sábado, 29 de abril de 2023

Día del Sacerdote Buen Pastor - Abril 30 de 2023

 



Buen Pastor
Vinculación con Cristo




En aquel tiempo dijo Jesús:

"Mis ovejas escuchan mi Voz;
Yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida Eterna
y no perecerán jamás,
y nadie las arrebatará de mi mano.
El Padre, que me las ha dado,
es más grande que todos,
y nadie puede arrebatar nada
de la mano del Padre.
Yo y el Padre somos Uno"


Reflexión


En este tiempo pascual, la Iglesia quiere llamar nuestra atención sobre el Señor resucitado. Él es el modelo del hombre que debe nacer en nosotros; el hombre pascual, el hombre nuevo, el hombre redimido y renovado por Cristo.

Este hombre pascual es, ante todo, un hombre de fe. Ahora, ¿qué es la Fe? La Fe no es aceptar una doctrina religiosa, sino es traducirla en la vida. La Fe es una realidad vital, un proceso de vida. No es creer en ciertos artículos de fe, sino que es creer en una persona, es creer en Jesucristo (es identificarse con Él, orientar toda su vida hacia Él).

El Evangelio de hoy nos muestra a Jesucristo como Buen Pastor. Es una imagen muy conocida desde el cristianismo primitivo. Ya la encontramos en las Catacumbas. Pero también hoy en día todos conocemos estas imágenes del Buen Pastor en medio de su rebaño o con la oveja sobre sus hombros. Parece que a los cristianos de todos los tiempos esta persona del Buen Pastor los impresionó mucho.


¿Qué nos dice a nosotros
esta imagen de Jesucristo?




Por una parte, nos muestra la actitud del Buen Pastor frente a nosotros: Nos llama, nos busca, nos dirige, nos orienta, nos protege y defiende. En el fondo es la manifestación de que yo nunca estoy solo en mi camino de vida.

Desde mi Bautismo, cuando comenzó su amistad conmigo, Jesús siempre está a mi lado, nunca me abandona. Él es mi compañero, invisible pero fiel, en todas las situaciones de mi camino: En horas felices, Él aumenta mi alegría. En horas tristes, Él comparte la cruz conmigo.




Pero, por otra parte, esta imagen del Buen Pastor nos muestra también la actitud de las ovejas, es decir, nuestra actitud frente a Él. Las ovejas lo conocen, lo escuchan, le siguen, le confían. Es la manifestación de que una vida de íntima unión con Cristo depende también de mí.

Él está presente en mi vida, me ofrece su amistad y compañía. Pero yo tengo que aceptarlas, tengo que abrirle mi corazón, tengo que acercarme a Él. Y no sólo durante una hora por semana (en la misa dominical), debo identificarme con Él, sino toda mi vida debe orientarse hacia Él: mi trabajo y mi descanso, mi vida personal y familia, mi compromiso social, político y cristiano. Resulta una convivencia y un diálogo profundo, vital y permanente con el Señor.


"Las ovejas me conocen
y escuchan mi voz"




Pero la pregunta es: ¿conocemos nosotros realmente a Cristo? ¿Le dedicamos suficiente tiempo para conocerlo más? ¿Nos interesamos verdaderamente por Él? ¿Tratamos de dialogar con Él, de encontrarnos con Él?

Existen muchos caminos, muchos lugares de encuentro con Cristo, si lo buscamos sinceramente:


  • Un primer camino son los sacramentos, por ej. la Eucaristía. Jesús mismo nos invita a comer su propio Cuerpo y entrar así en la más profunda comunión con Él. ¿Lo entendemos así? ¿Sentimos su presencia real en medio de nosotros?




  • Otro lugar de encuentro es la Biblia, el Evangelio. En él, Jesucristo nos habla constantemente. Y nosotros, ¿tenemos una Biblia? Y si la poseemos, ¿la leemos regularmente, para escuchar la palabra del Señor?




  • La oración personal es otro camino de encuentro con Cristo. ¡Cuántas horas pasamos charlando, conversando con los amigos! ¡Pero, qué poco tiempo hablamos con Jesús, nuestro mejor amigo!




  • Tal vez cada uno podría pedirle hoy a Jesús que nos regale vocaciones sacerdotales y de vida consagrada que tanto necesita nuestra Iglesia.




  • La tierra de encuentro más fecunda con Cristo es la Santísima Virgen María. Porque, ¿quién nos llevará a Jesús mejor que Su Madre? Ya el Papa San Pío X dijo: "María es el camino más fácil, más corto y más seguro hacia Jesucristo". Y los grandes santos de todos los siglos afirman y prueban con su vida la verdad e importancia de este camino clásico: por María a Jesús. Entonces, cuando buscamos una relación personal, vital con Cristo, debemos acercarnos a María.




Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt







Oración por la 
Santificación de los Sacerdotes
Por Santa Teresita del Niño Jesús 






Oh Jesús que has instituido el sacerdocio
para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes
(especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.

Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos
con tu PRECIOSA SANGRE.

Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu
del mundo los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor
los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado
obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra
y su corona eterna en el Cielo.
Amén.


Recemos el Santo Rosario
por todos los sacerdotes:




Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 10, 1-10





1. En verdad, en verdad os digo, prosiguió Jesús, que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es un ladrón y salteador.

2. Mas el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas.

3. A éste el portero le abre, y las ovejas escuchan su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias, y las saca fuera al pasto.




4. Y cuando ha hecho salir sus propias ovejas, va delante de ellas y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5. Mas a un extraño no le siguen, sino que huyen de él; porque no conocen la voz de los extraños.

6. Este símil les puso Jesús, pero no entendieron lo que les decía.

7. Por eso Jesús les dijo segunda vez por lo claro: En verdad, en verdad os digo, que Yo Soy la Puerta de las Ovejas.

8. Todos los que hasta ahora han venido, o entrado por otra parte, son ladrones y salteadores, y así las ovejas no los han escuchado.

9. Yo Soy la Puerta. El que por Mí entrare, se salvará; y entrará, y saldrá sin tropiezo, y hallará pastos.




10. El ladrón no viene sino para robar, y matar, y hacer estrago. Mas Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en más abundancia.


Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Pío V - Sumo Pontífice (1572) - Fiesta Abril 30


Es interesante el mensaje que el Pontífice envió felicitando a los ejércitos vencedores. Dice así:




"No fueron las técnicas,
no fueron las armas,
las que nos
consiguieron la victoria.
Fue la intercesión de la
Santísima Virgen María,
Madre de Dios"


Oración


En este tiempo de tanta proliferación de protestantismo por todas partes, que este valiente defensor de la Iglesia ruegue por nosotros. "Si tú haces algo por la Virgen María, la Virgen hará mucho por ti"


Historia


Nació en un pueblo llamado Bosco, en Italia, en 1504. Sus padres eran muy piadosos pero muy pobres. Aunque era un niño muy inteligente, sin embargo hasta los 14 años tuvo que dedicarse a cuidar ovejas en el campo, porque los papás no tenían con qué costearle estudios. Pero la vida retirada en la soledad del campo le sirvió mucho para dedicarse a la piedad y a la meditación, y la gran pobreza de la familia le fue muy útil para adquirir gran fortaleza para soportar los sufrimientos de la vida. Más tarde será también Pastor de toda la Iglesia.

Una familia rica notó que su hijo Antonio se comportaba mejor desde que era amigo de nuestro santo, y entonces dispuso costearle los estudios para que acompañara a Antonio y le ayudara a ser mejor. Y así pudo ir a estudiar con los Padres Dominicos y llegar a ser religiosos de esa comunidad. Nunca olvidará el futuro Pontífice este gran favor de tan generosa familia. En la comunidad le fueron dando cargos de mucha importancia: Maestro de novicios, Superior de varios conventos. Y muy pronto el Santo Padre, el Papa, lo nombró Obispo. Tenía especiales cualidades para gobernar.

Como el protestantismo estaba invadiendo todas las regiones y amenazaba con quitarle la verdadera fe a muchísimos católicos, el Papa nombró a nuestro santo como encargado de la asociación que en Italia defendía a la verdadera religión. Y él, viajando casi siempre a pie y con gran pobreza, fue visitando pueblos y ciudades, previniendo a los católicos contra los errores de los evangélicos y luteranos, y oponiéndose fuertemente a todos los que querían atacar nuestra religión. Muchas veces estuvo en peligro de ser asesinado, pero nunca se dejaba vencer por el temor. Con los de buena voluntad era sumamente bondadoso y generoso, pero para con los herejes demostraba su gran ciencia y sus dotes oratorias y los iba confundiendo y alejando, en los sitios a donde llegaba. El Papa, para premiarle sus valiosos servicios y para tenerlo cerca de él como colaborador en Roma, lo nombró Cardenal y encargado de dirigir toda la lucha en la Iglesia Católica en defensa de la fe y contra los errores de los protestantes.

Al morir el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los demás cardenales que el candidato más apropiado para ser elegido Papa, era este santo cardenal. Y lo eligieron y tomó el nombre de Pío Quinto. Antes se llamaba Antonio Chislieri. Antes se acostumbraba que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores y a los jefes políticos y militares de Roma. Pío Quinto ordenó que todo lo que se iba a gastar en ese banquete, se empleará en darles ayudas a los pobres y en llevar remedios para los enfermos más necesitados de los hospitales. Cuando recién posesionado, iba en procesión por Roma, vio en una calle al antiguo amigo Antonio, aquel cuyos papás le habían costeado a él los estudios y lo llamó y lo nombró gobernador del Castillo Santángelo, que era el cuartel del Papa. La gente se admiró al saber que el nuevo Pontífice había sido un niño muy pobre y comentaban que había llegado al más alto cargo en la Iglesia, siendo de una de las familias más pobres del país.

Pío Quinto parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Comía muy poco. Pasaba muchas horas rezando. Tenía tres devociones preferidas:




  1. La Eucaristía: Celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos ratos de rodillas ante el Santo Sacramento.
  2. El Rosario: Que recomendaba a todos los que podía.
  3. La Santísima Virgen: Por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza, y de quien obtuvo maravillosos favores.


Las gentes comentaban admiradas: "Éste sí que era el Papa que la gente necesitaba". Lo primero que ordenó fue que todo obispo y que todo párroco debía vivir en el sitio para donde habían sido nombrados (porque había la dañosa costumbre de que se iban a vivir a las ciudades y descuidaban la diócesis o la parroquia para la cual los habían nombrado). Prohibió la pornografía. Hizo perseguir y poner presos a los centenares de bandoleros que atracaban a la gente en los alrededores de Roma. Visitaba frecuentemente hospitales y casas de pobres para ayudar a los necesitados. Puso tal orden en Roma que los enemigos le decían que él quería convertir a Roma en un monasterio, pero los amigos proclamaban que en 300 años no había habido un Papa tan santo como él. Las gentes obedecían sus leyes porque le profesaban una gran veneración.

En las procesiones con el Santísimo Sacramento, los fieles se admiraban al verlo llevar la custodia, con los ojos fijos en la Santa Hostia, y recorriendo a pie las calles de Roma con gran piedad y devoción. Parecía estar viendo a Nuestro Señor. Publicó un Nuevo Misal y una nueva edición de La Liturgia de Las Horas, o sea los 150 Salmos que los sacerdotes deben rezar. Publicó también un Catecismo Universal. Dio gran importancia a la enseñanza de las doctrinas de Santo Tomás de Aquino en los seminarios, porque por no haber aprendido esas enseñanzas muchos sacerdotes se habían vuelto protestantes.

Los mahometanos amenazaban con invadir a toda Europa y acabar con la Religión Católica. Venían desde Turquía destruyendo a sangre y fuego todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron que convertirían la Basílica de San Pedro en pesebrera para sus caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos. Pío Quinto con la energía y el valor que le caracterizaban, impulsó y buscó insistentemente la ayuda de los jefes más importantes de Europa. Por su cuenta organizó una gran armada con barcos dotados de lo mejor que en aquel tiempo se podía desear para una batalla. Obtuvo que la república de Venecia le enviara todos sus barcos de guerra y que el rey de España, Felipe II, le colaborara con todas sus naves de combate. Y así organizó una gran flota para ir a detener a los turcos que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y con su bendición los envió a combatir en defensa de la religión.

Puso como condición para estar seguros de obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes deberían ir bien confesados y habiendo comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos, franciscanos y dominicos para confesar a los marineros y antes de zarpar, todos oyeron Misa y comulgaron. Mientras ellos iban a combatir en las aguas del mar, el Papa y las gentes piadosas de Roma recorrían las calles, descalzos, rezando el Rosario para pedir la victoria. Los mahometanos los esperaban en el mar lejano con 60 barcos grandes de guerra, 220 barcos medianos, 750 cañones, 34.000 soldados especializados, 13.000 marineros y 43.000 esclavos que iban remando. El ejército del Papa estaba dirigido por Don Juan de Austria (hermano del rey de España). Los católicos eran muy inferiores en número a los mahometanos.




Los dos ejércitos se encontraron en el Golfo de Lepanto, cerca de Grecia. El Papa Pío Quinto oraba por largos ratos con los brazos en cruz, pidiendo a Dios la victoria de los cristianos.




Los jefes de la armada católica hicieron que todos sus soldados rezaran el Rosario antes de empezar la batalla.




Era el 7 de octubre de 1571 a mediodía. Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección contraria a las naves católicas, y por eso había que emplear muchas fuerzas remando. Y he aquí que de un momento a otro, misteriosamente el viento cambió de dirección y entonces los católicos, soltando los remos se lanzaron todos al ataque. Uno de esos soldados era Miguel de Cervantes, el que escribió "El Quijote".

Don Juan de Austria con los suyos atacó la nave capitana de los mahometanos donde estaba un supremo Almirante, Alí, le dieron muerte a éste e inmediatamente los demás empezaron a retroceder espantados. En pocas horas, quedaron prisioneros 10.000 mahometanos. De sus barcos fueron hundidos 111 y 117 quedaron en poder de los vencedores. 12.000 esclavos que estaban remando en poder de los turcos quedaron libres.

En aquel tiempo las noticias duraban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma. Pero Pío Quinto que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró hacia el cielo, y les dijo emocionado:




"Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria"




Varios días después llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo.

El Papa en acción de gracias mandó que cada año se celebre el 7 de octubre, la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se colocara esta oración:




"María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros"




Propagador del título de Auxiliadora fue este Pontífice nacido en un pueblecito llamado Bosco. Más tarde un sacerdote llamado San Juan Bosco, será el propagandista de la devoción a María Auxiliadora.




Pío Quinto murió el 1 de mayo de 1572 a los 68 años de edad y fue declarado santo por el Papa Clemente XI en 1712.


Fuente - Texto tomado de EWTN: