viernes, 27 de noviembre de 2020

Santa Catalina Labouré - Religiosa - Año 1876 - Vidente de la Virgen María de la Medalla Milagrosa - Fiesta Noviembre 28



Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Santísima Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.




Nació en Francia, de una familia campesina. Sus padres tuvieron 17 hijos, de los que vivieron nueve. Catalina era la séptima. Nació en Fain-les-Moutiers (Francia), el 2 de enero de 1806. Huérfana de madre desde los nueve años, le encomendó a la Santísima Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición. Pasó la niñez entre las aves y los animales de la granja, porque tuvo que hacerse cargo de las faenas de la casa junto con su hermana pequeña, Tonina. Dos amas de casa, en una familia numerosa, que tenían doce y nueve años.

Ella nota el tirón de la vocación a la vida religiosa. Pero (los santos casi siempre lo tuvieron difícil) tiene que vencer engorrosas y complicadas dificultades familiares para poder realizarla. Incluso, tuvo que trabajar como criada y camarera en los negocios de dos hermanos mayores suyos durante algunas temporadas. Lo que pasa es que, cuando Dios llama y uno persevera, las dificultades se superan.




Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por ésto no pudo aprender a leer ni a escribir. A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosaY una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía:


"Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos"


 



La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria. Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl, y se dio cuenta de que ése era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.




Ingresó en las Hijas de la Caridad que fundó San Vicente de Paúl. El amor a Dios le lleva a cumplir fielmente las ocupaciones habituales. Se desenvuelve en la vida sencilla y escondida de una religiosa que tiene por vocación atender a los que están limitados: asilos, hospitales, manicomios, hospicios, etc., en donde hay enfermos, sufrimiento, camas, cocina, ropas... rezos y ¡mucho amor a Dios!

Hubiera empleado su vida, como tantas religiosas santas, sin que su nombre hubiera pasado a las líneas de la historia, de no habérsele aparecido la Virgen Santísima en el mes de julio de 1830 y luego varias veces más.

Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica, y le recomendó que el mes de Mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.

Aún se puede ver, en la Rue Du Bac (de París), el sillón de respaldo y brazos muy bajos, tapizado de velludillo rojo en donde estuvo sentada Nuestra Señora en la primera aparición.




Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Santísima Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra.




Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora, así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen María, y una Cruz, con esta frase:


"Oh María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros
que recurrimos a Ti"


Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.




Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Sr. Arzobispo a consultarle el caso. El Sr. Arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros. Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración:




"Oh María sin pecado concebida,
ruega por nosotros
que recurrimos a Ti"


Conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también. En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote, renunció a sus errores masónicos y terminó sus días como creyente católico.




Catalina le preguntó a la Santísima Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió:


"Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden. Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden"




Después de las apariciones de la Santísima Virgen, la joven Catalina vivió el resto de sus años como una cenicienta escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130.000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un librito narrando lo que la Virgen Santísima había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.




En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera:




El rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó ésto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora, vio que se le aparecía la Virgen Santísima y le sonreía. Con ésto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar la Medalla de Nuestra Señora (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que a nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido (y al verla, aunque es una imagen hermosa, ella exclamó:


"Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen"


Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales (quien se humilla será enaltecido). Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado. En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, y con esa declaración quedó también confirmado que lo que ella contó acerca de las apariciones de la Virgen sí era verdad.




Para obtener la curación
de un enfermo




¡Oh María, sin pecado concebida, cuya inmensa bondad y tierna misericordia no excluye el alivio de este amargo fruto de la culpa que se llama enfermedad, de la cual es con frecuencia víctima nuestro miserable cuerpo!

¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada: ¡Salud de los enfermos! Aquí me tenéis implorando vuestro favor. Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra de vuestro Hijo Jesús, obténgalo este querido enfermo, que os recomiendo, mediante la aplicación de vuestra Medalla!

Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor vuestro, podamos exclamar agradecidos:


¡La Medalla Milagrosa le ha curado!


Fuente - Texto tomado de EWTN:


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=744


Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:
http://www.devocionario.com/maria/medalla_1.html


Video tomado de YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch?v=p3hkvRAC2uk

TEST de 25 preguntas: ¿Cuál es tu riesgo de adicción a la pornografía en Internet?

 



ReL - 20 de noviembre de 2018


El consumo de pornografía está tan extendido que a su adicción no se le concede la importancia epidémica que los especialistas sí empiezan a reconocer. Un 10% de los hombres la confiesan, lo cual no significa que solo ese porcentaje la padezca. Son datos sobre los que advierte el doctor Peter Kleponis en su libro Pornografía. Comprender y afrontar el problema, recordando estudios que apuntan a una edad media de 11 años para la primera exposición, y a porcentajes del 90% para chicos y del 60% para chicas que han visto pornografía a los 18 años.

"Cualquier uso de la pornografía de Internet es un problema", afirma Kleponis, pero para algunas personas existe una posibilidad latente, y tal vez ignora, de ser un adicto. Por eso propone en su libro el test creado en 2000 por Robert L. Delmonico (2000), porque, a pesar de los veinte años transcurridos y de la universalización en ese tiempo de Internet y la explosión de las redes sociales, "todavía es el «criterio de referencia» para evaluar el riesgo que uno tiene a la adicción a la pornografía. Es altamente válido y fiable".

Kleponis advierte de que las 25 preguntas siguientes sirven para evaluar el riesgo, pero "solamente un terapeuta cualificado puede diagnosticar con exactitud una adicción a la pornografía".


Test de Detección
de Adicción al Sexo
por Internet


Internet Sex Screening Test © 2000 - David L. Delmonico, PhD, NCC - Duquesne University, Pittsburgh, PA

Lee atentamente cada pregunta y marca todas aquellas de las que puedas afirmar que son básicamente ciertas.


1. Tengo marcadas como favoritas algunas páginas web sobre sexo.

2. Paso más de cinco horas por semana usando el ordenador por fines sexuales.

3. Me he apuntado a sitios sobre sexo para obtener acceso a material sexual online.

4. He comprado productos sexuales online.

5. He buscado material sexual a través de un buscador en Internet.

6. He gastado más dinero de lo que pensaba en material sexual online.

7. El sexo por Internet ha interferido a veces con algunos aspectos de mi vida.

8. He participado en chats sexuales.

9. Tengo un nombre de usuario o apodo sexualizado que uso en Internet.

10. Me he masturbado mientras veía cosas en Internet.

11. Tengo acceso a páginas sobre sexo en ordenadores situados en distintos lugares en mi casa.

12. Nadie sabe que uso mi ordenador con intereses sexuales.

13. He intentado ocultar lo que hay en mi ordenador o pantalla para que otros no puedan verlo.

14. Me he quedado despierto después de medianoche para acceder a material sexual online.

15. Uso Internet para experimentar distintos aspectos de la sexualidad, como bondage, homosexualidad o sexo anal.

16. Tengo mi propio sitio web que contiene algún material sexual.

17. Me he prometido a mí mismo dejar de usar Internet con intenciones sexuales.

18. A veces veo cibersexo como un premio por haber completado algo como, por ejemplo, terminar un proyecto o superar un día estresante.

19. Cuando no puedo acceder a información sexual online, me siento ansioso, enfadado o decepcionado.

20. He incrementado los riesgos que tengo online, como por ejemplo, dando mi nombre y número de teléfono o encontrándome con gente personalmente.

21. Me he castigado a mí mismo cuando uso Internet por motivos sexuales: por ejemplo, no utilizando el ordenador durante un tiempo o cancelando alguna suscripción de Internet.

22. Me he encontrado en persona con alguien que conocí por Internet con motivos románticos.

23. Uso humor sexual o insinuaciones con otros mientras estoy online.

24. He encontrado material sexual ilegal en Internet.

25. Creo que soy un adicto al sexo por Internet.


Suma el número de respuestas que has marcado para determinar si el sexo por Internet puede ser problemático para ti.


1-8: Riesgo bajo. Puedes tener o no un problema con tu comportamiento sexual en Internet. Estás en el grupo de bajo riesgo, pero si Internet está causando problemas en tu vida, busca a un profesional que pueda llevar a cabo más pruebas.


9-18: Riesgo moderado. Estás en riesgo de un comportamiento sexual que interfiere con áreas significativas de tu vida. Si estás preocupado por tu comportamiento sexual online y has notado consecuencias como resultado de tu comportamiento online, debes buscar un profesional que pueda evaluarte mejor y ayudarte con tus problemas.


20 o más: Riesgo alto. Estás en el riesgo más alto de que tu comportamiento online interfiera y ponga en peligro importantes áreas de tu vida (por ejemplo, social, laboral y educativa). Debes tratar tus comportamientos sexuales online con un profesional que pueda evaluarte mejor y ayudarte.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
https://www.religionenlibertad.com/polemicas/923672692/ACual-es-tu-riesgo-de-adiccion-a-la-pornografia-en-internet-Un-test-de-25-preguntas-te-da-la-pista.html

La pandemia del cólera y la Medalla Milagrosa - La Virgen María es otra ayuda celestial contra el Coronavirus



La pandemia del cólera y la Medalla Milagrosa


12 de Marzo de 2020 / Ginebra (Jueves, 12-03-2020, Gaudium Press)


Ante la nueva pandemia de coronavirus, comienzan a circular cada vez más las informaciones que dan cuenta de las ayudas celestiales contra las enfermedades humanas en el pasado.

Corría el año de 1832, y después de harta insistencia del cielo y de Santa Catalina Labouré, la medalla milagrosa comienza a ser distribuida con profusión, aupada también por la epidemia de cólera que asoló París en ese entonces.

20.000 personas allí morirían por causa de la terrible enfermedad, de cuyo tratamiento poco se sabía. En ese siglo, la pandemia de cólera se había originado en el delta del Ganges, en la India.

Pero desde entonces seis pandemias de cólera han matado a millones de personas en los cinco continentes. A medida que se iba distribuyendo la medalla, los milagros obtenidos por la intercesión de la Virgen de la "medalla milagrosa" también se iban multiplicando.

El apodo de ‘milagrosa' le fue dado por el pueblo fiel, que veía entre otras cosas como la medalla que estaban distribuyendo las Hijas de la Caridad operaba prodigios contra el cólera, que solo podían ser calificados como de milagrosos.

La progresión de la difusión de la medalla fue ‘geométrica'. En junio de 1832 se distribuían las primeras 2.000. En otoño de 1834 ya se había difundido más de medio millón, en 1835 un millón, y en 1839 había más de 10 millones de medallas circulando en muchos lugares.

Se afirma que cuando muere Santa Catalina, en 1876, ya se habían difundido más de mil millones de medallas milagrosas, la de Nuestra Señora de las Gracias.

La historia registra -entre muchos- el caso de la pequeña Caroline Nenain, de apenas ocho años, que asistía a clases en la escuela de la plaza del Louvre. Ella era la única de su clase que no portaba la medalla milagrosa, y la única que se vio afectada de cólera. Sin embargo, tras serle impuesta la medalla, fue curada y pudo volver a sus estudios.

Se hacía entonces más que realidad lo que le había anunciado la Virgen a la propia Hermana Catalina:


"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".




Relata el P. Aladel, confesor de Santa Catalina y autor de "Noticia de la Medalla milagrosa" que "el Ilustrísimo Sr. de Quilen [ndr. Arzobispo de París] nos dijo varias veces que le había dado [la medalla] a muchos enfermos, a cuyo lecho le había conducido su ardiente caridad, y siempre con feliz resultado.

Pero no satisfecha aún su piedad, hizo publicar estas maravillas en una Pastoral que dirigió a sus diocesanos el 15 de Diciembre de 1836, con ocasión de consagrarse la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Loreto, en París.

‘Tenemos -dice en ella- el consuelo de haceros saber y deseamos que se sepa hasta en los últimos confines del orbe católico, cómo esta devoción ha echado en nuestra diócesis hondas raíces, y cada día se robustece y aumenta prodigiosamente por los enfermos que por ella recobran la salud, y cómo las gracias y favores se multiplican a medida que entre nosotros se acude a la tierna piedad de María concebida sin pecado".

La Virgen estaba curando, los cuerpos y las almas. Y lo sigue haciendo.

Con información de Hijasdelacaridad.net y la Organización Mundial de la Salud.




Mi nota personal:


Acudamos a la maravillosa Virgen María y a su portentosa intercesión ante su Divino Hijo Jesús, Creador y Dueño de todo el Universo.

Recemos juntos esta oración poderosa. Al igual que no nos olvidemos de rezar el Santo Rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia y el Santo Viacrucis.


Para Jesús no hay nada imposible... ÉL LO SABE, LO VE, Y LO PUEDE TODO.


Súplica de la Medalla Milagrosa


Se reza a las 5 de la tarde del 27 de noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa,
y en las necesidades urgentes,
cualquier día, a esa hora:







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https://es.gaudiumpress.org/content/107970-La-pandemia-del-colera-y-la-Medalla-Milagrosa#ixzz6IHfI1oLF 


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Fuente - Texto tomado de ES.GAUDIUMPRESS.ORG: