jueves, 27 de enero de 2022

Santo Tomás de Aquino - Presbítero y Doctor de la Iglesia - Fiesta 28 de Enero

 



Dios le concedió una sabiduría
e inteligencia extraordinarias,
en las que profundizó portentosamente
y comunicó luego con generosidad


Santo Tomás de Aquino, nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles (Italia) en 1225. Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios. Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa. Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone.

El religioso huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del Castillo de Rocaseca. Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión, para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia, y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.

Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan, no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia. Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor.




Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia (Alemania), a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante, y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes:


"Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero"


Y así sucedió en verdad después. Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario:


"La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía"




A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía, y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción. En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el Colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial. En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de la Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica. En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.

El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo lo que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomas que Jesús le decía en una visión:


"Tomás, has hablado bien de Mí. ¿Qué quieres a cambio?"


Y el santo le respondió:


"Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más"


Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó:




"Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa"


Tan importante son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran:


  1. La Sagrada Biblia
  2. Los Decretos de los Papas
  3. La Suma Teológica de Santo Tomás


Decía nuestro santo:


"Que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros"


Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo. 

Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aún en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús:


"Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros"


Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.


Su Muerte




El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó:




"Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente"


Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años. Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Toulousse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.


Himno Adóro Te Devote
Oración de Santo Tomás de Aquino




Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista,
el tacto, el gusto; pero basta el oído
para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero
que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la Muerte del Señor!
Pan vivo que das vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree Tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,
límpiame a mí, inmundo, con Tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,
que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo Tu Gloria.
Amén.


7 Pecados “pasados de moda” que te pueden llevar al infierno

 



REDACCIÓN CENTRAL, 28 de enero de 2016 / 03:38 p.m. (ACI).


El mundo actual con su ritmo vertiginoso de vida, con un mayor acceso a la información y con las nuevas tendencias, parece haber dejado de lado la contrición y considera que el pecado y el infierno están “pasados de moda”. Pero así no es.

El pecado es algo serio, el infierno existe y es el destino de los pecadores. San Pablo dijo: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? Que no te engañen…" (1 Corintios 6, 9).

Sin embargo, ¡hay esperanza!, pues por la gracia de Dios podemos apartarnos de nuestros pecados y encontrar la salvación en Jesucristo.

Pero primero necesitamos reconocer nuestros pecados y que necesitamos ser salvados. Una vez que tengamos una vida nueva en Cristo, la vida cristiana comienza y estamos llamados a cooperar con la gracia de Dios para crecer en santidad.

Por ello, te presentamos una lista de los pecados que el mundo actual considera “normales”, pero a los que debes tomar en serio:


1) La mentira




“¿Qué pasaría si la persona nunca lo descubre? ¿Qué tal si es sólo por conveniencia? ¿O qué tal si sirve para lograr un bien mayor?”

No. Mentir es mentir y está mal.

Mentir es decir una falsedad con la intención de engañar y siempre está mal porque es una ofensa contra la verdad, que es Cristo (Juan 14, 6).

Recuerda, la mentira es la lengua nativa del demonio, a quien Jesús llama “el padre de la mentira” (Juan 8, 44). El libro de la Sabiduría advierte: “la mentira destruye tu alma” (Sabiduría 1, 11).


2) Inmoralidad sexual




“¡Huye de la inmoralidad sexual!” (Corintios 6, 18).

¿Pero por qué no podemos hacer lo que queramos con nuestros cuerpos? Mientras una persona está de acuerdo, todo vale, ¿no?

No. San Pablo dice: “Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos”. (1 Corintios 6, 18-20).

Nosotros podemos pecar contra nuestros propios cuerpos. Dios nos ha hecho a nosotros y a nuestra sexualidad con dignidad, valor y orden, que debe ser respetado y querido.

Recuerden que Cristo predicó sobre la lujuria en el corazón: “No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer con lujuria ya ha cometido adulterio con ella en el corazón”.


3) Robo




“No robarás”. (Éxodo 20, 15).

Robar es tomar algo que no te pertenece. Eso incluye a todo el material que tenga copyright. Robar no se vuelve aceptable sólo porque estás en Internet. Todo el mundo lo sabe, pero igual lo hacemos. Aún así es un pecado grave.


4) Alcoholismo




Jesús convirtió el agua en vino y los monjes cristianos solían hacer la mejor cerveza del mundo. Pero beber demasiado hasta el punto de emborracharse y perder el control es un pecado: “No se engañen… los bebedores… no entrarán en el Reino de Dios”. (1 Corintios 6, 9-10).

“No se emborrachen con vino, porque eso es libertinaje”. Ante esto, San Pablo nos ofrece una alternativa: “Llénense del Espíritu”. (Efesios 5, 8).


5) Gula




Algunos se han referido a la gula como el vicio olvidado.

Obviamente necesitamos comer, hay un tiempo para festejar y la comida puede disfrutarse maravillosamente. Pero, al igual que el alcohol, todo debe disfrutarse con moderación. La gula es un amor inmoderado a la comida y no sólo puede traer serias consecuencias a tu salud, sino también para tu alma.

“Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la predicción, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra”. (Filipenses 3, 18-19).


6) Venganza




La justicia es importante y cualquier justicia que no ha sido dada por el gobierno será rectificada por Dios al final. Pero a nosotros ahora, Dios nos llama a un plano superior:

“No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. (…) Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor. Y en otra parte está escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Haciendo esto, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien”. (Romanos 12. 17, 19-21).

También mantén en mente las enseñanzas de Jesús respecto al perdón: “Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”. (Mateo 6, 14-15).


7) Asesinato




“¡Por favor, actualmente nadie comete asesinatos!”. ¿Estás seguro?

El asesinato es la muerte voluntaria y directa de una vida humana inocente. Incluso si la persona es pequeña y está en desarrollo en el vientre de su madre. Incluso si la persona está en desventaja. Incluso si la persona está enferma y es difícil de cuidar. Incluso si la persona es vieja y puede morir pronto de todos modos. El aborto y, cada vez más, la eutanasia es ampliamente aceptada y practicada en toda nuestra sociedad.

El asesinato es una ofensa contra Dios porque los seres humanos fuimos hechos a Su imagen y semejanza. (Génesis 1, 27).

Si has cometido alguno de estos pecados arrepiéntete y acógete a la misericordia de Dios.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: