martes, 21 de noviembre de 2023

Santa Cecilia - Virgen y Mártir - Fiesta Noviembre 22

   



Martirologio Romano


Memoria de Santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la Vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).

La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana, hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del "título" de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.

En la Liturgia de las Horas se lee:


"El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo"




Mártir año 177. Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.

Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón:


"Solamente para el Señor"


(De este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano:




"Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí"


Cecilia le dijo que ella había hecho voto de virginidad, y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.




Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su Ángel de la Guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte. Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión.

Enseguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza.

Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: ésto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir. En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su Credo en Dios uno y trino.




La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

El Papa San Pascual I (817 - 824) trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la iglesia de Santa Cecilia en Transtévere. (Las reliquias de la santa habían sido descubiertas, gracias a un sueño, no en el cementerio de Calixto, sino en el cementerio de Pretextato). En 1599, el cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires. Según se dice, el cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados. Se cuenta que, en 1599, se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderna, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora:


"No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba", dijo más tarde el artista, "sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme"




La estatua se halla actualmente en la iglesia de Santa Cecilia, bajo el altar próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata. Sobre el pedestal de la estatua puso el escultor la siguiente inscripción:




"He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi"


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/santos/cecilia.htm

Las profecías del Papa León XIII y su exhortación a rezar el Santo Rosario


León XIII en el primer vídeo de un Papa en la historia



Las profecías de León XIII
y su exhortación a rezar el rosario



Por INFOVATICANA | 13 de Noviembre de 2021


El Papa León XIII escribió en muchas de sus encíclicas, entre ellas una que cumplió 132 años el pasado 22 de septiembre, Octobri mense, la importancia de rezar el Santo Rosario como un arma para enfrentar los grandes problemas que golpean el mundo en la actualidad.


Recemos el Santo Rosario:




En un artículo de National Catholic Register, que nos trae Aciprensa, el escritor del libro “Fruits of Fatima — Century of Signs and Wonders”, Joseph Pronechen, indicó que en sus 25 años de papado, León XIII “vio surgir grandes peligros en el mundo”.




“León XIII no se detuvo al hablar sobre los peligros del comunismoel socialismola masonería y su camino hacia la destrucción”, señaló Pronechen.

El escritor recordó que el Pontífice italiano “advirtió sobre graves peligros” en sus diez ―en total escribió 86― encíclicas sobre el Rosario, “incluida Fidentem piumque animum de 1896, hace exactamente 127 años, y Octobri mense en 1891, que celebra su 132 aniversario”.

Según dijo Pronechen, León XIII señaló en Octobri mense que los sufrimientos de la Iglesia, “lejos de mitigar, aumentan día a día en número y en gravedad”.

“Deploramos males conocidos por todos; los dogmas sacrosantos que la Iglesia custodia y enseña, son combatidos y menospreciados; son objeto de burla la integridad de las virtudes cristianas que protege la Iglesia; de muchas maneras se maquina por medio de la envidia el ataque al sagrado orden de los Obispos, y principalmente al Romano Pontífice, y hasta contra el mismo Cristo Dios”, escribe el Papa Pecci en el documento.

Según Pronechen, el último Papa del siglo XIX sufría por lo que sucedería en el futuro y lamentaba que muchos se extraviaran por “la perversidad de sus errores y su rebeldía contra Dios”, por su indiferencia “hacia cualquier forma de religión” que los ha despojado de la fe divina, por católicos que “apenas conservan la religión en el nombre, pero no la guardan en realidad ni cumplen con las obligaciones debidas”.

Pronechen explicó que estas frases del Santo Padre suenan a noticias que se dan en la actualidad y resaltó que León XIII remarcaba que “es enteramente necesario que los católicos dirijan a Dios fervorosas, perseverantes” súplicas y oraciones, no solo en los hogares, sino de manera pública.


La oración contra satanás
de León XIII




El Papa León XIII indica que, en medio de esta tormenta de males, la Iglesia recuerda a los fieles la necesidad de orar “con más vehemencia a Dios” y, a ejemplo de los santos, pedir la intercesión de la Virgen María.

El Santo Padre afirma que, por voluntad de Dios, así como “nadie puede llegar al Padre sino por el Hijo, casi del mismo modo nadie puede llegar a Cristo sino por la Madre. ¡Cuán grande sabiduría y misericordia resplandece en este consejo de Dios!”. Pronechen indicó que el Pontífice deja claro que para responder a la lucha contra los males es necesario acudir al Santo Rosario, una oración agradable para la Virgen María y ventajosa para quien la reza.

Es una oración que tiene “el suave aroma de las rosas y la belleza de los floridos ramilletes. Tan propia como es para honrar a la Virgen, llamada Rosa mística del Paraíso”, remarcó.

León XIII indica que al rezar esta oración mariana “redoblamos nuestras súplicas para implorar del Padre celestial el reinado de su gracia y de su gloria, y asiduamente invocamos a la Virgen María para que, por su intercesión, nos socorra”. El Papa Pecci señala que nuestra fe está expuesta a multitud de peligros y ataques cada día, y es por medio de esta oración que los fieles pueden obtener alimento y fuerza para su fe.

Pronechen recuerda que León XIII aclara en Octobri mense que, si bien hay varias formas de rendir honor a la Virgen María, una de las más poderosas y agradables para ella es el Rosario.

“Entonces se verá cuántos en medio de una era corrupta se han mantenido puros de toda concupiscencia de la carne y el espíritu, obrando su santificación en el temor de Dios; cómo otros, expuestos al peligro de la tentación, se han refrenado sin demora para obtener nuevas fuerzas para la virtud a partir del peligro mismo; cómo otros, habiendo caído, se han apoderado del ardiente deseo de ser devueltos a los abrazos de un Dios misericordioso”, escribe el Papa en la encíclica que, por razones que desconocemos, no está traducida al español.

Finalmente, dirigiéndose a la Virgen, el Santo Padre rezó para que “los pueblos sumidos en el error puedan volver a la enseñanza y los preceptos cristianos, en los que está el fundamento de la seguridad pública y la fuente de la paz y la verdadera felicidad”. “Que a través de ella puedan esforzarse firmemente por la más deseable de todas las bendiciones, la restauración de la libertad de nuestra Madre, la Iglesia, y la posesión tranquila de sus derechos”, concluyó.

Nacido como Vincenzo Pecci el 2 de marzo de 1810, León XIII sucedió a Pío IX en febrero de 1878, convirtiéndose en el Papa número 256 de la historia de la Iglesia. Su largo pontificado ―aunque más corto que el de su predecesor, de 32 años, el más largo de la historia― acabó con su muerte el 20 de julio de 1903. Como curiosidad, diremos que fue el primer Pontífice en ser filmado en vídeo; aquí les dejamos la prueba.





Video tomado de YOUTUBE:



Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
https://infovaticana.com/2021/11/13/las-profecias-de-leon-xiii-y-su-exhortacion-a-rezar-el-rosario/




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Espeluznante: El Papa León XIII vio y escuchó al demonio

   



El Papa León XIII vio y escuchó al demonio


Existe un relato, que no podemos certificar como cierto, pero que es verosímil, que dice lo siguiente:




El 13 de octubre de 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión horrible.

Después de celebrar la Eucaristía, estaba consultando sobre ciertos temas con sus cardenales en la capilla privada del Vaticano, cuando de pronto se detuvo al pie del altar y quedó sumido en una realidad que solo él veía. Su rostro tenía expresión de horror y de impacto. Se fue palideciendo. Algunos dicen que se desmayó. Algo terrible había visto. De repente, se incorporó, levantó su mano como saludando y se fue a su estudio privado.

Lo siguieron y le preguntaron:


«¿Qué le sucede su Santidad? ¿Se siente mal?»


Él respondió:


«¡Oh, que imágenes tan terribles se me han permitido ver y escuchar!»


Y se encerró en su oficina.


¿Qué vio León XIII?


Dicen que luego dijo:




«Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo»


También León XIII pudo comprender que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante. Vio a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.

Después de media hora, llamó al Secretario para la Congregación de Ritos. Le entrego una hoja de papel y le ordenó que la enviara a todos los obispos del mundo indicando que bajo mandato tenía que ser recitada después de cada misa, la oración que ahí él había escrito.

La oración es la siguiente:


Oración a San Miguel




San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su poder,
es nuestra humilde súplica.
Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial,
con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás,
y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.


La versión de esta oración
que existe actualmente es ésta:




Hay también un texto más amplio, publicado años después, que es el siguiente:


Oración completa
a San Miguel
del Papa León XIII


León XIII, 18 de mayo de 1890; Acta Apostolicae Sedis, p. 743


¡Oh glorioso príncipe de las milicias celestes, san Miguel arcángel, defiéndenos en el combate y en la terrible lucha que debemos sostener contra los principados y las potencias, contra los príncipes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos! Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del demonio.

Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, los combates del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistirte y para quien no hubo nunca jamás lugar en el cielo. Si ese monstruo, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satán, él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo.

Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza. Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba y seguido de espíritus malignos, recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo envenenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones. Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aún en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y dispersar al rebaño.

Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, contra los ataques de esos espíritus réprobos, auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria. Este pueblo te venera como su protector y su patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celeste. ¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud, ni causar perjuicio a la Iglesia. Presenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. Somete al dragón, la antigua serpiente que es diablo y Satán, encadénalo y precipítalo en el abismo, para que no pueda seducir a los pueblos. Amén.


– He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.
Venció el León de Judá, el retoño de David.

– Que tus misericordias, Oh Señor se realicen sobre nosotros. Como hemos esperado de ti.

– Señor, escucha mi oración. Y que mis gritos se eleven hasta ti.


Oh Dios Padre Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia para que por la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y del glorioso san Miguel arcángel, te dignes auxiliarnos contra Satán y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén.


Fuente - Texto tomado de ENCUENTRA.COM:




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