sábado, 3 de diciembre de 2022

Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 3, 1-12

 



1. En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista predicando en el desierto de Judea.

2. Y diciendo:


"Haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos"


3. Éste es aquel de quien se dijo por el profeta Isaías:




"Es la voz del que clama en el desierto, diciendo:

"Preparad el camino del Señor: Haced derechas sus sendas"


4.  Traía Juan un vestido de pelos de camello y un cinto de cuero a sus lomos, y la comida suya eran langostas y miel silvestre.




5. Iban, pues, a encontrarle las gentes de Jerusalén y de toda la Judea, y de toda la ribera del Jordán.

6. Y recibían de él el bautismo en el Jordán, confesando sus pecados.

7. Pero como viese venir a su bautismo muchos de los fariseos y saduceos, díjoles:


"¡Oh raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado que con solas exterioridades podéis huir de la ira que os amenaza?

8. Haced, pues, frutos dignos de penitencia.

 

9. Y dejaos de decir interiormente:

 

"Tenemos por padre a Abrahán; porque yo os digo que poderoso es Dios para hacer que nazcan de estas mismas piedras hijos de Abrahán".

10. Mirad que ya el hacha está aplicada a la raíz de los árboles; y todo árbol que no produce buen fruto, será cortado y echado al fuego.




11. Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y no soy yo digno siquiera de llevarle las sandalias; Él es quien ha de bautizaros en el Espíritu Santo y en el fuego.




12. Él tiene en sus manos el bieldo, y limpiará perfectamente su era; y su trigo lo meterá en el granero; más las pajas quemarálas en un fuego inextinguible.





Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

Segundo Domingo de Adviento - Diciembre 4 de 2022

 





Liturgia de las Horas:
Segunda Semana del Salterio
Color: Morado


Lecturas de la liturgia


Primera Lectura: Isaías 11:1-10


Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar. Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.


Salmo Responsorial 72:1-2, 7-8, 12-13, 17 


De Salomón. Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu justicia: que con justicia gobierne a tu pueblo, con equidad a tus humildes. En sus días florecerá la justicia, y dilatada paz hasta que no haya luna; dominará de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra. Porque él librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara; se apiadará del débil y del pobre, el alma de los pobres salvará. ¡Sea su nombre bendito para siempre, que dure tanto como el sol! ¡En él se bendigan todas las familias de la tierra, dichoso le llamen todas las naciones!


Segunda Lectura Romanos 15:4-9


En efecto todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios. Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los patriarcas, y para que los gentiles glorificasen a Dios por su misericordia, como dice la Escritura: Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre.


Evangelio San Mateo 3:1-12


Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos». Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/lecturas

Santa Bárbara - Virgen y Mártir Siglo III - Fiesta Diciembre 4


Santa Bárbara


Una antigua tradición escrita en griego en el siglo VII cuenta lo siguiente acerca de Santa Bárbara:

Según la leyenda habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara. Era hija de un tipo de tremendo malgenio llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al cual le había mandado colocar dos ventanas. En ausencia de su padre, Bárbara es convertida al catolicismo.




La santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas de la Santísima Trinidad. Pero ésto enfureció más a su incrédulo papá.

El furioso Dióscoro, como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano o no creyente, permitió que la martirizaran los enemigos de la religión, cortándole la cabeza con una espada. 

Su martirio fue el mismo que el de San Vicente Mártir: habría sido atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos de cerámica cortantes, quemada con hierros al fuego... Cada versión distinta cambia, añade o quita torturas. 




Por eso la pintan con una espada, y con una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos.

Y dice la antigua tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por eso a Santa Bárbara le reza la gente para verse libre de los rayos de las tormentas. Dicen que junto a ella fue martirizada su amiga Juliana, y que en su sepulcro se obraron muchos milagros.

También añade la antigua tradición que lo último que Santa Bárbara pidió a Dios fue que bendijera y ayudara a todos los que recordaran su martirio.


Fuente - Texto tomado de EWTN:

San Juan Damasceno - Obispo y Doctor de la Iglesia - Año 749 - Fiesta Diciembre 4

   



Se le llama "Damasceno", porque era de la ciudad de Damasco (en Siria).

Su fama se debe principalmente a que él fue el primero que escribió defendiendo la veneración de las imágenes.

Era hijo de un alto empleado del Califa de Damasco, y ejerció también el importante cargo de ministro de Hacienda en esa capital. Pero de pronto dejó todos sus bienes, los repartió entre los pobres y se fue de monje al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén, y allí se dedicó por completo a leer y escribir. Juan se dio cuenta de que Dios le había concedido una facilidad especial para escribir para el pueblo, y especialmente para resumir los escritos de otros autores y presentarlos de manera que la gente sencilla los pudiera entender.

Al principio sus compañeros del monasterio se escandalizaban de que Juan se dedicara a escurrir versos y libros, porque ese oficio no se había acostumbrado en aquella comunidad. Pero de pronto cambiaron de opinión y le dieron plena libertad de escribir (dice la tradición que este cambio se debió a que el superior del monasterio oyó en sueños que Nuestro Señor le mandaba dar plena libertad a Damasceno para que escribiera).




En aquel tiempo un emperador de Constantinopla, León el Isaúrico, dispuso prohibir el culto a las imágenes, metiéndose él en los asuntos de la Iglesia, cosa que no le pertenecía, y demostrando una gran ignorancia en religión, como se lo probó en carta famosa el Papa Gregorio II. Y fue entonces cuando le salió al combate con sus escritos San Juan Damasceno. Como nuestro santo vivía en territorios que no pertenecían al emperador (Siria era de los Califas mahometanos), podía escribir libremente sin peligro de ser encarcelado. Y así fue que empezó a propagar pequeños escritos a favor de las imágenes, y estos corrían de mano en mano por todo el imperio.




El iconoclasta León el Isaúrico, decía que los católicos adoran las imágenes (se llama iconoclasta al que destruye imágenes). San Juan Damasceno le respondió que nosotros no adoramos imágenes, sino que las veneramos, lo cual es totalmente distinto. Adorar es creer que una imagen es un Dios que puede hacernos milagros. Eso sí es pecado de idolatría. Pero venerar es rendirle culto a una imagen porque ella nos recuerda un personaje que amamos mucho, por ejemplo:










Los católicos no adoramos imágenes (no creemos que ellas son dioses o que nos van a hacer milagros. Son sólo yeso o papel o madera, etc.) pero sí las veneramos, porque al verlas recordamos cuánto nos han amado Jesucristo o la Virgen o los santos. Lo que la S. Biblia prohíbe es hacer imágenes para adorarlas, pero no prohíbe venerarlas (porque entonces en ningún país podían hacerse imágenes de sus héroes y nadie podría conservar el retrato de sus padres).

San Juan Damasceno decía en sus escritos:




"Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen"


Dicen autores muy antiguos que el emperador León, por rabia contra San Juan Damasceno por lo bien que escribía en favor de las imágenes, mandó a traición que le cortaran la mano derecha, con la cual escribía.




Pero el santo que era devotísimo de la Santísima Virgen, se encomendó a Ella con gran fe y la Madre de Dios le curó la mano cortada y con esa mano escribió luego sermones muy hermosos acerca de Nuestra Señora.


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: