lunes, 4 de enero de 2021

PSICOLOGÍA - TEORÍA CIENTÍFICA: Las personas inteligentes tienen menos amigos



Raquel Lemos Rodríguez -  5 de junio de 2019


Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

No se considera inteligente tener pocos amigos, sino todo lo contrario, carecer de amigos te relega al grupo de los “bichos raros”, esas personas a las que no les gusta relacionarse con los demás. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Es verdad que tener menos amigos es extraño? Algunos dicen que es sinónimo de personas inteligentes.

Una afirmación revolucionaria que ha hecho que muchas personas se hayan sentido identificadas, mientras otras han abierto sus ojos asombradas. Un estudio ha revelado que las personas inteligentes tienen muchos menos amigos, tal vez porque actúan de una forma bastante distinta a la que estamos acostumbrados.

Los psicólogos Satoshi Kanazawa y Norman Lee llegaron a la conclusión de que las personas que viven en lugares con alta densidad de población se sentían menos felices.

Esta declaración ha sido acogida por muchos con bastante familiaridad, un mito que habían escuchado, pero del que nunca ha habido ninguna comprobación ni estudio aparente. Hasta este momento, en el que ha salido a la luz las estadísticas que confirman que esta leyenda era real.


Las personas inteligentes y los amigos





Quizás entiendas por personas inteligentes aquellas que cuando estudiaban sacaban muy buenas notas y siempre tenían un libro entre sus manos. Ellas preferían pasar su tiempo en la biblioteca adelantando los ejercicios que les había mandado el profesor. Socializar no era una situación que necesitasen, es más, se mostraban felices en su soledad.

El estudio que se llevó a cabo por la London School of Economics y la Singapore Management University reveló que las personas con un coeficiente intelectual mayor no necesitaban interactuar tanto como las demás personas para sentirse bien.

En cambio, las personas con un coeficiente intelectual mucho menor sí revelaban esa tendencia a socializar, a pasar más tiempo conociendo gente. Esto demostró que las personas inteligentes van a contracorriente con respecto al resto de la población. No hacen lo que se considera “normal”. Ellas son felices sin una vida social tan activa.

La mayoría de las personas necesitan reunirse de forma habitual con amigos u otras personas que compartan su forma de pensar para ser felices.

En la investigación participaron 15.000 personas de entre 18 y 28 años. Un rango de edad bastante joven donde la necesidad de interacción y de conocer a otras personas es mayor. A pesar de esto, las personas inteligentes no se sentían tan felices cuando socializaban con los demás. Esa agradable sensación de estar con otras personas y conocer a otras nuevas ellos no la percibían igual, lo que resultó muy significativo.


La soledad y la independencia




Son muchas las personas que tienen serios problemas con la soledad y con la dependencia emocional. No nos han educado para vivir al margen de todo y de todos, sino al revés. Somos seres sociables que tenemos la capacidad de disfrutar en compañía e incluso a veces parecemos necesitar esa compañía. Pero, ¿qué ocurre cuando eres feliz en soledad?

El estudio demostró que las personas inteligentes se encontraban mucho más satisfechas cuando pasaban tiempo a solas. Esto no quiere decir que se apartasen del mundo, claro que interactuaban con el resto del mundo, pero con personas cercanas y familiares.




Las personas inteligentes cuentan con los dedos de una mano a sus amigos y, si les fallan, no tienen problema en seguir adelante. Ellas se encuentran preparadas para afrontar la vida sin necesidad de ningún apoyo. En contraste con muchas personas, no dejan su felicidad en manos de los demás.

Las personas inteligentes se encuentran en armonía con ellas mismas y socializar no es una prioridad que tengan en mente.

De esta forma son mucho más independientes y disfrutan de su soledad, algo que para muchos es impensable. Con respecto a esto, en la investigación se tuvo en cuenta la savanna theory, una teoría que se centra en la evolución de nuestro cerebro desde los inicios hasta nuestros días.

Cuando el Homo Sapiens se encontraba dando sus primeros pasos por este mundo no se separaba del resto, sino que convivía con el resto en grandes espacios abiertos. Eran muy pocas personas y para protegerse y sobrevivir formaban lo que hoy denominamos “una piña”.

Las personas inteligentes se sienten como en esos sitios tan amplios y solitarios, con pocas personas a su alrededor. Por eso están preparadas para enfrentar los retos por su cuenta, sin ayuda, sin apoyo por parte de desconocidos. Ellas están seguras de sí mismas y quizás contar con otras personas que no conocen podría ralentizar sus objetivos.

Las personas más inteligentes que han aportado grandes inventos al mundo no se han caracterizado precisamente por su sociabilidad. Quizás, sus proyectos y sus metas las hacían mucho más felices que interactuar con los demás. El mismo Satoshi Kanazawa de la London School of Economics lanzaba otra afirmación bomba: las mujeres más inteligentes o no tenían hijos o los tenían tardíamente.

Tiene su lógica si echamos una mirada al mundo. Las personas con más estudios, que han realizado una carrera o algún otro tipo de formación, no tienen hijos hasta pasados los 30 años. En cambio, muchas que dejaron los estudios a niveles de la ESO y el Bachillerato, ya tienen una familia formada con uno o más hijos.

Parece que ser más o menos inteligente tiene mucho que ver con nuestra dependencia y el rumbo que tomará nuestra vida. Según el estudio presentado, una mayor o menor inteligencia nos llevará por un sendero u otro.


Fuente - Texto tomado de LAMENTEESMARAVILLOSA.COM:

San Simeón Estilita - El Mayor - Fiesta Enero 5

 



Nace cerca del año 400 en el pueblo de Sisan, en Cilicia, cerca de Tarso, donde nació San Pablo (Estilita significa: el que vive en una columna). De pequeño se dedicaba a pastorear ovejas por los campos, pero un día, al entrar en una iglesia, oyó al sacerdote leer en el Sermón de la Montaña, las Bienaventuranzas en el Capítulo 5 del Evangelio de San Mateo. Se entusiasmó al oír que Jesús anuncia:


"Dichosos serán los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos los puros de corazón, porque ellos verán a Dios"




Se acercó a un anciano y le preguntó qué debería hacer para cumplir esas bienaventuranzas y ser dichoso. El anciano respondió:


"Lo más seguro sería irse de religioso a un monasterio"


Se estaba preparando para ingresar a un monasterio, y pedía mucho a Dios que le iluminara qué debía hacer para lograr ser santo e irse al cielo, y tuvo un sueño:


Vio que empezaba a edificar el edificio de su santidad y que cavaba en el suelo para colocar los cimientos y una voz le recomendaba: 'Ahondar más, ahondar más'. Y al fin oyó que la voz le decía: 'Sólo cuando seas lo suficientemente humilde, serás santo"


A los 15 años entró a un monasterio y como era muy difícil conseguir libros para rezar, se aprendió de memoria los 150 salmos de la S. Biblia, para rezarlos todos cada semana, 21 cada día. Se le considera el inventor del cilicio, o sea de una cuerda hiriente que algunos penitentes se amarran en la cintura para hacer penitencia. Se ató a la cintura un bejuco espinoso y no se lo quitaba ni de día ni de noche. Ésto para lograr dominar sus tentaciones. Un día el superior del monasterio se dio cuenta de que derramaba gotas de sangre y lo mandó a la enfermería, donde encontraron que la cuerda o cilicio se le había incrustado entre la carne. Difícilmente lograron quitarle la cuerda, con paños de agua caliente. Y el abad o superior le pidió que se fuera para otro sitio, porque allí su ejemplo de tan extrema penitencia podía llevar a los hermanos a exagerar en las mortificaciones. 

Se fue a vivir en una cisterna seca, abandonada, y después de estar allí cinco días en oración, se le ocurrió la idea de pasar los 40 días de cuaresma sin comer ni beber, como Jesús. Le consultó a un anciano y éste le dijo:


"Para morirse de hambre hay que pasar 55 días sin comer. Puede hacer el ensayo, pero para no poner en demasiado peligro la vida, dejaré allí cerca de usted 10 panes y 1 jarra de agua, y si ve que va a desfallecer, come y bebe"


Así se hizo. Los primeros 14 días de cuaresma rezó de pie. Los siguientes 14 rezó sentado. Los últimos días de la cuaresma era tanta su debilidad que tenía que rezar acostado en el suelo. El Domingo de Resurrección llegó el anciano y lo encontró desmayado y el agua y los panes sin probar. Le mojó los labios con un algodón empañado en agua, le dio un poquito de pan, y recobró las fuerzas. Y así pasó todas las demás cuaresmas de su larga vida, como penitencia de sus pecados y para obtener la conversión de los pecadores.

Se fue a una cueva del desierto para no dejarse dominar por la tentación de volverse a la ciudad, llamó a un cerrajero y se hizo atar con una cadena de hierro a una roca y mandó soldar la cadena para no podérsela quitar. Pero varias semanas después pasó por allí el Obispo de Antioquía y le dijo:


"Las fieras sí hay que atarlas con cadenas, pero al ser humano le basta su razón y la gracia de Dios, para no excederse ni irse a donde no debe"


Entonces Simeón, que era humilde y obediente, se mandó quitar la cadena. De todos los países vecinos y aún de países lejanos venían a su cueva a consultarlo y a pedirle consejos, y las gentes se le acercaban para tocar su cuerpo con objetos para llevarlos en señal de bendición, y hasta le quitaban pedacitos de su manto para llevarlos como reliquias.

Entonces para evitar que tanta gente viniera a distraerlo en su vida de oración, se ideó un modo de vivir totalmente nuevo y raro:


Se hizo construir una columna de 3 metros para vivir allí al sol, al agua, y al viento. Después mandó hacer una columna de 7 metros, y más tarde, como la gente todavía trataba de subirse hasta allá, hizo levantar una columna de 17 metros, y allí pasó sus últimos 37 años de su vida.


Columna se dice "Stilos" en griego,
por eso lo llamaron "Simeón El Estilita"


No comía sino una vez por semana. La mayor parte del día y la noche la pasaba rezando. Unos ratos de pie, otros arrodillado y otros tocando el piso de su columna con la frente. Cuando oraba de pie, hacía reverencias continuamente con la cabeza, en señal de respeto hacia Dios. En un día le contaron más de mil inclinaciones de cabeza. Un sacerdote le llevaba cada día la Sagrada Comunión. La vida de San Simeón Estilita la escribió Teodoreto, quien era monje en aquel tiempo y fue luego Obispo de Ciro, ciudad cercana al sitio de los hechos. Un siglo más tarde, un famoso abogado llamado Evagrio escribió también la historia de San Simeón y dice que las personas que fueron testigos de la vida de este santo afirmaban que todo lo que cuenta Teodoreto es cierto.

Las gentes acudían por montones a pedir consejos. Él les predicaba dos veces por día desde su columna y los corregía de sus malas costumbres. Y entre sermón y sermón oía sus súplicas, oraba por ellos y resolvía pleitos entre los que estaban peleados, para amistarlos otra vez. A muchos ricos los convencía para que perdonaran las deudas a los pobres que no les podían pagar. Convirtió a miles de paganos. Un famoso asesino, al oírlo predicar, empezó a pedir perdón a Dios a gritos y llorando. Algunos lo insultaban para probar su paciencia y nunca respondió a los insultos, ni demostró disgusto por ellos. Hasta obispos venían a consultarlo, y el Emperador Marciano de Constantinopla se disfrazó de peregrino y se fue a escucharlo, y se quedó admirado del modo tan santo como vivía y hablaba.

Para saber si la vida que llevaba en la columna era santidad y virtud y no sólo un capricho, los monjes vecinos vinieron y le dieron orden a gritos de que se bajara de la columna y se fuera a vivir con los demás. Simeón, que sabía que sin humildad y obediencia no hay santidad, se dispuso inmediatamente a bajarse de allí, pero los monjes al ver su docilidad le gritaron que se quedara otra vez allá arriba, porque esa era la voluntad de Dios. Murió el 5 de enero del año 459. Estaba arrodillado rezando, con la cabeza inclinada, y así se quedó muerto, como si estuviera dormido. El emperador tuvo que mandar un batallón del ejército, porque las gentes querían llevarse el cadáver, cada uno para su ciudad. En su sepulcro se obraron muchos milagros, y junto al sitio donde estaba su columna se construyó un gran monasterio para monjes que deseaban hacer penitencia.


Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Simeon_Estilita.htm

¡MILAGRO! El Niño Jesús de Praga no me era muy cercano... hasta que un día…



William Newton | Octubre 10 de 2016


Cómo un objeto de devoción religiosa se convierte en algo más


Como católico que escribe con frecuencia sobre arte, estoy muy familiarizado con imágenes sagradas que se han convertido en objetos de devoción popular. Un ejemplo famoso es el muy querido Niño Jesús de Praga, que llegó a Bohemia desde España en el siglo XVI.

Aunque siempre he conocido bien esta estatua, no fue hasta un momento de crisis en mi vida que conseguí apreciar de verdad al Niño de Praga como algo más que un objeto de devoción religiosa.

Hace unos cuantos años, un buen amigo mío fue a la República Checa de vacaciones y me trajo a la vuelta una figurita del Niño de Praga de la iglesia carmelita de Santa María de la Victoria, donde se conserva la imagen original.

Esta reproducción es bastante pequeña, de apenas 8 centímetros de alto, y está hecha de porcelana vidriada y dorada. Representa al Niño Jesús con vestiduras verde azuladas y con una corona que recuerda a una tiara papal.

Puse la figurita en el escritorio de mi trabajo, más por un sentimiento de aprecio hacia el regalo de un buen amigo que por un deseo de reflexionar con esta imagen del Cristo niño. Todo esto cambió en un día, durante un momento de crisis.

Por entonces tenía un trabajo en el que la situación estaba bastante deteriorada. El negocio había cambiado de maneras tales que ya no éramos apropiados el uno para el otro.

Yo ya había empezado con el proceso de búsqueda y entrevistas para un nuevo puesto, cuando supe, la mañana de un viernes, que el jefazo quería reunirse conmigo. Me recuerdo mirando a la diminuta figura del Niño de Praga sobre mi mesa y rezándole muy brevemente: “Bueno, Niño Jesús. Si hay alguna manera de que puedas facilitarme un aterrizaje suave, te lo agradecería mucho”.

Una hora más tarde estaba sin trabajo.

Mientras almorzaba con un amigo aquel mismo día, me sorprendió sentirme extrañamente calmado y despreocupado. Acababa de perder mi trabajo y no tenía ni idea de lo que iba a pasar a continuación.

Aún así, por alguna razón, estaba tremendamente contento con lo que había pasado, convencido de que todo iba a salir bien.

Unas horas más tarde, recibí un correo electrónico de una empresa que había escuchado que ahora estaba disponible, y me preguntaban si me interesaría ir a una entrevista el lunes. Así lo hice, y me contrataron al momento. Es difícil imaginar un aterrizaje más suave que éste.

Desde entonces, siempre tengo un ojo puesto en el Niño de Praga, sea cual sea la iglesia a la que vaya.

Sin duda, sería fácil señalar otras causas para la ágil resolución de mi crisis. Se podría argumentar que me precedía mi reputación profesional, por ejemplo, o que yo ya estaba en modo búsqueda de trabajo y que los engranajes simplemente empezaron a funcionar en el momento preciso.

Como adulto juicioso y culto, no hay motivo que me llevara a pensar que una escultura del Renacimiento español del Niño Jesús vestido de rey podría tener algo que ver con mi bienestar temporal y espiritual.

Pero Él, que está representado en esa imagen, sin duda estuvo involucrado, y llegué a esta conclusión por dos razones:

Primera, aunque me encontraba sin lugar a dudas en una situación de adulto, busqué una solución infantil a mi problema. Cuando los niños se caen, se recuperan con relativa facilidad y al poco ya están correteando y jugando otra vez.

En mi caso, no pedí al Niño Jesús que evitara mi caída. En vez de eso, le pedí esa gracia infantil de una pronta recuperación tras la caída, que es precisamente lo que sucedió.

Segunda, recibí la gracia de poder mirar mi vida, en un momento de crisis, de la misma forma que un niño mira su vida, sin sentimientos de pánico, culpa o similares.

Los niños no pierden mucho tiempo dándole vueltas en la cabeza a las cosas malas que les han pasado. Más bien viven el aquí y el ahora, y cuando piensan en el futuro, normalmente lo hacen con cierto entusiasmo.

Después de recurrir al Niño de Praga, descubrí lo asombrosamente fácil que es alejarse del pasado, valorar el presente y esperar con alegría cualquier cosa que nos depare el futuro, justo como lo haría un niño.

Durante siglos, muchos cristianos han considerado al Niño de Praga “un niño pequeño [que] los guiará”, según decía el profeta Isaías. Ha sido adoptado como santo patrón de muchos temas y causas, como escuelas, misiones y vocaciones, y con muy buen motivo.

Aunque quizás la mejor razón de todas para recurrir a esta imagen del Niño Jesús es como recordatorio de pedir a Dios que nos conceda una fe más como la de un niño. Ya que, como Cristo en persona nos dice:




“Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).


Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
https://es.aleteia.org/2016/10/10/el-nino-jesus-de-praga-no-me-era-muy-cercano-hasta-que-un-dia/

Historia y Devoción al Santo Niño Jesús de Praga

 



Devoción al Niño Jesús de Praga


La particular devoción al Santo Niño de Praga comenzó a principios del siglo XVII. La princesa Polyxenia de Lobkowitz recibió, como regalo de su madre en su matrimonio, una hermosa estatua del Divino Niño procedente de España. La estatua era de cera, de 48 cm. El Niño Jesús está de pie, con la mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la izquierda sostiene un globo dorado que representa la tierra. Su rostro es tierno y gracioso.

Después de la muerte de su esposo, la princesa se dedicó a las obras de caridad. Los religiosos de la orden carmelita en Praga, fueron particularmente favorecidos por la generosa asistencia de la princesa.

En el año 1628 estalló la guerra en Praga y el monasterio de los monjes fue reducido al extremo de la pobreza. En aquellos días, la princesa Polyxenia se presentó a la puerta del monasterio con su estatua y dijo así:




"Aquí les traigo el objeto de mi mayor aprecio en este mundo. Honrad y respetad al Niño Jesús y nunca os faltará lo necesario"


La hermosa estatua fue colocada en el oratorio del convento. Su túnica y el manto habían sido arreglados por la misma princesa. Muy pronto sus palabras resultaron proféticas. Mientras los religiosos mantuvieron la devoción al Divino Infante de Praga, gozaron de la prosperidad. En 1631 el ejército de Sajonia entró en Praga y los Padres Carmelitas se trasladaron a Münich sin llevarse la estatua la que terminó arrojada a los escombros por manos de los herejes invasores.

En el año 1635 terminó la guerra y regresaron los carmelitas a su convento en la ciudad de Praga pero las condiciones de vida eran muy malas. Uno de los monjes llamado el Padre Cirilo regresó a Praga después de siete años. Encontró la situación en la ciudad en pésimas condiciones. Los ciudadanos corrían el peligro de perder hasta la fe. Fue entonces que el Padre Cirilo, quién había recibido anteriormente gran ayuda espiritual por medio de su devoción al Santo Niño de Praga, quiso restaurar la devoción. Con mucha diligencia él comenzó a buscar la estatua milagrosa. Al cabo de cierto tiempo, el Padre la encontró entre los escombros detrás del altar, donde los invasores la habían arrojado. Estaba cubierta por un manto. Extasiado de alegría, el Padre Cirilo volvió a colocar al Santo Niño en su lugar, en el Oratorio donde los carmelitas lo veneraron con gran devoción y confianza. Pronto se levantó el sitio impuesto por los enemigos y todos gozaron felizmente de la paz.

Un día, mientras que el padre Cirilo rezaba devotamente ante la estatua milagrosa, oyó una voz que le decía: 


"Ten piedad de mi y yo tendré piedad de vosotros. Devolvedme mis manos y yo os daré la paz. Cuánto mas me honren, tanto más os bendeciré"


Asombrado de oír estas palabras, el Padre Cirilo examinó la estatua minuciosamente. Removiendo el manto que cubría al Divino Niño, el Padre descubrió que ambas manitas estaban quebradas. El Superior se negó a restaurarlas alegando la extrema pobreza en que aún vivía el convento. El Padre Cirilo fue llamado a auxiliar un moribundo llamado Benito Maskoning y recibió de él 100 florines. Los llevó al Superior y tenía esperanza que se usasen para reparar la estatua. Pero éste juzgó que sería mejor comprar una nueva. El mismo día que se inauguró la nueva estatua, un candelabro de la pared se desprendió y cayendo sobre la estatua, la redujo a pedazos. Al mismo tiempo, el Padre Superior cayó enfermo y no pudo terminar su período de mando.

Elegido un nuevo Superior, el P. Cirilo volvió a suplicarle que hiciera reparar la estatua pero no consiguió nada. Un día mientras oraba a la Virgen María lo llamaron a la Iglesia donde una señora le entregó una cuantiosa limosna antes de desaparecer. Lleno de gozo, el P. Cirilo fue al Superior con el dinero pero éste lo utilizó para otra cosa.

Pronto vinieron nuevas calamidades y pobreza. Ante esas circunstancias todos acudieron al Niño Jesús. El Superior se humilló y prometió celebrar 10 misas ante la estatua y propagar su culto. La situación mejoró notablemente, pero no se arreglaba la estatua. Un día el Padre Cirilo, que no cesaba de interceder ante Jesús, escuchó que le decía:


"Colócame a la entrada de la sacristía, y encontrarás quién se compadezca de mí"


Se presentó un desconocido, el cual, notando que el hermoso Niño no tenía manos, se ofreció espontáneamente a repararlas. Al poco tiempo el desconocido ganó un juicio en el que recuperó una fortuna. Innumerables beneficios fueron recibidos por los devotos. Los carmelitas por eso quisieron edificarle una capilla pública, teniendo en cuenta que el sitio donde debían levantarla, había sido ya indicado por la Santísima Virgen al Padre Cirilo. Pero no había dinero y los conflictos con los calvinistas hacía peligroso levantar nuevas iglesias.

Finalmente, en el 1642, la Princesa Lobkowitz edificó un santuario que se inauguró en 1644, el día de la fiesta del Santo Nombre de Jesús. Acudían devotos de todas partes y de toda condición. En 1655, el Conde Martinitz, Gran Marqués de Bohemia, regaló una preciosa corona de oro esmaltada con perlas y diamantes. El Reverendo José de Corte se la colocó al Niño Jesús en una solemne ceremonia de coronación.

Al Divino Niño le llamaban el "Pequeño Grande" y su reputación milagrosa se esparció por todas las naciones. En innumerables colegios, parroquias, hogares, el Divino Niño entró a presidir y derramar sus bendiciones, sobre todo la gracia de la fe. 

Surgieron las Letanías del Nombre de Jesús; la recitación de 5 Padrenuestros, Avemarías y Glorias seguidas de la jaculatoria:


"Sea bendito el Nombre del Señor ahora y por los siglos de los siglos"


Repetida 5 veces; la oración del Padre Cirilo; la recitación del Rosario del Niño Jesús; y la celebración de la fiesta de Su Santísimo Nombre, el 2º domingo después de la Epifanía.

Es significativo que Jesús quiera propagar la devoción a su infancia en un mundo en que los niños son abortados, abusados y la mayoría no recibe una educación ni ejemplo de vida cristiana. Jesús, quién dijo:


"Dejad que los niños se acerquen a Mí"


Fue Él mismo niño y quiere que seamos humildes y puros como niños para entrar en Su Reino. Al meditar sobre su niñez, Jesús nos bendecirá y suscitará en nosotros sus virtudes.

La devoción al Divino Niño siempre había sido practicada por los carmelitas. Santa Teresa de Jesús practicaba una devoción muy particular al Divino Niño. Igualmente lo hacía Santa Teresita, llamada la "pequeña flor de Jesús".


ORACIONES




Oración revelada por la Virgen al P. Cirilo 


Oh, Niño Jesús, yo recurro a Ti y te ruego por la intercesión de tu Santa Madre, me asistas en esta necesidad (pídase el favor que se desea obtener), porque creo firmemente que tu Divinidad me puede socorrer.

Espero con toda confianza obtener tu santa gracia. Te amo con todo el corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados, y te suplico, oh buen Jesús, me des fuerzas para triunfar. Propongo no ofenderte y me ofrezco a ti, dispuesto a sufrir antes que hacerte sufrir.

De ahora en adelante, quiero servirte con toda fidelidad, y por tu amor ¡oh Divino Niño! amaré a mi prójimo como a mí mismo. Niño omnipotente, Señor Jesús, nuevamente te suplico me asistas en esta circunstancia (se manifiesta). Concédeme la gracia de poseerte eternamente con María y José y adorarte con los Ángeles en la Corte del Cielo. 

Amén


Oración al Milagroso Niño de Praga


¡Oh Milagroso Niñito Jesús! Te suplicamos que mires nuestros corazones enfermos. Deja que tu Corazón de gran misericordia se apiade y nos de la gracia que te rogamos de rodillas.

(Aquí se presenta la intención)

Límpianos del dolor y de la desesperación, de las enfermedades y desgracias que nos agobian. Acuérdate de todos los méritos de tu santísima infancia, y oye nuestra súplica. Danos tu consolación y tu gracia para que eternamente te podamos adorar junto al Padre y al Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos.

Amén


Poderosa Novena de 9 horas al Niño de Praga


(Se reza cada hora por nueve horas)


Oh mi Jesús, Tú que dijiste:

"Pide y recibirás, busca y hallarás, toca y se te abrirá".

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, yo te pido, busco y toco a tus puertas, que mi oración sea escuchada.

(Pida su intención)

Oh mi Jesús, Tú que dijiste: "Todo lo que pidieras a Mi Padre en Mi Nombre te será concedido".

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, humilde y urgentemente pido al Padre, en Tu Nombre que escuche mi oración.

(Petición)

Oh Mi Jesús, Tú que dijiste: "Los cielos y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán". 

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, te pido confiado de que escuchas mis súplicas.

(Petición)

¡Gracias, Divino Niño de Praga!



Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/jesus/nino_praga.htm