miércoles, 15 de septiembre de 2021

Nuestra Señora de las Lajas - Fiesta Septiembre 16


Nuestra Señora de Las Lajas
Fiesta Septiembre 16


Es una advocación mariana venerada en el santuario de su mismo nombre, en el sur de Colombia desde el siglo XVIII.


Historia


En el siglo dieciocho, en Colombia, María Meneses de Quiñones, que descendía de caciques indígenas de Potosí, solía caminar la distancia de seis millas y un cuarto que separaban su villa de otra llamada Ipiales, ubicado en el Departamento de Nariño en los límites con la frontera del Ecuador.

Un día de 1754, cuando ella se acercaba al puente encima del río Guáitara, en un sitio de nombre Las Lajas (las piedras planas y lisas), se desató una terrible tormenta. Muy asustada, la pobre indígena, se refugió en una cueva al lado del camino. Sintiéndose angustiada y sola, comenzó a invocar a Nuestra Señora del Rosario, cuyo patrocinio se había hecho popular en la región gracias a los Dominicos.

Entonces, sintió que alguien le tocó la espalda y la llamó. Ella se volteó, pero no vio nada. Con gran miedo, huyó a Potosí. Días después, María regresó a Ipiales, llevando en la espalda a su hijita Rosa, que era sordomuda. Cuando llegaron a la cueva del Guáitara, ella se sentó a descansar sobre una piedra. No había terminado de acomodarse, cuando la niña se bajó de su espalda y comenzó a treparse en las piedras de la cueva, exclamando:




"¡Mami! ¡Mami!, ¡Aquí hay una señora blanca con un niño en sus brazos!"


María estaba fuera de sí del espanto, pues era la primera vez que oía a su hija hablar. Y, más aún, no veía por ninguna parte las figuras que la niña describía. Muy nerviosa y con temor, colocó a la niña sobre su espalda y se fue para Ipiales. Allí les contó a parientes y amigos lo sucedido, pero nadie le creyó.

Una vez que María arregló sus asuntos en Ipiales, regresó a su casa en Potosí. Cuando llegó al sitio donde se hallaba la cueva, sin vacilar, pasó por el frente de la entrada, y entonces Rosa gritó:


"¡Mami! ¡La señora blanca me está llamando!"


María no podía ver nada. Asustada en extremo, se apresuró a llevarse a la niña lejos de allí. Cuando llegó a casa, hizo el relato a sus amistades de lo que le había pasado. De esta manera, muy pronto la región entera supo del misterio de la cueva, la cual todos conocían, pues quedaba al pie de un camino muy transitado.


Aparición de la 
Virgen con el Niño Jesús




Unos días después, Rosa desapareció de su casa. María, angustiadísima, la buscó por todas partes, pero no la halló, hasta que su corazón de madre la hizo caer en la cuenta de que su hija debía haber ido a la cueva, pues a menudo decía que la mujer blanca la llamaba. Así pues, se apresuró a la cueva del Guáitara y se alegró muchísimo de que su corazón de madre no la había engañado. Vio a su hija arrodillada frente a la mujer blanca y jugando, cariñosa y familiarmente, con el Niño, el cual había bajado de los brazos de su madre para permitirle a la niña disfrutar su divina y sublime ternura. María cayó de rodillas ante este hermoso espectáculo; había visto a la Santísima Virgen por primera vez.

Temerosa del menosprecio de sus parientes y vecinos, que no le habían creído lo que ya les había contado, María prefirió callar al respecto. Comenzó a frecuentar la cueva, y, poco a poco, la llenó de flores silvestres y velas de sebo, que su hija le ayudó a pegar en la vía de piedra.

Pasó el tiempo, y el secreto lo sabían sólo María y Rosa, hasta el día en que la niña cayó gravemente enferma y pronto murió. María, muy afligida, decidió llevar el cuerpo de la niña a los pies de la Señora del Guáitara. Allí le recordó a la Virgen todas las flores y velas que Rosa le solía llevar, y le pidió que le devolviera la vida.


Milagro asombroso


Sintiéndose presionada por la tristeza de las súplicas maternales que no cesaban, la Virgen Santísima consiguió de su Divino Hijo el milagro de la resurrección de la pequeña Rosa. Llena de alegría, María se fue a Ipiales. Llegó a las diez de la noche. Les contó a todos sus allegados la maravilla ocurrida. Los que se encontraban ya durmiendo, se levantaron; hicieron que tocaran las campanas de la iglesia, y una gran muchedumbre se reunió frente a la iglesia de la villa. Ya estaba amaneciendo, y todos se dirigieron hacia la cueva. Llegaron al rayar el alba.

A las seis de la mañana, se encontraban en Las Lajas. Ya no podía haber duda acerca del milagro; de la cueva brillaban luces extraordinarias. Allí, en la pared de piedra, se hallaba grabada para siempre la imagen de la Santísima Virgen.


Imagen






La imagen está pintada en una piedra laja que tiene 3,20 m. de alto por 2,03 m. de ancho, ubicada en un hueco de 0,58 m. de fondo en la pared del cañón del río Guaítara. El conjunto iconográfico tiene 1,80 m. por 1,22 m. La figura principal corresponde a la de la Virgen del Rosario, de pie sobre una media luna, llevando al Jesús Niño sobre su brazo izquierdo, mientras que con el derecho ofrece el rosario a una de las figuras que la acompañan en cada lado, y que son las de dos frailes santos en actitud orante, y que han sido identificados como Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. El estilo pictórico de la imagen es el de la escuela quiteña de los siglos XVI y XVII, y con el tiempo los devotos la han adornado con alhajas como testimonio de su agradecimiento por los favores recibidos, incluyendo coronas para la Virgen y el Niño Jesús, y estrellas de oro y plata que adornan su manto.


El Santuario de
Nuestra Señora de las Lajas




El precioso santuario estilo gótico está edificado sobre el lugar del milagro en Guáitara, en los Andes colombianos, a 7 km. de la ciudad de Ipiales y 11 km. del puente de Rumichaca que une Colombia y Ecuador. Es un lugar de extraordinaria belleza escogido por la Madre para prodigar su amor. La Basílica también es una obra preciosa edificada sobre la pendiente del río. La imagen se encuentra en el punto central sobre el altar.

Cada 16 de septiembre, fecha de su aparición, millares de peregrinos acuden al santuario para honrar la Virgen y rezar junto con ella.

Uno de los más populares benefactores del templo de las Lajas fue "el ciego Rivera", quien sin la luz de sus ojos recorrió campos, pueblos y ciudades mendigando dinero para comprar materiales con los cuales construirle el santuario a Nuestra Señora. Es el amor a la Madre que no repara en sacrificios con tal de poder levantarle un templo digno de tan Gran Benefactora. Nos podemos imaginar cómo le habrá recompensado Ella en la eternidad.




El arquitecto Espinoza la construyó con obreros que no sabían nada de construcción. Labradores campesinos a los cuales él tenía que enseñarles desde el modo como se hace una formaleta hasta la proporción en que hay que mezclar la arena y el cemento. Pero la buena voluntad pudo más que las dificultades que se presentaban. Y trabajando fueron aprendiendo.

Alrededor de la imagen los fieles devotos le han erigido cuatro templos sucesivamente cada vez más grandes, hasta culminar en el actual santuario, cuya construcción duró 30 años siendo terminado en 1949.

En 1952 el Papa Pío XII le otorgó a la imagen la coronación canónica y al santuario el título de Basílica Menor en 1954.




Autor




El pintor es desconocido. En el manto de la Virgen se ven dos letras: P y B, que algunos autores han propuesto que corresponden a las iniciales del Fraile Pedro Bedón (1555 - 1621), provincial de la Orden de los Dominicos entre 1618 a 1621, pintor, misionero, caminante y viajero por esas tierras.

Otros autores señalan la imposibilidad de dicha autoría por su improbable conservación de aproximadamente 150 años a la intemperie, hasta que fue descubierta en la mitad del siglo XVIII, y se propone también la teoría de su factura milagrosa no humana, con base en sus características físicas como su colorido mate y el hecho de que no la dañen el humo de los cirios o las deyecciones de los insectos y palomas.

Qué hermoso que cuando nos presentemos a Jesucristo en el día del juicio para que nos señale nuestro puesto en la eternidad, le podamos oír decir:


"He oído a mi Madre hablar bien de ti"


Fuente - Texto tomado de IPITIMES.COM:

Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:

Santa Misa - Miércoles 15 de Septiembre de 2021 - Fiesta de Nuestra Señora - Virgen de los Dolores




Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al día Miércoles 15 de Septiembre de 2021 - Fiesta de Nuestra Señora - Virgen de los Dolores.






Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.






Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.


Video tomado de YOUTUBE:

Oración Stabat Mater - Secuencia - Virgen María Dolorosa - Septiembre 15





La “Dolorosa”

