miércoles, 21 de julio de 2021

Santa María Magdalena - Discípula de Cristo - Fiesta Julio 22



"La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por Él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte" - Benedicto XVI (Julio 23 de 2006).

La historia de María Magdalena es una de las más conmovedoras del Evangelio y también de las más enigmáticas. Se debate si la mujer que relatan varios pasajes del Evangelio es una o tres mujeres:


  1. La pecadora: que unge los pies del Señor (Lc. VII, 37-50).
  2. María Magdalena: la posesa liberada por Jesús, que se integró a las mujeres que le asistían (Lc. VIII; Jn. XX, 10-18) hasta la crucifixión y resurrección.
  3. María de Betania: la hermana de Lázaro y Marta (Lc. X, 38-42).


La liturgia romana, siguiendo la tradición de los Padres Latinos (incluyendo a Gregorio Magno), identifican los tres pasajes del Evangelio como referentes a la misma mujer: María Magdalena. El santoral litúrgico actual celebra a una sola: María Magdalena utilizando las referencias a su encuentro con Jesús resucitado.


La pecadora que unge
los pies del Señor en Galilea




San Lucas hace notar que era una "pecadora pública", pero no especifica que haya sido una prostituta.

Cristo cenaba en la casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió con el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio y la quietud de Cristo como aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Primero le preguntó en forma de parábola cuál de los dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quien se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. Y descubriendo el sentido de la parábola, le dijo directamente:


"¿Ves a esta mujer? Al entrar en tu casa, no me diste agua para lavarme los pies, pero ella me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; en cambio ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza y ella me ha ungido los pies. Por ello, te digo que se le han perdonado muchos pecados, pues ha amado mucho. En cambio, aquél a quien se perdona menos, ama menos"


Y volviéndose a la mujer, le dijo:


"Perdonados te son tus pecados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz" (Lc. 7)



La discípula de Jesús,
liberada de siete demonios




En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles "y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios" (Lucas 8:2). Lucas no especifica ni niega que sea la misma pecadora que unge a Jesús, pero ciertamente se trata de una pecadora y es la misma persona que en Marcos 16:9 es testigo de la Resurrección.


La hermana de Marta y Lázaro,
residentes de Betania




Más adelante Lucas narra que, en "cierta población", el Señor fue recibido por Marta y su hermana María. Probablemente las dos hermanas se habían ido a vivir a Betania con su hermano Lázaro, a quien el Señor había resucitado a petición de ellas. Dada la mala reputación que tenía María en Galilea no sería extraño que los tres hermanos se mudaran a Betania (Judea).

Marta se ocupaba con afán de atender al Señor y le pide que dijese a su hermana que le ayudase, pues María estaba a los pies de Cristo para escuchar cuánto decía. El Señor respondió:


"Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y sólo hay una necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada" (Lc. 10:41)


Segunda unción con perfume




San Juan en el Cap. 12 (Cf. Mat., XXVI; Mc., XIV) identifica claramente a María de Betania como la mujer que, en la víspera de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, le ungió los pies y los enjugó con sus cabellos, de manera que "la casa se llenó del olor del perfume". Ésto ocurrió cuando Jesús cenaba con la familia de Lázaro en Betania. San Juan nos dice que Jesús los amaba.

¿Es María de Betania también la protagonista de la primera unción ocurrida en Galilea? Creemos que sí porque un capítulo antes de que ocurra la unción en Betania, es decir en Jn. 11,2, San Juan se refiere ya a esta María como "aquella que ungió los pies del Señor" (he aleipsasa).

Si es así, María la pecadora se había convertido en contemplativa a los pies del Señor, escogiendo la mejor parte. San Juan pone de relieve el poder transformador de Jesucristo sobre las almas. La que era posesa ahora es contemplativa. Una profunda enseñanza sobre la misión de Jesucristo quien ha venido a perdonar y salvar a los pecadores.

Tampoco faltaron críticas en la segunda unción. Judas se escandalizó, no por generosidad con los pobres, sino por avaricia, y aún los otros discípulos interpretaron la conducta de María como un exceso. Pero el Señor reivindicó esta unción como había hecho la anterior:


"¡Dejadla en paz! ¿Por qué la molestáis? Buena obra es la que ha hecho conmigo. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a Mí no me tendréis siempre. Esta mujer ha hecho lo que ha podido, adelantándose a ungir mi Cuerpo para la sepultura. En verdad os digo que dondequiera que se predique este Evangelio sobre la faz de la tierra, se dirá lo que ella ha hecho por Mí" (Mt. 26)


San Juan Crisóstomo comenta: "Y así ha sucedido en verdad. Por dondequiera que vayáis oiréis alabar a esta mujer... Los habitantes de Persia, de la India, ... de Europa, celebran lo que ella hizo con Cristo".


Al pié de la Cruz




En la hora del Calvario, mientras casi todos abandonan a Jesús allí estaba María Magdalena. ¡Cuánto se lo agradecería Jesús y la Virgen María!  "Junto a la Cruz de Jesús estaban Su Madre y la hermana de su Madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena". Juan 19:25.


Entre las que siguieron
a Jesús en Galilea
ahora siguen a Jesús
al Calvario


"Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo". Mateo 27:55-56.


Sentada en el sepulcro




Después que José de Arimatea entierra a Jesús y se fue, María Magdalena quiso quedarse. "Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro". Mateo 27:61.

Es coherente pensar que quién tuvo el amor y la valentía de exponerse para lavarle al Señor los pies con su cabello, fuese capaz de estar con Él en la Cruz y después permanecer amorosamente ante su Cuerpo yacente.


Da testimonio de Cristo Resucitado




María Magdalena con la otra María fueron las primeras en ir al sepulcro el domingo de Resurrección: "Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro" (Mateo 28:1). Iban con los perfumes para embalsamarlo... Descubrieron así que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor.

"Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios" (Marcos 16:9).

María Magdalena, la pecadora convertida en contemplativa, fue la primera que vio, saludó y reconoció a Cristo Resucitado.

Jesús la llamó:




"¡María!"


Y ella, al volverse, exclamó:


"¡Maestro!"


Y Jesús añadió:


"No me toques, porque todavía no he subido a mi Padre. Pero ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Jn. 20:17)


El hijo de Dios quiso enseñarnos el alcance de su amor y de su poder redentor santificando a una pecadora, adentrándola en su infinita misericordia y enviándola a anunciar la Resurrección a los apóstoles. María Magdalena es un gran ejemplo para todos. No se dejó paralizar ni por sus pecados del pasado ni por las opiniones humanas. Creyó de todo corazón en las promesas del Señor y alcanzó la meta. Aquella de quien Jesús dijo que se adelantó para "ungir su Cuerpo para la sepultura", no puede ahora ungir Su cadáver porque ha Resucitado. Aquella de quien dijo que "dondequiera que se predique el Evangelio se dirá lo que ha hecho por Mí", no podía ahora ser excluida del Evangelio, porque es la primera persona testigo de su principal evento: La Resurrección del Señor. A la que mucho amó, mucho se le perdonó y mucho continuó amando hasta llegar a participar en la gloria del Señor.




Lectura del Santo Evangelio
Según San Juan 20, 1-2; 11-18


1. El primer día de la semana, al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro, y vio quitada de él la piedra.

2. Y sorprendida echó a correr, y fue a estar con Simón Pedro y con aquél otro discípulo amado de Jesús, y les dijo:


"Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto"


11. Entretanto María Magdalena estaba fuera llorando, cerca del sepulcro. Con las lágrimas, pues, en los ojos se inclinó a mirar al sepulcro.

12. Y vio a dos ángeles, vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera, y otro a los pies, donde estuvo colocado el cuerpo de Jesús.

13. Dijéronle ellos:


"Mujer, ¿por qué lloras?"


Respondióles:


"Porque se han llevado de aquí a mi Señor; y no se dónde le han puesto"


14. Dicho ésto volviéndose hacia atrás, vio a Jesús en pie; mas no conocía que fuese Jesús.

15. Dícele Jesús:


"Mujer, ¿por qué lloras?;  ¿a quién buscas?"


Ella suponiendo que sería el hortelano, le dice:


"Señor, si tú le has quitado, dime dónde le pusiste; y yo me le llevaré"


16. Dícele Jesús:


"María"


Volvióse ella al instante, y le dijo:


"Rabboni" (que quiere decir, Maestro mío)


17. Dícele Jesús:


"No me toques, porque no he subido todavía a mi Padre; mas anda, ve a mis hermanos, y diles de mi parte:

Subo a mi Padre y vuestro Padre; a mi Dios y vuestro Dios"


18. Fue, pues, María Magdalena a dar parte a los discípulos, diciendo:


"He visto al Señor, y me ha dicho esto y esto"


Palabra de Dios.
Gloria a Ti, Señor Jesús


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Tema de actualidad mundial: un católico no puede ser comunista

 



Un católico no puede ser comunista, por Germán Mazuelo-Leytón



Miércoles, 16 de noviembre de 2016


Reproducimos el siguiente artículo de Germán Mazuelo-Leytón, publicado originalmente en su columna en el diario La Patria.

Recientemente, el Obispo de Roma Jorge Mario Bergoglio, en una nueva entrevista al periodista italiano Eugenio Scalfari ha hablado del presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump, las resistencias en la Iglesia a su pontificado y sobre comunismo afirmando: «son los comunistas los que piensan como los cristianos».

¿Son los comunistas los que piensan como los cristianos? El Papa Pío XI en su encíclica Quadragesimo Anno nos lo responde: "socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista".

«Los socialistas, abusando del mismo Evangelio para engañar más fácilmente a incautos, acostumbran a forzarlo adaptándolo a sus intenciones, con todo hay tan grande diferencia entre sus perversos dogmas y la purísima doctrina de Cristo, que no puede ser mayor. Porque ¿qué participación puede haber de la justicia con la iniquidad, o qué consorcio de la luz con las tinieblas? Ellos seguramente no cesan de vociferar, como hemos insinuado, que todos los hombres son entre sí por naturaleza iguales; y, por lo tanto, sostienen que ni se debe honor y reverencia a la majestad, ni a las leyes, a no ser acaso a las sancionadas por ellos a su arbitrio» (Encíclica "Quod Apostolici Muneris" de S. S. León XIII sobre el socialismo).

Es conocida la violencia anticatólica en los países en los que la ideología comunista se hizo del poder, en varios de los cuales continúa aún hoy en día su oprobioso ejercicio dominante de partido único. Empero, ante las ideologías condenadas por el magisterio pontificio, no siempre los episcopados han sido unánimes, salvo honrosas excepciones, como el Episcopado polaco que se mantuvo incólume ante el comunismo defendiendo a su grey de los ataques de esa ideología, los obispos españoles actuaron de la misma forma en 1936 cuando el terror comunista llegó a España.


¿Qué precisa un gobierno de izquierda para consolidarse y perpetuarse?
El experto en comunismo
D. Alexander Torres Mega,
nos recuerda:


«1. Una "oposición" que sea tibia, ineficaz, colaboracionista y entreguista.

2. Pocos empresarios serviles que generen imagen favorable al gobierno, adormeciendo reacciones.

3. Medios masivos de comunicación que sean su megáfono incondicional e impongan silencio o diluyan lo negativo del gobierno.

4. Una cúpula militar que controle y neutralice a todos los uniformados que NO están dispuestos a dejarse pisotear y humillar.

De este modo, el gobierno tiene facilitada la completa manipulación de los sectores claves de la opinión pública y el sometimiento de eventuales opositores auténticos».

No podemos obviar mencionar aquí que aunque el nuevo Presidente de los Estados Unidos ganó con el voto católico, y ganó en los estados industriales, las monjas dirigentes de la Junta Directiva de Mujeres Religiosas (Leadership Conference of Women Religious, LCWR) se han rasgado las vestiduras, entre ellas la Madre Elizabeth Johnson que ha manifestado públicamente que desea marcharse de su país.

Así podemos entender cómo en los últimos días los radicales, -«anarquistas» como los llamó la policía norteamericana- han causado disturbios especialmente en California financiados por el Partido Demócrata, el judío Soros y la Fundación Clinton. Es que las marchas y protestas de esa bazofia perversa no pueden surgir del aire.

Y en Colombia surge también en estos días un entusiasmante movimiento el MLCC (Movimiento de Laicos Católicos de Colombia) que «debido a las declaraciones recientes del presidente Juan Manuel Santos, en la ciudad de Londres, donde afirmó que la campaña ganadora del No en el pasado plebiscito, «fue el resultado de una estrategia basada en desinformación y mentiras"», «se levanta y recuerda que la mayoría de votantes del país somos católicos y levantándonos como católicos dimos la mayoría de votos para el triunfo del no».

Recordándole al Presidente Santos que la mayoría de los colombianos son bautizados católicos, rechazan rotundamente entre otros aspectos los siguientes: «la ideología de género como constructor teórico-ideológico que reemplaza la verdad con el pretexto de la paz y abre el camino al desarrollo de su agenda. El inmenso gasto público en la reinserción de cada guerrillero. La creación de una cuarta cadena informativa de ideario marxista-leninista. La impunidad de crímenes de lesa humanidad. La creación de curules para las FARC. La implementación del voto electrónico como medio de fraude. La inmensa burocracia que crea la izquierda, etc.». Recuerdan asimismo a los mártires, víctimas de las FARC y los secuestrados (420).


¿Será el inicio de un despertar del laicado católico, el gigante adormecido?


Con genio lo había avizorado el gran obispo Fulton Sheen:

«La Iglesia no va a ser rescatada de la actual crisis ni por los obispos, ni por los sacerdotes, ni por los religiosos, sino por los laicos».


Fuente - Texto tomado de VOTOCATOLICO.CO:

5 razones por las que un católico no puede ser comunista

 



Junio 8 de 2016


Es común ver a personas que dicen ser católicas y comunistas. ¿Pero es posible ser cristiano y comulgar con una ideología que ha causado millones de muertes en el mundo?


Conoce 5 razones por las que un católico no puede ser comunista


1. Las consecuencias del comunismo


Cuando estudiamos la historia de las revoluciones comunistas, es imposible no sentirnos aterrados por los horrores que los revolucionarios practicaron buscando modificar el sistema económico de sus países. El “Libro Negro del Comunismo” estima que en medio siglo 100 MILLONES de personas han sido asesinadas por las dictaduras totalitarias, incluyendo cristianos de varias denominaciones. El Museum on Communism ha estimado las muertes y las resumimos en esta tabla:



También la guerra civil española mató a 12 obispos, 4.184 sacerdotes, 300 monjas, 2.363 monjes, según números estimados por el historiador Hugh Thomas.


2. El comunismo se alimenta del odio y promete un “paraíso” en la tierra


El comunismo de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) tiene como base de su doctrina la lucha de clases, la lucha entre dos grupos opuestos: los “oprimidos” y los “opresores” (ricos contra pobres, negros contra blancos, gays contra héteros, hombres contra mujeres, etc.) y es esta lucha de clases la que mueve la historia. El fin de la opresión y entonces un mundo sin desigualdades, vendrán solamente cuando los oprimidos destruyan y sometan al opresor, destruyendo toda cultura opresora independientemente de cuántos deban morir para eso.

“No se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos” – Decálogo de Lenin (1913).


3. El Comunismo niega a Dios y la religión


Marx propuso que los oprimidos hagan una revolución que acabaría con la lucha de clases y crearía un paraíso terrenal sin Dios, para promover la igualdad, pues el mal del mundo es la desigualdad. Según Marx, la religión es el opio del pueblo”, es decir, un fármaco, un medio de mantener a las masas bajo el dominio de los poderosos que debe ser destruido.


El Papa Pío XI en su encíclica Quadragesimo Anno aseguró que “Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista”


4. La desigualdad es natural y fruto de la sabiduría de Dios 


Analizando el universo nos damos cuenta de que es jerárquico y desigual, yendo desde un mineral, pasando por los vegetales, animales, hombres y los ángeles; hay una jerarquía que promueve la armonía en el cosmos. Si todo el universo se rige por un orden a través de la desigualdad de los seres, tal ley natural también es igual para los hombres. En los seres humanos también hay desigualdades naturales de los que no se derivan derechos (bajo y alto, gordo y delgado, negro y blanco, calvo y peludo, fuerte y débil) y desigualdades de las que sí se derivan derechos (justos y pecadores, ladrones y honestos, maestros y estudiantes, trabajadores y desempleados, padres e hijos). Esto significa que un hombre no tiene ningún derecho sobre el otro por ser alto y el otro bajo, pero si usted es padre y tiene un hijo, ambos tienen derechos equivalentes y sus prerrogativas.

El Magisterio de la Iglesia se ha expresado en diversas ocasiones sobre este tema, por ejemplo:


El Papa León XIII (Quod Apostolici Muneris e Humanum Genus) dice que los hombres son semejantes pero no iguales. Estos poseen la misma naturaleza, por lo tanto los mismos derechos naturales. En este sentido, Dios creó tal desigualdad precisamente fomentar la cooperación mutua entre los hombres; recordemos: la ley de Dios es el amor.


5. La propiedad privada es un bien natural


La propiedad privada asegura a los hombres la libertad y el derecho a su trabajo para la supervivencia y el bien de la familia. Ella no puede ser quitada por el Estado, pues es un derecho natural de los hombres. 


El Papa Pío IX dijo al respecto que: “tal es la nefanda doctrina del comunismo contraria al derecho natural, que una vez admitida, echa por tierra los derechos de todos, la propiedad, la misma sociedad humana (Encíclica Qui pluribus, 1846).


Fuente - Texto tomado de ES.CHURCH.POP.COM:

Novena al Divino Niño Jesús - Recomendada por el Padre Juan del Rizzo

 





Divino Niño Jesús
Novena recomendada por el Padre Juan del Rizzo





Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño, te amo tanto...
Tú lo sabes, pero yo quiero amarte más:
haz que te ame hasta donde no pueda amarte más una criatura,
que te ame hasta morir...

Ven a mí, Niño mío; ven a mis brazos,
ven a mi pecho, reclínate sobre mi corazón
un instante siquiera, embriágame con tu amor.

Pero si tanta dicha no merezco,
déjame al menos que te adore,
que doblegue mi frente sobre el césped
que huellas con tus pies,
cuando andas en el pastoreo de tu rebaño.

Pastorcillo de mi alma, pastorcito mío,
mira esta ovejita tuya cómo ansiosa te busca,
cómo anhela por Ti.
Quisiera morar contigo para siempre
y seguirte a donde quiera que fueras,
para ser en todo momento iluminada
con la lumbre de tus bellísimos ojos
y recreada con la sin par hermosura de tu rostro
y regalada con la miel dulcísima
que destila de tus labios.

Quisiera ser apacentada de tu propia mano
y que nunca más quitaras tu mano de ella.
Más, quisiera Jesús mío:
quisiera posar mis labios
sobre la nívea blancura de tus pies.



Sí, amor mío, no quieras
impedirme tanto bien;
déjame que me anonade a tus plantas
y me abrace con tus pies y los riegue
con las lágrimas salidas
de mi pecho amante, encendidas en el sagrado fuego de tu amor;
déjame besarte y después...
no quiero más, muérame luego.
Sí, muérame amándote, muérame por tu amor,
muérame por Ti, Niño mío que eres sumo bien,
mi dicha, mi hermosura, la dulzura de mi alma,
la alegría de mi pecho, la paz de mi corazón,
el encanto de mi vida.
Ah, morir enfermo de amor y de amor por Ti,
luz mía, qué dicha para mi alma,
que consuelo, qué felicidad.

Todo tuyo es mi ser, pues de la nada lo creaste
y me lo diste y otra vez vino a ser tuyo
cuando me redimiste y con el precio de tu sangre
me compraste; y otras tantas veces hasta hoy,
he sido tuyo, cuántos son los instantes
que he vivido pues esta vida que tengo,
Tú mismo a cada instante me la otorgas,
la conservas y la guardas.

Por eso, Jesús mío, a Ti quiero tornarme,
de quien tantos bienes en uno he recibido.
Tú, pues, serás hoy más, mi dueño único.
Tú, el único amado de mi alma,
porque sólo Tú eres mi Padre
y mi Hermano y mi Amigo;
y sólo tú eres mi Rey y Creador
y Redentor y Tú sólo mi Dios
y mi soberano Señor.

Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma:
dime una vez más que sí me amas
y dame en prenda de amor, de amor eterno,
tu Santa Bendición:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Rezar tres Padrenuestros y una Salve al final de cada día.
Procurar comulgar todos los días de la Novena o al menos el último día. Confesarse al inicio o en cualquier día de la Novena.
No dejar de rezar hasta haber obtenido la gracia.




Fuente - Texto tomado del Plegable - Caballeros de la Virgen - Divino Niño Jesús




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