martes, 27 de abril de 2021

San Luis María Grignon de Montfort - Fiesta Abril 28

 

A quien Dios quiere hacer muy santo,
lo hace muy devoto de la Virgen María
San Luis de Montfort


El libro de San Luis, "Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen María", se ha propagado por todo el mundo con enorme provecho para sus lectores. El Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho este gran santo:


"Soy todo tuyo Oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es"


Es el fundador de los Padres Montfortianos y de las Hermanas de la Sabiduría. Nació en Montfort (Francia) en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios. Antes de ir al colegio por la mañana y al salir de clase por la tarde, iba a arrodillarse ante la imagen de Nuestra Señora y allí se quedaba como extasiado. Cuando salía del templo después de haber estado rezando a la Reina Celestial, sus ojos le brillaban con un fulgor especial.

Luis no se contentaba con rezar. Su caridad era muy práctica. Un día al ver que uno de sus compañeros asistía a clase con unos harapos muy humillantes, hizo una colecta entre sus compañeros para conseguirle un vestido y se fue donde el sastre y le dijo:


"Mire, señor: los alumnos hemos reunido un dinero para comprarle un vestido de paño a nuestro compañero, pero no nos alcanza para el costo total. ¿Quiere usted completar lo que falta?"


El sastre aceptó y le hizo un hermoso traje al joven pobre. El papá de Luis María era sumamente colérico, un hombre muy violento. Los psicólogos dicen que si Montfort no hubiera sido tan extraordinariamente devoto de la Virgen María, habría sido un hombre colérico, déspota y arrogante porque era el temperamento que había heredado de su propio padre. Pero nada suaviza tanto la aspereza masculina como la bondad y la amabilidad de una mujer santa. Y ésto fue lo que salvó el temperamento de Luis. Cuando su padre estallaba en arrebatos de mal humor, el joven se refugiaba en sitios solitarios y allí rezaba a la Virgen amable, a la Madre del Señor. Y ésto lo hará durante toda su vida. En sus 43 años de vida, cuando sea incomprendido, perseguido, insultado con el mayor desprecio, encontrará siempre la paz orando a la Reina Celestial, confiando en su auxilio poderoso y desahogando en su corazón de Madre, las penas que invaden su corazón de hijo.

Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el altar de la Santísima Virgen. Luis Grignon de Montfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los que sobresalían en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. ¿Cómo podía pasar tanto tiempo rezando así de inmóvil? Es que él no iba como algunos de nosotros a rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. Él iba a charlas con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen minutos.

Su primera misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio. Montfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Llegaba a los sitios más impensados y preguntaba a las gentes:


"¿Aman a Nuestro Señor?  ¿Y por qué no lo aman más?  ¿Ofenden al buen Dios?  ¿Y por qué ofenderlo si es tan santo?"


Era todo fuego para predicar. Donde Montfort llegaba, el pecado tenía que salir corriendo. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los corazones. Después de unos Retiros dejó escrito:


"Ha nacido en mí una confianza sin límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima"


No tenía miedo ni a las cantinas, ni a los sitios de juego, ni a los lugares de perdición. Allí se iba resuelto a tratar de quitarse almas al diablo. Y viajaba confiado porque no iba nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se comportaban con él como formidables defensores. A pie y de limosna se fue hasta Roma, pidiendo a Dios la eficacia de la palabra, y la obtuvo de tal manera que al oír sus sermones se convertían hasta los más endurecidos pecadores. El Papa Clemente XI lo recibió muy amablemente y le concedió el título de "Misionero Apostólico", con permiso de predicar por todas partes.

En cada pueblo o vereda donde predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo Rosario. Ésto no se lo perdonaban los herejes jansenistas que decían que no había que recibir casi nunca los sacramentos porque no somos dignos de recibirlos. Y con esta teoría tan dañosa enfriaban mucho la fe y la devoción. Y como Luis Montfort decía todo lo contrario y se esforzaba por propagar la frecuente confesión y comunión y una gran devoción a Nuestra Señora, lo perseguían por todas partes. Pero él recordaba muy bien aquellas frases de Jesús:


"El discípulo no es más que su maestro. Si a Mí me han perseguido y me han inventado tantas cosas, así os tratarán a vosotros"


Y nuestro santo se alegraba porque con las persecuciones se hacía más semejante al Divino Maestro. Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a la Santísima Virgen, y adelante que "donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se resista". Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones. San Luis de Montfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en las almas. Los Padres Montfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre "Compañía de María") y las Hermanas de la Sabiduría. Murió San Luis el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar. 


Oración


San Luis Grignon de Montfort,
ruega a la Virgen Santísima
que nos envíe muchos apóstoles que,
como tú, se dediquen a hacer
y a amar más y más a Jesús.


Sobre la tumba de
San Luis de Montfort dice:


¿Qué miras caminante? Una antorcha apagada, un hombre a quien el fuego del amor consumió, y que se hizo todo para todos, Luis María Grignon de Montfort.

¿Preguntas por su vida? 
No hay ninguna más íntegra, ¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera, ¿Investigas su celo? Ninguno más ardiente. ¿Y su piedad Mariana? Ninguno a San Bernardo más cercano.

Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras. Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos, y reconciliador de los pecadores.


Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió. Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad.





El santo de la
verdadera devoción Mariana


La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo al final del siglo XVII hasta apenas comenzado el siglo XVIII. Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote. Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.

Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado (cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.


Extracto del libro:
Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen


María en los últimos tiempos de la Iglesia

b. María y la lucha final


51. A estas últimas y crueles persecuciones de Satanás, que aumentarán de día en día hasta que llegue el Anticristo, debe referirse sobre todo aquella primera y célebre predicación y maldición lanzada por Dios contra la serpiente en el paraíso terrestre. Nos parece oportuno explicarla aquí, para la gloria de la Santísima Virgen, salvación de sus hijos y confusión de los demonios:


"Haré que haya enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la Suya, Ésta te pisará la cabeza, mientras tú te abalanzarás sobre su talón"




52. Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable enemistad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna Madre, y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. De suerte que el enemigo más terrible que Dios ha suscitado como Satanás es María, su Santísima Madre. Ya desde el paraíso terrenal aunque María sólo estaba entonces en la mente divina le inspiró tanto odio contra ese maldito enemigo de Dios, le dio tanta sagacidad para descubrir la malicia de esa antigua serpiente y tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar a ese orgulloso impío, que el diablo la teme no sólo más que a todos los ángeles y hombres, sino en cierto modo más que al mismo Dios.

No ya porque la ira, odio y poder divinos no sean infinitamente mayores que los de la Santísima Virgen, cuyas perfecciones son limitadas, sino:


a. Porque Satanás, que es tan orgulloso sufre infinitamente más al verse vencido y castigado por una sencilla y humilde esclava de Dios y la humildad de la Virgen lo humilla más que el poder divino.


b. Porque Dios ha concedido a María un poder tan grande contra los demonios que como a pesar suyo se han visto muchas veces obligados a confesarlo por boca de los posesos, que tienen más miedo a un solo suspiro de María a favor de una persona, que a las oraciones de todos los santos y a una sola amenaza suya contra ellos más que a todos los demás tormentos.


53. Lo que Lucifer perdió por orgullo, lo ganó María con la humildad. Lo que Eva condenó y perdió por desobediencia, lo salvó María con la obediencia. Eva, al obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para sí y para todos sus hijos, entregándolos a Satanás; María, al permanecer perfectamente fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores, consagrándolos al Señor.

54. Dios no puso solamente una enemistad, sino enemistades, y no sólo entre María y Lucifer, sino también entre la descendencia de la Virgen y la del demonio. Es decir: Dios puso enemistades, antipatías y los odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no pueden amarse ni entenderse unos a otros.

Los hijos de Belial, los esclavos de Satanás, los amigos de este mundo de pecado ¡todo viene a ser lo mismo!, han perseguido siempre y perseguirán más que nunca de hoy en adelante a quienes pertenezcan a la Santísima Virgen, como en otro tiempo Caín y Esaú, figuras de los réprobos, persiguieron a sus hermanos Abel y Jacob, figuras de los predestinados.

Pero la humilde María triunfará siempre sobre aquel orgulloso y con victoria tan completa que llegará a aplastarle la cabeza, donde reside su orgullo. ¡María descubrirá siempre su malicia de serpiente, manifestará sus tramas infernales, desvanecerá sus planes diabólicos y defenderá hasta el fin a sus servidores de aquellas garras mortíferas!




El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia, grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.


c. María y los apóstoles de los últimos tiempos


55. Si, Dios quiere que su Madre Santísima, sea ahora más conocida, amada y honrada que nunca. Lo que sucederá sin duda, si los predestinados, con la gracia y luz del Espíritu Santo, entran y penetran en la práctica interior y perfecta de la devoción que voy a manifestarles enseguida.


  • Entonces verán, en cuanto lo permita la fe, a esta hermosa estrella del mar y, guiados por Ella, llegará a puerto seguro, a pesar de las tempestades y de los piratas.
  • Entonces conocerán las grandezas de esta Soberana y se consagrarán enteramente a su servicio como súbditos y esclavos de amor.
  • Entonces saborearán sus dulzuras y bondades maternales y la amarán tiernamente como sus hijos predilectos.
  • Entonces experimentarán las misericordias en que Ella reboza y la necesidad en que están de su socorro, recurrirán en todo a Ella, como a su querida Abogada y Medianera ante Jesucristo.
  • Entonces sabrán que María es el medio más seguro, fácil, corto y perfecto para llegar hasta Jesucristo y se consagrarán a Ella en cuerpo y alma sin reserva alguna, para pertenecer del mismo modo a Jesucristo.


56. Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de María?


  • Serán fuego encendido, ministros del Señor, que prenderán por todas partes el fuego del amor divino.
  • Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en mano de un valiente.
  • Serán hijos de Levi, bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones y muy unidos a Dios. Llevarán en el corazón el fuego del amor, el incienso de la oración en el espíritu y en el cuerpo la mirra de la mortificación.
  • Serán en todas partes el buen olor de Jesucristo para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.

57. Serán nubes tronales y volantes, en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin apegarse a nada ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el pecado, lanzarán rayos contra el mundo del pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces y con la espada de dos filos de la palabra de Dios traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo.




58. Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos. A quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos. Dormirán sin oro ni plata y lo que más cuenta sin preocupaciones en medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos. Tendrán sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y no dejarán en pos de sí en los lugares en donde prediquen sino el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda ley.




59. Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminando sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas, sin dar oídos ni escuchar ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.

Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios, sobre sus hombros el estandarte ensangrentado de la Cruz, en la mano derecha el Crucifijo, el Rosario en la izquierda, los sagrados nombres de Jesús y María en el corazón y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.




Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Luis_Monfort_4_28.htm

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Santa Gianna Beretta Molla - Médico - Esposa - Madre de Familia - Fiesta Abril 28



Martirologio Romano


En Magenta, localidad cercana a Milán, en Italia, Santa Juana Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia.(†1962).

Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004, por el Papa Juan Pablo II.

Patronazgo: Mujeres embarazadas, futuras madres, y enfermas de cáncer uterino y mamario.


Breve Biografía


Gianna Beretta nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus padres. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración. Durante los años de Liceo y de Universidad, en los que se dedica con diligencia a los estudios, traduce su fe en fruto generoso de apostolado en la Acción católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados. Habiendo obtenido el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1949 en la Universidad de Pavía, abre en 1950 un ambulatorio de consulta en Mésero, municipio vecino a Magenta. En 1952 se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán. En la práctica de la medicina, presta una atención particular a las madres, a los niños, a los ancianos y a los pobres.

Su trabajo profesional, que considera como una «misión», no le impide el dedicarse más y más a la Acción católica, intensificando su apostolado entre las jovencitas. Se dedica también a sus deportes favoritos, el esquí y el alpinismo, encontrando en ellos una ocasión para expresar su alegría de vivir, recreándose ante el encanto de la creación.

Se interroga sobre su porvenir, reza y pide oraciones, para conocer la voluntad de Dios. Llega a la conclusión de que Dios la llama al matrimonio. Llena de entusiasmo, se entrega a esta vocación, con voluntad firme y decidida de formar una familia verdaderamente cristiana. Conoce al ingeniero Pietro Molla. Comienza el período de noviazgo, tiempo de gozo y alegría, de profundización en la vida espiritual, de oración y de acción de gracias al Señor. El día 24 de septiembre de 1955, Gianna y Pietro contraen matrimonio en Magenta, en la Basílica de S. Martín. Los nuevos esposos se sienten felices. En noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo, Pierluigi. En diciembre de 1957 viene al mundo Mariolina y en julio de 1959, Laura. Gianna armoniza, con simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de esposa, de médico y la alegría de vivir.

En septiembre de 1961, al cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa del sufrimiento. El diagnóstico: un tumor en el útero. Se hace necesaria una intervención quirúrgica. Antes de ser intervenida, suplica al cirujano que salve, a toda costa, la vida que lleva en su seno, y se confía a la oración y a la Providencia. Se salva la vida de la criatura. Ella da gracias al Señor y pasa los siete meses antes del parto con incomparable fuerza de ánimo y con plena dedicación a sus deberes de madre y de médico. Se estremece al pensar que la criatura pueda nacer enferma, y pide al Señor que no suceda tal cosa. Algunos días antes del parto, confiando siempre en la Providencia, está dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura:




«Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis; elegid -lo exijo- la suya. Salvadlo»


La mañana del 21 de abril de 1962 da a luz a Gianna Emanuela. El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria:


«Jesús, te amo; Jesús, te amo»


Muere santamente. Tenía 39 años. Sus funerales fueron una gran manifestación llena de emoción profunda, de fe y de oración. La Sierva de Dios reposa en el cementerio de Mésero, a 4 kilómetros de Magenta.


«Meditada inmolación»


Pablo VI definió con esta frase el gesto de la beata Gianna recordando, en el Ángelus del domingo 23 de septiembre de 1973:


«Una joven madre de la diócesis de Milán que, por dar la vida a su hija, sacrificaba, con meditada inmolación, la propia»


Es evidente, en las palabras del Santo Padre, la referencia cristológica al Calvario y a la Eucaristía.

S.S. Juan Pablo II la canonizó el 16 de mayo de 2004.


O r a c i ó n




Dios, que eres nuestro Padre,
te alabamos y te bendecimos
porque en Santa Gianna Beretta Molla
nos has dado y hecho conocer
una mujer testigo del Evangelio
como joven, esposa, madre y médico.
Te agradecemos porque,
también a través del don de su vida,
nos enseñas a acoger
y honrar cada creatura humana.

Tú Señor Jesús
has sido para ella
punto de referencia privilegiado.
Te ha sabido reconocer
en la belleza de la naturaleza.
Mientras se interrogaba
sobre su elección de vida,
iba en tu búsqueda
y del modo mejor para servirte.

A través del amor conyugal,
se hizo signo de tu amor
por la Iglesia y por la humanidad.
Como tú buen samaritano,
se ha quedado al lado de
cada persona enferma, pequeña y débil.
Siguiendo Tu ejemplo y por amor,
se ha dado toda entera,
generando nueva vida.

Espíritu Santo, fuente de toda perfección
danos también sabiduría,
inteligencia y coraje para que,
con el ejemplo de
Santa Gianna y por su intercesión
en la vida personal, familiar, profesional,
sepamos ponernos al servicio
de todo hombre y mujer
y crecer así en el amor y en la santidad.

Amén 


Con aprobación eclesiástica


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/op/articulos/35438/gianna-beretta-molla-santa.html

Fuente - Texto tomado de GIANNABERETTAMOLLA.ORG:
http://www.giannaberettamolla.org/esp/principalesp.htm

¡FUERA SATANÁS! 5 Formas de resistir los ataques del diablo - P. ED BROOM, OMV



20 DE ABRIL DE 2021


Cinco formas de resistir los ataques del diablo P. ED BROOM, OMV


El diablo es la antítesis de Dios. La Carta de San Juan describe a Dios como Amor. El diablo, por el contrario, es el epítome del odio; el diablo odia a Dios, odia a toda la humanidad y a todos nosotros individualmente, y el diablo incluso se odia a sí mismo.

Lucifer y los otros demonios con él son ángeles caídos. (Apocalipsis 12). A pesar de que los demonios son la encarnación del mal, sus intelectos todavía son muy agudos, aunque inclinados a la perversidad, la maldad y la destrucción. Conspirando y conspirando día y noche, el diablo se esfuerza por usar todas sus astutas estrategias para las llamas eternas del infierno para siempre.

Siendo este el caso, ofrezcamos una presentación de cinco de las herramientas más comunes que el diablo tiene en su arsenal para tentarnos, y luego cinco de las armas más eficaces que podemos utilizar para ganar la batalla: la salvación de nuestra alma inmortal y aquellos confiados a nuestro cuidado y providencia.


Herramientas destructivas en el Arsenal del diablo


1. Desolación




San Ignacio de Loyola reitera en las Reglas para el Discernimiento de los Espíritus, así como en la meditación de los Dos Estándares, la importancia de la vigilancia. Es decir, debemos estar constantemente atentos al estado interior de nuestra vida emocional para detectar cuándo nos encontramos en un estado de desolación, pues es entonces cuando el enemigo de nuestra salvación eterna, el diablo y su ejército, están levantando sus arcos y flechas, sus rifles, sus ametralladoras para disparar a matar! Por tanto, con una conciencia atenta de estar en la desolación, podemos resistir el embate del enemigo con mayor coraje e inteligencia para no sucumbir a sus astutos ataques.


2. Kriptonita: nuestro principal punto débil




Los atletas estudian a sus oponentes para detectar su punto débil y derrotarlos. En el debate, descubrir una laguna o un punto débil en el argumento del oponente puede resultar en la victoria. Los soldados usan tácticas militares para descubrir el punto vulnerable del enemigo y así derrotar al enemigo.

Así es con nosotros: todos tenemos nuestra propia kriptonita. ¿Por qué la palabra kriptonita? Superman era una fortaleza con una excepción: cuando estuvo expuesto a la kriptonita; luego se volvió tan débil como cualquier ser humano.

Los Padres del desierto acuñaron este conciso adagio, que es útil para el combate espiritual: conócete a ti mismo.


3. Entorno social




Vivimos en un entorno muy desafiante, más desafiante que los siglos anteriores. El mundo laboral, el entorno social, las redes sociales, el entretenimiento y, a menudo, incluso el contexto familiar, le dan al diablo una puerta abierta a las tentaciones.

Por ejemplo, con Internet existe la tentación constante de ver material nocivo y venenoso; el diablo se aprovecha de esto. Las fiestas pueden ser provocativas con la inmodestia, la bebida y la proliferación de drogas. Incluso en el lugar de trabajo, la tentación, detrás de la cual acecha el diablo, es caer en la deshonestidad en tantas formas, tamaños y formas diferentes.


4. Proliferación demoníaca de impurezas




Hace más de 100 años, la Virgen de Fátima dijo con tristeza que la mayoría de las almas se pierden para siempre debido a los pecados contra el 6° y 9° Mandamientos, es decir: los pecados contra la virtud de la pureza o castidad. En el medio social actual, nadie con razón podría dejar de admitir que esta situación se ha exacerbado y se ha deteriorado hasta niveles mínimos con respecto a la virtud de la pureza. Es cierto que la impureza implica pecados de la carne, pero el diablo, una vez más tras bambalinas, sabe avivar el fuego.


5. Diablo de la desesperación






Jesús le reveló a la santa mística moderna, Faustina Kowalska, en “Diario: Misericordia Divina en Mi Alma” que el peor de todos los pecados y ofensas contra Dios es la falta de Confianza en Su Misericordia Infinita y la última sucumbir a la desesperación. Una vez más, detrás de escena está la presencia nefasta, insidiosa y maliciosa del diablo y sus cohortes.




El verdadero y peor pecado de Judas Iscariote fue su desesperación, su incapacidad para pedir perdón y no confiar en la Misericordia Infinita del Corazón de Jesús




Con el diablo en el fondo, pero verdaderamente presente, muchos en nuestra sociedad moderna han renunciado a toda esperanza y confianza en el Amor y la Misericordia de Jesús nuestro Salvador y el poder maternal de intercesión de María.


Cinco formas de resistir al diablo




Hemos hablado de cinco de las tentaciones más destacadas del diablo, que, en palabras de San Pedro, acecha como un león rugiente, buscando a quien devorar. (1 Pedro 5: 8). A decir verdad, el diablo nunca se toma un descanso, no toma un año sabático ni se va de vacaciones. Trabaja día y noche, en los hogares, en las calles, en los lugares de trabajo, en las iglesias y monasterios, en todos los lugares para ganar su premio: ¡la condenación eterna de las almas!

Por tanto, ofrezcamos el contraataque, nuestra estrategia de defensa. Tendremos cinco herramientas para ganar el combate contra el diablo, a quien Ignacio llama el enemigo de nuestra salvación.


1. Oración ferviente




No importa cuán poderosas, insistentes, insidiosas y astutas sean las tentaciones del diablo, si recurrimos a la oración frecuente, ferviente, humilde y perseverante, la victoria definitivamente será nuestra sobre el diablo y su ejército. El mejor ejemplo es Jesús en el Huerto de Getsemaní, como se presenta en la película La Pasión de Cristo.




Jesús está orando con tanto fervor que suda enormes gotas de sangre. ¡Entonces Él se levanta para aplastar al diablo con el talón de Su pie! ¡La oración puede conquistarlo todo!


2. Práctica de la penitencia




Jesús fue tentado por el diablo en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. En su prueba y estancia en el desierto, Jesús básicamente dedicó sus esfuerzos a dos actividades: oración ferviente e intensa penitencia. Jesús ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches. Como resultado, cuando el diablo trató de tentar a Jesús para que convirtiera las piedras en pan, Jesús respondió:




"El hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". (Mateo 4: 3-4)


Los intentos del diablo fueron frustrados, frustrados, fracasaron miserablemente. En otro pasaje bíblico, cuando los Apóstoles le preguntaron al Señor por qué no podían echar fuera a los demonios, Jesús respondió:




"Aquellos sólo pueden ser expulsados ​​con oración y ayuno". (Mt. 17:21).


Por lo tanto, si podemos imbuir e impregnar nuestras vidas con al menos pequeños actos de penitencia y mortificación, ¡podemos mantener a raya al diablo y las tentaciones!


3. Transparencia y dirección espiritual periódica




Tanto San Ignacio de Loyola como Santa Teresa de Ávila insisten en la extrema necesidad de dirección espiritual en la búsqueda de la santidad. Todos tenemos puntos ciegos que solo se pueden detectar con la ayuda de un director espiritual capacitado. Sin embargo, muy especialmente, es indispensable abrir nuestra alma y conciencia atribulada a un director espiritual capacitado cuando nos encontramos en medio de una confusión o en medio de una tormenta espiritual.




Esta es la Regla clásica en el esquema de las Reglas para el discernimiento de los espíritus de San Ignacio de Loyola. El diablo quiere que mantengamos nuestras tentaciones ocultas; si hacemos esto, el enemigo puede transformar fácilmente un grano de arena en una montaña, un pequeño corte en una infección gangrenosa.


4. Nunc Coepi: ¡Comience de nuevo!




Siendo débiles y expuestos a muchas tentaciones, es posible que nos derrumbemos y capitulemos ante las insidiosas e insistentes murmuraciones del diablo. Solo Dios es perfecto y todos somos pecadores, ojalá en el camino hacia la santidad.




Un ataque del diablo muy feo pero omnipresente es precisamente este: después de caer en el pecado, nos desesperamos y perdemos la esperanza. ¡O podría ser el complejo de atracones! Con esto nos referimos a la tentación diabólica que podría expresarse como tal: " Bueno, ya te caíste, por qué no caes una y otra vez: bebida, pornografía, drogas, glotonería, promiscuidad, etc."




El verdadero soldado de Jesús, después de una caída no se desesperará, tirará la toalla y sucumbirá a hundirse más profundamente en el lodazal del pecado. ¡Todo lo contrario! 




Admitirá humildemente su caída, recurrirá a la Confesión Sacramental y empezará de nuevo.




En palabras del Venerable Bruno Lanteri, Fundador de la Congregación de los Oblatos de la Virgen María: Nunc Coepi —¡Empezar de nuevo! Los brazos del Padre Amoroso del Hijo Pródigo están siempre abiertos para recibirnos.


5. María




Jesús es el Rey y María es la Reina. En Guadalajara, México, hay un título digno de mención que se le da a María: “La Generala del Ejército”, que significa: ¡El General del Ejército! En nuestra constante batalla contra el diablo y su ejército debemos recurrir a María.












Y, muy especialmente, en tiempos de tentación, invocar el Santo Nombre de María.




¡Si se hace, la victoria será nuestra gracias a la poderosa intercesión de María!


Invoca el Santo Nombre de María, piensa a menudo en María, ¡y la victoria seguramente será nuestra!


Fuente - Texto tomado de CATHOLICEXCHANGE.COM:
https://catholicexchange.com/five-ways-to-resist-the-devils-attacks