo de prácticas y ejercicios espirituales... Si queremos triunfar sobre Satanás, abramos nuestros corazones al espíritu de penitencia y mortificación...




El Demonio no soporta a los que practicamos la ascesis, mortificación, sacrificios, oración, penitencia; las buenas costumbres y modales, valores morales, religiosos y éticos.

Derrotemos la Maldad que se está implantando en el mundo entero, con el Demonio y todas sus huestes infernales...




Pidamos a Dios, por intercesión de su Santísima Madre, la Virgen María, y de su Castísimo Padre San José, por toda la humanidad, por ustedes e intenciones de todo el mundo.




Estamos en GRAVE PELIGRO y esto es REAL... El Demonio se ha infiltrado hasta en la Santa Iglesia Católica, desde el interior y está atacando a todos sus fieles...

Con nuestras oraciones y súplicas podemos interceder por todo el mundo, porque Dios siempre escucha nuestro clamor y peticiones, y nos envía su gracia santificante.


¿Queremos que nuestras almas crezcan en santidad y gracia?


Procedamos con absoluta confianza en Dios, con profunda fe y el amor de nuestros corazones...


Recemos juntos:














¡Muchas gracias a todos
y que recibamos abundantes bendiciones de Dios!


Esperemos con confianza:
la Santa Voluntad de Dios
y su gracia santificante...




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13 cosas que tal vez no sabías del diablo y sus demonios

   



REDACCIÓN CENTRAL, 30 de octubre de 2015 / 07:03 p.m. (ACI).


El reconocido exorcista P. José Antonio Fortea en su “Summa Daemoniaca” menciona un gran conjunto de cuestiones relativas al demonio que es importante que todo cristiano lo tome en cuenta para el combate espiritual por alcanzar el cielo.


13 cosas que tal vez no sabías
del diablo y sus demonios


1.- El enemigo tiene varios nombres




En el Antiguo Testamento se le llama “Satán” que significaría “adversario, enemigo, opositor”. Así mismo, en el Nuevo Testamento se le nombra como “Diablo”, que viene del verbo griego “diaballo” (acusar). En cambio la palabra demonio, del griego “daimon” (genio), es usado para designar a seres espirituales malignos.

Lucifer es un nombre que no está en las Sagradas Escrituras y que significa “estrella de la mañana” o “el que lleva la luz”. Lo cual “recuerda la pena tan grande que es que siendo tan bello, cayera”, indica el P, Fortea. Sin embargo, el presbítero sigue la misma idea de otro renombrado exorcista, P. Gabriele Amorth, quien considera que Lucifer es el nombre propio del segundo demonio en importancia en la jerarquía demoníaca.


2.- La gran prueba




Todos los ángeles al ser creados por Dios, sabían que Él era su creador, pero pasaron por una prueba “antes de la visión de la esencia de la Divinidad”. A modo de comparación, el sacerdote explica que sería como decir que “veían a Dios como una luz, que le oían como una voz majestuosa y santa, pero que su rostro seguía sin desvelarse”.

“En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos mismos se transformaron en lo que son. Nadie les hizo así”.


3.- La batalla en el cielo fue intelectual




Al respecto, el exorcista indica que los ángeles desobedientes empezaron a odiar a Dios y a verlo como una cadena que oprimía su libertad. La batalla entre Miguel y Lucifer, cada uno con sus ángeles, no fue con armas, ya que no tienen cuerpo, “las únicas armas que pueden blandir son los argumentos intelectuales”, explica.

“Unos se hicieron más soberbios, otros no tanto. Cada ángel rebelde fue deformándose más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el contrario, los ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos ángeles se santificaron más en una virtud otros en otra… los ángeles fueron admitidos a la presencia divina, y a los demonios se les dejó que se alejaran”.


4.- La razón de su rebeldía




Sólo en este punto se toma como referencia el libro “Historia del Mundo Angélico”, también del P. Fortea. Allí sugiere, a modo de novela, que la prueba por la que habrían pasado los ángeles es la revelación que les hizo Dios sobre crear el mundo material con la humanidad, que Él se haría hombre para salvar a los pecadores y que nacería de una mujer, la cual sería la reina de los ángeles.

Lucifer no pudo soportar esta idea, creía que él debería engendrarlo al ser la “obra maestra” del Creador. Más adelante con otros ángeles acusaron que Dios estaba equivocado y se rebelaron por completo. Los ángeles que acataron la voluntad de Dios se postraron a adorar a su creador, aún sin ver todavía su esencia. Mientras que los rebeldes se alejaron del amor de Dios.


5.- Son seres espirituales




“Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado eternamente”. Es decir, no tienen cuerpo, no sienten inclinación a ningún pecado que se cometa con el cuerpo, pero pueden tentar a los hombres a pecar en esas materias. Comprenden esos pecados de un modo meramente intelectual y sus faltas son sólo espirituales.

En este sentido el exorcista precisa que Satán “sigue siendo un bellísimo ángel en su naturaleza, aunque repugnante en su aspecto moral… Su ser personal se ha deformado, pero su naturaleza permanece y permanecerá intacta haga lo que haga. Dado que ambas cosas son inseparables, él auténticamente es un monstruo, un ser deforme, alguien que produce repugnancia y aversión”.


6.- Entre los demonios también hay tiempo




Su tiempo no es material como el de los humanos, sino que es un tiempo propio de los espíritus, que es llamado “evo” (“aevum” en latín) y que es la sucesión de actos de entendimiento y voluntad en un ser espiritual.

El Creador, en cambio, vive en un eterno presente. “Sólo en Él no hay sucesión de tiempo de ninguna clase. En Él no ha transcurrido nunca ni un solo segundo, ni un solo antes ni después. La eternidad de Dios es cualitativamente distinta de la eternidad del tiempo material (con un principio, pero sin final) y de la eternidad del evo (también con un principio, también sin final)”, puntualiza Fortea.


7.- Sufren al considerar a Dios




Cada ángel caído “en el conocer encuentra placer, pero también sufrimiento. Sufre cada vez que ese conocimiento le lleva a considerar a Dios. Y el demonio percibe continuamente el orden y la gloria del Creador en todas las cosas. Hasta en las cosas aparentemente más neutras, él encuentra el reflejo y el recuerdo de los atributos divinos”.

Sin embargo, el exorcista plantea que “el demonio no está siempre en cada instante sufriendo. Muchas veces simplemente piensa. Sólo sufre en ciertos momentos, cuando se acuerda de Dios, cuando se vuelve a hacer consciente de su miserable estado, de su separación de Dios”.


8.- No conocen el futuro, ni pueden leer los pensamientos




Los demonios no ven el futuro, pero con su inteligencia muy superior a la del ser humano pueden deducir por sus causas algunas cosas que sucederán. No saben lo que uno decidirá porque “la libertad humana es el gran factor de indeterminación en sus previsiones”, sostiene el P. Fortea.

“Los demonios pueden tentarnos pero no pueden leer nuestros pensamientos. Aunque dada su gran inteligencia pueden conjeturar lo que pensamos. Al ser seres más inteligentes que nosotros, deducen muchas más cosas y con más seguridad con muy pocos signos externos que lo que deduciríamos nosotros. Pero siempre hay que recordar que ellos están fuera de nuestra alma, sólo Dios puede leer nuestra alma”.


9.- Cuidado con las tentaciones




“El demonio nos puede introducir pensamientos, imágenes o recuerdos, pero no puede introducirse en nuestra voluntad. Podemos ser tentados, pero al final hacemos lo que queremos. Ni todos los poderes del infierno pueden forzar a alguien a cometer ni el más pequeño pecado”, sostiene el sacerdote.

De igual manera puntualiza que “si uno es tentado y ora, la tentación desaparece. Es incompatible la tentación con la oración. La oración crea primero una barrera contra la tentación, pues nuestra voluntad y nuestra inteligencia se centran en Dios. Y si insistimos un poco más, el demonio no puede resistirla y huye”.


10.- Odian más a los ascetas




El exorcista Fortea afirma con seguridad que de todos los cristianos que están en la Iglesia, al que más odia el demonio es al que se dedica a la ascesis (disciplina, ayuno, meditación, oración, sacrificios, etc. para alcanzar la virtud).

“El demonio odia mucho más al asceta que a la jerarquía eclesiástica o a los mismos exorcistas. El exorcista expulsa a uno, dos, una docena de demonios... El hombre que se mortifica, quebranta de un modo mucho más poderoso la influencia demoníaca en este mundo por el mero hecho de sobrellevar sobre su cuerpo y su espíritu la pasión cotidiana de su vida crucificada”.


11.- El significado de la cruz para los demonios




El presbítero describe que “todos y cada uno de los demonios estaban allí, rodeando la Cruz, contemplando con delectación su triunfo”. No obstante, ellos no podían imaginar que era la mayor victoria del Reino de los Cielos que los dejó “sin habla” con la Resurrección.

“Dios Padre no había perdonado la Pasión ni a su mismo Hijo… La Pasión en la Cruz suponía la prueba palpable de que la Justicia Divina no era trasgredida en vano. Fue en ese momento cuando se hicieron plenamente conscientes todos los demonios de que su condenación no tendría indulto alguno por los siglos de los siglos”.

“Por eso ellos de estar contemplando la Cruz con la alegría de su victoria maligna, pasaron a entender que para ellos sería para siempre el recuerdo terrible de la Justicia Divina. Y por eso por encima de todo, los demonios odian la imagen de la cruz, más que la imagen de la Santísima Virgen María o la imagen de cualquier otro santo o la representación de otro misterio sagrado”.


12.- Los objetos que atormentan a los demonios




“La Iglesia con el poder que ha recibido de Cristo puede unir un efecto espiritual a un objeto”, explica el P. Fortea. Cuenta que en una ocasión no había agua durante un exorcismo y bendijo el contenido de una botella de limonada, pero el efecto que producía era mucho menor.

“Al cabo de unos minutos ordené en el nombre de Jesús al demonio que me dijera por qué era eso así. Se resistió, pero al final dijo que el agua era símbolo de pureza y limpieza. Si bien, dijo que aquel otro líquido bendito también le producía algún efecto, pero menos”.

Otros objetos que atormentan a los demonios son las reliquias de los santos y la cruz. Así mismo, las imágenes religiosas también los atormentan, más si están bendecidas, y con mayor fuerza “si en la bendición expresamente se pidió a Dios que repelieran a los demonios”.


13.- No es el 666




El exorcista afirma que identificar la figura bíblica del Anticristo con la del diablo es un error ya que el “666” que menciona el Apocalipsis es número de un ser humano. Por lo tanto es un hombre que propaga el odio, la guerra y el mal. “Nerón, Napoleón, y especialmente Hitler, son figura y bosquejo del Anticristo definitivo y perfecto”, señala.

“También nos aclara mucho la figura del Anticristo su mismo nombre ANTI-CRISTO. Es decir, se trata de la figura contraria a Cristo. Cristo era un hombre, el Anticristo también. Cristo extendió el amor, la paz, la misericordia. El Anticristo extenderá el odio, la guerra, la venganza”.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:




Favor leer la siguiente información:



Oraciones: Contra el maleficio y todo mal - Curación Interior - Liberación - Padre Gabrielle Amorth


Oraciones contra los poderes de las tinieblas - Apéndice II - Ritual Romano de Exorcismos


Oraciones contra los poderes de las tinieblas - Apéndice II - Ritual Romano de Exorcismos




Súplicas que pueden ser utilizadas privadamente por los fieles en la lucha contra el poder de las tinieblas




Ritual Romano de exorcismos y otras súplicas, Apéndice II.
Versión castellana de la edición típica, 2005


Oraciones contra el poder de las tinieblas


1. Señor Dios, apiádate de mi, siervo tuyo, que, a causa de muchas insidias, me he vuelto como un objeto perdido; sálvame de la mano de mis enemigos y ven a buscarme si estoy perdido, acógeme cuando me encuentres, y no me abandones, así podré agradarte por siempre, porque sé que me has redimido con tu fuerza.

Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén


2. Dios todopoderoso, que das cobijo a los afligidos en tu casa y conduces a los cautivos a la prosperidad, mira mi aflicción y ven en mi auxilio; derrota al enemigo malvado, para que, una vez vencida la acción del adversario, la libertad me conduzca a la paz, de modo que restablecido en la piedad serena, proclame que eres admirable, Tú que diste fuerza a tu pueblo.

Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.


3. Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre a tu imagen y lo recreaste mas admirablemente con la gracia del Bautismo, dirige tu mirada sobre mi, siervo tuyo, y sé propicio a mis súplicas. Te pido que nazca en mi corazón el esplendor de tu gloria para que, eliminado plenamente todo temor, pueda alabarte con ánimo y espíritu sereno, junto a mis hermanos en tu Iglesia.

Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


4. Oh Dios, origen de toda misericordia y de toda bondad, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la Cruz para librarnos del poder del enemigo; mira propicio mi humillación y dolor, y concédeme, pues me renovaste en la fuente bautismal, que, habiendo vencido el ataque del Maligno, me colme la gracia de tu bendición.

Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.


5. Oh Dios, que por la gracia de la adopción, quisiste que yo fuera hijo de la luz, te pido que me concedas no verme envuelto en las tinieblas de los demonios sino que pueda por siempre permanecer plenamente en el esplendor de la libertad recibida de Ti.

Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.


Invocaciones a la Trinidad





Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Sólo a Dios honor y gloria.

Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; sea alabado y ensalzado por los siglos de los siglos.

Te invocamos, te alabamos, te adoramos, Oh Santa Trinidad. Esperanza nuestra, salvación nuestra, honor nuestro, Oh Santa Trinidad. Líbrame, sálvame, vivifícame, Oh Santa Trinidad. Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que vendrá.

A Ti el honor y la fuerza, oh Santa Trinidad, a Ti la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti la acción de gracias por los siglos de los siglos, oh Santa Trinidad.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de mí.


