miércoles, 5 de octubre de 2022

Santa María Francisca de las Cinco Llagas - Fiesta Octubre 6

  



Santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Ana María Gallo), virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, nació en Nápoles (Italia) en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio. La mamá era una mujer extraordinariamente piadosa, la cual antes del nacimiento de la niña, ante los tratos tan violentos de su esposo y ante los misteriosos sueños que había tenido, le consultó el caso a San Francisco Jerónimo, el cual le profetizó que tendría una hija a la cual Dios le hablaría por medio de revelaciones.

Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados. Pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños. Las demás obreras de la fábrica comentaban:


"María Francisca trabaja las mismas horas que nosotras y hace el doble de hilados que las demás.  ¿Qué será?  ¿Vendrá su ángel de la guarda a ayudarla?"


Y empezó a correr la noticia de que esta jovencita recibía especiales ayudas del cielo. Lo cierto es que cada día dedicaba cuatro o más horas a rezar, leer y meditar. Y cada mañana asistía muy devotamente a la Santa Misa. Un domingo por la tarde, mientras preparaba unos niños a la Primera Comunión, de pronto se quedó callada como mirando a lo lejos y luego dijo:


"José, Josecito: corra a su casa que su mamá lo está necesitando. Vaya allá enseguida"




El niño salió corriendo y encontró que a la mamá le había dado un ataque, y al caer había lanzado una lámpara encendida sobre un poco de ropa y se iba a producir un incendio. A tiempo pudo apagar las llamas y salvar la vida de su mamá. La noticia corrió por todo el barrio, y la gente comenzó a comentar que a esta muchacha le enviaba Dios mensajes extraordinarios. Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica. Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen, para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El papá estalló en cólera y le dio violentos azotes. La encerró en una pieza a pan y agua por varios días. La jovencita aprovechó este encierro y este ayuno para dedicarse a orar y a meditar y a hacer penitencia. La mamá logró hacer que un padre franciscano viniera a la casa y convenciera al furibundo papá para que dejara en libertad a su hija para escoger el futuro que más le agradara. El religioso logró convencer a Don Francisco Gallo a que permitiera que su hija se dedicara a la vida espiritual, en vez de obligarla a contraer matrimonio.

El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria Franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa. Como la gente comentaba que esta muchacha avisaba el futuro y leía las conciencias, un hombre de negocios le propuso a Don Francisco que aprovechara las cualidades de su hija para conseguir mucho dinero. El papá le propuso entonces a María Francisca que se dedicara a adivinar la suerte a los demás y cobrara las consultas. Ella le dijo:


"¿Papa, es que has creído que yo soy adivina?"

"No eres adivina", le respondió él, "pero eres una santa y lograrás que Dios te comunique el futuro de la gente"


La joven le dijo humildemente:


"¡Papá, yo no soy una santa! Yo soy una pobre criatura que lo único que hace es tratar de rezar con fe, pero no soy la que tú te estás imaginando. Y además nunca negociaré con lo que es de la religión!"


Entonces el papá la castigó ferozmente a latigazos y a duras penas la mamá logró sacarla de sus manos. La joven corrió aterrorizada a casa del Sr. Obispo, el cual se fue ante el juez y logró que a ese hombre le pusieran una sentencia, de que si en adelante azotaba a su hija tendría que pagar una multa. Ésto hizo que no la azotara más.

María Francisca era muy devota de la Pasión de Cristo, por eso al hacerse Terciaria Franciscana tomó el nombre de María Francisca de las Cinco Llagas. Y pasaba horas y horas meditando en la Pasión y Muerte de Jesús. Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis (suspensión de la actividad de los nervios y de los sentidos, acompañada con visiones sobrenaturales). La Santísima Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Pero también el demonio se le presentaba en forma de perro rabioso que la aterrorizaba. 


Afortunadamente descubrió que al hacer la señal de la cruz, y al pronunciar los nombres de JESÚS, JOSÉ y MARÍA lograba que el demonio saliera huyendo. Este fue el consejo que le oyó un día al crucifijo:




"Cuando te asalten los ataques de los enemigos del alma, haz la señal de la cruz, y además de invocar los nombres de las tres divinas personas de la Santísima Trinidad, debes decir varias veces: Jesús, José y María"


 



Una señora la invitó a visitar un enfermo, pero la llevó a una casa en donde se efectuaba un baile inmoral. Ella huyó precipitadamente y se libró de la corrupción. Cuando se murió la mamá, María Francisca se dio cuenta de que ante el temperamento tan violento de su padre, ella tenía que abandonar el hogar. Y un santo sacerdote le permitió que fuera atenderle la casa cural. Allí estuvo 38 años de su existencia, y ese tiempo le sucedieron muchos hechos misteriosos. Un día estaba barriendo la sacristía cuando oyó una voz que le decía:


"María Francisca, huya, salga huyendo rápido"


Ella salió corriendo y minutos después se desplomó el techo de la sacristía. Así salvó su vida. Cuando rezaba el Viacrucis iba sufriendo algunos dolores parecidos a los que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos, en la flagelación, en la coronación de espinas, al llevar la cruz a cuestas y al ser crucificado. Cada Viernes Santo entraba en agonía como si estuviera muriendo en una cruz. Y todo esto lo ofrecía por la conversión de los pecadores, y el descanso de las benditas almas del purgatorio. Las gentes decían:


"María Francisca saca más almas del purgatorio ella sola con sus sufrimientos, que todos nosotros con nuestras oraciones"


Uno de los fenómenos más extraordinarios de esta santa sucedieron durante la comunión.




En tres ocasiones la Santa Hostia voló a posarse en sus labios. Una vez mientras el sacerdote decía:


"Éste es el Cordero de Dios"...




La Hostia que él tenía en la mano salió volando y fue a colocarse en la boca de la santa. Otra vez voló desde el Copón, y una tercera vez, al partir el celebrante la Hostia grande, un pedazo de ella voló hacia la fervorosa mística que estaba aguardando turno para comulgar. En la Navidad de 1741, el Niño Jesús le habló y le dijo:




"Quiero que seamos amigos para siempre"


Fue tan grande la emoción de ella al oírle ésto a Nuestro Señor, que quedó ciega por 24 horas. Después recobró otra vez la vista y el resto de su vida lo dedicó por completo a amar a Jesús y a hacerlo amar por los demás. Le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. Cuando su padre estaba moribundo le pidió a Dios que le pasara a ella los dolores que el pobre hombre estaba padeciendo, y así sucedió con espantosos sufrimientos para la santa mujer. Pero con estos sufrimientos logró convertir a su papá y a muchos pecadores más. En sueños veía a varias almas del purgatorio que le suplicaban ofreciera por ellas sus sufrimientos y así lo hacía. Muchas personas la trataron muy mal y ella ofrecía con paciencia estos malos tratos, rezando por quienes la ofendían, y tratando bien a quienes le trataban mal. Las gentes murmuraban contra ella y le inventaban lo que no era cierto, pero ella callaba, para asemejarse a Jesús que callaba en Su Pasión. A su director espiritual le dijo un día:


"He sufrido en mi vida todo lo que una persona humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios" Y le añadía: "¡Padre, sean muy bondadosos con las personas que los vienen a consultar. No sean duros con nadie!"


Santa María Francisca de las Cinco Llagas

Mística (Año 1791)


Anunció que iban a llegar muy pronto unos sufrimientos terribilísimos para la Iglesia Católica (y en aquellos años llegaron las feroces persecuciones de la Revolución Francesa, que ocasionaron tantísimas muertes de católicos). Pidió a Dios que no permitiera que ella presenciara estos desastres, y murió cuando estaban empezando. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo Pontífice la declaró santa. A un sacerdote le prometió que se le aparecería pocos días antes de que él se muriera. Así lo hizo. Se le apareció y a los tres días murió el padre.


San Bruno - Fundador de los Cartujos Año 1101 - Fiesta Octubre 6

  


Bruno significa:
"fuerte como una coraza o armadura metálica" (Brunne, en alemán es coraza)


Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.

Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II. Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo, pero al morir éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir arzobispo de esa ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó ante una reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le ofrecieron el cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar, porque se creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le hizo quitar a Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.


Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo:


Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces.

1. La primera dijo: "He sido juzgado"
2. La segunda: "He sido hallado culpable"
3. La tercera: "He sido condenado"






Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todos.


Teniendo todavía abundantes riquezas y gozando de la amistad de altos personajes y de una gran estimación entre la gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims, Bruno renunció a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo del mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva fundación.

San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.


San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad:

  • Silencio perpetuo.
  • Levantarse a media noche a rezar por más de una hora.
  • A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.
  • Nunca comer carne ni tomar licores.
  • Recibir visitas solamente una vez por año.
  • Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros.
  • Vivir totalmente incomunicados con el mundo... Es un reglamento propio para hombres que quieren hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de santidad.


San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aún se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peligro.

Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos reglamentos de La Cartuja.

Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande.

Murió el 6 de octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad.


Que sean pocas tus palabras (S. Biblia)


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:

Cardenal Müller - Implacable frente al «diabólico» Nuevo Orden Mundial: «La pesadilla se ha vuelto realidad»



El cardenal llama a hacerle frente recuperando la fe y desde una Iglesia humilde


Müller, implacable frente al
«diabólico» Nuevo Orden Mundial:
«La pesadilla se ha vuelto realidad»


En una reciente entrevista el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe expuso una radiografía del "Nuevo Orden Mundial" y alentó a los católicos a combatirlo con una "fe, esperanza y caridad" firmes y coherentes.


José María Carrera / 23 de Septiembre de 2022 / 07:05


A la hora de hablar del Nuevo Orden Mundial, organismos oficiales como Wikipedia se refieren al término como una "teoría de la conspiración" que afirma la "existencia de un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único a nivel mundial".

Sin embargo, la realidad es que el término fue empleado por primera vez por George Bush al finalizar la Guerra Fría en agosto de 1991. Con estas palabras, el exmandatario estadounidense se refirió hace tres décadas a su "proyecto" de "sistema internacional basado en los valores estadounidenses y en el que EE.UU desempeñaría el principal papel como consecuencia de sus intereses globales", según recoge el profesor de Relaciones Internacionales Rafael García Pérez.

A raíz de esta definición surgió el término "globalización", con el cual se "proponía realizar una movilización general (mundial) para hacer frente a unos problemas que ya no era posible resolver a cada Estado por separado".

En este sentido, cobra especial relevancia la entrevista concedida por el prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, al periodista de Kath.net Lothar C. Rilinger el pasado 13 de septiembre.


"Una forma de pensar diabólica"


Preguntado por cómo debe entenderse desde la fe el concepto y la realidad surgida de este "Nuevo Orden Mundial", el cardenal no ha dudado en referirse al "establecimiento" del mismo como consecuencia de "una forma de pensar diabólico-destructiva y no teológica".

Müller lo explica recurriendo al "pecado original", motivo por el que "la razón humana es susceptible de ser asaltada por impulsos egoístas como el deseo desordenado de poder, dinero o placer", siendo el hombre por tanto "intelectual y moralmente falible".

"La experiencia histórica nos enseña que todo intento de dirigir el mundo a través del entendimiento y el poder humano ha terminado en catástrofe. Sólo si nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y ser iluminados y fortalecidos por el Espíritu Santo, conoceremos la verdad y elegiremos libremente el bien como fin de nuestras acciones", explica.

Y es que para Müller, este término implica, entre otros aspectos, "una economización total del hombre, en el que las autoproclamadas élites financieras y políticas se erigen como sujeto pensante y controlador y que supone la despersonalización de la masa, quedando la persona como una construcción sin hogar, corazón, mente, libre albedrío ni esperanza".

Según el cardenal, en este Nuevo Orden, "los seres humanos tienen más o menos `valor´ -económico- en función de su contribución al mantenimiento de este sistema de dominación y explotación y funcionan en el mismo".


Transhumanismo, género y muerte: "La pesadilla hecha realidad"


Tampoco pasaron desapercibidos para Müller el pujante transhumanismo y las declaraciones de uno de sus más firmes partidarios y fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, al afirmar que "los dispositivos externos de hoy serán casi con toda certeza implantables en nuestros cuerpos y cerebros. Unas tecnologías que podrán introducirse en nuestras mentes e influir en nuestro comportamiento".




"Cristo entregó su vida para que nosotros podamos vivir, mientras que los gobernantes de este mundo consuman la vida de sus súbditos para poder vivir", expresó el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Müller encuentra otro de los pilares del "Nuevo Orden" en "la cultura de la muerte", que "sopla sobre el mundo entero con el delirio ideológico del derecho al aborto, el derecho a la automutilación (en el cambio de sexo) o la eutanasia, la supuesta muerte misericordiosa que asesina a los cansados de vivir, enfermos y ancianos con lo que se supone que es un acto de compasión".

Asimismo, el cardenal ha comparado este nuevo sistema a un "totalitarismo" que se rige "siempre por el odio a la vida, prefiriendo lo mecánico a lo vivo y sagrado".

Comenta que "el grupo de control decide quién debe vivir o morir", algo que ejemplifica con el caso del presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, quien "afirma ser cristiano" a la vez que "aprueba los autobuses para realizar abortos y la incineración de los restos de los niños para eludir el fallo de la Corte Suprema".

Respecto a la fe, la tendencia es semejante "en un Occidente secularizado y oficialmente anticristiano" que "permite que el cristianismo sea, en el mejor de los casos, una religión civil".

En último orden, este "sistema de dominación" no se trata de una pesadilla que termina al despertar, sino que la pesadilla se ha vuelto realidad".


Definiendo el Nuevo Orden Mundial: quién es y quién manda


A lo largo de la entrevista, Müller destacó la importancia de diferenciar los elementos que posibilitan la globalización del globalismo. Estas pueden tener una connotación positiva, como pueden ser "las posibilidades de comunicación modernas, los medios de transporte que acortan las distancias o la tecnología que permite aumentar enormemente la producción de bienes de consumo y el nivel de vida de millones de personas".

Por el contrario, al hablar del globalismo habría que añadir "la concentración del poder político, las finanzas y los medios de comunicación en las manos de unos pocos", lo que siempre "ha sido una calamidad para el resto de la humanidad".

También hace referencia a una nota importante sobre los "centros globales de poder" y es que sus "gobernantes absolutos necesitan a sus súbditos sometidos y temen a los ciudadanos libres como el diablo teme al agua bendita".

La diferencia esencial con el cristianismo, explica, "es que Cristo entregó su vida para que nosotros podamos vivir, mientras que los gobernantes de este mundo consuman la vida de sus súbditos para poder vivir más y terminar en el infierno que han preparado para otros en la tierra".

Pero, ¿quiénes son los gobernantes de este mundo? ¿Tienen rostros visibles? El cardenal responde que no son pocos los que se autoproclaman como representantes de este orden "al que quieren hacer a su imagen y semejanza", como es el caso de "Bill Gates o George Soros".




Bill Gates y George Soros, dos de las mayores fortunas del mundo y orgullosos de ser grandes representantes de las nuevas tendencias globales.

"Los multimillonarios, a través de sus fundaciones y su influencia en organismos internacionales, hacen depender de ellos a los gobiernos nacionales, son recibidos como grandes estadistas y halagados por los gobernantes… pero un empresario exitoso, aunque se enriquezca sin objeciones morales, está lejos de ser un filósofo y mucho menos el Mesías", explica.

Subraya que "solo Dios puede juzgar sus motivos, pero sus programas e iniciativas son accesibles a todos y podemos juzgarlos según sus resultados positivos o negativos. Y criminalizar la disidencia es un signo innegable de un régimen totalitario".


La esperanza reside en una Iglesia firme... pero humilde


El futuro, para el cardenal, no es halagüeño y valora que "el dominio sin límites morales de los ideólogos, políticos y economistas conducirá a la falta de libertad, a la opresión y el exterminio de los oponentes o de las personas inútiles para el sistema".

Antes de concluir, Müller sugiere que la influencia de este "Nuevo Orden" es patente en la Iglesia de su tierra natal, donde "el paisaje espiritual no solo está contaminado ideológicamente, sino que también gime bajo la incompetencia espiritual y moral".

"La decadencia de la Iglesia en Alemania y en Europa no es causada por la secularización, sino por la falta de fe, la debilidad de la esperanza y la frialdad de la caridad de los católicos bautizados y confirmados, que prefieren dejarse engañar por los cantos de sirena del mundo que escuchar la voz de su Buen Pastor y seguirlo", sentencia.

¿Queda esperanza? El cardenal apuesta porque esta reside en que la Iglesia y los cristianos lleven a término "su responsabilidad": "Contribuir a la construcción de un mundo humano con nuestros conocimientos y experiencia sin actuar o dejarnos aclamar como sus salvadores y redentores".

"Solo el Hijo de Dios, que asumió nuestra humanidad, pudo cambiar el mundo para bien porque venció al pecado, a la muerte y al demonio y nos trajo el conocimiento y la salvación de Dios", concluyó.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM: