miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿PROFECÍA? Obispo Sheen describió las trampas que usará el Anticristo para engañarnos y la forma de evitarlo


Carmelo López-Arias / ReL - 4 de noviembre de 2017

La presencia del Anticristo es una de las señales que los Padres de la Iglesia y la mayor parte de los teólogos sugieren como precursoras del fin del mundo.

Así consta en las Sagradas Escrituras, donde es definido por San Juan como "el mentiroso, el que niega que Jesús es el Cristo, el que niega al Padre y al Hijo" (1 Jn 2, 22) y por San Pablo como "el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios" (2 Tes, 3-4).

En su estudio de la cuestión, el jesuita Francisco Suárez (1548-1617) afirma como próximo a la fe que será una persona, y no, como en ocasiones se ha interpretado, un movimiento o una ideología: "El Anticristo no sólo será verdadero hombre, sino también verdadera persona humana, persona propia y connatural a la humanidad; así que no será la persona de un demonio encarnada".


Apariencia de santón humanitario, incluso cristiano


¿Cómo reconocerlo e identificarlo? Hay toda una tradición literaria católica, que va desde Señor del Mundo de Robert Hugh Benson a El Padre Elías de Michael D. O'Brien, que lo dibuja como un ser de apariencia nada acorde con su terrible designio: al contrario, como una persona que atraerá precisamente por su apariencia benéfica y su capacidad de halago a las tendencias tanto más amables cuanto más disolventes de la cultura en la que nazca.

Ésa es también la visión del obispo Fulton J. Sheen (1895-1979), quien hizo un inquietante retrato del Anticristo en un sermón radiofónico del 26 de enero de 1947:

"El Anticristo no se llamará así, de otra forma no tendría seguidores", advertía el obispo Sheen: "No llevará vestiduras rojas, no vomitará azufre, no llevará tridente". En aquel momento Sheen era solo un sacerdote que deslumbraba en la radio y en la naciente televisión con sus predicaciones y ya había escrito varios libros. Destacaba por su anticomunismo, al que consagraría en 1948 su obra El comunismo y la conciencia occidental, pero no sería hasta 1951 que fue nombrado obispo auxiliar de Nueva York, y en 1966 obispo de la diócesis neoyorquina de Rochester.

"El gran objetivo del Anticristo, explicaba Sheen, será, como el del demonio, parecerse a Dios: ¿Cómo conseguirá entonces seguidores para su religión?".


Y desgranó estas características:


»-Se disfrazará como el Gran Humanitario: hablará de la paz, de la prosperidad y de la abundancia no como medios para llevarnos a Dios, sino como fines en sí mismos.

»-Escribirá libros sobre la nueva idea de Dios para acomodarlas a como vive la gente.

»-Divulgará la fe en la astrología para que sean las estrellas, y no la voluntad, las responsables de nuestros pecados.

»-Justificará la culpa como sexo reprimido, hará que los hombres se avergüencen de no ser considerados abiertos de mente y progresistas por sus compañeros.

»-Identificará la tolerancia con la indiferencia entre el bien y el mal.

»-Fomentará el divorcio bajo de que es “necesario” que haya una tercera persona.

»-Hará que crezca el amor por el amor y decrezca el amor por las personas.

»-Invocará la religión para destruir la religión.

»-Incluso hablará de Cristo y dirá que es el mayor hombre que jamás haya vivido.

»-Dirá que su misión es liberar a los hombres de las servidumbres de la superstición y el fascismo, a los que nunca definirá.

»-En medio de todo su aparente amor por la humanidad y su fácil verborrea sobre la libertad y la igualdad, guardará un secreto que no dirá a nadie: él no creerá en Dios. Y como su religión será la hermandad sin la paternidad de Dios, embaucará incluso a los elegidos.

»-Fundará una anti-Iglesia, que será una imitación de la Iglesia porque el demonio es el mono de Dios. Será el cuerpo místico del Anticristo, que en todo lo exterior se parecerá a la Iglesia como cuerpo místico de Cristo. En su búsqueda desesperada de Dios, inducirá al hombre moderno, en su soledad y frustración, a comprometerse cada vez más en su comunidad, que dará al hombre una visión más amplia de las cosas sin necesidad alguna de conversión personal y sin admitir la culpa individual. Son días en los que el demonio se le soltará particularmente la cuerda".

Pese a estos preocupantes signos, "los cristianos deben comprender que un momento de crisis no es un momento de desesperación, sino una oportunidad", y que tras la Crucifixión viene la Resurrección.


Para no figurar entre los engañados


Y proponía un plan de vida para estar preparados ante los engaños del Anticristo:




-Colgar un crucifijo en casa "para recordar que tenemos una cruz que llevar".

-Rezar cada noche el rosario en familia.

-Ir diariamente a misa.

-Hacer a diario la Hora Santa ante el Santísimo, "especialmente en parroquias cuyos párrocos son conscientes de las necesidades del mundo y llevan a cabo actos de reparación".

-Rezar a San Miguel Arcángel, recordándole que ya venció una vez el orgullo de Lucifer.

-Rezar a la Santísima Virgen, "porque le ha sido dado el poder de aplastar la cabeza de la serpiente".

-"Conservar el estado de gracia quienes tengan fe, y quienes no la tengan que empiecen a buscarla, porque en los tiempos que vienen solo habrá una forma de que las rodillas dejen de temblar, y será caer sobre ellas y rezar".


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
https://www.religionenlibertad.com/obispo-sheen-describio-las-trampas-que-usara-anticristo-para-60312.htm

San Josafat - Obispo y Mártir Año 1623 - Fiesta Noviembre 12



Josafat fue ordenado sacerdote, pero su vida siguió siendo como la del monje más mortificado. Muchas horas cada día y cada noche dedicadas a la oración, lectura y meditación en las Sagradas Escrituras y en los libros escritos por los santos. Como penitencias aguantaba los terribles fríos del invierno y los calores bochornosos del verano sin quejarse ni buscar refrescantes. Cuando lo sorprendía una espantosa tormenta de lluvias, truenos y rayos en pleno viaje, lo ofrecía todo por sus pecados. Cuando los pobres estaban en grave necesidad, se iba de casa en casa pidiendo limosnas para ellos, y la humillación de estar pidiendo la ofrecía por sus pecados y por los de los demás pecadores. Pero su especial mortificación era soportar las gentes ásperas e incomprensivas, sin demostrar jamás disgusto ni resentimiento. Fue nombrado superior del monasterio, en Vilma, pero varios de los monjes que allí vivían eran ortodoxos y antirromanos. Con gran paciencia, mucha prudencia y caridad llena de finura y de santa diplomacia, se los fue ganando a todos. Ellos se dieron cuenta de que Josafat tenía el don de consejo, y le iban a consultar sus problemas e inquietudes y sus respuestas los dejaban muy consolados y llenos de paz.

Con sus sabias conferencias los fue convenciendo poco a poco de que la verdadera Iglesia es la Católica y que el sucesor de San Pedro es el Sumo Pontífice y que a él hay que obedecer. Con razón los enemigos de la religión lo llamaban "ladrón de almas". Como jefe de los monasterios tenía el deber de visitar las casas que pertenecían a la religión. Una vez fue a visitar oficialmente una casa donde vivían unos 200 hombres que decían que se dedicaban a la religión, pero que en verdad no llevaban una vida demasiado santa. El jefe de esa casa salió furioso a recibirlo con unos perros bravísimos, anunciándole que si se atrevía a entrar allí sería destrozado por esas fieras. Pero el santo no se acobardó. Les habló de buenas maneras y los logró apaciguar. Ellos habían determinado echarlo al río, pero después de escucharlo y al darse cuenta de que era un hombre de Dios, santo y amable, aceptaron su visita, se hicieron sus amigos y aceptaron sus recomendaciones. Las gentes decían:


"Ahora sí que se repitió el milagro antiguo: Daniel fue al foso de los leones y éstos no le hicieron nada"




En 1617, fue nombrado arzobispo de Polotsk, y se encontró con que su arzobispado estaba en el más completo abandono. Se dedicó a reconstruir templos y a obtener que los sacerdotes se comportaran de la mejor manera posible. Visitó una por una todas las parroquias. Redactó un catecismo y lo hizo circular y aprender por todas partes. Dedicaba sus tiempos libres a atender a los pobres e instruir a los ignorantes. Las gentes lo consideraban un gran santo. Algunos decían que mientras celebraba Misa se veían resplandores a su alrededor. En 1620 ya su arzobispado era otra cosa totalmente diferente. Pero sucedió que un tal Melecio se hizo proclamar de arzobispo en vez de Josafat (mientras éste visitaba Polonia), y algunos revoltosos empezaron a recorrer los pueblos atizando una revuelta contra el santo, diciendo que no querían obedecer al Papa de Roma. Muchos relajados se sentían molestos porque San Josafat atacaba a los vicios y a las malas costumbres. En 1623, sabiendo que la ciudad de Vitebsk era la más rebelde y contraria a él, dispuso ir a visitarla para tratar de hacer las paces con ellos. Sus amigos le rogaban que no fuera, y varios le propusieron que llevara una escolta militar. Él no admitió ésto y exclamó:


"Si Dios me juzga digno de morir mártir, no temo morir"


El recibimiento fue feroz. Insultos, pedradas, amenazas. Cuando una chusma agresiva lo rodeó insultándolo, él les dijo:


"Sé que ustedes quieren matarme y que me atacan por todas partes. En las calles, en los puentes, en los caminos, en la Plaza Central, en todas partes me han insultado. Yo no he venido en son de guerra sino como pastor de las ovejas, buscando el bien de las almas. Pero me considero verdaderamente feliz de poder dar la vida por el bien de todos ustedes. Sé que estoy a punto de morir, y ofrezco mi sacrificio por la unión de todas las iglesias bajo la dirección del Sumo Pontífice"


Los enemigos se propusieron poner una trampa al santo para poderlo matar. Le enviaron un individuo que todos los días llegaba a su casa, mañana y tarde a insultarlo. Al fin uno de los secretarios del arzobispo detuvo al insultante para que no faltara más al respeto al prelado, y ésta era la señal que los asesinos buscaban. Inmediatamente dieron voz de alarma en toda la ciudad, reunieron la chusma y se lanzaron a despedazar a todos los ayudantes de San Josafat. Cuando él vio que iban a linchar a sus colaboradores, salió al patio y gritó a los atacantes:


"Por favor, hijos míos, no golpeen a mis ayudantes, que ellos no tienen la culpa de nada. Aquí estoy yo para sufrir en vez de ellos"


Al oír ésto los jefes de la sedición gritaron:


"¡Que muera el amigo del Papa!"




Y se lanzaron contra él. Le atravesaron de un lanzazo, le pegaron un balazo, y arrastraron su cuerpo por las calles de la ciudad y lo echaron al río Divna. Era el 12 de noviembre de 1623. Meses después los verdugos se convirtieron a la fe católica y pidieron perdón de su terrible crimen. El Papa ha declarado a San Josafat:


Patrono de los que trabajan por la unión de los cristianos


San Josafat Kunsevich fue canonizado en 1867 por el Papa Pío IX. Fue el primer santo de la Iglesia de oriente canonizado con proceso formal de la Sagrada Congregación de Ritos. Quince años más tarde, León XIII fijó el 14 de noviembre como fecha de la celebración de su fiesta en toda la Iglesia de occidente. La reforma litúrgica movió la fiesta al 12 de noviembre. El Papa Pío XI declaró a San Josafat, Patrón de la Reunión entre Ortodoxos y Católicos el 12 de noviembre de 1923, III Centenario de su martirio. El 25 de noviembre de 1963, durante el Concilio Vaticano II y por petición del Papa Juan XXIII, quien estaba muy interesado en la unidad, el cuerpo de San Josafat finalmente encontró su descanso en el altar de San Basilio en la Basílica de San Pedro.


Fuente - Texto tomado de EWTN:

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: