40. Vino también a Él un leproso a pedirle favor; e hincándose de rodillas, le dijo:
"Si tú quieres, puedes curarme"
41. Jesús, compadeciéndose de él, extendió la mano, y tocándole, le dice:
"Quiero, sé curado"
42. Y acabando de decir ésto, al instante desapareció de él la lepra, y quedó curado.
43. Y Jesús le despachó luego conminándole.
44. Y diciéndole:
"Mira que no lo digas a nadie; pero ve y preséntate al príncipe de los sacerdotes, y ofrece por tu curación lo que tiene Moisés ordenado, para que ésto les sirva de testimonio"
45. Mas aquel hombre, así que se fue, comenzó a hablar de su curación, y a publicarla por todas partes; de modo que ya no podía Jesús entrar manifiestamente en la ciudad, sino que andaba fuera por lugares solitarios, y acudían a Él de todas partes.
El 13 de mayo de 1992, el papa San Juan Pablo II instituyó el 11 de febrero la Jornada Mundial del Enfermo.
"He decidido instituir la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de cada año, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes [...] La celebración anual de la Jornada Mundial del Enfermo tiene, por tanto, como objetivo manifiesto sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos"
Papa Juan Pablo II
Mi nota personal
Estimados lectores.
Los invito cordialmente a todos ustedes, para que nos unamos en oración a través del Santo Rosario, para que recemos juntos a Dios, con la amorosa intercesión de su Santísima Madre, la Virgen María (en su advocación como Virgen de Lourdes), en esta fecha tan especial (Febrero 11 - Jornada Mundial del Enfermo).
Pidamos por todas las personas que en el mundo entero están padeciendo algún tipo de enfermedad, por quienes se encuentran hospitalizados en clínicas o en sus hogares. También por todas las personas pobres y abandonadas, que no cuentan con ningún tipo de servicio médico y deambulan por las calles, padeciendo terribles dolores y no cuentan con medicamentos que alivien sus dolores y sufrimientos. Unidos rogamos a Dios por la pronta recuperación de su salud.
Igualmente, por todos nuestros familiares, amigos, conocidos y personas que nos han solicitado oraciones por su salud, para que Dios tenga compasión de ellos, y les otorgue la ansiada salud para sus cuerpos o sus almas.
Mil gracias a todos ustedes por su gentil atención, por aceptar esta invitación y unirse en oración por todos.
Si tenemos fe... moveremos montañas...
Dios siempre escucha nuestras oraciones y más aún si somos dos o más personas que rezamos... Él nos escuchará y atenderá nuestras súplicas.
Aquí están las santas palabras de Nuestro Amado Señor Jesús:
≪Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá. Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos≫ (Mateo 18, 19-20)
Dios los colme con abundantes bendiciones, la Virgen María los cubra con su Hermoso Manto de Amor, y San José los cuide y proteja de todo mal y peligro.
El 11 de febrero de 1858, Bernardette, una niña de 14 años, recogía leña en Massabielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, un viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenía una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.
Bernardette al principio se asustó, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.
Todas las apariciones se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones, y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia. Tomada con incredulidad por el clero en los primeros momentos, la manifestación fue recibiendo con el tiempo una acogida cada vez más favorable, hasta el punto que los mismos romanos pontífices han dado muestra de devoción a la Inmaculada de Lourdes y han privilegiado su Basílica. En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, invitó a la conversión y a la penitencia; pidió que edificaran una capilla y que fueran en procesión, y mandó a Bernardette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros. La Virgen le había dicho:
"Rogarás por los pecadores... Besarás la tierra por la conversión de los pecadores"
Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra. El pueblo presente en el lugar también la imitó y, hasta el día de hoy, esta práctica continúa. El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña preguntó a la Señora:
Luego Bernardette fue a contarle al sacerdote, y él quedó asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el Dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854. En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos. El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernardette. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero de 1862. En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo católico. Bernardette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933. Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
Virgen de Lourdes
Enseñanza espiritual sobre los
signos visibles de la primera aparición
Rodeada de luz: Es el símbolo de la luz de la fe, a la cual nos abrimos por el Bautismo. La fe es la luz de la vida con que debemos brillar ante el mundo. Debemos hacer resplandecer la fe por la santidad de nuestras vidas.
La luz era tranquila y profunda: En la fe cristiana hallaremos el reposo para nuestra alma.
De belleza incomparable no hay nada igual aquí en la tierra: Trabajar intensamente por adquirir la verdadera belleza que es la del alma, a fin de que Dios pueda contemplarnos con agrado.
Ropaje tan blanco, tan puro, tan delicado que jamás tela alguna pudo imitar: De qué pureza tan perfecta y delicada ha de estar revestida delante de Dios, nuestra alma; ya que el pecado mancha nuestro blanco ropaje.
Pies desnudos, brillando sobre cada uno de ellos una rosa luminosa: Los pies desnudos nos predican la pobreza evangélica, esta bella y sublime virtud a la cual Jesús ha prometido el mismo Reino de los Cielos.
Las rosas luminosas: Jesús nos envía a difundir por todas partes el buen olor de Cristo, el divino perfume del Evangelio.
Las manos siempre juntas con el Santo Rosario: En ferviente oración, orando siempre y sin interrupción. La oración nuestro alimento constante, la respiración del alma, pues todas las virtudes sólo nacen en un alma que ora.
Virgen de Lourdes
Información
Descripción
En la primera aparición de la Virgen de Lourdes, Bernardita Soubirous vió surgir de súbito en el centro de la claridad, la figura de una muchacha muy joven, de deslumbrante hermosura, pequeña estatura, majestuosa y sonriente, con un vestido blanco que cae hasta el piso y con un velo del mismo color. El vestido estaba sujeto a la cintura con una cinta azul, cuyas puntas llegaban hasta la altura de las rodillas. Dos rosas doradas posan sobre los pies descalzos, casi totalmente cubiertos por el vestido. Un grande rosario pende del brazo derecho, con las cuentas relucientes, la cruz y la cadena eran doradas. Las manos estaban colocadas a la altura del pecho. La fulgurante joven de indescriptible belleza está siempre risueña.
La Gruta de Massabielle
La Gruta de Massabielle, es el corazón y la atracción de Lourdes. En ella, la Virgen se le apareció a Bernardita 18 veces. La Gruta está ubicada en un bloque rocoso de unos 27 metros de altura, circundada por árboles, cubierta por hiedras y plantas. Forman su interior tres aperturas irregulares. En la mayor de éstas, a la derecha y en lo alto, hay un nicho oval. En él, la Inmaculada se le apareció a Bernardita.
La Capilla y la Procesión
Bernardita visitó varias veces al párroco Peyramele, para transmitirle las peticiones de la Santísima Virgen. El 2 de marzo de 1858 era una petición:
"Vete a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión"
Y el 25 de marzo era para comunicarle el nombre de la Señora:
"Yo soy la Inmaculada Concepción"
Bernardita, pobre e ignorante, no entiende el significado de las palabras pronunciadas por la Virgen, pero cumple el encargo de transmitirlas.
Visitemos virtualmente
a la Virgen María en Lourdes
(con este asombroso video)
El Mensaje de la Virgen
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:
Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
Es una exaltación a las virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.
Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.
Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
Oración para pedir
la salud de los enfermos
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes,
Madre de Dios y Madre nuestra!
Llenos de aflicción y con lágrimas
fluyendo de los ojos, acudimos
en las horas amargas de la enfermedad
a vuestro maternal corazón, para
pediros que derraméis a manos llenas
el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
En Lourdes, la Inmaculada abre una fuente de gracia y sanación. Bernardita, con su hermana y otra niña, se dirigían al campo a buscar leña seca. El lugar preferido era cerca de una gruta, pero debían pasar un arroyo para llegar a ella. Bernardita por su fragilidad física, no se atrevía a adentrarse en el agua porque estaba muy fría.
Al empezar a descalzarse, escuchó un ruido muy fuerte, parecido a un viento impetuoso, que venía desde la gruta… Ahí al fondo de ese lugar sucio y pedregoso, apareció la Madre de Dios… en ese mismo momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y se oía el canto del Ángelus.
Jueves 11 de febrero:
El encuentro
La Virgen estaba envuelta en una luz resplandeciente como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo. Vestía un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle con un cinta azul; largo velo blanco caía hasta los pies envolviendo todo el cuerpo. Los pies, descalzos comunicaban una gran pureza virginal. Dos rosas brillantes de color de oro cubrían la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Todo en Ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad dulzura y paz. La frente lisa y serena, los ojos eran azul celeste llenos de amor y los labios mostraban suavidad y mansedumbre.
La Señora parecía saludarla tiernamente mientras se inclinaba ante Bernardita. Sus manos estaban juntas ante el pecho, ofrecían una posición de oración fervorosa; tenia entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa cruz de oro. Bernardita buscó su rosario… La Señora empezó a pasar las cuentas del rosario entre sus dedos y juntas lo rezaron. Lourdes, se convertía en una sorprendente escuela de oración. "Aquí, la Virgen invitó a Bernardita a rezar el Rosario, desgranando ella misma un Rosario. De este modo, esta Gruta se ha convertido en la sede de una sorprendente escuela de oración, en la que María enseña a todos a contemplar con ardiente amor el rostro de Cristo”, nos dijo San Juan Pablo II en la introducción de los misterios luminosos del Rosario, ante la Gruta de Lourdes, el 14 de agosto de 2004.
Domingo 14 de febrero:
El agua bendita
Bernardita siente una fuerza interior que la empuja a volver a la Gruta. Debido a su insistencia, su madre le da permiso para volver.
Después de la primera decena del rosario, Bernardita ve aparecer a la misma Señora. Bernardita le tiró agua bendita para asegurarse que venía de Dios. La Virgen sonrío cuando el agua tocó sus pies, tomó el rosario y se persignó con él. Empezaron ambas a rezarlo. Las burlas y risas comienzan contra Bernardita.
Jueves 18 de febrero:
La Señora habla por primera vez
La Señora habla a Bernardita. Bernardita le ofrece papel y una pluma y le pide que escriba su nombre. La Señora le dice:
"Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos"
A la promesa de Bernardita la Virgen contestó:
"Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro"
Comienza la quincena milagrosa: El rumor de las apariciones se esparció rápidamente y una gran multitud acudió a la gruta.
Viernes 19 de febrero:
Aparición breve y silenciosa
Bernardita llega a la Gruta con una vela bendecida y encendida. De aquel gesto nacerá la costumbre de llevar velas para encenderlas ante la Gruta.
Sábado 20 de febrero:
Una oración personal
La Señora le ha enseñado una oración personal. Al terminar la visión, una gran tristeza invade a Bernardita.
Domingo 21 de febrero:
¡Rogad por los pecadores!
En algunos momentos la aparición parecía hacerse hacia atrás, y como hundirse en el interior de la roca. Bernardita se acercaba a ella de rodillas. Observó que la Virgen se había puesto triste. Le preguntó:
"¿Qué te pasa?, ¿qué puedo hacer?"
La Virgen respondió:
"Rogad por los pecadores"
Bernardita era objeto de toda clase de burlas, persecuciones y ofensas, las cuales acogía con firmeza y profunda humildad... Incluso las autoridades civiles tomaron cartas en el asunto, quienes amenazaron con llevarla a la cárcel.
Uno de los principales médicos de Lourdes se dedicó a estudiarla, observarla y examinarla. Éste llegó a la conclusión:
"Aquí hay un hecho extraordinario, totalmente desconocido a la ciencia y a la medicina"
Lunes 22 de febrero:
La Virgen no se le apareció
Todos se burlaban de Bernardita. Ella lloraba pensando que quizás había cometido alguna falta y que por eso la Virgen no se le había aparecido. Pero tenía la firme esperanza de volver a verla. Una de las cosas que más sorprendía a la gente era ver a una humilde y sencilla pastorcita, carente de adecuada educación, saludar con gracia y dignidad a la Virgen al concluir la aparición.
Le preguntaron una vez:
"Dime, ¿quién te ha enseñado a hacer tan graciosos saludos?"
"Nadie, contestó, no se como habré saludado, trato de hacerlo como lo hace la Señora y ella me saluda de este modo cuando se marcha"
Martes 23 de febrero:
El secreto
En esta ocación es la primera vez que la Virgen formula una orden concreta. Ante 10 mil personas la Virgen le da a Bernardita un secreto que solo a ella le concierne y que no puede revelar a nadie. También le enseñó una oración que le hacía repetir, pero que no quiso que la diera a conocer.
La Virgen le dijo:
"Y ahora, hija mía, ve a decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe levantarse un Santuario, y que a él debe venirse en procesión"
Bernardita se dirigió inmediatamente hacia la Iglesia a darle el mensaje al Párroco. El sacerdote le preguntó el nombre de la Señora y que le pidiera de su parte que hiciese el milagro de hacer florecer el rosal silvestre sobre el que se aparecía.
Miércoles 24 de febrero:
¡Penitencia!
Bernardita le contó a la Virgen lo que el sacerdote le había pedido. La Virgen solo sonrió, sin decir una palabra. Después la mandó a rogar por los pecadores y exclamó tres veces:
"¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!"
Le hizo repetir estas palabras y Bernardita lo hacía mientras se arrastraba de rodillas hasta el fondo de la gruta.
"¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!"
Ella lo hacía y miraba a la gente pidiendo lo mismo. Desde entonces se le fue encomendada a Bernardita la penitencia por los pecadores.
Un día la Virgen la mandó a subir y bajar varias veces la gruta de rodillas, la Virgen tenía la cara de tristeza. Dio otro secreto personal a Bernardita que no debía decir a nadie.
Jueves 25 de febrero:
La fuente
La Virgen le confía el tercer y último secreto para Bernardita.
"Y ahora -le dijo la Virgen después de un momento de silencio- ve a beber y lavarte los pies a la fuente, y come de la hierba que hay allí"
Bernardita miró a su alrededor pues no miraba ninguna fuente. Ella pensó que la Virgen la mandaba al torrente y se dirigió hacia allá. La Virgen la detuvo y le dijo:
"No vayas allá, ve a la fuente que está aquí"
Le señaló hacia el fondo de la gruta.
Bernardita subió y, cuando estuvo cerca de la roca, buscó con la vista la fuente no encontrándola, y queriendo obedecer, miró a la Virgen. A una nueva señal Bernardita se inclinó y escarbando la tierra con la mano, pudo hacer en ella un hueco. De repente se humedeció el fondo de aquella pequeña cavidad y viniendo de profundidades desconocidas a través de las rocas, apareció un agua que pronto llenó el hueco que podía contener un vaso de agua. Mezclada con la tierra cenagosa, Bernardita la acercó tres veces a sus labios, no resolviéndose a beberla. Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia, bebió de la misma y se mojó también la cara. Todos empezaron a burlarse de ella y a decir que ahora sí se había vuelto loca.
"¿Sabes que la gente cree que estás loca por hacer tales cosas?"
A lo que ella contestaba:
"¡ES POR LOS PECADORES!"
Pero, ¡...misteriosos designios de Dios!, con su débil mano y con sus labios acababa Bernardita de abrir, sin saberlo, el manantial de las curaciones y de los milagros mas grandes que han conmovido la humanidad. El agua milagrosa de Lourdes ha sido analizada por hábiles químicos: es un agua virgen, muy pura, un agua natural que carece de toda propiedad térmica. Además tiene la peculiaridad que ninguna bacteria sobrevive en ella. (Simboliza la Inmaculada Concepción, en cuyo ser nunca hubo mancha de pecado original, ni personal)
Viernes 26 de Febrero:
El primer milagro
El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población.
Fue a un pobre obrero, Bourriette, quien por 20 años había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de una mina. Al orar y brotarse el ojo con el agua de la fuente, comenzó a gritar de alegría. Las negras tinieblas habían desaparecido; no le quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose. Lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.
Sábado 27 de febrero:
Silencio
La Virgen permanece silenciosa. Bernardita bebe agua del manantial y hace los gestos habituales de penitencia.
Domingo 28 de febrero:
Entre persecuciones, el segundo milagro
Más de mil personas asisten a la aparición. Bernardita reza, besa la tierra y se arrastra de rodillas en señal de penitencia. A continuación se la llevan a casa del juez Ribes que la amenaza con meterla en la cárcel. Otro milagro: Se han congregado más de 1.500 personas y entre ellas, por primera vez, un sacerdote. Durante la noche, Catalina Latapie, una amiga de Lourdes, acude a la Gruta, moja su brazo dislocado en el agua del manantial y el brazo y la mano recuperan su agilidad.
El Martes 2 de marzo, Bernardita fue de nuevo a ver al párroco de Lourdes, recordándole la petición de la Virgen de levantar un Santuario en el lugar de las apariciones. El párroco le contesto que era obra del Obispo quien ya estaba enterado de la petición y sería el encargado de poner por obra el deseo celestial de la Visión.
Miércoles 3 de marzo:
Una sonrisa y otro milagro
A las siete de la mañana, cuando ya hay allí 3.000 mil personas, Bernardita se encamina hacia la Gruta; pero ¡la Visión no aparece! Al salir del colegio, siente la llamada interior de la Señora; acude a la Gruta y vuelve a preguntarle su nombre. La respuesta es una sonrisa.
El párroco Peyramale vuelve a decirle:
"Si de verdad la Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer el rosal de la Gruta"
Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen? La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal, coronación de la quincena de apariciones.
Milagro:
Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño. Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas. Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.
Entonces el gobernador de Tarbes, ciudad a la que pertenecía Lourdes, reunió a todos los alcaldes de la zona para dar instrucciones precisas de prohibir de inmediato la asistencia a la gruta de todo ciudadano. Todo fue en vano, cada día acudían mas peregrinos de todas partes. No obstante las persecuciones, las burlas y las injurias, Bernardita continuaba visitando la Gruta. Iba a rezar el Rosario con los peregrinos. Pero la dulce visión no aparecía. Ella ya estaba resignada a no volver a ver a la Virgen.
Jueves 4 de marzo:
Una muchedumbre la acompaña
El gentío cada vez más numeroso (alrededor de 8.000 personas) está esperando un milagro al finalizar estos quince días. La visión permanece silenciosa. El cura Peyramale se mantiene en su postura. Durante los veinte días siguientes, Bernardita no acudirá a la Gruta; no siente dentro de sí la irresistible invitación.
Jueves 25 de marzo:
¡El Nombre que se esperaba!
Por fin la Virgen revela su nombre; pero el rosal silvestre sobre el cual posa los pies durante las apariciones no florece. Bernardita cuenta:
"LEVANTÓ LOS OJOS HACIA EL CIELO, JUNTANDO EN SIGNO DE ORACIÓN LAS MANOS QUE TENÍA ABIERTAS Y TENDIDAS HACIA EL SUELO, Y ME DIJO: QUE SOY ERA IMMACULADA COUNCEPCIOU"
Bernardita salió corriendo, repitiendo sin cesar, por el camino, aquellas palabras que no entiende. Palabras que conmueven al buen párroco, ya que Bernardita ignoraba esa expresión teológica que sirve para nombrar a la Santísima Virgen. Solo cuatro años antes, en 1854, el papa Pío IX había declarado aquella expresión como verdad de fe, un dogma.
Miércoles 7 de abril:
El milagro del cirio
Durante esta Aparición, Bernardita sostiene en la mano su vela encendida, y en un cierto momento la llama lame su mano sin quemarla. Este hecho es inmediatamente constatado por el médico, el doctor Douzous.
Narración del milagro del cirio:
Este día, Bernardita volvió a la gruta, rodeada de una verdadera multitud de personas que oraban con ella. Bernardita arrodillada como era de costumbre habitual, tenia en la mano izquierda la vela encendida que le acompañaba en todas las ocasiones y la apoyaba en el suelo. Absorta en la contemplación de la Reina de los cielos, y mas sabiendo ahora con seguridad que era la Virgen Santísima, levantó sus manos y las dejó caer un poco, sin percatarse que las tenía sobre el extremo de la vela encendida; entonces la llama comenzó a pasar entre sus dedos y a elevarse por encima de ellos, oscilando de un lado para el otro, según fuera el leve soplo del viento. Los que estaban ahí gritaban:
"Se quema"
Pero ella permanecía inmóvil. Un médico que estaba cerca de Bernardita sacó el reloj y comprobó que por más de un cuarto de hora la mano estuvo en medio de la llama, sin hacer ella ningún movimiento. Todos gritaban:
"¡Milagro!"
El médico comprobó que la mano de Bernardita estaba ilesa. Después que terminó la aparición: uno de los espectadores aproximó a la mano de Bernardita la llama de la misma vela encendida, y ella exclamó:
"¿Oh qué quiere usted, quemarme?"
Jueves 16 de julio:
Última Aparición
Bernardita siente interiormente el misterioso llamamiento de la Virgen y se dirige a la Gruta; pero el acceso a ella estaba prohibido y la gruta, vallada. Se dirige, pues, al otro lado del Gave, enfrente de la Gruta.
"ME PARECÍA QUE ESTABA DELANTE DE LA GRUTA, A LA MISMA DISTANCIA QUE LAS OTRAS VECES, NO VEÍA MÁS QUE A LA VIRGEN, ¡JAMÁS LA HABÍA VISTO TAN BELLA!"
Bernardita había cumplido su misión, con gran amor y valentía ante todos los sufrimientos que tuvo que sobrellevar y ante todos los obstáculos que el Enemigo puso en su camino. Su confesor dijo repetidamente:
"La mejor prueba de las apariciones es Bernardita misma, su vida"