viernes, 31 de marzo de 2023

Santa María Egipciaca - Eremita Penitente - Fiesta 1 de Abril

 



Una hermosa tradición muy antigua cuenta que en el siglo V un santo sacerdote llamado Zózimo después de haber pasado muchos años de monje en un convento de Palestina dispuso irse a terminar sus días en el desierto de Judá, junto al río Jordán. Y que un día vio por allí una figura humana, que más parecía un esqueleto que una persona robusta. Se le acercó y le preguntó si era un monje y recibió esta respuesta:


"Yo soy una mujer que he venido al desierto a hacer penitencia de mis pecados"


Según la tradición aquella mujer le narró la siguiente historia:

Su nombre era María. Era de Egipto. Desde los 12 años llevada por sus pasiones sensuales y su exagerado amor a la libertad se fugó de la casa. Cometió toda clase de impurezas y hasta se dedicó a corromper a otras personas. 

Después se unió a un grupo de peregrinos que de Egipto iban al Santo Sepulcro de Jerusalén. Pero ella no iba a rezar sino a divertirse y a pasear. Y sucedió que al llegar al Santo Sepulcro, mientras los demás entraban fervorosos a rezar, ella sintió allí en la puerta del templo que una mano la detenía con gran fuerza y la echaba a un lado. Y esto le sucedió por tres veces, cada vez que ella trataba de entrar al santo templo. Y una voz le dijo:




"Tú no eres digna de entrar en este sitio sagrado, porque vives esclavizada al pecado"


Ella se puso a llorar, pero de pronto levantó los ojos y vio allí cerca de la entrada una imagen de la Santísima Virgen que parecía mirarla con gran cariño y compasión. Entonces la pecadora se arrodilló llorando y le dijo:




"Madre, si me es permitido entrar al templo santo, yo te prometo que dejaré esta vida de pecado y me dedicaré a una vida de oración y penitencia"


Y le pareció que la Virgen Santísima le aceptaba su propuesta. Trató de entrar de nuevo al templo y esta vez sí le fue permitido. Allí lloró largamente y pidió por muchas horas el perdón de sus pecados. Estando en oración le pareció que una voz le decía:




"En el desierto más allá del Jordán encontrarás tu paz"


María egipciaca se fue al desierto y allí estuvo por 40 años rezando, meditando y haciendo penitencia. Se alimentaba de dátiles, de raíces, de langostas y a veces bajaba a tomar agua al río. En el verano el terrible calor la hacía sufrir muchísimo y la sed la atormentaba. En invierno el frío era su martirio.

Durante 17 años vivió atormentada por la tentación de volver otra vez a Egipto a dedicarse a su vida anterior de sensualidad, pero un amor grande a la Santísima Virgen le obtenía fortaleza para resistir a las tentaciones. Y Dios le revelaba muchas verdades sobrenaturales cuando ella estaba dedicada a la oración y a la meditación. La penitente le hizo prometer al santo anciano que no contaría nada de esta historia mientras ella no hubiera muerto. Y le pidió que le trajera la Sagrada Comunión. Era Jueves Santo y San Zózimo le llevó la Sagrada Eucaristía.




Quedaron de encontrarse el Día de Pascua, pero cuando el santo volvió la encontró muerta, sobre la arena, con esta inscripción en un pergamino:




"Padre Zózimo, he pasado a la eternidad el Viernes Santo día de la muerte del Señor, contenta de haber recibido su santo cuerpo en la Eucaristía. Ruegue por esta pobre pecadora, y devuélvale a la tierra este cuerpo que es polvo y en polvo tiene que convertirse"


El monje no tenía herramientas para hacer la sepultura, pero entonces llegó un león y con sus garras abrió una sepultura en la arena y se fue. Zózimo al volver de allí narró a otros monjes la emocionante historia, y pronto junto a aquella tumba empezaron a obrarse milagros y prodigios y la fama de la santa penitente se extendió por muchos países.

San Alfonso de Ligorio y muchos otros predicadores narraron muchas veces y dejaron escrita en sus libros la historia de María Egipciaca, como un ejemplo de lo que obra en un alma pecadora, la intercesión de la Santísima Madre del Salvador, la cual se digne también interceder por nosotros pecadores para que abandonemos nuestra vida de maldad y empecemos ya desde ahora una vida de penitencia y santidad.


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Reflexión - Semana Santa 2023

  



Esta "Semana Santa"...
podría ser la última semana
de tu vida...


¿Vas a acompañar a Jesús
en su Semana de Pasión
o te alejarás de Él?


Has pensado si tendrás tiempo
para convertirte, arrepentirte
y seguir a Jesús.


Has pensado si en el minuto
siguiente de tu vida...


¿Dios te llamará
a rendirle cuentas?


¿Estás realmente preparado
para el llamado de Dios
a la eternidad?


¡PIÉNSALO!


Jesús está solo y triste...


¡No lo abandonemos!




Esta Semana Santa,
Jesús nos espera...


Jesús murió
por tus pecados...


¿Usted lo va a dejar solo?




Acompañemos a Jesús
con nuestras oraciones,
a través del rezo y meditaciones
del Santo Rosario
 y del Santo Viacrucis.







El enlace a mi Canal de Videos
de Cristina Ochoa en YouTube es: 




Muchas gracias por su gentil visita.

Dios los bendiga,
hoy, mañana y siempre.


Oración frente a los Desastres Naturales




Jesucristo es Rey de la Gloria.
Señor de cielos y tierra.
Dios se hizo hombre.
El Verbo se hizo carne.
Cristo nació de la Virgen pura.
Cristo padeció.
Cristo fue crucificado.
Cristo murió.
Cristo resucitó de entre los muertos.
Cristo ascendió a los cielos.
Cristo vence.
Cristo reina.
Cristo nos salva.
Cristo ordena.
Protégenos Señor
de todas las tempestades
(huracanes, tornados, terremotos).
Jesucristo Salvador del mundo
y María Santísima están con nosotros.
Señor Jesucristo pon en fuga
a los espíritus malignos.
Ha vencido Jesús,
el León de la tribu de Judá,
la Raiz de David,
el Cordero de Dios...
Santo Dios.
Santo Fuerte.
Santo Inmortal.
Ten Misericordia de nosotros.
Amén.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/oraciones/desastres_naturales.htm




Salmo 94: Levántate, juez de la tierra




Salmo 94


Levántate, Juez de la tierra


01 ¡Dios vengador de las injusticias, Señor, Dios justiciero, manifiéstate!


02 ¡Levántate, Juez de la tierra, dales su merecido a los soberbios!


03 ¿Hasta cuándo triunfarán, Señor, hasta cuándo triunfarán los malvados?


04 ¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia y se jactarán los malhechores?


05 Ellos pisotean a tu pueblo, Señor, y oprimen a tu herencia.


06 Matan a la viuda y al extranjero, asesinan a los huérfanos.


07 Y exclaman: «El Señor no lo ve, no se da cuenta el Dios de Jacob».


08 ¡Entiendan, los más necios del pueblo! y ustedes, insensatos, ¿cuándo recapacitarán?


09 El que hizo el oído, ¿no va a escuchar? El que formó los ojos, ¿no va a ver?


10 ¿Dejará de castigar el que educa a las naciones y da a los hombres el conocimiento?


11 ¡El Señor conoce los planes de los hombres y sabe muy bien que son vanos!


12 Feliz el que es educado por ti, Señor, aquel a quien instruyes con tu ley.


13 Para darle un descanso después de la adversidad, mientras se cava una fosa para el malvado.


14 Porque el Señor no abandona a su pueblo ni deja desamparada a su herencia:


15 La justicia volverá a los tribunales y los rectos de corazón la seguirán.


16 ¿Quién se pondrá a mi favor contra los impíos? ¿Quién estará a mi lado contra los malhechores?


17 Si el Señor no me hubiera ayudado, ya estaría habitando en la región del silencio.


18 Cuando pienso que voy a resbalar, tu misericordia, Señor, me sostiene.


19 Cuando estoy cargado de preocupaciones, tus consuelos me llenan de alegría.


20 ¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo, que comete injusticias en nombre de la ley?


21 Ellos atentan contra la vida de los justos y condenan a muerte al inocente.


22 Pero el Señor es mi fortaleza, mi Dios es la Roca en que me refugio:


23 ¡Les devolverá a su misma iniquidad y los destruirá por su malicia, ¡El Señor, nuestro Dios, los destruirá!