lunes, 17 de enero de 2022

GRAN MILAGRO: Santísima Virgen María - Apariciones en Zeitun (El Cairo - Egipto)

 



La Virgen María aparece frente a millones de testigos, se la fotografía, se transmite por televisión su presencia, recibe aprobación del Patriarca (autoridad máxima) de la Iglesia Ortodoxa Griega, ya que su aparición se produce sobre la cúpula de la Iglesia de la Virgen, perteneciente al culto ortodoxo. ¿Puede usted creer que esto ocurra y no sea un hecho conocido por los cristianos de todo el mundo, como un hito fundamental de nuestra vida religiosa?

Muchas de las apariciones de nuestro siglo siguen el mismo destino: la condena a la no difusión, a ser guardadas bajo siete llaves por los medios de comunicación, a pesar del evidente mensaje celestial, que de este modo se presenta ante todos nosotros.




¿El Mensaje?


Cada aparición es única, tiene un sentido, una expresión y una forma de contacto con nosotros, absolutamente única.


Sin embargo, el mensaje se repite una y otra vez: darnos testimonio vívido de la Presencia Celestial, para despertar nuestra adormecida Fe y nuestra conciencia de la existencia de Dios, cercana, cotidiana.




En el caso de Zeitun, María se presenta ante nosotros en todo su esplendor, Magnífica, Reina.


No sólo la admiraron los millones de testigos, que se reunieron noche tras noche a verla en vivo (parafraseando a los medios de comunicación modernos), sino también las transmisiones televisivas que se efectuaron del fenómeno Místico de Su Presencia, y las miles de fotografías tomadas por los visitantes.




A diferencia de muchas otras apariciones, aquí no hubo mensajes ni videntes que reciban mensajes, sino que Su Presencia física fue el mensaje:


"Aquí está vuestra Madre Celestial, admírenme, ámenme, soy la Inmaculada Concepción, soy la Pastora de estos tiempos"


Parecía decir María desde la cúpula de la Iglesia de El Cairo.


Virgin Mary Coptic Orthodox Church in Zeitoun, Cairo, Egypt


¿Qué mejor mensaje que ver a María presente, frente a todos nosotros?


¿El momento?




La aparición dio inicio en 1968, el año de la muerte del Padre Pío de Pietrelcina, también una época de avance del comunismo ateo en el mundo, según advirtió María en Fátima en 1917. Una época de fuertes tensiones bélicas en Oriente Medio. Las apariciones duraron tres años (1968-1970), en el curso de los cuales ocurrieron numerosas curaciones comprobadas por médicos.

La policía local al principio pensó que se trataba de una broma sofisticada, por lo que rastrearon la zona por un radio de 15 millas para asegurarse que nada pudiese estar proyectando la imagen. No encontraron nada.

María se aparecía varias noches a la semana, variando los horarios, en algunos casos duraba minutos y en otras oportunidades muchas horas.


¿Los testigos?




Inicialmente, la noche del 2 de abril de 1968, unas pocas personas se admiraron de ver a una mujer rodeada de un halo de luz, flotando sobre la cúpula circular de la Iglesia: unos trabajadores que estaban cerca del lugar, paseantes circunstanciales. Rápidamente, a medida que pasaban los días y se repetía el fenómeno, comenzó a acumularse una multitud creciente de católicos, musulmanes, gentes de todos los credos y razas.




Llegado un momento se agolpaban multitudes de hasta un cuarto de millón de personas por noche, que admiradas veían a Nuestra Madre Celestial flotar sobre el techo de la Iglesia. Transmisiones televisivas y fotografías que recorrieron los diarios de todo el mundo en aquella época, dieron testimonio de semejante obsequio Celestial.


¿Qué ocurría allí
frente a esas multitudes?




Muchas veces precedido por el vuelo de palomas blancas, iluminadas, otras veces por destellos de luz, se producía la aparición de María, envuelta en luz, posada, flotando o caminando por encima de la cúpula circular de la Iglesia.


Muchas veces se la veía en posición de oración, otras veces bendecía a los asistentes, y en varias oportunidades se presentó con el Niño Jesús en sus brazos.




La multitud permanecía extasiada, no pudiendo reaccionar frente a semejante belleza. Las palomas describían círculos por encima de María, o formaban cruces en el cielo permaneciendo en posición estática, sin mover sus alas, y desapareciendo instantáneamente, del mismo modo que aparecían.




Muchas veces descendía una bruma sobre los asistentes, mientras en otras oportunidades todo el lugar fue invadido por un masivo perfume a incienso, descrito como si miles de incensarios se encendieran frente a la Iglesia del culto Ortodoxo, instantáneamente. También otros fenómenos luminosos se producían durante las apariciones, como la iluminación de la Cruz de la Iglesia, o la presencia de una Cruz de Luz sobre María durante su aparición.


¿Por qué la Iglesia de Zeitun?


La tradición indica que en ese lugar se detuvo a descansar la Sagrada Familia, durante su huida a Egipto frente a la persecución desatada en Galilea contra los hijos primogénitos de aquellas épocas. Persecución hecha contra el Niño Jesús y advertida por un llamado Celestial a María y José. Más allá de ello, María elige distintos lugares del mundo para sus apariciones, remarcando que todos somos hijos de Dios y de Su Madre.


¿Qué dijeron
las autoridades religiosas?


Debido a que la Iglesia sobre la que se apareció María pertenece al Culto Cristiano Griego Ortodoxo, fueron sus autoridades quienes debieron discernir sobre la autenticidad de las apariciones. Considerando lo masivo de las manifestaciones y la incalculable cantidad de gente que presenció el hecho (millones de personas, a lo largo de las muchas noches en que María se manifestó allí), la Iglesia Ortodoxa aprobó de forma plena el carácter sobrenatural y Divino del fenómeno.

Más allá de ello, María se presentó allí no sólo para católicos ortodoxos, sino para todos sus hijos, como su Hijo Jesucristo se lo indicó claramente al Apóstol Juan, al pie de la Cruz.


¿Cómo reaccionó
el mundo de la época?


Photo of the Virgin in front of the church cross


La noticia dio la vuelta al globo, e invadió los noticieros y los diarios del mundo. Sin embargo, la falta de Fe y la tendencia a ubicar los hechos de Dios como una noticia más, dieron la espalda rápidamente a semejante manifestación de llamado celestial. Como sabemos, los centímetros y páginas que se le asignan a una noticia califican la importancia del tema en la realidad cotidiana de los tiempos que vivimos.


¿Cómo poner a la Madre de Dios como una noticia más, que pasa por los titulares, y deja paso a otras noticias banales, sin cambiar nuestra forma de vivir o ver el mundo?

Sin embargo, muchas personas que presenciaron el hecho, o que recibieron testimonio posterior, vieron la Presencia de María como un llamado desesperado a la Conversión, al regreso a la Vida en Dios.


¿Cuál debe ser nuestra
reacción ante este hecho?


Una vez más, el Cielo nos llama de este modo a creer en Su Presencia cercana, en su llamado. Cada uno debe poner en el centro de su vida a Dios, desplazando todos los ídolos que nos han sido impuestos por la sociedad moderna: el dinero, los placeres, la comodidad, la seguridad, el egoísmo.




María, que recibe de la Santísima Trinidad la misión de llevarnos de la mano en estos tiempos perversos, se presenta como Madre desesperada por la insistencia de sus hijos en negar al Creador. Ella se esfuerza en mostrarnos el camino, ya que nuestra ceguera requiere un empujón Celestial, para volver a la senda que los Evangelios tan claramente nos marcaron: como Jesús nos enseñó con Su Muerte en la Cruz, estamos en esta vida para ganarnos la verdadera gracia de nuestro Padre: la vuelta a la Patria Celestial, la salvación de nuestras almas.


Fuente - Texto tomado de REINADELCIELO.ORG:

Fuente - Video tomado de YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch?v=IPpY-QeWQDk

¿Por qué pagamos todos el pecado original?

 



El primer pecado que se cometió en la Tierra, en los principios de la humanidad y que es origen de otros muchos.


Por: P. Jorge Loring, S.I. | Fuente: Para Salvarte 


Dios creó a nuestros primeros padres en estado de gracia. Dios en señal de su soberanía les dio un mandato para que ellos cumpliéndolo mostraran su aceptación. Ellos cediendo a la tentación del demonio desobedecieron. 


«Puesto que el fin propio del precepto era probar la obediencia, no podemos medir la gravedad de la culpa por la acción exterior en que se manifiesta»


«El hombre creado por Dios en la justicia, sin embargo, por instigación del demonio, en el mismo comienzo de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios»


Este pecado de desobediencia fue el pecado original, llamado así porque fue el primer pecado que se cometió en la Tierra, en los principios de la humanidad, y es origen de otros muchos. El pecado original es la raíz de los demás pecados de los hombres. La realidad del pecado original es dogma de fe.

Con este pecado de desobediencia nuestros primeros padres perdieron la gracia para ellos y para nosotros sus hijos. Lo mismo que lo pierden todo los hijos del que se arruina en el juego de la ruleta. Si un monarca concede a una familia un titulo nobiliario con la condición de que el cabeza de familia no se haga indigno de semejante gracia, ¿quién puede protestar si después de una ingratitud de este cabeza de familia, el monarca retira el título a toda la familia? El Concilio de Trento el más trascendental de toda la Historia de la Iglesia define como de fe que el pecado original se transmite de generación, por herencia.

Nosotros no somos responsables del pecado original porque no es pecado personal nuestro; pero lo heredamos al nacer. Por eso el pecado original es llamado "pecado" de manera análoga: es un pecado "contraído", no "cometido"; es un estado, no un acto. En virtud de la ley de solidaridad de Adán con toda la humanidad, por ser su cabeza físico-jurídica, nos priva de los dones extraordinarios que Dios había concedido en un principio a Adán para que los comunicara a sus descendientes. «Del mismo modo que entre Adán y sus descendientes hubiera existido solidaridad si hubiera sido fiel, del mismo modo existe también solidaridad en su rebeldía». El gran desastre del pecado de Adán fue que arrastró consigo a toda la naturaleza humana. De igual manera que si Adán se hubiese suicidado antes de tener hijos, hubiera privado de la vida a todo el género humano, así con su pecado nos priva de la gracia. Fue un suicidio espiritual. No debemos protestar por sufrir nosotros las consecuencias del pecado de Adán. ¿Habríamos sabido nosotros conservar estos dones? ¿No son nuestros pecados personales una prueba de que también nosotros habríamos prevaricado?

El pecado original fue un pecado de soberbia. El pecado de Adán y Eva es un pecado muy frecuente hoy día. Hombres y mujeres autosuficientes, independientes, rebeldes a toda norma, orden o mandato. Para ellos sólo vale lo que ellos opinan, y lo que ellos quieren. No se someten a nadie. Quieren ser como dioses. Ése fue el pecado de Adán y Eva.




Antes de pecar, el demonio dijo a nuestros primeros padres que si pecaban serían como dioses. Ellos pecaron y se dieron cuenta del engaño del demonio. Con esto el demonio logró lo que pretendía: derribar a Adán de su estado de privilegio. El demonio es el padre de la mentira. Eva fue seducida por él. El que peca se entrega al espíritu de la mentira. En la medida que somos pecadores somos mentirosos, pues el pecado es el abandono de la verdad, que es Dios, por la mentira. El demonio también nos engaña a nosotros en las tentaciones presentándonos el pecado muy atractivo, y luego siempre quedamos desilusionados, con el alma vacía y con ganas de más. Porque el pecado nunca sacia. Pero el demonio logra lo suyo: encadenarnos al infierno.




El demonio nos tienta induciéndonos al mal, porque nos tiene envidia, porque podemos alcanzar el cielo que él perdió por su culpa. Todas las tentaciones del demonio se pueden vencer con la ayuda de Dios. El demonio es como un perro encadenado: puede ladrar, pero sólo puede morder al que se le acerca. En el estado de pecado original el hombre carece de la gracia y amistad de Dios, y su libertad está debilitada e inclinada al mal; no podemos ser totalmente dueños de nosotros mismos y de nuestros actos.




Esta vida de la gracia que empieza con el bautismo necesita respirar para no ahogarse. Lo mismo que la vida del cuerpo que, si no se tiene aire para respirar, también se ahoga. Dice San Agustín que la respiración de la vida del alma es la oración.


Recemos el Santo Rosario:


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET: