miércoles, 1 de diciembre de 2021

Reflexión: ¿Feliz Navidad?

 



Cena navideña de los “ricos”...  y después suben las fotos por las redes sociales, para “sobresalir” en abundancia en comparación con los demás...

Los “pobres” no celebran Navidad con banquetes ni suben fotos por redes sociales… buscan sobrevivir... si acaso con una pequeña limosna.


¿Qué pensará Dios ante estas imágenes?


¿Qué le responderán a Dios los "ricos" cuando lleguen a su presencia y tengan que rendir cuentas de sus actos y de su escasa caridad con los "pobres"?

O más bien... ¿le mostrarán a Dios todas sus fotos subidas por las redes sociales, festejando la "Navidad"?

¿Cuántas obras de misericordia hicieron los "ricos" con su dinero?

Los "ricos" se ufanan de sus riquezas y banquetes... pero éstos son el obstáculo para que ellos puedan entrar al Cielo.


Jesús dijo:


«Les aseguro: es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los cielos».

 

Receta para curar la depresión

 



"Mi papá está deprimido". "Mi tía está con depresión". "Mi amigo está con el mismo mal". "Está en tratamiento médico pues sufre de fuerte depresión". “Tengo un colega en tal estado de depresión que hasta intentó suicidarse".

¿Quién no oyó alguna de estas frases en sus círculos familiares o en otros ambientes? Creemos que serán bien pocos.

Ese mal está avanzando con la fuerza de una epidemia. Y va haciendo cada vez más víctimas, sobre todo en los países considerados civilizados. Lo que antes era un “privilegio” de la edad madura, fue poco a poco alcanzando a las nuevas generaciones, para finalmente llegar a la infancia. Amitriptilina, nortriptilina, imipramina, mirtazapina, paroxetina, venlafaxina, sertralina, fluoxetina, clomipramina, entre otros, componen la relación de antidepresivos, a los cuales se debería acrecentar una enorme lista de tranquilizantes que con ellos constituyen el gran arsenal antidepresión. El arsenal crece continuamente… la depresión también. ¿Será que esos medicamentos resuelven el problema? En un cierto número de casos, seguramente, con la ayuda profesional de un médico o un psicólogo o congéneres.

No obstante, cabe aquí una pregunta: ¿Cuál es la causa más profunda de tan grande mal?

La respuesta no es simple. Muchas veces esa enfermedad puede tener raíces genéticas, orgánicas o psicológicas que, una vez diagnosticadas, podrán y deberán tener un tratamiento adecuado. En nuestro entender, la depresión, nube negra que va cubriendo el mundo, tiene como causa, en la casi totalidad de sus víctimas, una inmensa crisis de afecto, que por su vez se origina en el hecho de que Dios viene siendo, paulatina e inexorablemente, expulsado de la Tierra. Donde no hay amor de Dios, no puede haber verdadero amor al prójimo. La falta de afecto mutuo se instaló en las familias, en las escuelas, en los ambientes de trabajo, por todas partes.

En los primeros tiempos de la Iglesia, causaba en los paganos extrema admiración (y sirvió para convertir multitudes) el modo profundamente caritativo como los cristianos se trataban los unos a los otros. Esos paganos exclamaban:


“Ved como ellos se aman” 


Hoy en día, casi se podría sustituir esta frase por otra:


“Ved como ellos se desaman”


El sentirse objeto de afecto, de afecto verdadero (que tiene su fundamento en Dios), es algo absolutamente necesario para el equilibrio del ser humano.

“Está bien”, dirá un deprimido al leer estas líneas, “pero, ¿para solucionar mi problema personal, dónde encuentro el remedio, ahora, ya, en este instante?”




Es necesario amar a Dios, seguir sus Mandamientos, recurrir a su Santísima Madre. Sin embargo, esto no basta. Se requiere creer, en lo más íntimo del alma, con convicción profunda, aunque la sensibilidad nada nos diga, que Dios nos ama, y nos ama con un amor infinito. Es preciso creer de la misma manera, sin ningún asomo de duda, aún en medio de la mayor aridez, que María, la manifestación más sublime de la misericordia divina, nos ama con un amor insondable.

Aunque nadie nos amase (lo que probablemente no es verdadero, pues el afecto, a pesar de todo, aún no ha desaparecido totalmente del mundo), Dios nos ama, María nos ama.




El remedio que proponemos es de uso interno y continuo. Interno, en este caso, quiere decir que debe alcanzar lo más profundo del corazón.

Justificando el título de este artículo, sigue a continuación la receta anunciada.


Receta de uso interno:




Mi Jesús, yo os amo con todas las fuerzas de mi alma, y sé que soy infinitamente amado por Vos. María, mi Madre, yo os amo con todas las fuerzas de mi alma, y sé que soy insondablemente amado por Vos.

Repetir tres veces al día (mañana, tarde y noche), hasta el desaparecimiento de los síntomas.


Vivir en la presencia de Dios


Cuando alguien nos hace una pregunta, intentamos transmitir al máximo lo que sabemos. Entretanto, hay algo que muchas veces nos deja con dudas y con dificultad de explicitar: hablar respecto a Dios. Cuanto más profundizamos sobre el asunto, más interrogaciones surgen.

Recurriendo a las Sagradas Escrituras, donde está contenida toda palabra revelada por el propio Dios, encontramos el episodio de la zarza ardiente en que Dios se revela a Moisés diciendo:




"Yo soy aquel que Soy" (Ex. 3, 4)




Con todo, esta respuesta del propio Dios nos deja pensativos. Apelando a los doctores de la Iglesia, encontramos lo que nos enseña Santo Tomás respecto a esta frase: que Dios siempre fue, es y siempre será.

Entretanto, nuestra naturaleza humana no se contenta solamente con esa explicación e intenta profundizar un poco más. De hecho, cuando tomamos conocimiento que algo existe, sentimos una lógica curiosidad en saber quién es o qué es. Bien sabemos que Dios es un Ser infinito, al cual no conseguimos atribuir ninguna cualidad, y que, para conocerlo, podemos hacerlo de dos formas: una por la vía negativa, o sea, diciendo todo aquello que Él no es, y por la vía de las afirmaciones, atribuyéndole las perfecciones de las criaturas en grado infinito. Y de la posesión de todos los bienes, resultan los atributos de Dios que Santo Tomás expone en la Suma Teológica:


"Se puede demostrar como Dios no es, alejando de Él lo que no le puede convenir, como: ser compuesto, estar en movimiento, etc., así, pregúntese primero sobre la simplicidad de Dios, por la cual se excluye la composición. Como, por ejemplo, en las cosas corporales, las simples son las menos perfectas y forman parte de las otras, se pregunte en segundo, sobre su perfección; en tercero, sobre su infinidad; en cuarto, sobre su inmutabilidad; y en quinto, sobre su unidad"


Estando ahora un poco más empapados en el asunto, detengámonos en uno de sus atributos, que es la inmensidad divina.


Inmensidad de Dios




Uno de los atributos esenciales de Dios es la inmensidad: Dios está realmente presente en todas partes y en todas las cosas, sin que pueda existir lugar o criatura alguna donde no se encuentre a Dios. Es lo que nos dice el Salmista:


"¿Adónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿Adónde huiré de tu presencia? Si yo subo al cielo, allá estás, si desciendo al abismo, ahí te encuentro" (Sl 138,7)


Él está presente en todas partes, sin embargo, no se deja ver en todo lugar; solamente en el Cielo. Apenas en la Visión Beatífica Él se manifiesta cara a cara a los bienaventurados.

Debemos "entender" ese atributo de Dios, como propiamente nos sugiere el nombre inmenso: que abarca todo y contiene en sí todas las cosas. Ningún ser existe ni podrá existir sin que Dios esté íntimamente presente en él por esencia (dando el ser que tiene), por presencia, (permaneciendo siempre ante su divina mirada) y por potencia (sometido enteramente a su divino poder). Él es aquel que por sí solo subsiste y sustenta a los demás.




Nos cabe, entretanto, tomar cuidado y no dejarnos llevar por una idea panteísta, viendo una partícula de Dios en todo lo creado; pero sí, estar conscientes de que es Dios quien todo sustenta.




Realmente, de cara a todas las maravillas de la creación, quedamos deslumbrados con tanto amor, perfección y sabiduría con que todo fue creado. Muchas veces, Dios se sirve de medios aparentemente sin importancia para la salvación del hombre. Recordemos un hecho narrado en una predicación del padre Raniero Cantalamessa ocurrido con el soldado Aleksander Zacepa, muerto en la Segunda Gran Guerra.




Estando él de noche, dentro de la trinchera, en medio del sonar de las armas bélicas, preparándose para el ataque contra los enemigos, se deparó con un luminoso cielo estrellado. Conmovido con tamaña grandeza y pulcritud, sintió en sí algo que le conmovía, haciéndolo reflexionar sobre aquello que estaba delante de sus ojos. Escribió, entonces, una carta, que fue encontrada en medio del campo de batalla donde estaba este soldado. Estas son las conmovedoras palabras del guerrero:




¡Escucha, oh Dios! En mi vida no hablé ni una sola vez contigo, pero hoy tengo ganas de hacer fiesta. Desde pequeño me dijeron siempre que Tú no existes… Y yo, como un idiota, creí.

Nunca contemplé tus obras, pero esta noche vi, desde el cráter de una granada, el cielo lleno de estrellas y quedé fascinado por su esplendor. En ese instante comprendí qué terrible es el engaño… No sé, oh Dios, si me darás tu mano, pero te digo que Tú me entiendes…

¿No es algo raro que, en medio a un espantoso infierno, la luz se me haya aparecido y yo te haya descubierto a Ti?

No tengo nada más para decir. Me siento feliz, pues te conocí. A la medianoche tenemos que atacar, pero no tengo miedo, Tú nos ves.

¡Dieron la señal! Tengo que ir. ¡Qué bien estaba contigo! Quiero decirte, y Tú lo sabes, que la batalla será dura: tal vez esta noche vaya a golpear tu puerta. ¿Y si hasta ahora no fui tu amigo, cuando llegue, Tú me dejarás entrar?

Pero, ¿qué sucede conmigo? ¿Estoy llorando? Mi Dios, mira lo que me ocurrió. Solo ahora comencé a ver con claridad… Mi Dios, me voy… será difícil regresar. Qué raro, ahora la muerte no me da miedo.




¡Qué gran ejemplo nos dio este soldado! En el último instante de su vida, recibió (por la misericordia de Dios) esa gracia de, contemplando las bellezas creadas, remitirlas a Quien las creó y, en el reflejo de una granada, conoció a Dios y a Él se entregó en el último momento de la vida.

Pasemos para nuestra vida particular y reflexionemos. ¿Cómo vivo yo en la presencia de Dios? De hecho, Mons. João Clá Dias, EP, nos enseña que, a cada momento, debemos estar de tal modo compenetrados en la presencia de Dios que, desde el despertar, hasta el momento de acostarme de noche y hasta incluso en el instante en que me duermo, debo acordarme de que mi sueño a la noche está siendo asistido por Él, y que todo eso está siendo memorizado por Dios.

De ese modo, debo hacer un examen de consciencia y analizar mi vida. ¿Cuándo peco, es porque juzgo muchas veces al estar a solas? ¿El demonio me lleva a pecar, a ofender a Dios, porque no vivo constantemente en la presencia de Dios? ¿Me olvido que Dios es Todopoderoso e Inmenso, y está en todas partes?




Pidamos a la Virgen Santísima y a nuestros santos intercesores, que nos haga siempre sentir la presencia de Dios en nuestras vidas, compenetrados de que estamos dentro de Él, y que Él ve todo: nuestras intenciones, nuestros deseos, nuestras inspiraciones y nuestros sentimientos.

Reconozcamos su presencia en todo el universo creado, sea en la naturaleza o en las almas por Él creadas y estemos convencidos, también, de que Él todo puede y que, estando en todo lugar, estará siempre dispuesto a ayudarnos a trillar el camino de la perfección.