-EN LATINEN ESPAÑOL
1Stabat Mater dolorosaEstaba la Madre dolorosa
-juxta crucem lacrimosa,junto a la Cruz llorosa
-dum pendebat filius.en que pendía su Hijo.
-Cuyus animam gementemSu alma gimiente,
-contristantem et dolentemcontristada y doliente
-pertransivit gladius.atravesó la espada.
2O quam tristis et afflicta¡Oh, cuán triste y afligida
-fuit illa benedictaestuvo aquella bendita
-Mater unigeniti!Madre del Unigénito!
-Quae moerebat et dolebat.Languidecía y se dolía.
-Pia Mater, cum videbatLa piadosa Madre, que veía
-Nati poenas inclitilas penas de su excelso Hijo.
3Quis est homo qui non fleret,¿Qué hombre no lloraría,
-Matrem Christi si videretsi a la Madre de Cristo viera
-In tanto supplicio?en tanto suplicio?
-Quis non posset contristari,¿Quién no se entristecería,
-Piam matrem contemplaria la Madre contemplando
-Dolentem cum filio?a su doliente Hijo?
4Pro peccatis suae gentisPor los pecados de su gente
-vidit Jesum in tormentisvio a Jesús en los tormentos
-Et flagellis subditum.y doblegado por los azotes.
-Vidit suum dulcem natumVio a su dulce Hijo
-Morientem desolatummuriendo desolado
-Dum emisit spiritum.al entregar su Espíritu.
5Eia mater, fons amoris,Ea, Madre, fuente de amor,
-Me sentire vim doloris,házme sentir tu dolor,
-Fac ut tecum lugeam.contigo quiero llorar.
-Fac ut ardeat cor meumHaz que mi corazón arda
-In amando Christum Deum,en el amor de mi Dios,
-Ut sibi complaceam.y en cumplir su voluntad.
6Sancta mater, istud agas,Santa Madre, yo te ruego,
-Crucifixi fige plagasque me traspases las llagas
-Cordi meo valide.del Crucificado en el corazón.
-Tui nati vulnerati¡De tu Hijo malherido
-Iam dignati pro me pati,que por mí tanto sufrió,
-Poenas mecum divide!reparte conmigo las penas!
7Fac me vere tecum flere,Déjame llorar contigo,
-Crucifixo condolere,condolerme por tu Hijo,
-Donec ego vixero.mientras yo esté vivo.
-Juxta crucem tecum stareJunto a la Cruz contigo estar
-et me tibi sociarey contigo asociarme
-In planctu desidero.en el llanto es mi deseo.
8Virgo virginum praeclara,Virgen de Vírgenes preclara,
-Mihi iam non sis amara,no te amargues ya conmigo,
-Fac me tecum plangere.déjame llorar contigo.
-Fac ut portem Christi mortem,Haz que llore la muerte de Cristo,
-Passionis fac sortemházme socio de su Pasión,
-Et plagas recolere.haz que me quede con sus llagas.
9Fac me plagis vulnerari,Haz que me hieran sus llagas,
-fac me cruce inebriarihaz que con la Cruz me embriague
-et cruore Filii,y con la Sangre de tu Hijo.
-Flammis ne urar succensuspara que no me queme en las llamas
-Per te virgo, sim defensus,defiéndeme tú, Virgen santa,
-in die judicii.en el día del juicio.
10Christe, cum sit hinc exire,Cuando Cristo, haya de irme,
-da per matrem me venireconcédeme que tu Madre me guíe
-ad palmam victoriae.a la palma de la victoria.
-Quando corpus morietur,Y cuando mi cuerpo muera,
-Fac ut animae doneturhaz que a mi alma se conceda
-Paradisi gloria.del Paraíso la gloria.
-AmenAmén


Fuente - Texto tomado de EC.ACIPRENSA.COM:

Los 7 Dolores de la Virgen María - Septiembre 15







Los Siete Dolores de la Virgen María




1. La profecía de Simeón en la Presentación del Niño Jesús.
2. La huida a Egipto con Jesús y José.
3. La pérdida de Jesús.
4. El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.
5. La crucifixión y la agonía de Jesús.
6. La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.
7. El entierro de Jesús y la soledad de María.




    Los siete dolores y su meditación:










    La profecía de Simeón: Por esta profecía se le revela a María que la misión salvadora de Jesús no será bien recibida por muchos, y que su vida terminará con una dolorosa Pasión y Muerte, durante la cual, una espada de dolor le atravesará a ella el alma.






















    La huida de Egipto: El rey Herodes está furioso por el nacimiento de Jesús y se propone matarlo. El dolor de la Virgen María es el dolor de la Madre que ve amenazada la vida de su recién nacido, que es el Hijo de Dios, El Mesías.



















    El niño Jesús perdido en el Templo: Fue el dolor más sensible, porque en todos los otros tuvo consigo a su querido Hijo; mas éste lo sufrió apartada de Él.
















    Encuentro de Jesús y María camino al Calvario: Jesús va cargando la pesada Cruz, su rostro está bañado de sangre, sus facciones desfiguradas por la multitud de golpes y por el dolor. María va siguiendo sus pasos para ser crucificada junto a Él.





















    La crucifixión: Su Inmaculado Corazón no miraba la pena propia, miraba la Pasión y Muerte del Hijo tan Amado. Todas las penas de la crucifixión las sufrieron los dos. Se ofrecían dos holocaustos: el cuerpo de Jesús y el corazón de María.
























    El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz: Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la gravedad y profundidad de todas las llagas y heridas de su Hijo, reavivando el dolor.


















    El entierro de Jesús: A pesar que sabe que su Hijo va a resucitar, siente un grandísimo dolor al separarse físicamente de Él.











    Nuestro Señor Jesucristo dijo a María Valtorta:







    "Pensad en mi Madre que, desde el momento que me concibió, ha sufrido pensando que era condenado, esta Madre que, cuando me ha dado el primer beso en mi cuerpo de recién nacido, ha presentido las futuras llagas de su Criatura, esta Madre que habría dado diez, cien, miles de veces su vida, con tal de impedir que, en mi vida adulta, llegara el momento de la Inmolación, esta Madre que sabía y que debía desear que se cumpliera ese tremendo acontecimiento, para aceptar la voluntad del Señor, para la gloria del Señor, por bondad hacia la humanidad".


    Por favor leer el siguiente enlace:

    Nuestra Señora la Virgen de los Dolores