Eleázar es un nombre que significa: "Dios me ayuda"
La Santa Biblia, en el 2° libro de los Macabeos (capítulo 6) narra así la historia de ese mártir.
Eleázar era de los principales especialistas en explicar al pueblo la Ley del Señor. Era varón de avanzada edad y de muy noble aspecto. Los enviados del impío rey Antíoco, querían obligarlo a desobedecer la santa ley de Dios, pero él prefiriendo una muerte honrosa a una vida infame, dispuso marchar voluntariamente al suplicio del apaleamiento, después de rechazar valientemente todo lo que iba contra las leyes santas.
Los que estaban encargados de obtener que los israelitas renunciaran a sus antiguas y sagradas costumbres, lo invitaban a simular que sí hacía lo que la ley prohibía, aunque no lo hiciera, para que obrando así se librara de la muerte y por su antigua amistad con ellos alcanzara benevolencia y buen trato.
Tomando una noble resolución, digna de su edad, de la venerabilidad de su ancianidad, del inmejorable proceder que había tenido desde niño, y sobre todo de su inmensa veneración a las leyes santas dadas por Dios, se mostró consecuente con lo que profesaba, y pidió que más bien lo enviaran a la muerte, en vez de hacerle propuestas que iban en contra de su conciencia. Y dijo estas inmortales palabras:
"A mi edad no es digno fingir hacer lo malo, aunque lo que se haga sea bueno. Porque después muchos jóvenes, creyendo que Eleázar a los 90 años se ha pasado a las costumbres de los que no tienen ninguna religión, se podrán desviar, y yo por haber simulado lo que no era cierto con el pretexto de conservar el poco tiempo de vida que aún me queda atraería deshonra e infamia a mi vejez. Porque aunque yo lograra en el presente librarme de los castigos de los hombres, ni vivo ni muerto podré librarme de los castigos que Dios tiene reservados para los que van contra su santa Ley. Por eso al sacrificar ahora valientemente la vida, me mostraré digno de mi ancianidad, dejando a los jóvenes un ejemplo noble, al morir generosamente, con valentía y nobleza, por defender las Leyes de nuestra Sagrada Religión"
Al terminar Eleázar de decir las bellas palabras anteriores, se fue enseguida al suplicio. Los que lo llevaban, cambiaron su suavidad de poco antes en dureza, después de oír sus valientes declaraciones, y empezaron a apedrearlo sin compasión. Él, cuando ya estaba a punto de morir, dijo entre suspiros:
"El Señor Dios que posee la ciencia santa, sabe muy bien que yo pudiéndome librar de la muerte, soporto por su amor los crueles dolores que produce en mí este apaleamiento, pero en mi alma lo sufro con gusto porque se trata de demostrarle a mi Dios cuánto lo quiero y lo estimo"
De este modo murió santamente. Y Eleázar no dejó sólo a los jóvenes sino a todos los creyentes, con su heroica muerte, un ejemplo de nobleza, valor y generosidad y una invitación a preferir morir antes que pecar.
No tengas respetos humanos que vayan contra tu alma. (Eclesiásticos).
Esto es un grave pecado mortal: la persecución a la Iglesia Católica, es la persecución a Dios, Nuestro Señor Jesucristo, y a todo lo que Él represente.
¿Acaso no existe el respeto a Dios?
¿No hay temor de Dios?
El avance del comunismo, la apostasía, el incremento de las herejías, sacrilegios y abominaciones contra Dios y la Virgen María, el aumento de las sectas satánicas, de la masonería, del nuevo orden mundial, del globalismo, de las dictaduras, de la ideología de género, etc. También la propagación a nivel mundial, (como si fuera una peste), de una de las peores tragedias para la humanidad: los grupos terroristas, guerrilleros, asesinos... y lo más insólito que puede suceder a una sociedad "hipnotizada e idiotizada": elegir como presidente de Colombia, al nefasto Gustavo Francisco Petro Urrego, terrorista, guerrillero del M19, asesino, violador, secuestrador, narcotraficante.
A continuación, les comparto esta triste noticia (el secuestro de un obispo), y la línea histórica en el tiempo, para la llegada también al poder de otro guerrillero: José Daniel Ortega Saavedra, líder del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde 1991.
Y después se escandalizan cuando se presentan tantos castigos de Dios: pestes, enfermedades, catástrofes naturales (terremotos, huracanes, sequías, inundaciones, tormentas), caos y crisis económicas, hambrunas, guerras en diferentes lugares del mundo...
Clamo a Dios por su Infinita Misericordia y Justicia Divina, para que salve al mundo entero contra tanta maldad...
Recemos el Santo Rosario:
Nicaragua: monseñor Rolando Álvarez, el obispo que desafía al régimen de Daniel Ortega
Esteban Ríos - 11 de Agosto de 2022 / 01:00
Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa (Nicaragua), es una de las voces más críticas con el régimen de Daniel Ortega. Lleva una semana bajo asedio policial en su obispado.
Salió con el Santísimo Sacramento, desafiando a la policía que formó un círculo a su alrededor, impidiéndole salir de su casa con escudos y cascos antidisturbios. "Las autoridades superiores no nos han dado permiso para salir", dijo el obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, al noreste de Managua, la capital de Nicaragua, en un vídeo. "Estamos encerrados en la curia episcopal, nos quedaremos aquí sin desafiar a la policía".
Desde el 4 de agosto, "monseñor Rolando", como se le conoce localmente, está acorralado en su obispado por la policía. La amenaza se ha intensificado con la apertura de una investigación contra él. Las razones: "actos delictivos", según el gobierno del presidente Daniel Ortega, por incitación "al odio" por parte del obispo de Matagalpa, una de las principales voces críticas con el poder.
Un obispo rebelde cercano al pueblo
Desde el movimiento estudiantil de la primavera de 2018 reprimido con la muerte de casi 350 manifestantes, la Iglesia Católica se ha convertido en la institución más crítica con el régimen de Daniel Ortega. El país vive con miedo. Está prohibido criticar al gobierno, se pide a los nicaragüenses que se levanten, trabajen y vuelvan a casa.
El 7 de noviembre de 2021, Daniel Ortega fue reelegido para un cuarto mandato. Antes de las elecciones, el obispo Rolando Álvarez comparó al presidente con "un dragón infernal que quiere destruir todo a su paso, ardiendo de furia y rabia contra todo lo que representa un signo de esperanza".
En el punto de mira del régimen
El régimen le acusa ahora de "intentar organizar grupos violentos, incitándolos a cometer actos de odio contra la población" y de aspirar a "desestabilizar el Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales". "Me están investigando pero no sé por qué", dijo el obispo Álvarez durante una misa difundida en las redes sociales. Ya en mayo dijo que la policía le seguía constantemente.
Los que le conocen le describen como un hombre valiente. "Era uno de los líderes de la pastoral juvenil", dice María Vega (el nombre ha sido modificado), miembro del consejo parroquial de la catedral de Matagalpa. "Es una persona accesible, carismática, a la que todo el mundo escucha y que ha realizado una gran labor pastoral en las comunidades, participando en la apertura de una treintena de parroquias en zonas marginales".
Recorriendo su diócesis en autobús o a caballo, poniéndose las botas para enfrentarse al barro de los pueblos más remotos, el obispo es descrito por sus fieles como alguien cercano a la gente. Probablemente por eso también fue nombrado administrador apostólico de la vecina diócesis de Estelí en ausencia de obispo.
La prisión o el exilio
Durante las revueltas estudiantiles de 2018, el obispo Álvarez abrió las puertas de su catedral para rescatar a los manifestantes reprimidos por la policía. "Nuestra ciudad ha sido un lugar fuerte de protesta", detalla Josué Rocha, de 23 años, residente en Matagalpa y exiliado en Estados Unidos tras pasar por las cárceles del régimen en 2018. "No hubo un día en que el obispo Rolando no denunciara la dictadura, las desigualdades, la falta de democracia". Tanto es así que fue nombrado mediador durante el Diálogo Nacional del 16 de mayo de 2018 para encontrar la paz. En vano.
Si se opuso a Daniel Ortega desde su primer mandato en los años 80, es sin duda porque el obispo Álvarez procede de la burguesía. "Lo que se le puede criticar es que siempre ha estado del lado del mundo empresarial, de los trabajadores de cuello blanco", explica Josué Rocha. "Sin embargo, esto no le impidió predicar a los jóvenes y ser una persona accesible".
Con el presidente Ortega monopolizando el poder desde hace más de 15 años, ¿cómo no rendirse? "Hay que confiar en Dios", dice María Vega. "En Nicaragua dicen que no hay mal que dure cien años". Una confianza que debe compartir monseñor Rolando Álvarez, mientras observa desde su ventana cómo la policía vigila su casa. Se rumorea que tiene dos opciones: la cárcel o el exilio, como casi 200.000 de sus conciudadanos.
La historia detrás de la persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua
POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa
Un obispo con arresto domiciliario, sacerdotes asediados por la policía, misioneras de la caridad expulsadas y numerosas restricciones al culto. Esta es la situación que hoy sufre la Iglesia Católica en Nicaragua bajo el actual gobierno de Daniel Ortega.
¿Pero cómo el país centroamericano llegó a esta crisis?
Esta historia comienza en 1979, cuando -tras la dictadura de la dinastía Somoza- empezó el primer gobierno sandinista que dirigió Nicaragua hasta 1990. Y 40 años después las hostilidades y persecuciones vuelven a repetirse.
El inicio del gobierno sandinista y la esperanza de los obispos
El 19 de julio de 1979 el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), grupo guerrillero de izquierda, derrocó a Anastasio Somoza Debayle, el tercer y último miembro de la llamada dinastía Somocista —luego de su padre, Anastasio Somoza García, y su hermano, Luis Somoza Debayle— que había gobernado el país desde 1937.
En noviembre de 1979, la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) publicó una carta pastoral titulada “Compromiso Cristiano para una Nicaragua Nueva” que, entre otras cosas, vio este “proceso revolucionario” como una oportunidad para el país y llamó a la población a hacer los sacrificios necesarios y a una “profunda conversión del corazón”.
Los obispos también pidieron “un amplio espacio de libertad que le permita (a la Iglesia) cumplir su labor apostólica sin interferencias”.
Poco después de la caída de Somoza, se estableció una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de cinco miembros: tres del FSLN y dos independientes, incluyendo Violeta Chamorro (viuda de Pedro Chamorro, director del diario La Prensa asesinado por Somoza) y Alfonso Robelo. El coordinador fue Daniel Ortega.
Violeta Chamorro renunció a la Junta en abril de 1980 debido al rumbo socialista que tomaba el FSLN y la influencia de Cuba en el gobierno. Robelo renunció por los mismos motivos y luego integró el directorio político de la Resistencia Nicaragüense (llamados “contras” por “contrarrevolucionarios”) que, financiada por Estados Unidos, enfrentó en una guerra civil a los sandinistas durante toda la década.
La Junta dirigió Nicaragua hasta 1985 y entregó el poder a Ortega, que había ganado las elecciones presidenciales de 1984 con el FSLN, que ya era un partido político.
Los “sacerdotes ministros” y la intervención de Juan Pablo II
Con la asunción de la Junta, tres sacerdotes conocidos promotores de la teología marxista de la liberación asumieron cargos en el gobierno sandinista: Miguel D’Escoto fue ministro de Relaciones Exteriores (1979-1990); Ernesto Cardenal fue ministro de Cultura (1979-1987); y Edgar Parrales fue viceministro subdirector General del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (1979-1980), ministro de Bienestar Social (1980-1982) y embajador de Nicaragua ante la OEA (1982-1986).
La participación de estos sacerdotes en el gobierno provocó tensiones con los obispos. Aunque el Episcopado autorizó inicialmente esta participación, en enero de 1980 la CEN decidió que ya no podían ser parte del gobierno sandinista.
En abril de ese año, el Papa Juan Pablo II recibió a los obispos nicaragüenses en el Vaticano y les dirigió un discurso en el que les dijo que “una ideología atea no puede ser el instrumento orientador del esfuerzo de promoción de la justicia social, porque priva al hombre de su libertad, de la inspiración espiritual y de la fuerza del amor al hermano, que tiene su fundamento más sólido y operante en el amor a Dios”.
Pocas semanas después, los obispos solicitaron a los sacerdotes que renuncien a sus cargos en el gobierno sandinista, pero se negaron.
En febrero de 1984, Juan Pablo II suspendió ad divinis a los tres sacerdotes y al P. Fernando Cardenal, hermano de Ernesto, quien también participaba en el régimen de Ortega. Desde ese año hasta 1990, Fernando Cardenal fue ministro de Educación.
Un arzobispo valiente y la emboscada contra un sacerdote
Durante el primer período sandinista, uno de los miembros de la Iglesia Católica que destacó por sus denuncias contra las violaciones de derechos humanos fue el Arzobispo de Managua, Mons. Miguel Obando y Bravo (1926-2018), a quien en 1985 Juan Pablo II hizo cardenal.
El Arzobispo ya era conocido por denunciar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de los Somoza y no calló ante los abusos del régimen de Daniel Ortega.
Además, su papel fue decisivo para impedir la difusión de la llamada "iglesia popular", promovida por sacerdotes y religiosos afines a la teología marxista de la liberación.
El gobierno del FSLN tomó represalias y se ensañó con destacados pastores. En agosto de 1982 agentes del régimen, vestidos como policías, detuvieron al P. Bismarck Carballo, que entonces era vocero de la Iglesia y director de una emisora católica.
Los agentes ingresaron a una vivienda donde estaba el sacerdote y fabricaron un supuesto escándalo sexual con una mujer. Lo desnudaron, lo sacaron a la calle y publicaron la historia falsa en todos los medios oficiales.
En febrero de 1986, la Secretaría de Estado de Estados Unidos publicó los testimonios del exteniente sandinista Álvaro Baldizón Avilés, un desertor quien aseguró que el escándalo en que se involucró al P. Carballo fue montado por el régimen de Daniel Ortega.
Otro de los atropellos de Ortega contra la Iglesia fue la expulsión de diez sacerdotes extranjeros en julio de 1984. Los presbíteros fueron acusados de violar las leyes nacionales y participar en actividades contrarias al gobierno por asistir a una marcha convocada por Mons. Obando y Bravo en solidaridad con el P. Luis Amado Peña, un sacerdote acusado de terrorismo por el régimen.
El papel de la Iglesia en el acuerdo de paz
En la década de 1980 los enfrentamientos entre el FSLN y la resistencia o “contras” dejaron decenas de miles de muertos. El 7 de agosto de 1987 se firmó en Guatemala el Acuerdo de Paz de Esquipulas II para poner fin a la guerra civil en Nicaragua y lograr una “paz duradera” en Centroamérica. El documento llamó a realizar elecciones libres y plurales, y a establecer una Comisión Nacional de Reconciliación.
En el caso de Nicaragua, en esta comisión participaron el Cardenal Obando y Bravo, y Mons. Bosco Vivas Robelo, entonces Obispo Auxiliar de Managua.
Daniel Ortega se presentó a las elecciones presidenciales de febrero de 1990 y fue derrotado por Violeta Chamorro. Ortega volvió a postular sin éxito en 1996 y 2001.
El 18 de octubre de 1996, dos días antes de las elecciones, el Cardenal Obando y Bravo relató una historia
–Que la prensa llamó “la parábola de la víbora”– exhortando a los nicaragüenses a ser prudentes y pensar qué conviene más al país.
Ortega hizo las paces con la Iglesia Católica
Tras su fracaso electoral, Daniel Ortega –que entonces lideraba la oposición– aparentemente hizo las paces con la Iglesia Católica. En julio de 2003, el exguerrillero pidió perdón por los “excesos” y “errores” de su gobierno contra los católicos en la década de 1980.
En junio de 2004, Ortega propuso nominar al Cardenal Miguel Obando Bravo para el Premio Nobel de la Paz, "en reconocimiento a su lucha por la reconciliación nacional" y la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil.
Ese mes, el Cardenal Obando aceptó el pedido de Ortega de presidir la Misa auspiciada por el sandinismo por los miles de muertos de la guerra civil.
En julio de 2004, en el marco de los 25 años de la revolución sandinista, Daniel Ortega pidió perdón en público por los atropellos contra la Iglesia Católica durante su primer gobierno y se refirió explícitamente a Mons. Carballo.
Daniel Ortega vuelve al poder en 2007
Daniel Ortega ganó las elecciones de 2006 con el 38% de los votos gracias a una reforma electoral que rebajó el porcentaje para obtener la presidencia al 35% de los votos si es que hay un 5% de margen sobre el segundo lugar.
En febrero de 2007 Ortega invitó al Cardenal Obando, entonces Arzobispo Emérito de Managua y con 81 años de edad, a presidir el Consejo Nacional de Reconciliación y Paz creado por su nuevo gobierno. El Purpurado aceptó el cargo a “título personal” y tuvo el respaldo del Episcopado.
Sin embargo, en septiembre de 2008, el Obispo de Matagalpa, Mons. Jorge Solórzano, advirtió que las relaciones con el gobierno parecían amables, pero se anticipaban medidas contra la labor de la Iglesia como la eliminación de las subvenciones del Estado para las escuelas católicas.
En noviembre de ese año, estalló nuevamente la violencia en el país tras las denuncias de fraude en las elecciones municipales que dieron el 62% de las alcaldías de todo el país al FSLN. Los obispos hicieron un enérgico llamado a la paz.
Daniel Ortega vuelve a atacar a la Iglesia Católica
A inicios del año 2009 comenzaron de nuevo las tensiones entre el gobierno sandinista y la Iglesia Católica. A finales de abril, se envió a los medios de comunicación, desde un correo electrónico de la Presidencia de Nicaragua, un documento que calificó a los obispos nicaragüenses de corruptos suscitando una reacción formal del Episcopado.
En junio, Daniel Ortega trató de silenciar las críticas que varios obispos expresaron sobre su gobierno llamándolos a orar en vez de opinar sobre política. Los prelados respondieron que no basta con rezar si no se trabaja por la justicia.
En abril de 2010, cuando se debatía la posibilidad de que Ortega postule a la reelección en 2011, los obispos llamaron al país a dialogar y denunciaron los "actos de transgresión” a la Constitución que justamente prohibía la reelección presidencial inmediata.
Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia, con miembros sandinistas, permitió a Daniel Ortega participar en los comicios del 6 de noviembre de 2011.
Por su parte, el secretario del Episcopado, Mons. Sócrates René Sandigo, dijo que con esta postulación el país carecía de Estado de derecho y que había crecido la desconfianza en la población.
El líder sandinista ganó los comicios con más del 62% de los votos emitidos, en medio de denuncias de fraude. El informe del Centro Carter dijo que, según las valoraciones de observadores nacionales e internacionales, las elecciones “no fueron transparentes”.
En un comunicado, el Episcopado señaló que la legitimidad de los resultados ha quedado “totalmente en entredicho".
Iglesia Católica se opone a la reelección indefinida
Luego de su tercer período, en el que también hubo fricciones con los obispos, Daniel Ortega decidió postular a un cuarto mandato.
En enero de 2014, la mayoría sandinista en la Asamblea Nacional aprobó la reforma constitucional para permitir la reelección indefinida de Ortega. Esto fue criticado por los obispos. El Parlamento también dio a la Presidencia la facultad de emitir decretos con fuerza de ley.
En junio de 2016, el Episcopado llamó a Daniel Ortega a garantizar que las elecciones del 6 de noviembre fueran transparentes y con presencia de observadores nacionales y extranjeros.
Sin embargo, Ortega ganó los comicios nuevamente bajo denuncias de fraude.
“Somos una Iglesia perseguida”
La actual crisis en Nicaragua se inició en abril de 2018, durante el cuarto período de Daniel Ortega. La reforma del sistema de salud y de pensiones detonó numerosas protestas en todo el país, que fueron reprimidas con violencia por la policía y durante las cuales, numerosos obispos y sacerdotes recibieron amenazas de muerte.
En este contexto, el Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo José Brenes; su Obispo Auxiliar, Mons. Silvio José Báez; y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Somertag fueron golpeados mientras realizaban una visita pastoral en la Basílica Menor de San Sebastián de Diriamba, a 41 kilómetros de la capital.
El 13 de julio de 2018 policías y paramilitares atacaron a balazos la parroquia Divina Misericordia de Managua, donde se habían refugiado jóvenes que habían protestado contra el régimen.
Poco después, la Iglesia Católica aceptó participar una vez más como mediadora en el diálogo nacional para resolver la crisis que ya había dejado cientos de muertos pero las negociaciones se suspendieron.
En 2019 hubo otro intento de diálogo entre el gobierno y la oposición, pero esta vez la Conferencia Episcopal de Nicaragua desistió de participar y pidió que sean “los laicos los que asuman directamente la responsabilidad” de este proceso.
En marzo de 2019, el Papa Francisco recibió a Mons. Báez en audiencia privada en el Vaticano. Dos semanas después el Cardenal Brenes informó que el Pontífice pidió a Mons. Báez mudarse a Roma. Actualmente el Obispo vive en Estados Unidos.
Un año después, el 31 de julio de 2020 ocurrió uno de los ataques más simbólicos contra la Iglesia. Un desconocido ingresó a una de las capillas de la Catedral de Managua y lanzó una bomba incendiaria que destruyó la famosa imagen de la Sangre de Cristo, un crucifijo de 382 años muy querido por los nicaragüenses.
Nicaragua llegó a las elecciones presidenciales del 7 de noviembre de 2021 con los principales candidatos opositores encarcelados. Días antes, el Episcopado dijo que cada ciudadano debía actuar considerando qué era lo más justo y conveniente para el país.
Y denunció que los policías enviados por Daniel Ortega no dejaban que sus sacerdotes y colaboradores entraran para celebrar la Misa en su capilla.
Luego de casi una hora de llamar al diálogo y al respeto a la Iglesia Católica, el Prelado reingresó y celebró la Eucaristía con sus asistentes.
Sin embargo, esa misma tarde, policías antimotines bloquearon el acceso al Obispado y no dejaron salir a Mons. Álvarez, que había invitado a los fieles a ir a la Catedral de Matagalpa para celebrar la Hora Santa y la Misa.
El régimen sandinista ha amenazado con encarcelar al Obispo, quien solo ha recibido muestras de solidaridad del Episcopado local y de algunos países.
La abogada Martha Patricia Molina Montenegro, integrante del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción, publicó recientemente la investigación “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)”, que documenta 190 ataques y profanaciones contra la Iglesia Católica hasta mayo de este año.
Para expertos como Molina, no hay duda que “la dictadura” de Ortega “tiene una guerra frontal en contra de la Iglesia Católica de Nicaragua y su objetivo es eliminar por completo todas aquellas instituciones afines a la iglesia”.
Aislamiento y represalias: el obispo Rolando Álvarez cumple un año en prisión por plantar cara a Ortega y Murillo
El régimen sandinista intenta paliar el aluvión de reclamos por la liberación del líder católico convocando a Nicaragua a Cash Luna, un pastor con nexos con el narcotráfico.
WILFREDO MIRANDA
San José (Costa Rica) - 4 de Agosto de 2023 - 23:30 COT
El obispo nicaragüense Rolando Álvarez ha cumplido un año en prisión este 4 de agosto. Desde su violenta captura en la sede de la diócesis de Matagalpa, al norte de Nicaragua, el prelado ha transitado por el régimen de casa por cárcel, fue condenado a 26 años de prisión por “traición a la patria”, trasladado al sistema penitenciario y se ha resistido en dos ocasiones a ser desterrado “de su patria”. Bajo total aislamiento en la prisión La Modelo, el líder religioso se ha erigido como el símbolo de resistencia más sólido que enfrentan Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Monseñor Álvarez resulta un preso político muy molesto para la pareja presidencial que, en dos intentos por deshacerse de él, han pujado por forzarlo al exilio. Sin embargo, la coherencia del obispo sobre permanecer en su país ha sido inamovible. Primero, se negó a subirse al avión del destierro en el que viajaron a Estados Unidos 222 presos políticos en febrero pasado. Y luego, una negociación entre el régimen sandinista y el Vaticano encalló por la misma negativa del religioso. Tal como había adelantado EL PAÍS a principios de julio pasado, el papa Francisco le pidió al presidente de Brasil, Lula Da Silva, que intercediera para poder liberar al obispo.
“Seguimos, estamos tratando de negociar”, dijo el Pontífice a la revista digital de temas religiosos Vida Nueva. Fuentes diplomáticas han relatado a EL PAÍS que monseñor Álvarez insistió en que él solo aceptaría salir de prisión si era para quedarse en Nicaragua, al mismo tiempo exigió al régimen cesar la persecución hacia el catolicismo. Al no haber acuerdo entre las partes, el Vaticano no decidió obligar al obispo a exiliarse, como sí lo hicieron con el obispo auxiliar de Managua Silvio Baéz en abril de 2019. La Santa Sede ha valorado que Álvarez, símbolo de una iglesia perseguida, es demasiado popular y mantiene a flote la fe de unos devotos cuya libertad de culto está seriamente limitada en Nicaragua.
Diversos sectores políticos, religiosos y sociales se han pronunciado este 4 de agosto por el primer año de encarcelamiento de Álvarez. El movimiento Acción Dale Vida Nicaragua lanzó una jornada de oración y una campaña, llamada Eucaristía para monseñor Rolando Álvarez, en la que invita al“pueblo nicaragüense a mostrar su apoyo y exigir que se permita” al religioso “recibir la comunión y celebrar la eucaristía, ya que este 4 de agosto marca un año desde que no ha podido realizar estos actos sagrados”.
“Como dice San Pablo, la palabra de Dios no está encadenada. Contigo también comparten el aislamiento injusto y la soledad algunos sacerdotes de nuestra sufrida Iglesia, que solo han querido ser fieles a Jesús anunciando la verdad de Dios y estando al lado del pueblo más sufrido”, señaló monseñor Baéz desde su exilio en Miami, que junto a Álvarez es otro de los obispos más aborrecidos por los Ortega-Murillo.
Para intentar contrarrestar la conversación generada por el aniversario del encarcelamiento de monseñor Álvarez, el régimen ha organizado en Managua una “cruzada evangelista”, llamada “noches de gloria”. Varios pastores evangélicos llegaron al aeropuerto de Managua a participar en el evento, pero entre ellos resaltó Cash Luna. Este pastor guatemalteco es el más controversial ya que, según una investigación de Univisión, sacó adelante su iglesia, Casa de Dios, con dinero proveniente del narcotráfico y lavado de dinero.
El Gobierno sandinista también ha enmascarado la persecución religiosa en las últimas semanas promoviendo celebraciones en diversas ciudades: desde bailes, toros y procesiones, mientras los ataques contra religiosos católicos continúan, con expulsiones del país y la confiscación de bienes. Al tiempo, el caso de lavado de dinero que la justicia sandinista impulsa contra la Iglesia católica se mantiene. Las acusaciones –hasta ahora presentadas sin prueba– alcanzan incluso al cardenal Leopoldo Brenes y a la diócesis presidida por el obispo Álvarez.
El exfuncionario del Poder Judicial y experto en administración de justicia Yader Morazán hizo un recuento este viernes “de las arbitrariedades” en el juicio y condena de monseñor Álvarez. “Aunque usted no lo crea, monseñor Álvarez se quedó esperando a que le hicieran aunque sea una simulación de juicio, pero ni él ni su abogada, ni los testigos fueron llevados a los juzgados ni a deponer mentiras, y supo de su condena de 26 años, hasta el día que lo exhibieron”, narró el jurista en el exilio.
Morazán tuvo acceso al expediente judicial usado contra el obispo y reveló que las pruebas en las que se basa la Fiscalía son tuits, videos, entrevistas del religioso y artículos de medios de comunicación que reseñaban las homilías críticas de monseñor Álvarez.
“Es importante resaltar que monseñor Álvarez lleva 365 días privado de su libertad física y religiosa, fue sometido a un proceso en ausencia el que se le negó hasta el derecho conocer de su condena y el derecho de Apelar. Todo por predicar con la verdad, acompañar a su rebaño y negarse a ser expulsado del país junto a 222 Presos Políticos”, criticó el abogado.
El obispo Álvarez es la figura católica de mayor calado que ha sido apresada por el régimen de Ortega y Murillo. Sin embargo, otros dos sacerdotes están presos y dos más permanecen bajo investigación. La embestida del régimen también ha obligado al menos a 80 líderes religiosos —44 varones y 36 mujeres— a salir de Nicaragua entre 2018 y 2023. De estos, 41 fueron expulsados del territorio nacional, 19 salieron del país por motivos de seguridad personal, a 12 se les negó el reingreso al país y ocho fueron desterrados y despojados de su nacionalidad nicaragüense.
“Tantas veces me he preguntado en este tiempo por qué estás ahí… Quienes, sedientos insaciables de poder y cegados de soberbia y de maldad, tienen sometida a Nicaragua, quieren mostrarte como responsable de delitos inexistentes que ellos mismos se han inventado”, lamenta Báez, que habló por última vez con su homólogo horas antes de ser apresado hace un año. “Han luchado por doblegarte y, al no poder, te han fabricado un caso con cinismo y calumnias, como hicieron Herodes y Pilatos con Jesús. Han luchado por callarte y, al no lograrlo, te han sometido a una farsa de proceso judicial que ni ellos mismos se creen, hasta encerrarte injustamente en una cárcel. Nos quieren engañar, pero los engañados serán ellos; quieren condenarte, pero se están condenando a sí mismos (...) Tu palabra y tu presencia incomodaba a los tiranos, por eso te han encarcelado”.
Lc 8:19-21 “Mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”.
Comentario
Las seis palabras de la Virgen nos han ido desvelando el verdadero perfil humano-espiritual de María, a través de las etapas concretas de su vida por las que Ella fue caminando en fe, esperanza y amor, en disponibilidad y aceptación de la misión a Ella confiada, conformándose progresivamente a Cristo.
María se nos muestra (decía Pablo VI) como la Virgen oyente, orante y oferente; como la Virgen fiel, coherente desde el “hágase de la Anunciación” hasta el “hágase silencioso al pie de la cruz”, ofreciéndose al Padre con Cristo y en Cristo por la Salvación del mundo.
Si la Asunción de María solo se explica a través de su Maternidad divina, también puede decirse que la Asunción fue el epílogo de la historia de María, el coronamiento de toda su vida mortal y de su misión en la tierra.
La Virgen, la llena de gracia, la que es Sagrario y Esposa del Espíritu Santo, transformada y vivificada por Él, es asunta en cuerpo y alma al cielo, está completamente compenetrada e identificada con Cristo, y ahora, en la gloria intercede por todos para que el Padre envíe sobre su Iglesia el Espíritu y configure a los hombres en su Hijo Jesús. Por tanto, bien podemos decir que la Asunción de María nos evoca también el poder de su poderosa intercesión, de ahí nuestro culto de alabanza a la Medianera de todas las gracias.
Peticiones
a)Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.
Ave María… y Gloria al Padre
b)Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.
Ave María… y Gloria al Padre
c)Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.
Ave María… y Gloria al Padre
Oración final
Señor, que nos has dado a tu Hijo, por medio de la Virgen María y la has asociado a la obra de la redención humana, te pedimos que, como Ella, escuchemos y meditemos en nuestros corazones tu Palabra, perseveremos en la oración y nuestra vida sea una ofrenda permanente para alabanza y gloria tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.