lunes, 21 de agosto de 2023

Santísima Virgen María - Reina del Universo - Fiesta Agosto 22






Fiesta Litúrgica del Reinado de María instituida por el Santo Padre Pío XII el 1° de noviembre de 1954, al coronar a la Virgen en Santa María La Mayor, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Santa María La Mayor:


"¡Viva la Reina!"


En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de María, la Encíclica Ad Coeli Reginam (Oct. 11, 1954). Se celebra ahora en la octava de la Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su Asunción a los cielos.

El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra, y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título. No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto.


Fundamento Teológico
de la Realeza de la Virgen María







La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina, se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del género humano.

  • Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey Universal por derecho propio.
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebirá:


"Hijo del Altísimo será llamado y a Él le dará el Señor Dios por trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eternamente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1, 32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1, 43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de todas las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad Coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954)




  • Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de Su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.


"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por razón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino también nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino también, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc. Ad Coeli Reginam).




Naturaleza del Reino de María




El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: "Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).


  1. Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1, 33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2, 10-11).
  2. Es un reino de verdad y de vida. Para ésto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18, 37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.
  3. Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn. 1, 12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom. 2, 5-6).
  4. Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13, 8).
  5. Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9, 6).




La oración colecta de la Memoria de
Santa María Reina dice:

"Oh Dios, que nos has dado
como Madre y como Reina,
a la Madre de tu Unigénito;
concédenos, por su intercesión,
el poder llegar a participar
en el Reino celestial
de la gloria reservada a tus hijos"


Características del reinado
de María Santísima


Preeminencia: "Su honor y dignidad sobrepasan toda la creación; los ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia". San Germán.

Poder Real: Que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La Virgen María no sólo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.




Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a María como Reina del cielo y tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, Ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe.

Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra. El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. María tiene todo el poder como reina de cielo y tierra, y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios. En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra con Él, y sometida con todo su corazón, con toda su voluntad a Él, colaboró en el Ministerio de la Redención. Ahora en el Cielo, Ella continúa manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación.


Respuesta
a los hermanos separados




Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima, alegando que ella no puede ser reina ya sólo Jesús es rey.




Estos hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, María su Madre reina también. Se trata de dos corazones eternamente unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la más sumisa, la más fiel en el reino y por eso también la más exaltada.




Lucas 1:48 "porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada".


SALVE




Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura
y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.


Fuente - Textos tomados de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/maria/reina_maria.htm

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/saints/Mar%C3%ADa_Reina.htm

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

Las increíbles historias de cinco grandes santos que lucharon cara a cara contra Satanás

  



Los santos, apoyados en Dios,
vencieron al demonio


Agosto 11 de 2015


El mundo espiritual es real y hay una batalla, aunque Satanás y sus demonios rara vez se revelan a la gente común, si atacaron a los Santos. El mundo espiritual es real y hay una batalla.

Aunque Satanás y sus demonios rara vez se revelan a la gente común, cuando se trata de aquellos que son fuertes en el Señor como los santos, los demonios a veces aparecen y hacen ataques abiertos. Por supuesto, Jesús ya ha vencido a Satanás y todas las fuerzas del mal de este mundo. Aunque Satanás continúa buscando almas para llevar al infierno, toda persona que permanece en Jesús no puede ser separada de Dios.

Así que no dejes que estas historias te asusten. Más bien, deja que estas historias sean recordatorios de que Satanás y sus tentaciones de pecado son reales, incluso si no lo ves, como estos santos lo hicieron.


1. San Antonio el Grande:
"El león rugía, 
con el deseo de atacar"




Fue un monje del desierto que vivió entre los siglos III y IV. Sabemos de San Antonio a partir de una biografía escrita por San Atanasio llamada “Vida de San Antonio”. Ésta dice que cuando la gente visitaba a San Antonio en su casa en el desierto, "oían tumultos, muchas voces, y sonidos que parecían del choque de las armas. Por la noche en la montaña aparecían bestias salvajes y el santo combatía contra ellas mediante la oración”.

En una ocasión, San Antonio decidió pasar una noche solo en una gran tumba. Un enorme grupo de demonios descendió sobre él y le atacó el cuerpo. “El diablo lo arañó y el dolor causado fue tan terrible, que le impidió levantarse del suelo y lo dejó sin habla. Afirmó que la tortura había sido tan excesiva, que no hay golpes infligidos por el hombre, que podrían alguna vez causar semejante tormento”.

Al día siguiente, un amigo que le llevaba suministros lo encontró y lo trajo a la aldea más cercana. Pero esa noche, él recuperó la conciencia y le pidió al amigo que lo llevara de nuevo a la tumba. Después de que su amigo lo encerró de nuevo en la tumba, San Antonio gritó:


"Aquí estoy yo, Antonio; yo no huyo de tus latigazos, ya que incluso si tú me infliges más dolor, nada me separará del amor de Cristo”


Los demonios regresaron, y así es como San Atanasio describe lo que sucedió después:

En la noche hicieron un estruendo tal, que la totalidad de ese lugar parecía ser sacudido por un terremoto y como si se rompieran las cuatro paredes de la vivienda, parecía que los demonios entraban a través de ellas, hechos semejantes a bestias y reptiles.

Y el lugar estuvo de repente lleno de formas de leones, osos, leopardos, toros, serpientes, víboras, escorpiones y lobos, y cada uno de ellos se movía de acuerdo a su naturaleza. El león estaba rugiendo, con el deseo de atacar, el toro parecía embestir con sus cuernos, la serpiente se arrastraba buscando un punto de ataque y el lobo gruñía rodeándolo por completo; los ruidos de las apariciones, fueron horribles.

A pesar de que estaba en un terrible dolor, él respondió con valentía a los demonios:


"Si ustedes tuviesen algún poder, habría bastado que solo uno de ustedes viniera, pero como Dios los hizo débiles, ustedes quieren aterrorizarme con su gran número y una prueba de su debilidad es que tomen la forma de bestias brutas.

Si son capaces y han recibido, un poder contra mí, ¿por qué retrasan el ataque?; pero si no pueden, ¿por qué molestarme en vano? Por la fe en nuestro Señor que es un sello y un muro de seguridad para nosotros"


De repente, el techo se abrió y una luz brillante llenó la tumba. Los demonios desaparecieron y su dolor cesó. Al darse cuenta de que Dios lo había salvado, él oró:


¿Dónde estabas? ¿Por qué no te apareciste desde el principio para cesar mis dolores?


Y Dios le respondió:


"Antonio, yo estaba aquí, pero esperé a ver tu lucha; ya que has perdurado en la fe y no has sido vencido, siempre estaré dispuesto a socorrerte y haré famoso tu nombre en todas partes"


San Atanasio escribe que habiendo oído esto, “Antonio se levantó, rezó, y recibió tal fuerza que él percibía que tenía más poder en su cuerpo que antes. Y era entonces de unos treinta y cinco años”.


2. San Padre Pío:
"Estos demonios
no dejan de golpearme"




San Padre Pío nacido a finales del siglo XIX, vivió y murió en Italia. Cuando murió en 1968 ya era conocido y venerado en todo el mundo. Un sacerdote santo, hacedor de milagros, y estigmatizado, San Padre Pío también fue atacado regularmente por demonios.

Según el P. Gabriele Amorth, un exorcista líder del Vaticano:


"Los verdaderos enemigos del Padre Pío eran los demonios que lo asediaban”


La grande y constante lucha del Padre Pío, durante su vida era en contra de estos enemigos de Dios y de las almas humanas, los demonios que trataban de capturar su alma. Incluso en su juventud, San Padre Pío disfrutaba de increíbles visiones celestiales, pero también sufría ataques demoníacos. Padre Amorth explica:


"El diablo se le aparecía como un gato negro feo, o en la forma de un animal verdaderamente repugnante, la intención obvia era llenarlo de terror. Otras veces los demonios vinieron como jóvenes mujeres, desnudas y provocativas, realizando bailes obscenos, para poner a prueba la castidad del joven sacerdote. Pero el Padre Pío sintió su mayor peligro cuando el diablo trató de engañarlo, tomando la forma de uno de sus superiores (su superior provincial o su director espiritual) o en una forma sagrada (el Señor, la Virgen o San Francisco)"


Esta última táctica del diablo, en la que aparece como alguien bueno y santo, era un problema particular. Así es como San Padre Pío hacía para discernir una visión:


"Se daba cuenta primero de una cierta timidez cuando la Virgen o el Señor se le aparecían, seguido de una sensación de paz cuando la visión terminaba. Por otro lado, cuando era un demonio tomando una forma sagrada provocaba en él una inmediata sensación de alegría y atracción, sustituido después por el remordimiento y la tristeza"


Satanás incluso a veces atacaba a San Padre Pío físicamente. Él describe esto en una carta que escribió a su sacerdote confesor:


"Estos demonios no se detienen, incluso me golpean y me hacen caer de la cama, arrancan mi camisa. Pero ahora no me asustan más. Jesús me ama, a menudo me levanta y me pone de nuevo en la cama. De hecho, si estamos cerca del Señor, no debemos tener ningún miedo de los demonios"


3. Santa Gema Galgani:
"Sus brutales garras"




Santa Gema Galgani era una mística italiana del siglo XIX, que tenía experiencias espirituales increíbles. En una carta a un sacerdote, ella escribió:


'Durante los últimos dos días, Jesús me ha estado diciendo después de la Santa Comunión:

“Hija mía, muy pronto el diablo desatará una guerra contra ti”

Estas palabras se oyen en mi corazón continuamente. Por favor rece por mi...'


Rápidamente se dio cuenta de que la oración era la mejor defensa. En respuesta para ella, Satanás le dio dolores de cabeza violentos con el fin de dificultar el sueño. Su fatiga hizo que orar fuera más difícil, pero ella perseveró:


"Cuántos esfuerzos no hace este miserable para que sea imposible que yo ore. Ayer por la tarde trató de matarme y habría tenido éxito si Jesús no viene rápidamente en mi ayuda. Estaba aterrorizada y mantuve la imagen de Jesús en mi mente..."


En un momento, mientras ella estaba escribiendo una carta, el diablo:


"Le arrebató la pluma de su mano y rompió el papel y luego la arrastró, agarrándola por el pelo con sus brutales garras, con tal violencia que la tumbó de la mesa"


Ella describe otro ataque en uno de sus escritos:


"El demonio se presentó ante mí como un gigante de gran altura y seguía diciéndome:

"Para ti ya no hay más esperanza de la salvación. Tú estás en mis manos"

Le respondí que Dios es misericordioso y por lo tanto no temo nada. Entonces, me dio un duro golpe en la cabeza en un ataque de cólera y dijo:

"¡Maldita seas tú!"

Y luego desapareció. Después me fui a mi habitación a descansar y lo encontré; comenzó de nuevo a golpearme con una cuerda anudada y quería que yo lo escuchara, le dije que no y él me golpeó aún más fuerte, golpeando mi cabeza violentamente contra el suelo. En un momento determinado, vino a mi mente invocar al Padre de Jesús: "Padre Eterno, por medio de la preciosísima sangre de Jesús, líbrame”.

Entonces no sé muy bien lo que pasó. Esa bestia despreciable me arrastró de la cama y me tiró, golpeando mi cabeza contra el suelo con tanta fuerza que me duele todavía. Me quedé sin sentido y permanecí acostada allí hasta que volví en mí, mucho tiempo después. Gracias a Jesús"


Pero ella mantuvo su fe en Jesús, incluso utilizaba el humor contra el diablo. Ella escribió esto a un sacerdote:


"Si usted lo hubiera visto, cuando huyó haciendo caras, habría echado a reír, ¡Él es tan feo! .... Pero Jesús me dijo que no tuviera miedo de él"


4. San Juan María Vianney:
"Es porque puedo convertir
almas al Dios bueno"




San Juan Vianney vivió en Francia en el siglo XIX. Es respetado por su santa obra como sacerdote, es el santo patrón de los sacerdotes. Y también combatió contra el maligno en varias ocasiones.

Una vez, su hermana pasó la noche en su casa adjunta a su iglesia parroquial. Ella se despertó porque escuchaba por sonidos extraños como golpecitos en su pared y mesa, fue a donde San Juan María Vianney, que estaba oyendo confesiones hasta tarde en la noche y él le explicó:


"Oh, hija mía, no deberías haber tenido miedo: Es el “Garfio” (su apodo para Satanás). Él no te puede hacer daño. En cuanto a mí, me atormenta en formas diversas. A veces me agarra por los pies y me arrastra por la habitación. Es porque puedo convertir almas para el buen Dios"


En otro ejemplo, San Juan Vianney estaba oyendo confesiones en la iglesia parroquial cuando alguien le informó de que su dormitorio estaba en llamas. ¿Su respuesta?




"El “Garfio” está muy enojado. No ha podido atrapar el ave, por lo que ha quemado la jaula, es una buena señal. Tendremos muchos pecadores este día"


5. Santa Teresa de Ávila:
"Sus cuernos estaban alrededor
del cuello del sacerdote
mientras celebraba la misa"




Santa Teresa de Ávila era una mística española del siglo XVI y es honrada hoy como Doctora de la Iglesia, por su increíble visión de la vida espiritual. Y en sus oraciones y meditaciones, tuvo regularmente contacto con el diablo. Ella describe:


"Tiene una forma abominable, su boca era horrible. Su cuerpo parecía provenir de una gran llama” En una ocasión “vio con los ojos del alma dos demonios de aspecto horrible que parecían tener sus cuernos alrededor del cuello de un sacerdote mientras celebraba la misa”


Sin embargo, incluso para ella, estas manifestaciones visuales eran raras. Ella escribe:


"Yo casi nunca lo he visto en forma corporal. A menudo lo he visto sin ninguna forma, como en el tipo de visión que he descrito, en el que no se observa la forma, pero sé que está allí”


¿Sus armas contra estas fuerzas del mal?


La oración, la humildad y curiosamente agua bendita, que ella decía por experiencia fue un arma particularmente eficaz.