martes, 20 de junio de 2023

San Luis Gonzaga (1568-1591) - Fiesta Junio 21

  



San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo de 1568, en el castillo de Castiglione delle Stivieri, en la Lombardía en Italia. Hijo mayor de Ferrante, marqués de Chatillon de Stiviéres en Lombardía y príncipe del imperio y Marta Tana Santena, dama de honor de la reina de la corte de Felipe II de España, donde también el marqués ocupaba un alto cargo. La madre, habiendo llegado a las puertas de la muerte antes del nacimiento de Luis, lo había consagrado a la Santísima Virgen y llevado a bautizar al nacer. Por el contrario, a don Ferrante sólo le interesaba su futuro mundano, que fuese soldado como él. De pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. San Luis estuvo como edecán en palacios de altos gobernantes, pero nunca fijó sus ojos en el rostro de las mujeres. Y así se libró de muchas tentaciones.


Despierta su vida espiritual


Apenas contaba con siete años de edad cuando experimentó lo que podría describirse mejor como un despertar espiritual. Siempre había dicho sus oraciones matinales y vespertinas, pero desde entonces y por iniciativa propia, recitó a diario el oficio de Nuestra Señora, los siete salmos penitenciales y otras devociones, siempre de rodillas y sin cojincillo. Su propia entrega a Dios en su infancia fue tan completa que, según su director espiritual, San Roberto Belarmino, y tres de sus confesores, nunca, en toda su vida, cometió un pecado mortal.

En 1577 su padre lo llevó con su hermano Rodolfo a Florencia, Italia, dejándolos al cargo de varios tutores, para que aprendiesen el latín y el idioma italiano puro de la Toscana. Cualesquiera que hayan sido sus progresos en estas ciencias seculares, no impidieron que Luis avanzara a grandes pasos por el camino de la santidad y, desde entonces, solía llamar a Florencia, "la escuela de la piedad". Un día que la marquesa contemplaba a sus hijos en oración, exclamó:


"Si Dios se dignase escoger a uno de vosotros para su servicio, ¡qué dichosa sería yo!"


Luis le dijo al oído:


"Yo seré el que Dios escogerá"


Desde su primera infancia se había entregado a la Santísima Virgen. A los nueve años, en Florencia, se unió a Ella haciendo el voto de virginidad. Después resolvió hacer una confesión general, de la que data lo que él llama "su conversión". A los 12 años había llegado al más alto grado de contemplación. A los 13, el obispo San Carlos Borromeo, al visitar su diócesis, se encontró con Luis, maravillándose de que en medio de la corte en que vivía, mostrase tanta sabiduría e inocencia, y le dio él mismo la primera comunión.

Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo:


  1. Frecuente confesión y comunión.
  2. Mucha devoción a la Santísima Virgen.
  3. Leer vidas de santos.


Ante una imagen de la Santísima Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro; eso se llama "Voto de Castidad". Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba:


"¿De qué sirve esto para la eternidad?"


Y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.


Fue muy puro y exigente
consigo mismo


Obligado por su rango a presentarse con frecuencia en la corte del gran ducado, se encontró mezclado con aquellos que, según la descripción de un historiador, "formaban una sociedad para el fraude, el vicio, el crimen, el veneno y la lujuria en su peor especie"Pero para un alma tan piadosa como la de Luis, el único resultado de aquellos ejemplos funestos, fue el de acrecentar su celo por la virtud y la castidad.

A fin de librarse de las tentaciones, se sometió a una disciplina rigurosísima. En su celo por la santidad y la pureza, se dice que llegó a hacerse grandes exigencias como, por ejemplo, mantener baja la vista siempre que estaba en presencia de una mujer. Lo admirable es la disponibilidad de su corazón, dispuesto a todo para librarse del pecado y ser plenamente para Dios. Además, hay que saber que algunos vicios e impurezas requieren grandes penitencias. San Luis quiso, al principio, imitar los remedios que leía de los padres del desierto. Sin duda a Luis le atraían las aventuras militares de las tropas entre las que vivió sus primeros años, y la gloria que se le ofrecía en su familia, pero de muy joven comprendió que había un ideal más grande y que requería más valor y virtud.

Hacía poco más de dos años que los jóvenes Gonzaga vivían en Florencia, cuando su padre los trasladó con su madre a la corte del duque de Mántua, quien acababa de nombrar a Ferrante gobernador de Montserrat. Esto ocurría en el mes de noviembre de 1579, cuando Luis tenía 11 años. En el viaje Luis estuvo a punto de morir ahogado al pasar el río Tessin, crecido por las lluvias. La carroza se hizo pedazos y fue a la deriva. Providencialmente, un tronco detuvo a los náufragos. Un campesino que pasaba vio el peligro en que se hallaban y les salvó.

En Casale-Monferrato, donde pasaba el invierno, se refugiaba durante horas enteras en las iglesias de los capuchinos y los barnabitas; en privado comenzó a practicar las mortificaciones de un monje: ayunaba tres días a la semana a pan y agua, se azotaba con el látigo de su perro, se levantaba a mitad de la noche para rezar de rodillas sobre las losas desnudas de una habitación, en la que no permitía que se encendiese fuego, por riguroso que fuera el tiempo. Fue inútil que su padre le combatiese en estos deseos.

En la misma corte, Luis vivía como un religioso, sometiéndose a grandes penitencias. A pesar de que ya había recibido sus investiduras de manos del emperador, mantenía la firme intención de renunciar a sus derechos de sucesión sobre el marquesado de Castiglione en favor de su hermano.


Resuelto a unirse a
la Compañía de Jesús




Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le parecía que la Santísima Virgen le decía:


"¡Debes entrar en la compañía de mi Hijo!"


Con esto entendió que su vocación era entrar en la "Comunidad Compañía de Jesús", o sea hacerse Jesuita.

El día de la Asunción del año 1583, en el momento de recibir la Sagrada Comunión en la iglesia de los padres jesuitas, de Madrid, oyó claramente una voz que le decía:


"Luis, ingresa en la Compañía de Jesús"


Primero, comunicó sus proyectos a su madre, quien los aprobó enseguida, pero en cuanto ésta los participó a su esposo, éste montó en cólera a tal extremo, que amenazó con ordenar que azotaran a su hijo hasta que recuperase el sentido común. Le pidió permiso al papá para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó:


"¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?"


Y el joven le respondió:


"En eso pienso noche y día"


Ferrante persistía en su negativa hasta que, por mediación de algunos de sus amigos, accedió de mala gana a dar consentimiento provisional. Entonces el papá le permitió entrar de jesuita. (En un desfile de orgullosos jinetes en caballos elegantes, Luis desfiló montado en un burro y mirando hacia atrás. Lo silbaron pero con eso dominó su orgullo). San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. Él repetía la frase de San Pablo:


"Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo"


El Noviciado




Luis partió hacia Roma y, el 25 de noviembre de 1585, ingresó al Noviciado en la casa de la Compañía de Jesús, en Sant'Andrea. Acababa de cumplir los 18 años. Al tomar posesión de su pequeña celda, exclamó espontáneamente:


"Éste es mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo he deseado" (Salmo CXXXI-14)


Sus austeridades, sus ayunos, sus vigilias habían arruinado ya su salud hasta el extremo de que había estado a punto de perder la vida. Sus maestros habían de vigilarlo estrechamente para impedir que se excediera en las mortificaciones. Al principio, el joven tuvo que sufrir otra prueba cruel: las alegrías espirituales que el amor de Dios y las bellezas de la religión le habían proporcionado desde su más tierna infancia, desaparecieron. Seis semanas después murió Don Ferrante. Desde el momento en que su hijo Luis abandonó el hogar para ingresar en la Compañía de Jesús, había transformado completamente su manera de vivir. El sacrificio de Luis había sido un rayo de luz para el anciano.

Durante los dos años siguientes San Luis dio pruebas de ser un novicio modelo. Al quedar bajo las reglas de la disciplina, estaba obligado a participar en los recreos, a comer más y a distraer su mente. Además, por motivo de su salud delicada, se le prohibió orar o meditar fuera de las horas fijadas para ello: Luis obedeció, pero tuvo que librar una recia lucha consigo mismo para resistir el impulso a fijar su mente en las cosas celestiales. Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán para que completase en Roma sus estudios teológicos. Sólo Dios sabe de qué artificios se valió para que le permitieran ocupar un cubículo estrecho y oscuro, debajo de la escalera y con una claraboya en el techo, sin otros muebles que un camastro, una silla y un estante para los libros.

Luis suplicaba que se le permitiera trabajar en la cocina, lavar los platos y ocuparse en las tareas más serviles. Cierto día, hallándose en Milán, en el curso de sus plegarias matutinas, le fue revelado que no le quedaba mucho tiempo por vivir. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo. Durante esa época, con frecuencia en las aulas y en el claustro se le veía arrobado en la contemplación; algunas veces, en el comedor y durante el recreo caía en éxtasis. Los atributos de Dios eran los temas de meditación favoritos del santo y, al considerarlos, parecía impotente para dominar la alegría desbordante que le embargaba.


Una epidemia


En 1591, atacó con violencia a la población de Roma una epidemia de fiebre. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales. Luis iba de puerta en puerta con un zurrón, mendigando víveres para los enfermos. Muy pronto, después de implorar ante sus superiores, logró cuidar de los moribundos. Luis se entregó de lleno, limpiando las llagas, haciendo las camas, preparando a los enfermos para la confesión. Luis contrajo la enfermedad. Había encontrado un enfermo en la calle y, cargándolo sobre sus espaldas, lo llevó al hospital donde servía.




Pensó que iba a morir y, con grandes manifestaciones de gozo (que más tarde lamentó por el escrúpulo de haber confundido la alegría con la impaciencia), recibió el viático y la unción. Contrariamente a todas las predicciones, se recuperó de aquella enfermedad, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que, en tres meses, le redujo a un estado de gran debilidad.

En todas las ocasiones que le fue posible, se levantaba del lecho, por la noche, para adorar al crucifijo, para besar una tras otra, las imágenes sagradas que guardaba en su habitación y para orar, hincado en el estrecho espacio entre la cama y la pared. En una de aquellas ocasiones, el joven cayó en un arrobamiento que se prolongó durante toda la noche, y fue entonces cuando se le reveló que habría de morir en la octava del Corpus Christi. Durante todos los días siguientes, recitó el "Te Deum" como acción de gracias. Luis vio que su fin se acercaba y escribió a su madre:


"Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias"


Algunas veces se le oía gritar las palabras del Salmo:


"Me alegré porque me dijeron: ¡Iremos a la casa del Señor!" (Salmo CXXI-1)


En una de esas ocasiones, agregó:


"¡Ya vamos con gusto, Señor, con mucho gusto!"




Luis afirmaba que iba a morir antes de que despuntara el alba del día siguiente y recibió de nuevo el viático. Al padre provincial, que llegó a visitarle, le dijo:


"¡Ya nos vamos, padre; ya nos vamos...!"

"¿A dónde, Luis?"

"¡Al Cielo!"

"¡Oigan a este joven! -exclamó el provincial- Habla de ir al Cielo como nosotros hablamos de ir a Frascati"


En sus últimos momentos no pudo apartar su mirada de un pequeño crucifijo colgado ante su cama. El enfermo quedó inmóvil en su lecho y sólo en ocasiones murmuraba:


"En tus manos, Señor..."


Murió a los 23 años el 21 de junio de 1591. Fue canonizado en 1726. El Papa Benedicto XIII lo nombró protector de estudiantes jóvenes. El Papa Pío XI lo proclamó patrón de la juventud cristiana.

Murió mirando el crucifijo y diciendo:


"Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor"


Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida. Santa Magdalena de Pazzi vio en éxtasis o visión a San Luis en el cielo, y decía:


"Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso"


La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo. Apenas el hijo se hizo religioso, su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo. Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.


Texto tomado de EWTN:

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Día Cuarto - Junio 21 de 2023

  



Día Cuarto


Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ayuda a sus devotos a salir del pecado.


Uno de los principales oficios en que ejercita su solicitud Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es el de sacar a las almas del pecado. A la manera como una madre llora y gime sobre el cadáver de su hijo, a quien desearía poder resucitar; María siente ardentísimos deseos de que vuelvan los pecadores a la vida de la gracia. Su gran ocupación consiste en interceder por ellos sin cesar; y Ella se gloría en ser su infatigable Abogada y en alcanzarles la gracia de la verdadera conversión, con tal que tengan al menos el deseo sincero de salir del pecado y que acudan a Ella pidiéndole la fuerza necesaria para romper las cadenas con que los tiene esclavizados al pecado.


Pedir la gracia
que se desea conseguir.
Rezar 3 Avemarías
y la oración correspondiente


Oración


¡Oh misericordiosa Abogada y refugio de los pecadores! ¡Mucho he ofendido a Dios. En vuestras manos pongo mi salvación eterna! ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! haced que no vuelva ya a tener la inmensa desgracia de corresponder con vil ingratitud vuestros continuos favores. Alcanzadme de vuestro Hijo la gracia de una conversión sincera, para que en adelante le ame con todo mi corazón.


Fuente - Texto tomado del Libro "Acudamos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro" - Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen)

PSIQUIATRÍA - ¿Usted tiene el síndrome del hijo "emperador"?


 

El maltrato familiar de los hijos hacia los padres y hermanos es algo más común de lo que socialmente se cree. Aparece en todas las clases sociales aunque es en la clase media donde incide más. Por otro lado, las madres de familias monoparentales son unas de las grandes víctimas de este tipo de maltrato. No obstante, en las familias tradicionales también la madre es la más agredida. Los expertos dicen que este tipo de violencia intrafamiliar tiene relación con un estilo de educación negligente, excesivamente permisivo y con ausencia de la figura paterna. A este último respecto no tiene por qué ser ausencia real sino tan solo basta con que el padre se abstenga de intervenir en la educación.


¿Cómo es un hijo maltratador?


En cuanto a la figura del hijo maltratador, este suele ser víctima del fracaso escolar y laboral, dada su resistencia a cumplir normas o a someterse a disciplina. Suelen ser impulsivos y agresivos, con alto nivel de frustración, faltos de empatía, sin control de la ira y con altas dosis de irritabilidad, depresión y ansiedad.

Simultáneamente suelen darse casos donde concurren trastornos como el de déficit de atención con hiperactividad, el bipolar, el disocial, el negativista desafiante o las psicopatías. Algunos de ellos no salen de su hogar porque carecen de pares con los que esparcirse. Las soluciones pasan por la intervención conjunta de los padres y del propio sujeto mediante técnicas conductuales y cognitivas de carácter educativo para modificar los reforzamientos de las conductas agresivas y para enseñar a educar.

Aunque las conductas de maltrato de hijos hacia sus padres se pueden manifestar a cualquier edad y en diferentes niveles socioculturales y económicos, se han identificado una serie de características que configuran un perfil propio del maltratador.

En cuanto a la edad, parece ser que el maltrato hacia los progenitores es más común en los inicios de la adolescencia, aproximadamente en torno a los 16-17 años, aunque es frecuente que se aprecien las primeras señales de agresividad y violencia sobre los 12 años. El factor de la edad es determinante en el tipo de agresividad y maltrato, ya que en edades más tempranas (menores de 15 años) esta suele ser de origen psicológico y en adolescentes mayores tiende a cobrar una mayor importancia la agresividad física.

En relación al sexo, aunque también existen muchos casos de niñas maltratadoras, esta conducta es más frecuente en el caso de los varones. A pesar de que las situaciones de maltrato de menores hacia sus progenitores, como ya se ha apuntado anteriormente, se producen en cualquier ámbito socioeconómico y cultural, se ha hallado una mayor proporción de casos en contextos con un nivel cultural alto.

Sin embargo, en los últimos años y debido a las circunstancias socioeconómicas por las que atraviesa nuestra sociedad, se está asistiendo al incremento de casos de menores maltratadores pertenecientes a la clase media. Estos chicos y chicas se rebelan contra sus padres porque no pueden satisfacer sus "caprichos" al verse reducidos los ingresos con los que cuenta la familia.

Por lo tanto, actualmente se puede hablar de:


4 Tipos de menores maltratadores


1. Aquellos que maltratan a sus familiares debido a que padecen algún tipo de adicción.

2. Los que presentan trastornos de conducta.

3. Los jóvenes que presentan agresividad a consecuencia de una educación permisiva y carente de normas y límites.

4. Los que no aceptan las limitaciones económicas impuestas por su familia. 

Estos niños se caracterizan por presentar los siguientes rasgos: 

  • Falta de empatía.
  • No sienten compasión.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Ausencia de sentimientos de arrepentimiento o culpa.
  • Su agresividad va dirigida a la consecución de un fin determinado.
  • Falta de autocontrol.
  • Impulsividad.
  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Irritabilidad.
  • Baja autoestima.


Otra característica fundamental del maltrato, es que este va dirigido principalmente siempre hacia la madre. En aquellos casos en los que el padre también es maltratado, ello es de forma conjunta a la madre. Estas familias suelen presentar una fachada de normalidad y convivencia en ámbitos sociales externos. No exteriorizan fuera del ámbito familiar las manifestaciones agresivas.


Síndrome del Emperador


Este síndrome puede definirse como un trastorno de agresividad de los hijos hacia sus padres. Estos hijos no sufren de enfermedades mentales, no fueron víctimas previas de malos tratos, no han sido desatendidos por sus progenitores ni estos tienen conductas desestructuradas, ni tienen por qué ser adictos a las drogas.

Lo que los menores que presentan síndrome del emperador tienen es una falta absoluta de sensibilidad emocional y de apego. Para ellos, los padres no tienen autoridad para imponérsele ni tienen derecho a establecer normas, no sienten respeto alguno por ellos.



Características del "Emperador"


Entre la niñez y la adolescencia


Cuando se llegan a situaciones de auténtica agresividad en la época final de la adolescencia los padres ya han pasado por estadios previos e intermedios: 


  • Desconsideraciones 
  • Desobediencia
  • Mentiras 
  • Amenazas 
  • Empujones 
  • Violencias contra las cosas 
  • Patadas
  • Golpes 
  • En casos extraordinarios, atentados contra la vida de los progenitores o contra sus hermanos


En la edad adulta


En la edad adulta, el "emperador" trasladará todos estos comportamientos de "hacia los padres" a "hacia los hijos y la pareja".

Niños y Adolescentes Tiranos-Dictadores: como punto de partida hemos de dejar constancia de que no todos los niños que presentan las conductas que vamos a mencionar se convierten en maltratadores, pero sí que los niños que se han convertido en maltratadores han pasado por estas mismas. Los maltratadores en general y los menores maltratadores en concreto, siempre intentan imponer sus criterios, enrabietándose y volviéndose agresivos frente a la frustración. No existe un único perfil del menor maltratador. Este puede ser de cualquier nivel cultural, económico o social. No obstante, su presencia es más habitual entre las familias rotas por una separación o divorcio y con un nivel socioeconómico alto.

Además, se da con más frecuencia cuando el menor es hijo único o, si tiene más hermanos, la diferencia de edad entre ellos es bastante alta.


¿Cómo son los hijos "emperadores"?


Normalmente son:


  • Hijos rebeldes
  • Malcriados
  • Disconformes con todo e insatisfechos, que desde muy temprana edad tratan de lograr todo aquello que desean imponiendo sus propios criterios


¿Cuáles son sus tácticas?


Sus tácticas para lograrlo es:



  • Amenazar, insultar y agredir, debilitando la autoridad de los padres y sembrando miedo en el hogar. 
  • Los hijos tiranos desobedecen por norma y no cumplen con sus obligaciones. 
  • Se comportan como dueños absolutos de la casa, comportándose respecto a los padres como si estos viviesen para oponerse a él y recortarle su libertad.


    Violencia y Agresividad en la familia 


    Además de todo lo dicho, son:


    • Rencorosos y susceptibles pero a la par, insensibles respecto a los padres hasta el extremo de no sentir apego alguno por ellos.
    • Presentan tolerancia baja a la frustración, enojándose y enfadándose ante cualquier propósito o deseo no cumplidos.


    Diferentes técnicas de maltrato


    El menor maltratador puede desarrollar diferentes técnicas de maltrato. Por una parte tendríamos:


    • El maltrato psicológico: manifestado mediante insultos y desprecios hacia los padres para reírse de ellos, ridiculizarlos o hacerles sentir culpables de su frustración. También este tipo de maltrato puede consistir en hacerles pasar a los padres malos tragos en público o en situaciones comprometidas.
    • El maltrato físico: el cual siempre viene como sucesión del psicológico, es decir, que para que se dé el primero ha de haberse dado con antelación el segundo. El proceso de transición de uno a otro es paulatino, como el proceso de conversión de hijo normal a hijo maltratador. Este proceso que mencionamos tiene su origen en sus primeras edades cuando no se corrigen determinados comportamientos como exigir a gritos o mediante berrinches y rabietas o montar en cólera si no consiguen un deseo. También es un síntoma negarse a cumplir con sus obligaciones domésticas o escolares. Si en ese momento consiguen sus objetivos están poniendo la primera piedra de su tiranía. El no ser reprendidos suele asociarse a padres que ceden siempre a los caprichos y a los deseos de bienes materiales del niño, perdiendo así su autoridad y dejando que el niño se sienta superior a ellos. Los motivos para estas cesiones suelen ser los deseos de que al hijo "no le falte nada" o el miedo a perder su cariño. Posteriormente, este miedo pasa a ser terror hacia las rabietas y los comportamientos agresivos del hijo. Eso les hace que se vuelvan más y más permisivos y condescendientes alcanzando un punto de no retorno que hará que cualquier negativa futura se convierta en frustración y agresividad. Existe otro factor causante de esta agresividad del hijo hacia sus progenitores. Se trata de la ausencia de normas y obligaciones, situación que el menor asume creyendo que él tiene todos los derechos y ninguna obligación. Ante estos comportamientos se debe poner límite a tiempo, cortando las actitudes agresivas, oposicionistas y rebeldes. La corta edad del hijo no debe ser excusa para que los padres le reprendan de forma proporcionada y adecuada.


    Los padres deben actuar firmemente, sin cesiones ante las amenazas y las rabietas porque son estos los que dirigen a la familia, contando con la opinión de los demás miembros, pero sin estar subyugados a ellos. Estas actitudes de los padres han de ser inflexibles y coordinadas, de nada sirven si solo las adopta uno de ellos con la disensión del otro. Ambos deben demostrar tener los mismos criterios de disciplina y de corrección de los hijos. Eso sí, todo esto se tiene que administrar con firmeza pero, igualmente importante, con cariño.


    Perfil de los padres obedientes


    A veces, los padres se acostumbran a una actitud oposicionista de los hijos. Si día a día y por sistema se enfrentan a conflictos a la hora de despertar, de lavarse o vestirse, de desayunar, almorzar o cenar, de ir a clase, etc., si es habitual el que un hijo moleste a sus hermanos continuamente o haga, como se dice vulgarmente, "de su capa un sayo", si un hijo llama la atención continuamente, si demanda una constante disponibilidad de los padres, si los berrinches, la reafirmación del yo, la negación continua, etc., son lo habitual, puede que los padres se acaben cansando. Cuando llega el cansancio puede llegar el abandono de la autoridad, el chantaje, por el que se les concede lo que piden para que dejen de molestar, la cesión por la que se les da lo que piden porque sí. Con esta actitud el niño vence, se ve importante y centro de su mundo, se ven reforzadas las actitudes oposicionistas y rebeldes de los hijos ya que con su resistencia acaba evitando hacer aquellas tareas desagradables o que no le gustan lo cual, a su vez, retroalimenta la actitud de desobediencia. Llegados a este punto debemos plantearnos cómo se debe actuar para reconducir estas situaciones.

    En primer lugar se debe reconocer y comprender qué ocurre para luego ver sus orígenes y las circunstancias en las que se da. Para responder a estas preguntas la clave es la comunicación pues aunque los padres sepan qué es lo que el hijo debe o no hacer ¿lo sabe el hijo? Y una vez averiguado ¿perciben los hijos la autoridad de los padres? No olvidemos que estamos ante "padres obedientes" que han abdicado de esa autoridad. Respecto a lo anterior, tampoco debe olvidarse que la autoridad es fundamental en le relación entre hijos y padres. Los hijos han de percibir que sus padres tienen esa autoridad, que ellos son los que mandan. Esto les transmite en realidad una seguridad que les es necesaria para crecer y aprender a mantener conductas adecuadas. 

    Los hijos deben sentir que conseguir siempre su capricho solo les satisfará temporalmente pero que en el futuro lamentarán haber adquirido hábitos conductuales erróneos. El uso de la autoridad no supone sin embargo el empleo de la violencia, el castigo físico o psicológico sino la firmeza y el afecto. Para ello es necesaria la autoconfianza, pues si no se confía en poder mantener una actitud frente al hijo despótico pronto se verán convertidos en padres obedientes.


    ¿Cómo practicar la firmeza y la autoridad?


    Hay una serie de premisas a la hora de practicar la firmeza y la autoridad:


    • No se deben realizar peticiones de baja intensidad. Es decir, cuando se desea que el hijo actúe de determinada manera no se le dirá de forma interrogativa "¿por qué no…?" Sino en imperativo "haz…"
    • Usar la forma de orden cuando sea estrictamente necesario y no para todo tipo de momento. Es necesario el formato de orden para las conductas adecuadas en la familia ("te toca poner la mesa"); para transmitir valores positivos ("si a una persona mayor se le cae al suelo algo, ayúdale a recogerlo"); para la socialización ("si te regalan algo se debe dar las gracias"); y para el propio bien del hijo ("no te acerques a la cocina cuando se esté cocinando").
    • No excederse en la confrontación o en la crítica.
    • No lanzar las órdenes al viento desde lejos o gritadas. Estas deben dirigirse al hijo cara a cara y mesuradamente para asegurarse de que las está oyendo y comprendiendo.
    • Ser firmes a la hora de reprimir las malas acciones del niño mediante un castigo que se habrá de mantener siempre, es tremendamente contraproducente imponer un castigo que luego no se vaya a cumplir.
    • Dar las órdenes cuando sea necesario y en su momento justo. Si el niño coge un dulce fuera de horas, al prohibirle comerlo se está fomentando el conflicto. En cambio, si desde siempre se le ha enseñado que comer entre horas no está permitido, se habrá evitado ese conflicto.
    • Compartir con los hijos los buenos momentos y no escatimar el tiempo para estar con ellos.
    • Evitar emitir mensajes que no puedan ser cumplidos.
    • No se debe amenazar con el hombre del saco, con la policía o con abandonarlos porque si llega la hora de cumplir la amenaza descubrirá que no tenemos autoridad para ello ya que ésta es incumplible.
    • Se le debe amenazar con ser castigado.
    • Tampoco se les debe insultar llamándole tonto o vago.


    BIBLIOGRAFÍA: Material extraído del curso "Afrontamiento de los Trastornos del Comportamiento en la Infancia y la Adolescencia" Cordero, A. y Cruz, M.V "Inventario de adaptación de conducta" Madrid: TEA, 1980 Feindler, E. "Entrenamiento para el control de la cólera en grupo para jóvenes delincuentes de Secundaria" Revista Terapia cognitiva e investigación, 1984 Goldstein, A. "Habilidades Sociales y Autocontrol en la adolescencia" Editorial Siglo XXI, 1999


    Fuente - Texto tomado de FUNDACIONCADAH.ORG:





    Síndrome del emperador en adultos


    Cuando hablamos del síndrome del emperador en adultos es mucho más difícil encontrar información, no porque no se dé, sino porque al ser adultos no se denuncian ni tienden a buscar ayuda, por lo que estos datos no quedan registrados. Lo que sufren las familias y todo su entorno, con los niños, adolescentes, jóvenes o adultos que padecen el síndrome del emperador.


    ¿Qué es lo que sufren estos padres?


    Pues un gran abuso por parte de sus hijos, ejerciéndose, sobre todo, toda esta ira sobre sus madres. Al no tener sentimiento de culpa, pierden completamente el sentido de la educación y de la moralidad, expresando toda esta ira en una violencia completamente desmesurada ante sus progenitores.

    No podemos olvidarnos de la tesitura en la que viven los padres, adultos víctimas del síndrome del emperador. Muchos acaban denunciando como último recurso ya que no pueden soportar más esta situación, por una parte, se liberan, pero por otra nace el sentimiento de culpa ante esta situación límite donde se suelen establecer órdenes de alejamientos, y esto es algo muy duro para toda la familia.

    Esta decisión no se toma tan fácilmente, son muchos los padres que acuden para pedir consejo y asesoramiento ante esta situación. Es importante recalcar que cuando llegan ya están en una situación límite por lo que en muchos de los casos lo primero que hay que hacer es denunciar, porque no se puede poner en peligro bajo ningún concepto la integridad física de una persona. El siguiente paso y una vez pasado el tiempo que los psicólogos consideren oportuno se podrá empezar con la terapia adecuada.


    Características comunes en personas con síndrome del emperador


    Vamos a enumerar de manera sencilla y fácil de ver las características que encontramos en las personas con el síndrome del emperador:


    • Hedonistas.

    • Egocéntricos.

    • No empáticos.

    • No muestran sentimientos hacia los demás.

    • Agresivos. Principalmente con sus madres, luego se van extendiendo hasta el resto de familiares.

    • Se les deja ser muy permisivos.

    • No han desarrollado la conciencia ni la moralidad.

    • No tienen dolor emocional.

    • No saben mantener relaciones personales auténticas.

    • No tienen un proyecto de vida con sentido.

    • Deterioro personal por falta de educación.

    • Son personas que en su infancia han sido sobreprotegidos en exceso.

    • Sienten una frustración permanente.

    • Consiguen lo que quieren a través de la violencia y de la agresividad.

    • Nunca están satisfechos ni son felices.

    • Acaban convirtiéndose en niños marginados y excluidos socialmente.

    • Absentismo escolar.

    • Consumo de sustancias.

    • No aceptan la autoridad de sus profesores en la escuela.

    • Tienen hábitos insanos.

    • Adicción a las nuevas tecnologías.


    Fuente - Texto tomado de CONSULTA21PSICOLOGOSMALAGA.ES:

    15 Promesas - 10 Bendiciones - 7 Beneficios de rezar el Santo Rosario

        



    Aunque el mes de octubre es para los católicos “el mes del Rosario”, mayo es el mes dedicado de una forma especial a lo largo del año a la Virgen María. Tal y como explica Píldoras de fe, la palabra rosario proviene del latín y significa “guirnalda de rosas”. La rosa es una de las flores más comúnmente usada para simbolizar a la Virgen María. Si te preguntas, cuál es el sacramental más emblemático que poseemos los católicos, seguramente las personas responderían que es “el Santo Rosario”.









    En estos últimos años el rosario ha hecho una reaparición magistral: cada vez hay más católicos rezándolo, y hasta los que poco sabían de él ya han aprendido a rezarlo en familia.

    El Rosario es una devoción en honor de la Virgen María sobre la que ella misma ha hecho una serie de promesas, los Papas han explicado las bendiciones que aporta y un santo de la talla de San Luis María Grignon de Montfort ha hablado sobre sus beneficios. A continuación te los señalamos:


    Promesas del Rosario




    1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
    2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
    3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
    4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
    5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
    6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
    7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
    8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
    9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
    10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
    11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
    12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
    13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
    14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
    15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.


    Bendiciones del Rosario
    según el Magisterio de los Papas




    1. Los pecadores obtienen el perdón.
    2. Las almas sedientas se sacian.
    3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
    4. Los que lloran hallan alegría.
    5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
    6. Los pobres son socorridos.
    7. Los religiosos son reformados.
    8. Los ignorantes son instruidos.
    9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
    10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.


    Beneficios del Rosario según San Luis María Grignon de Montfort




    1. Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo.
    2. Purifica nuestras almas del pecado.
    3. Nos permite vencer a nuestros enemigos.
    4. Nos facilita la práctica de las virtudes.
    5. Nos aviva el amor de Jesucristo.
    6. Nos enriquece con gracias y méritos.
    7. Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres y nos consigue de Dios toda clase de gracias.


    No dejes de rezar el Santo Rosario, y si aún no has comenzado a hacerlo, ten en cuenta que tal vez, esta podría ser la manera en que Dios te está llamando a entrar a su redil, a ser su hijo, el hijo de su Santísima Madre, y hermano de su Hijo predilecto: a través del amor y la devoción a María, nuestra Madre por siempre.


    Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
    http://www.religionenlibertad.com/las-promesas-las-bendiciones-los-beneficios--56618.htm