Invocaciones a Nuestro Señor Jesucristo




a)


Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mí.
Jesús, imagen del Padre, ten piedad de mí.
Jesús, Sabiduría eterna, ten piedad de mí.
Jesús, resplandor de la luz eterna, ten piedad de mí.
Jesús, Palabra de vida, ten piedad de mí.
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de mí.
Jesús, Dios y hombre, ten piedad de mí.
Jesús, Sumo Sacerdote, ten piedad de mí.
Jesús, heraldo del reino de Dios, ten piedad de mí.
Jesús, camino, verdad y vida, ten piedad de mí.
Jesús, pan de vida, ten piedad de mí.
Jesús, vid verdadera, ten piedad de mí.
Jesús, hermano de los pobres, ten piedad de mí.
Jesús, amigo de los pecadores, ten piedad de mí.
Jesús, médico del alma y del cuerpo, ten piedad de mí.
Jesús, salvación de los oprimidos, ten piedad de mí.
Jesús, descanso de los abandonados, ten piedad de mí.
Tú que viniste a este mundo, ten piedad de mí.
Tú que libraste a los oprimidos por el diablo, ten piedad de mí.
Tú que estuviste colgado en la cruz, ten piedad de mí.
Tú que aceptaste la muerte por nosotros, ten piedad de mí.
Tú que yaciste en el sepulcro, ten piedad de mí.
Tú que descendiste a los infiernos, ten piedad de mí.
Tú que resucitaste de entre los muertos, ten piedad de mí.
Tú que subiste a los cielos, ten piedad de mí.
Tú que enviaste el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, ten piedad de mí.
Tú que te sientas a la derecha del Padre, ten piedad de mí.
Tú que vendrás a juzgar a vivos y muertos, ten piedad de mí.


b)


Por tu encarnación. Líbrame, Señor.
Por tu nacimiento. Líbrame, Señor.
Por tu bautismo y santo ayuno. Líbrame, Señor.
Por tu pasión y cruz. Líbrame, Señor.
Por tu muerte y sepultura. Líbrame, Señor.
Por tu santa resurrección. Líbrame, Señor.
Por tu admirable ascensión. Líbrame, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo. Líbrame, Señor.
Por tu gloriosa venida. Líbrame, Señor. 


Otras invocaciones al Señor




Cuando se nombra la cruz, puede el fiel oportunamente hacer la señal de la cruz.

Sálvame, Cristo Salvador, por la fuerza de la Cruz Tú que salvaste a Pedro en el mar, ten piedad de mí.

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.

Por tu Cruz ✞ sálvanos, oh Cristo Redentor, Tú que muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando restauraste la vida.

Tu Cruz ✞ adoramos, Señor, Tu gloriosa pasión contemplamos: ten misericordia de nosotros, Tú que padeciste por nosotros.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu Cruz ✞ has redimido al mundo.


Invocaciones a Santa María Virgen




Bajo tu protección nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.

Dígnate aceptar mis alabanzas, oh Virgen santa;
hazme fuerte contra tus enemigos.

Madre mía, confianza mía.

María, Virgen Madre de Dios, ruega a Jesús por mí.

Dignísima Reina del mundo, Virgen perpetua María,
intercede por nuestra paz y salvación,
tú que engendraste a Cristo Señor,
Salvador de todos.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
defiéndenos del enemigo,
y ampáranos en la hora de la muerte.

Socórreme, oh piadosísima Virgen María,
en todas mis tribulaciones, angustias y necesidades,
alcánzame de tu Hijo querido
la liberación de todos los males
y de los peligros de alma y cuerpo.

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir,
que ni uno solo de cuantos han acudido
a tu protección e implorado tu socorro,
haya sido desamparado por ti.
Yo pecador, animado con esta confianza,
acudo a ti, oh Madre, Virgen de las Vírgenes;
a ti vengo, ante ti me presento con dolor.

No desprecies, Madre del Verbo, mis súplicas,
antes bien inclina a ellas tus oídos
y dígnate atenderlas favorablemente.


Invocación a San Miguel Arcángel







San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Se nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio.

Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú príncipe de la milicia celestial
arroja al infierno con el divino poder
a satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.

Amén


Letanías




Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros / por mí.
San Miguel, ruega por nosotros / por mí.
San Gabriel, ruega por nosotros / por mí.
San Rafael, ruega por nosotros / por mí.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros / por mí.
San Juan Bautista, ruega por nosotros / por mí.
San José, ruega por nosotros / por mí.
San Pedro, ruega por nosotros / por mí.
San Pablo, ruega por nosotros / por mí.
San Juan, ruega por nosotros / por mí.
Todos los santos Apóstoles, rogad por nosotros / por mí.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros / por mí.


(Pueden añadirse los nombres de otros Santos y Beatos)


De todo mal, Líbranos / me, Señor.
De todo pecado, Líbranos / me, Señor.
De las insidias del diablo, Líbranos / me, Señor.
De la muerte eterna, Líbranos / me, Señor.
Cristo, óyenos / me.
Cristo, escúchanos / me.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: