miércoles, 1 de noviembre de 2023

Altar Virtual por nuestros seres queridos fallecidos

 



Petición


Cada uno escribirá
(mentalmente) aquí:
________________________
________________________

el nombre de su ser
querido fallecido,
por quien vamos a rezar
todos unidos.

Bendiciones.

Señor, concédeles el descanso eterno.

Y que brille para ellos la Luz Perpetua.

Padrenuestro
Avemaría
Gloria
Amén






Recemos juntos:


El Santo Rosario






Favor leer los siguientes temas:




¿Cómo ganar una indulgencia plenaria en la Fiesta de Todos los Fieles Difuntos?

   



Usted puede enviar al cielo
a un familiar o amigo fallecido


¿Cómo ganar una indulgencia plenaria en la Fiesta de Todos los Fieles Difuntos?


Queridos amigos, el 2 de noviembre la Iglesia conmemora a todos los fieles difuntos. En este día especial, ustedes pueden ganar una indulgencia plenaria para una persona fallecida –un familiar o un amigo, por ejemplo- de modo que si esa persona está en el purgatorio, salga de allí y vaya enseguida al Cielo. 

Los santos interceden ante Dios por nosotros, y nosotros podemos rogar al Señor por las almas del purgatorio.

La Iglesia establece que el 2 de noviembre todos los fieles pueden ganar una indulgencia plenaria para aplicarla a un alma del purgatorio (la persona que ustedes elijan). Esto es lo que hay que hacer para ganar la indulgencia: 


1. El día 2, en que se celebra la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, visiten piadosamente una iglesia u oratorio. En esta piadosa visita, se debe rezar un Padrenuestro y el Credo. Además, es preciso formular la intención de querer evitar cualquier pecado mortal o venial. 

2. Deben cumplir tres condiciones: confesarse, recibir la Santa Comunión y rezar por las intenciones del Papa (por ejemplo, un Padrenuestro y un Avemaría; pero es posible rezar otras oraciones, según su piedad y devoción). Las tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la fiesta de todos los Fieles Difuntos. Pero es conveniente que la Comunión y la oración por las intenciones del Papa se realicen el mismo día.

Una vez cumplidas estas condiciones, la persona por la que ustedes deseen aplicar la indulgencia podrá entrar en el Cielo. ¿No creen que es hermosa, la comunión de los santos?




Pero hay más: del 1 al 8 de noviembre, pueden ganar otras indulgencias plenarias, siempre para aplicarlas a las almas del purgatorio por las que ustedes deseen rezar. La indulgencia plenaria únicamente puede ganarse una vez al día. Pueden ganar estas indulgencias visitando piadosamente un cementerio (aunque sea mentalmente, si no pueden físicamente) y orando por los difuntos. También hay que querer evitar cualquier pecado mortal o venial, y cumplir las tres condiciones que hemos explicado antes:


1. Confesión Sacramental
2. Comunión Eucarística
3. Oración por las intenciones del Papa


Hay que precisar que una misma confesión sirve para ganar varias indulgencias; pero en cambio, se necesita una comunión para cada indulgencia plenaria, así como una nueva oración por las intenciones del Papa y una nueva visita al cementerio.

Un ejemplo: si deseo ganar 3 indulgencias plenarias para 3 personas, debo realizar 3 visitas al cementerio en 3 días distintos. Y en cada uno de esos días, debo rezar por los difuntos en el cementerio; ir a comulgar; y rezar por las intenciones del Papa. Pero es suficiente que vaya a confesar una sola vez dentro de esa semana.

¡Enviemos al Cielo a una persona querida, ya que el Señor nos da esta posibilidad! No se puede hacer un regalo más grande... Compartan este post para que más personas tengan esta posibilidad. ¡Muchas gracias!


Fuente - Texto tomado de NEWS.VA ESPAÑOL en Facebook:
https://www.facebook.com/news.va.es

Conmemoración de todos los Fieles Difuntos - Noviembre 2

  



Historia


La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El Libro 2° de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice:


"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2 Mac. 12, 46)


Y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas, con los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.

En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En tiempos de San Isidoro (636) en España había una celebración parecida al sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua (Domingo segundo de los tres que se contaban antes de la primera de Cuaresma), o antes de Pentecostés.

En Alemania cerca del año 980, según el testimonio de Widukind, abad de la Corvey, hubo una ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de noviembre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia. San Odilón u Odilo en el 980, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada "Conmemoración de los Fieles Difuntos". De allí se extendió a otras congregaciones de benedictinos y entre los cartujos; la Diócesis de Lieja la adoptó cerca del año 1000, en Milán se adoptó el siglo XII, hasta ser aceptado el 2 de noviembre, como fecha en la que la Iglesia celebraría esta fiesta.


Reflexión
¿Qué podemos y debemos
hacer por nuestros difuntos?




  1. No olvidarlos. No olvidar su cariño, su entrega, todo lo bueno que han hecho, que nos han hecho a nosotros, y que es como la herencia que nos dejaron. Por gratitud y fidelidad. También porque creemos que siguen viviendo en el otro mundo, que no ha terminado todo con su muerte.
  2. Rezar por ellos. Han tenido sus limitaciones y faltas. Han sido, igual que nosotros, pecadores y no santos. Necesitan del perdón de Dios. Por eso, rezar por ellos, para que Dios se compadezca de ellos y los haga participar de su gloria y felicidad eternas. ¡Pensemos en la importancia de la Eucaristía!
  3. Confiar en ellos. Probablemente ya están cerca de Dios, sobre todo si han vivido como hombres honrados y caritativos, verdaderos cristianos. Pertenecen entonces a la comunidad de los santos. Hemos de alegrarnos por ello. Y hemos de pedirles que intercedan por nosotros y que nos acompañen en nuestra lucha diaria. Porque los santos son nuestros abogados ante Dios.
  4. Esperar el reencuentro con ellos. La fe cristiana nos dice que no los hemos perdido para siempre. Sino que vamos a verlos de nuevo en el otro mundo. Es la esperanza de que nos volveremos a reunir con ellos, en la Casa del Padre, y sin tener que separarnos ya nunca más. 


El sentido de la vida humana es peregrinar hacia nuestro hogar definitivo: el cielo. La vida terrena tiene carácter transitorio, pasajero. Sólo el amor permanece.


Las tres Iglesias




Se llama Iglesia a la asociación de los que creen en Jesucristo. La Iglesia se divide en tres grupos.


  1. Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (Fiesta de Todos los Santos - Noviembre 1).
  2. Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal.
  3. Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus pecados, de las manchas que afean su alma.


El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:


1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).

2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice:


"La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego" (1 Cor. 3, 14)


3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en la S. Biblia dice:


"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2 Mac. 12, 46)


4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto):


"No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma"


5ª. San Gregorio Magno afirma:


"Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso"


De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió:


"Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio"


Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.

La respuesta de San Agustín a este gran Santo le preguntó uno:


"¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?"


Y él le respondió:




"Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él"


¿Vamos a rezar más por los difuntos?

¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras?




Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.




En este día rezamos por los difuntos que están en el purgatorio. Los que han ido al cielo son santos y no necesitan oración. Los que están en el infierno no pueden beneficiarse de la oración ni la desean. Sólo rezamos por las difuntas almas del purgatorio. Pero como no sabemos con seguridad si un difunto está en el purgatorio (a no ser que la Iglesia lo haya declarado santo, en cuyo caso está en el cielo), es bueno rezar por todos los difuntos.

Intercedemos por todos los difuntos, en especial nuestros familiares y conocidos, para que pronto se encuentren con el Señor en el cielo. Es antigua costumbre cristiana visitar los cementerios el día de los difuntos, y llevar flores como signo de amor y honra. Recordamos nuestros ancestros sobre todo en la Santa Misa ofrecida por ellos.


Santo Tomás: "Rezar por los difuntos es la mayor obra de misericordia, aún más que rezar por los vivos, ya que éstos pueden valerse por sí mismos"


Recemos el Santo Rosario por todos los difuntos: Santo Rosario






Indulgencia Plenaria
Por la Octava de la
Solemnidad de Todos los Santos
A favor de las almas del purgatorio




Podemos pedir por alguien en especial, pero Dios es quien decide a quién se aplica pensando en el mayor bien de la Iglesia y el nuestro. Se pueden ganar un máximo de una indulgencia plenaria por comunión (una por día).


Condiciones

  1. Visitar un cementerio y devotamente rezar, aunque sea mentalmente, por los difuntos desde el 1 al 8 de noviembre (otros días del año la indulgencia es parcial).
  2. Visitar una Iglesia el día de los fieles difuntos (desde la tarde del 1 de noviembre hasta el 2 de noviembre inclusive). Al visitar la Iglesia, rezar el Padrenuestro y el Credo.


Se deben, además, satisfacer las siguientes condiciones:


  • Confesión sacramental, ocho días antes o después.
  • Comunión.
  • Rezar por las intenciones del Santo Padre (1 Padrenuestro y Ave María).


Las tres condiciones se pueden satisfacer varios días antes o después de hacer la visita. Sin embargo, es apropiado que la comunión se reciba y la oración por la intención del Santo Padre se rece en el día de la visita.


¿Cómo ganar una indulgencia plenaria en la Fiesta de Todos los Difuntos?


Oración
por las almas del purgatorio




Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima
Sangre de tu Divino Hijo Jesús,
en unión con las misas celebradas
hoy día a través del mundo
por todas las benditas ánimas
del purgatorio por todos los
pecadores del mundo.
Por los pecadores
en la Iglesia universal,
por aquellos en propia casa
y dentro de mi familia.
Amén.




El Señor le dijo a Santa Gertrudis
que cada vez que rezara esta oración,
pudiese librar 1.000 almas del purgatorio


Oración de Entrega
de una Persona Fallecida




Dios Padre, creador nuestro,
que nos creaste para la vida eterna,
para vivir contigo aquí
y después de la muerte,
allá contigo para siempre.

Me presento delante de ti
para entregarte a __________
(madre, padre, hermano, hijo,
esposo, amigo, etc.),
ya que partió hacia la eternidad.

Sí, te entrego a _____________.
Lo pongo en tus brazos de Padre.
Él es tu hijo, y ahora debe vivir
contigo en el cielo.

Cuida de ______________,
dale el pleno gozo
de tu presencia para siempre.
Padre Santo, mi corazón quisiera
tenerlo aquí por muchos años.
Pero como él es tuyo,
te lo entrego para siempre,
para que esté contigo,
preparando mi lugar, nuestro lugar,
en la morada del cielo.

Padre Celestial,
gracias por ese ser querido
que me diste, gracias
por el tiempo que estuvo
con nosotros sirviéndonos.

Gracias porque junto a ti
él es mucho más feliz.
Yo te lo entrego, es tuyo.
Cuida muy bien de él,
para siempre.

Amén


Texto tomado del Libro:
Guía Práctica - Oraciones de Sanación - Padre Mauricio Cuesta Pardo - Teresa E. Cuesta de González

Fuente - Texto tomado de OBLATOS.COM:

PSICOLOGÍA: es mejor estar solos que con alguien que nos haga sentir solos

 



Hay determinados momentos en los que podemos sentirnos solos, aunque estemos rodeados de personas. Estar con los demás no implica conectar con ellos. Por ejemplo, en una fiesta en la que no encajamos, no solo nos aburriremos sino que podemos sentirnos excluidos, raros y solos. Sin embargo, tarde o temprano esa fiesta llegará a su fin y todo terminará ahí. Regresaremos a nuestro hogar y nos deshacemos de esas sensaciones desagradables.

El problema comienza cuando las personas con las que nos relacionamos todos los días, las personas que deberían estar más cercanas a nuestro corazón, nos hacen sentir solos. Si no nos damos cuenta de esa “soledad acompañada” a tiempo o simplemente no sabemos cómo acabar con esa situación, nos invadirá un enorme vacío y sufriremos heridas emocionales que serán difíciles de sanar.


Las señales que indican que estamos solos, aunque estemos acompañados


Solemos pensar que al encontrar una pareja o tener un hijo, nunca más nos sentiremos solos. Por desgracia, no siempre es así. El tipo de relación que se establece y los conflictos que surgen a lo largo del tiempo pueden hacer que, estando acompañados, nos sintamos solos e incomprendidos. Sin embargo, a veces tardamos demasiado en comprender de dónde proviene esa sensación de vacío y dejamos pasar años antes de tomar cartas en el asunto. Para ese entonces, nuestro equilibrio emocional se habrá deteriorado mucho.

La buena noticia es que es posible evitar que esta situación empeore, basta saber reconocer las señales que indican que en realidad estamos solos, aunque tengamos a alguien a nuestro lado:

  • La persona que debe motivarte en tus nuevos proyectos e ideas, te desmotiva y crea obstáculos.
  • La persona que debe apoyarte en los momentos difíciles te echa la culpa de lo ocurrido y se lava las manos.
  • La persona que debe compartir tus intereses, te critica constantemente y no tiene en cuenta tus gustos y necesidades.
  • La persona que debe estar a tu lado no te dedica tiempo de calidad, por lo que no te sientes comprendido/a ni amado/a.
  • La persona que debe ayudarte a crecer y mejorar, te hace sentir inferior.


Las heridas emocionales que deja la "soledad acompañada"


Pasar tiempo con la persona equivocada puede llegar a ser una experiencia muy negativa que abrirá graves heridas emocionales. En estos casos suele aparecer una profunda sensación de culpa, además de un enorme vacío. De hecho, el problema es que a menudo esa soledad se experimenta como un rechazo. Así, poco a poco, esa persona se sentirá cada vez más inadecuada e indigna de afecto, por lo que su autoestima terminará resintiéndose. Si no resuelve esta situación a tiempo, la depresión puede acechar a la vuelta de la esquina ya que la persona se va sumiendo en un estado de apatía y pierde la alegría de vivir. 

En otros casos, la persona que se siente sola puede hacer todo lo posible por acercarse al otro y conectar emocionalmente. Sin embargo, al no encontrar la respuesta esperada, esa búsqueda de conexión puede transformarse en una búsqueda de aprobación, que terminará generando una dependencia emocional. En este punto, el estado de ánimo y la autoestima de la persona dependerá de la atención, los elogios o las críticas del otro, lo cual la subirá a bordo de una montaña rusa emocional que terminará causándole grandes desequilibrios.


¿Por qué es tan difícil romper con todo?


Tomar la decisión de acabar con una relación que en realidad nos hace sentir solos puede llegar a ser muy complicado, por varios factores.


Nada es en blanco y negro


En las relaciones interpersonales nada es en blanco y negro. Esto significa que quizá esa persona que hoy nos hace sentir solos, en otro momento fue una fuente de alegría, apoyo y satisfacción. Esos recuerdos hacen que permanezcamos atados al pasado, obviando los problemas del presente.


Miedo a salir de la zona de confort


Aunque seamos conscientes de que no estamos atravesando precisamente por nuestro mejor momento, es probable que nos hayamos acostumbrado a esa situación, que hayamos encontrado un equilibrio dentro de ese malestar, y tenemos miedo a que nuestra decisión empeore las cosas. El hábito y las rutinas son motivos muy poderosos que nos mantienen atados a situaciones que nos lastiman.


Rechazo al “fracaso”


En muchas ocasiones, cuando decidimos darle una segunda, tercera o cuarta oportunidad a la otra persona, en realidad nos las estamos dando a nosotros mismos. Hay quienes creen, por ejemplo, que el divorcio implica que han fracasado, y se resisten a aceptarlo, empeñándose en insuflarle vida a una relación que ya ha muerto.


La soledad elegida: Disfrutar de tu compañía es un regalo extraordinario


Abandonar una relación en la que nos sentimos solos, una relación que en vez de satisfacer nuestras necesidades genera problemas y crea carencias, es un acto de amor propio y, en muchas ocasiones, incluso de supervivencia. Apostar por tu equilibrio psicológico y darte otra oportunidad, esta vez de verdad, es el mejor regalo que puedes hacerte.

En este punto, no se trata de correr a buscar a otra persona que supla ese vacío sino de aprender a estar bien con nosotros mismos, disfrutar de nuestra compañía y hacer las cosas que nos agradan y nos hacen sentir vivos. Se trata de asumir esta etapa como una fase de crecimiento y descubrimiento, para lograr aceptarnos y cerrar las heridas que ha dejado esa relación.




Ya lo había dicho el poeta inglés John Milton en el siglo XVII:


"La soledad es a veces la mejor compañía, y un corto retiro trae un dulce retorno"


Fuente - Texto tomado de RINCONPSICOLOGIA.COM:

10 Datos de la Solemnidad de Todos los Santos - Noviembre 1

   



¿Qué significa
la Solemnidad de Todos los Santos?


Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y necesidad de la Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre).


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: revistaecclesia.com


El 1 de noviembre es la Solemnidad litúrgica de Todos los Santos, que prevalece sobre el domingo. Se trata de una popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.


1.- El día de Todos los Santos cuenta un milenio de popular y sentida historia y tradición en la vida de la Iglesia: fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron esta festividad.

2.- En este día celebramos a todos aquellos cristianos que ya gozan de la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no declarados santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos los Santos.

3.- Santo es aquel cristiano que, concluida su existencia terrena, está ya en la presencia de Dios, ha recibido –con palabras de San Pablo-:


“La corona de la gloria que no se marchita”


4.- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y de la santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión. Son así dignos y merecedores de culto de veneración.

5.- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos a quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.

6.- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día de los santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares y comunidades.

7.- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad para recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del Señor a que seamos perfectos -santos- como Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto, es santo.

Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título:




"Universal vocación a la santidad en la Iglesia"


Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.

8.- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los mandamientos. “El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar”. (Canción de Cesáreo Gabaraín).




"El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo". (Benedicto XVI)


9.- La santidad se gana, se logra, se consigue, con la ayuda de la gracia, en tierra, en el quehacer y el compromiso de cada día, en el amor, en el servicio y en el perdón cotidianos. “El afán de cada día labra y vislumbra el rostro de la eternidad”, escribió certera y hermosamente Karl Rhaner. El cielo, sí, no puede esperar. Pero el cielo –la santidad- solo se gana en la tierra.




10.- Por fin, el día de Todos los Santos nos habla de que la vida humana no termina con la muerte sino que abre a la luminosa vida de eternidad con Dios. El día de Todos los Santos es la catequesis y celebración de los misterios de nuestra fe relativos al final de la vida, los llamados “novísimos”: muerte, juicio, eternidad.

Y por ello, al día siguiente a la fiesta de Todos los Santos, el 2 de noviembre, conmemoramos a los difuntos. Es día de oración y de recuerdo hacia ellos. Es día para saber vivir la vida según el plan de Dios. Es día, como el día, en el que la piedad de nuestro pueblo fiel visita los cementerios. Todo el mes de noviembre está dedicado especialmente a los difuntos y a las ánimas del Purgatorio.