Fuente - Texto tomado de CABALLEROSDELAVIRGEN.ORG:
http://caballerosdelavirgen.org/articulos/receta-para-curar-depresion/

Yo soy Jesucristo

 



Cuando en las horas de íntimo vacío, el desaliento te invada el alma y las lágrimas afloren a tus ojos, búscame:


YO SOY AQUEL, que sabe sofocarte el llanto y enjugarte las lágrimas


Cuando te juzgues incomprendido por los que te rodean, y veas que sólo hay indiferencia en tu entorno, acércate a Mí:


YO SOY LA LUZ: bajo sus rayos se clarifica la limpieza de tus intenciones y la nobleza de tus sentimientos


Cuando se te deprima el ánimo para hacer frente a las viscisitudes de la vida, y te sientas ante la inminencia del desfallecimiento, llámame:


YO SOY LA FUERZA; capaz de remover las piedras de tu camino y de hacerte sobreponer a los avatares del mundo


Cuando te azoten, despiadados, los vendavales, y ya no sepas dónde reclinar la cabeza, corre hacia Mí:




YO SOY EL REFUGIO: en cuyo seno podrás guarecer tu cuerpo y tranquilizar tu espíritu


Cuando te falte la calma, en los momentos de mayor abatimiento y te consideres incapaz de conservar tu serenidad de espíritu, llámame:


YO SOY LA PACIENCIA; que te hace superar los trances más dolorosos y vencer las situaciones más difíciles


Cuando te debatas en los paroxismos del dolor y tengas el alma ulcerada por los abrojos, grítame:


YO SOY LA SINCERIDAD; que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la altura de tus ideales


Cuando la tristeza y la melancolía te pudran el corazón y todo te aburra, pregunta por Mí:




YO SOY LA ALEGRÍA, que te infunde un aliento nuevo y te hace conocer los encuentros de tu mundo interior


Cuando uno tras otro se te mueran los ideales más bellos y te sientas en la cima de la desesperación, aférrate a Mí:


YO SOY LA ESPERANZA; que te robustece la fe y te enciende los sueños


Cuando la impiedad rehúse revelarte ternura, y experimentes la dureza del corazón humano, búscame:


YO SOY EL PERDÓN: que te levanta el ánimo, y potencia la rehabilitación de tu espíritu


Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones y el escepticismo te avasalle el alma, recurre a Mí:




YO SOY LA FE, que te inunda de luz el entendimiento y te capacita para la conquista de la felicidad


Cuando ya no experimentes la sublimidad de un afecto tierno y sincero y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes, acércate a Mí:


YO SOY LA RENUNCIA, que te enseña a olvidar las ingratitudes de los hombres y a superar las incomprensiones del mundo


Y, en fin, cuando quieras saber quién soy, pregunta al riachuelo que murmura y al pájaro que canta, a la flor que se abre y a la estrella que parpadea, al muchacho que espera y al anciano que vive de recuerdos.


Me llamo AMOR, el remedio para todos los males que te atormentan el espíritu.


¡YO SOY JESUCRISTO!


JUAN ALVES BATISTA

Santa Misa - Miércoles 1 de Diciembre de 2021




Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al día Miércoles 1 de Diciembre de 2021.


Igualmente, ofrezcamos el rezo del Santo Rosario a Dios, por intercesión de la Virgen María, por el fin de la pandemia del coronavirus, por los fenómenos naturales y terribles acontecimientos a nivel mundial. También por las intenciones de todos y cada uno de ustedes:





Para visualizar la Santa Misa,
por favor dar clic aquí: ⬇





Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.






Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.


Video tomado de RUMBLE.COM:


Fuente - Texto de la Comunión Espiritual tomada de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/recursos/comunion-espiritual-682

Día Mundial del SIDA: recemos con la Iglesia por todos los que sufren - Diciembre 1 de 2021



REDACCIÓN CENTRAL, 1 de diciembre de 2016 / 12:09 a.m. (ACI)


Cada 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la lucha contra el SIDA, una enfermedad que continúa cobrando muchas vidas. La Iglesia Católica es la institución que más hace por las víctimas, atendiendo a uno de cada cuatro enfermos en todo el mundo.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA o UNAIDS en inglés), en el 2014, 36.9 millones de personas vivían con el VIH. Es decir, seres humanos que tienen el virus, pero que aún no han desarrollado la enfermedad y para quienes es importante el uso de los retrovirales.

En junio de 2015 solo 15.8 millones tenían acceso al tratamiento antirretroviral y más del 50 por ciento no podían acceder al mismo, entre ellos aproximadamente 1.8 millones de niños.

Asimismo sólo en 2014, “alrededor de 2 millones de personas se infectaron con el VIH y 1.2 millones de personas murieron de enfermedades relacionadas con el SIDA”, indica UNAIDS.

Un dato preocupante que dan a conocer los expertos es que la cantidad de personas que no saben que están infectadas asciende a 17.1 millones.


Cifras actualizadas
según la ONU
(A Junio de 2021):






A diferencia de muchos organismos e instituciones que proponen métodos anticonceptivos como el uso del preservativo (condón) para frenar el SIDA, la Iglesia destaca que la fidelidad en los esposos y la castidad hasta el matrimonio es el medio más seguro para evitar todo tipo de enfermedad de transmisión sexual.


Favor leer este artículo relacionado:


San Juan Pablo II, con motivo de la Jornada Mundial del enfermo 2005, envió un mensaje al mundo y recordó que para combatir el SIDA de modo responsable “es preciso aumentar su prevención mediante la educación en el respeto del valor sagrado de la vida y la formación en la práctica correcta de la sexualidad”.

“En efecto, aunque son numerosas las infecciones que se transmiten por contagio a través de la sangre especialmente durante la gestación (infecciones que hay que combatir con todo empeño), mucho más numerosas son las que se producen por vía sexual, y que pueden evitarse sobre todo con una conducta responsable y la observancia de la virtud de la castidad”, enfatizó.

Hasta el año 2010, del total de personas infectadas en el mundo con el VIH/SIDA, aproximadamente el 25 por ciento era atendida por alguna institución de la Iglesia Católica. Este porcentaje aumentaba en el caso de África, en donde la Iglesia cuidaba de casi el 50 por ciento de los afectados por este flagelo.

Por ello, en este día especial de lucha contra el SIDA, unidos a miles de cristianos, proponemos la siguiente oración para que Dios dé fortaleza a los que sufren de este mal.


Oración por los enfermos de SIDA




Oh Dios, Padre nuestro, escucha nuestra oración por los que están enfermos por el SIDA, por los que están en peligro de muerte. Concédeles el consuelo de tu presencia, haz que busquen tu rostro, y encuentren la fuerza en ti que eres la fuente de la vida. Señor Jesús, escucha nuestra oración por los que acaban de enterarse que están infectados por el virus VIH pero que no están aún enfermos. Recuérdales que tienen aún una vida ante ellos: haz que encuentren en ti la Vida, el Camino y la Verdad. Espíritu Santo de Dios, escucha nuestras oraciones por los que se ocupan de las personas enfermas de SIDA. Concédeles la certeza de la presencia del Padre y el amor de Jesús. Concédeles tu consuelo, dales tu paz. Padre, te rogamos para que todos oigamos tu llamada en estas circunstancias, una llamada de arrepentimiento, una llamada de ayuda a los otros. Ayúdanos para que podamos vivir de manera responsable, no pensando solamente en nosotros sino también en los que están en nuestro entorno. Te rogamos por los científicos y los médicos para que encuentren un remedio al Sida. Guíanos para que podamos dar tu consuelo a los que tienen necesidad de ayuda. Eleva nuestros corazones de compasión para que los enfermos de Sida tengan la certeza de que la Iglesia los ayudará; guíanos para que sepamos cómo ayudar a los que tienen necesidad. Esto te lo pedimos porque tu misericordia por nosotros es inmensa. Señor de misericordia, escucha nuestra oración. Amén.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: