lunes, 27 de febrero de 2023

San José: el santo de la simplicidad - del sentido común - de la sencillez y del silencio

  



Celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso de este hombre, que Dios llamó a vivir de una manera sencilla.


Por: P. Idar Hidalgo | Fuente: Catholic.net 


José, como padre del recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un derecho inherente a la misión del padre.

José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la de David junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap 22,16).

Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.

Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido común, el santo de la sencillez, el santo del silencio. Y se podría seguir enumerando los calificativos de su santidad y todos sus atributos, y no se trata de hacer eso en esta pequeña meditación, sino que reflexionemos sobre la fiesta de San José y celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso, de este hombre que Dios llamó a vivir de una manera sencilla y su respuesta total a la realización del proyecto de salvación de Dios.

Para hablar de San José, es necesario hablar del silencio, pues es el santo del silencio, porque desde ahí supo contemplar el misterio del plan de Dios y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Solo en el silencio amoroso es desde donde se puede contemplar el misterio más trascendente de la redención, de un Dios que por amor se ha hecho hombre como nosotros.

Bien podemos decir que San José es el santo modelo de la fe, porque supo esperar contra toda desesperanza, por la fe aceptó a María y por la fe aceptó ser padre en esta tierra de Jesús hecho niño.

Llama la atención que no escribió nada, no se tiene referencia que haya dicho algo, simplemente obedeció con gran docilidad. Siempre a la escucha de la voz de Dios, siempre dispuesto a obedecer a Dios, a pesar de que, más de una vez, las cosas que se le mandaban no eran fáciles de aceptar.

La simplicidad de vida, el sentido común vivido con amor, haciendo ordinarias las cosas más extraordinarias… y viviendo extraordinariamente lo ordinario, porque todo lo vivió en referencia al Padre.

Hoy que hemos avanzado en el conocimiento de las ciencias naturales o en las ciencias humanas, parece que hemos perdido el sentido común también en la vida espiritual y nos cuestionamos cómo hemos de vivir el Evangelio, cómo se puede tener certeza de que estoy obrando bien, y llegamos a reducir la vida del Evangelio con portarse bien… y nos olvidamos que lo importante es amar y como consecuencia del amor está el portarse bien.

Sentido común en la vida espiritual es vivir con docilidad la Voluntad del Padre, es vivir con corazón agradecido por las bendiciones que de Dios hemos recibido, es ser conscientes de la misión personal que se nos ha encomendado y ser fieles a ese llamamiento.

Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el amor hace eterno el instante.

Ser cristiano con sentido común, es vivir la simplicidad de vida con la madurez del realismo, que se traduce en esa conciencia de que se es capaz de amar y de ser amado. Para hacer de cada acción, de cada instante, el punto de llegada y el punto de partida de la realización de la promesa.




San José es Patrono de la Iglesia Universal porque a él se le encomendó el cuidado de Jesús hecho hombre y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de todos los bautizados porque cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que le hemos sido confiados.

Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado.

Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.

Pío IX lo declaró Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870; aunque la fiesta fue suprimida más tarde. Actualmente le recordamos y celebramos el 19 de marzo.


Oración




¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valor, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas.

Vuestra altísima dignidad de Padre adoptivo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo.

Sed mi abogado, especialmente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor.

Amén.

¡ESCÁNDALO! ¿Un papa tiránico? El cardenal Müller advierte que el nuevo rescriptum sobre Traditionis custodes degrada a los obispos y daña su responsabilidad pastoral



Por Javier Arias | 24 de Febrero de 2023


GERHARD LUDWIG MÜLLER / IGLESIA UNIVERSAL


El reciente rescriptum aprobado por Francisco y por el Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Roche, sigue suscitando reacciones.

El nuevo escrito que refuerza el motu proprio Traditinis custodes, establece que el uso de una iglesia parroquial o la erección de una parroquia personal para la celebración de la Eucaristía según el Missale Romanum de 1962 y la concesión de la licencia a los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu proprio Traditionis custodes para celebrar con el Missale Romanum de 1962, irá a cargo de Roma.

Este medio ya publicó esta misma semana cómo con esta decisión se refuerza aún más el control de centralista de Roma en detrimento de la libertad de decisión y actuación de los obispos.

InfoVaticana se ha puesto en contacto con el cardenal Müller para recabar su parecer sobre esta decisión del Papa y del cardenal Roche. El exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha respondido a este medio que «el Papa Benedicto XVI le dio al papado una gran reputación, incluso entre los agnósticos muy alejados de la iglesia (Paolo Flores D’Arcais, Jürgen Habermas, Piergiorgio Odifreddi) a través de su alta competencia teológica y honestidad intelectual».

En alusión a Benedicto, Müller sostiene que «no era necesario que insistiera en la obediencia formal de manera autoritaria, porque incluso la obediencia de la fe a Dios, que es decisiva para la salvación, no exige un servilismo ciego, sino una devoción al Dios Trinidad con razón y libre albedrío, es decir, una obesequium racionalabile (Vaticano II, Vuestro verbo 5)».

Por otro lado, el purpurado alemán afirma que «cuando se trata de la obediencia a la autoridad eclesiástica, se debe hacer una distinción entre la obediencia religiosa, que se refiere a la sumisión autorizada de la fe revelada, y la disposición de seguir de buen grado al Papa y a los obispos también en cuestiones de disciplina de la organización eclesiástica y del orden de la liturgia». «Distinguimos entre la sustancia de los sacramentos, sobre la cual el Papa y los obispos no tienen poder de disposición, y el rito litúrgico, que ha crecido históricamente en los diversos ritos legítimos dentro de la única Iglesia Católica», añade el cardenal.

Müller asegura que «el Papa Benedicto superó las tensiones que habían surgido de una manera teológicamente competente y pastoralmente sensible al distinguir entre las formas ordinarias y extraordinarias del rito latino». El cardenal Müller califica esta decisión como «intolerancia brutal» contra los que prefieren la Misa Tradicional. Además, añade que se trata de una decisión que «es pastoralmente contraproducente», y «un ejemplo espantoso de incompetencia teológica para distinguir entre la sustancia no disponible del sacramento y la riqueza de formas de los ritos litúrgicos».

En ese sentido, el cardenal Müller no duda en señalar que este nuevo escrito «degrada a los obispos u ordinarios locales de rango secundario a peticionarios a la máxima autoridad (es decir, la burocracia del Dicasterio de Culto)». El cardenal alemán subraya que esta decisión «daña la responsabilidad pastoral del episcopado» y «oscurece el verdadero sentido del papado, que es representar y realizar la unidad de la Iglesia en la verdad de la fe y de la comunión sacramental».

Por último, Müller lamenta que «el reconocimiento de la autoridad papal no es promovida, sino debilitada a largo plazo» ya que se puede dar la impresión de una especie de liderazgo autocrático.


Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM: