Religiosa y santa italiana, seguidora fiel de San Francisco de Asís, con el que fundó la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas. Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció finalmente en el Monasterio de San Damiano hasta su muerte.
Milagros de Santa Clara
La Eucaristía ante los sarracenos
En 1241 los sarracenos atacaron la ciudad de Asís. Cuando se acercaban a atacar el convento que está en la falda de la loma, en el exterior de las murallas de Asís, las monjas se fueron a rezar muy asustadas y Santa Clara que era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó a los atacantes. Ellos experimentaron en ese momento tan terrible oleada de terror que huyeron despavoridos.
El milagro de la multiplicación de los panes
Cuando sólo tenían un pan para que comieran 50 hermanas. Santa Clara lo bendijo y, rezando todas un Padrenuestro, partió el pan y envió la mitad a los hermanos menores y la otra mitad se la repartió a las hermanas. Aquel pan se multiplicó, dando a basto para que todas comieran. Santa Clara dijo:
"Aquel que multiplica el pan en la Eucaristía, el gran misterio de fe ¿acaso le faltará poder para abastecer de pan a sus esposas pobres?"
En una de las visitas del Papa al Convento, dándose las doce del día, Santa Clara invita a comer al Santo Padre pero el Papa no accedió. Entonces ella le pide que por favor bendiga los panes para que queden de recuerdo, pero el Papa respondió:
"Quiero que seas tú la que bendigas estos panes"
Santa Clara le dice que sería como un irrespeto muy grande de su parte hacer eso delante del Vicario de Cristo. El Papa, entonces, le ordena bajo el voto de obediencia que haga la señal de la Cruz. Ella bendijo los panes haciéndole la señal de la Cruz y al instante quedó la Cruz impresa sobre todos los panes.
El Santísimo Sacramento protege a Santa Clara de Asís
Cuando Federico II, Emperador de Alemania (+1250), en rebeldía contra la Iglesia, saqueó las ciudades de Italia, el valle de Spoleto fue el primero devastado por el furor de los soldados imperiales, y después por los musulmanes. Un día, las tropas sitiaban la ciudad de Asís, y atacaron el Convento de Santo Domingo, donde vivía Santa Clara con sus hijas espirituales.
Cuando los enemigos comenzaron a escalar los muros con horribles gritos, las hermanas asustadas se aproximaron a su Madre Fundadora, a quien la enfermedad tenía postrada en la cama.
La santa, viéndose afligida por el peligro, mandó a las religiosas que la tomasen de los brazos y la llevasen a la entrada del monasterio. Pidió que le trajesen el copón que contenía al Santísimo Sacramento. Postrada en ardiente oración, Santa Clara, a dos pasos del enemigo enfurecido, exclamaba:
"¿Será posible, Dios mío, que dejaréis a vuestras siervas, que he alimentado hasta ahora con el pan de vuestro amor, que caigan en las manos de los soldados? Guardad, Señor, os lo suplico, guardad estas almas que os pertenecen y que yo sola no puedo defender"
A continuación, Clara oyó una voz, dulce como la de un niño:
"Yo os guardaré siempre"
"Dios mío, añadía Clara, protege también a esta ciudad, que nos sustenta para vuestro amor"
Y el Salvador respondió:
"Gracias a tu intercesión, mi protección se extenderá también a ella"
Entonces, esta virgen levanta la cabeza y con una fisonomía de esperanza exclama:
"¡Coraje, hijas mías! No sufriréis ningún daño. ¡Contad con el amor de nuestro Dios!"
En ese mismo instante, por una inspiración divina, se incorpora, coge el copón y avanza en dirección a la brecha que los invasores estaban a punto de transponer y les enseña el augusto Sacramento.
Milagrosamente, los soldados quedaron cegados por los rayos de una luz celestial. Toda la tropa fue presa de un intenso pánico y huyó despavorida. El monasterio se salvó y la ciudad fue librada del pillaje.
Bendición de Santa Clara
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
El Señor os bendiga y os guarde. Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras. Vuelva su rostro a vosotras y os dé la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, y a todas las otras que han de venir y permanecer en vuestra comunidad, y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que perseveren hasta el fin en todos los otros monasterios de Damas Pobres.
Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre San Francisco, hermana y madre vuestra y de las demás hermanas pobres, aunque indigna, ruego a nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por la intercesión de su Santísima Madre Santa María, y del bienaventurado Miguel Arcángel y de todos los santos ángeles de Dios, de nuestro bienaventurado padre Francisco y de todos los santos y santas, que el mismo Padre celestial os dé y os confirme ésta su santísima bendición en el cielo y en la tierra: en la tierra, multiplicándoos en su gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; y en el cielo, exaltándoos y glorificándoos en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas.
Os bendigo en vida mía y después de mi muerte, como puedo y más de lo que puedo, con todas las bendiciones con las que el Padre de las misericordias ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas en el cielo y en la tierra, y con las que el padre y la madre espiritual ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas espirituales. Amén.
Sed siempre amantes de Dios y de vuestras almas y de todas vuestras hermanas, y sed siempre solícitas en observar lo que habéis prometido al Señor.
El Señor esté siempre con vosotras, y ojalá que vosotras estéis siempre con Él.
Con estas palabras, María nos revela su extraordinaria personalidad. De espíritu firme y decidido, en armonía con su bondad, sabe afrontar la situación con serenidad, no desiste ante el aparente rechazo de Jesús y con cierta audacia obliga de alguna manera a Jesús a actuar y a hacer el milagro de la conversión del agua en vino.
“Haced lo que Él os diga”
Es la consecuencia del gran amor que María profesa a su Hijo, de su profunda fe, de la aceptación plena a la misión confiada por Dios, misión que lleva a la abnegación, a la renuncia de toda complacencia, misión que comporta dolor y que hace que todas las cosas sean nuevas en Jesús. Por eso María, confiando plenamente en Él, interviene como Madre solícita, como Mujer asociada a la obra salvadora de Cristo.
“Haced lo que Él os diga”son sus últimas palabras en el Evangelio
Peticiones
a)Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.
Ave María… y Gloria al Padre
b)Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.
Ave María… y Gloria al Padre
c)Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.
Ave María… y Gloria al Padre
Oración final
Señor, que en tu providencia quisiste que la Virgen María estuviera presente en el primer milagro de tu Hijo, concédenos hacer aquello que Él nos ha mandado en el Evangelio y anunciemos la hora de la salvación presente en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 11, 20-24
20. Entonces Jesús comenzó a reprochar a las ciudades en que había realizado la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido:
21. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han realizado en ustedes, seguramente se habrían arrepentido, poniéndose vestidos de penitencia y cubriéndose de ceniza.
22. Yo se lo digo: Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio.
23. Y tú, Cafarnaúm, ¿subirás hasta el cielo? No, bajarás donde los muertos. Porque si los milagros que se han realizado en ti, se hubieran hecho en Sodoma, todavía hoy existiría Sodoma.
24. Por eso les digo que, en el día del Juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que ustedes».
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús
El misterio de Sodoma y Gomorra
Por Vida en abundancia - 23 de enero de 2015
‘Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahvé. Y arrasó aquellas ciudades y todo a la redonda, con todos los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo’ (Génesis 19:24-25)
Etimología
El nombre de Sodoma se encuentra relacionado con la raíz árabe ‘sadama’, cuyo significado es ‘tristeza’, ‘angustia’, ‘arrepentimiento’, ‘agotamiento’, y su gentilicio es ‘sodomita’. Se la describe como una de las ciudades que formaron parte de la Pentápolis bíblica, y estaba situada a orillas del Mar Muerto, la cual fue destruida junto a Gomorra, de acuerdo al Antiguo Testamento de la Biblia.
Gomorra es conocida en hebreo moderno como ‘Amora’ y en griego antiguo ‘Gómorrha’, y su significado etimológico es ‘agua profunda, copiosa, abundante’, y estaba situada también junto al Mar Muerto.
Localización geográfica
Sodoma y Gomorra estaban situadas la una muy cerca de la otra en una llanura. Muy cerca de las dos ciudades se encontraba el Valle de Sidim, en el cual abundaban los pozos de asfalto, todo ello cercano al Mar Muerto o Mar Salado. También muy cerca de dichas ciudades se encontraban las de Admá, Soar y Zeboim.
La historia bíblica
El rey de Sodoma era Bera y el de Gomorra era Birsha (Génesis 14:2-3). En aquellos tiempos tanto Sodoma como Gomorra estaban en guerra con los reinos de Elam, Sinar, Elazar y Goim, siendo este último el reino vencedor.
Lot y su gente fueron hechos prisioneros por el reino de Goim en Sodoma, donde Lot y su familia residían, y fueron trasladados a Dan, de donde fueron rescatados por Abraham, el tío de Lot, junto con sus bienes y su gente (Génesis 14:15-16). Lot regresó a Sodoma, pero por aquel tiempo Sodoma ya tenía fama de ciudad de gente perversa.
Según el relato del Capítulo 18 del libro del Génesis, Dios reveló a Abraham que destruiría Sodoma y Gomorra por medio de fuego y azufre, porque su pecado era muy grave e irreversible, y sólo Lot y su familia podrían ser salvados (Génesis 18:20-21). Abraham intercedió por los justos de la ciudad de Sodoma y Dios le repuso que no la destruiría si, al menos, encontraba cincuenta justos allí. Dios permitió a Abraham interceder hasta que se convenciera de que allí no había ni diez justos.
Según continúa el capítulo 19 del Génesis (19:1-38), dos ángeles de Dios entraron en Sodoma para rescatar a Lot. Los ángeles eran de hermosa apariencia y llamaron la atención de los hombres de aquella ciudad. Al verlos, Lot les invitó e insistió en que pasaran la noche en su casa, pero antes de que se acostaran, los hombres de Sodoma cercaron la casa de Lot y le exigieron que les entregara a sus invitados con el propósito de abusar de ellos. Pero Lot se negó a hacerlo y, en cambio, les ofreció a sus dos hijas vírgenes para que se saciaran con ellas. La turba no aceptó la propuesta e intentaron romper la puerta de la casa de Lot, pero los dos invitados cegaron a los asaltantes (Génesis 19:6-9).
Después los ángeles dijeron a Lot que sacara de la ciudad a su familia. Lot avisó a sus yernos, pero éstos creyeron que bromeaba, así que Lot marchó solo con su esposa y sus hijas. Los ángeles, antes de retirarse, instruyeron a Lot de que pasara lo que pasara no se volviesen a mirar hacia atrás, puesto que quien lo hiciera se convertiría en estatua de sal. Lot huyó con su familia a una pequeña ciudad llamada Soar, que significa ‘pequeñez’ o ‘una nada’, al sudoeste del Mar Muerto. En pleno camino Dios provocó la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19:14-24). De camino hacia Soar fue cuando la esposa de Lot se dio la vuelta para mirar atrás y quedó convertida en estatua de sal (Génesis 19:26).
En Deuteronomio 29:23 se señala que conjuntamente con Sodoma y Gomorra también quedaron destruidas las ciudades de Admá y Zeboim. Lot iba a refugiarse en Soar, pero ante el temor por la suerte de esa ciudad de Soar, prefirió refugiarse en una cueva con toda su descendencia (Génesis 19:30).
La razón de la destrucción
La referencia a las prácticas homosexuales parece muy clara en el texto bíblico. También dice que tanto los habitantes de Sodoma y Gomorra, así como las ciudades vecinas ‘fornicaron y se fueron tras una carne diferente’ (Judas 1:7), y que los de aquellas ciudades llevaban ‘una conducta licenciosa de hombres disolutos’ (2ª. Pedro 2:7).
San Pablo también condenó las relaciones entre hombres indicando que es un pecado que va contra la sana doctrina. Esta exhortación en sus cartas paulinas intentan que el pueblo cristiano se mantenga libre de las prácticas culturales de otros pueblos: ‘adúlteros, homosexuales, traficantes de esclavos, mentirosos, perjuros, y para todo el que se opone a la sana doctrina’ (1ª. Timoteo 1:10).
En Ezequiel 16:49-50 se indica claramente el motivo de la cólera divina cuando dice: ‘Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente, se enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí: por eso las hice desaparecer, como tú has visto’. Aparte de sus propios crímenes y sus violaciones a la ley del amor, Ezequiel apunta claramente a la abominación de la Ley de Dios, que claramente prohíbe la perversión sexual. Además hace referencia al orgullo y a la soberbia con que se cometieron dichos pecados.
Definitivamente, la razón de la destrucción no estribaría únicamente a la homosexualidad, pero la tradición popular sí sostiene que la razón principal es esa por parte de los sodomitas, y que por ello dicha práctica pasó a llamarse ‘sodomía’. En la epístola de San Judas se arroja algo más de luz sobre el tema: ‘Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras una carne diferente, padeciendo la pena de un fuego eterno, sirven de ejemplo’ (Judas 1:7).
La destrucción según la arqueología
En 1989 el arqueólogo Ron Wyatt dijo haber hallado los vestigios de dos ciudades convertidas en cenizas en la margen occidental del Mar Muerto, una de ellas al pie de Masada y la otra al pie del monte Sodoma. Según su testimonio, Wyatt encontró en esas ruinas cimientos de edificios y otras estructuras, así como restos de cerámica, todo ello enterrado por la ceniza.
Según su propia investigación, estas ciudades fueron destruidas hace aproximadamente 3,900 años por un catastrófico incendio, cuyas causas pudo deberse a la concurrencia de fuertes terremotos, posibles corrimientos de tierra hacia el Mar Muerto y la liberación explosiva del material inflamable del subsuelo que, en contacto con el fuego de los hogares, incendiaría las viviendas. La persistencia de las cenizas frente a la erosión ambiental durante miles de años se explicaría por el hecho de que los objetos quemados con sulfuro dejan un residuo de ceniza más pesado que el material original.
Algunos arqueólogos, y según la ‘Teoría de la licuefacción’, es posible que un gran terremoto destruyera esas ciudades y provocara un descenso de nivel de las tierras ocupadas por ellos, quedando las ruinas inundadas por las aguas del Mar Muerto.
Los geólogos canadienses Graham Harris y Anthony Berardow descubrieron que la península de Lisán, hacia la parte oriental de dicho mar, fue el epicentro de un gran terremoto con escala mayor a seis grados en la escala de Richter, ocurrido hace aproximadamente 4,000 años, tiempo que concuerda con el de la destrucción de Sodoma, Gomorra, Admá y Zeboim. Según estos geólogos, el terremoto provocó efectos de licuefacción en el terreno, lo cual significa que el terreno se licúa debido a que hay un material poroso que se llena de agua, y estos suelos, una vez saturados, se comportan como un fluido bajo la acción de las ondas sísmicas, provocando con ello el engullimiento de las construcciones.
La teoría de la NASA
En el libro del Génesis, la Biblia dice que Dios destruyó Sodoma y Gomorra al hacer llover fuego y azufre sobre ambas ciudades, pero recientemente la NASA ha formulado la pregunta de que si el azufre y el fuego que cayó del cielo, así como la historia de la mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal, tienen alguna base científica. Varios astrónomos creen que la destrucción de Sodoma y Gomorra está relacionada con la actividad de un cometa.
El Dr. John S. Lewis, profesor emérito de Ciencias Planetarias de la Universidad de Arizona (USA), y co-director del Centro Espacial de la NASA de Investigación de Ingeniería, es un científico que cree que la destrucción de Sodoma y Gomorra fue causada por un bombardeo cósmico, según relata en su libro ‘Rain of Fire and Ice: The Very Real Threat of Comet and Asteroid Bombardment’, que en idioma castellano significa ‘Lluvia de fuego y hielo: la verdadera amenaza de bombardeo por un cometa o un asteroide’.
Dice el Dr. Lewis en su libro que la lluvia de fuego desde el cielo podría ser una descripción de la ruptura y desintegración de un cometa en la atmósfera de la Tierra encima de esas antiguas ciudades, ya que grandes trozos de material rocoso y de hielo caerían desde el cielo, lo cual podría ser visto como ‘lluvia de fuego’. Además, el material de un cometa es rico en azufre. Incluso la caída de meteoritos pequeños puede producir un intenso olor a azufre, tan fuerte que puede ahogar a una persona.
Sigue diciendo el Dr. Lewis que pocos comentaristas bíblicos han comprendido el verdadero significado de lo que se descubre en esta frase sobre el fuego y el azufre que cae del cielo. Para aquellos que están familiarizados con la astronomía y la literatura antigua, la expresión ‘fuego cayendo del cielo’ no es una expresión críptica ni un recurso literario que necesite algún tipo de explicación fantasiosa, sino que es una frase descriptiva simple. El ‘fuego del cielo’ es una descripción exacta de material cósmico, ya sea un meteorito, asteroide o cometa, que se quema en la atmósfera y que viene a golpear la Tierra.
Otras indicaciones de que un bombardeo de cometas se llevó a cabo durante la destrucción de Sodoma y Gomorra viene de Génesis 19:28, donde dice: ‘Dirigió la vista hacia Sodoma y Gomorra y de toda la región a la redonda y, al fijarse, vio que subía de la tierra una humareda como la de una fogata’. La humareda de una fogata, de acuerdo al propio Dr. Lewis, se refiere a la nube que sale ardiendo y que apareció después del impacto de un cometa explosivo.
Un terremoto que abre una posible fisura no produciría una nube altísima y ardiente, ni crearía los módulos de azufre encerrados en las cenizas que se encuentran en aquella área. El impacto incluso de un pequeño fragmento cometario sobre Sodoma y Gomorra podría liberar la energía equivalente a la explosión de bombas de hidrógeno, y levantar una nube de hongo como el de las explosiones nucleares, según el Dr. Lewis.
Respecto a lo que le ocurrió a la mujer de Lot, que se convirtió en estatua de sal, hay que hacer notar que la palabra hebrea traducida como ‘sal’, es el término ‘malach’, que significa ‘polvo’, lo cual quiere decir que la esposa de Lot al mirar hacia atrás quedó como pulverizada como la sal o polvo; es decir, ella se convirtió en una columna de polvo.
Ahora este hecho adquiere un nuevo significado ya que los impactos de cometas aumentan y producen grandes cantidades de polvo. Si el impacto del cometa se produce en la atmósfera, el cometa se deshace pero el impacto produce vientos feroces que contienen los granos de polvo sobrecalentados, los cuales se disparan desde el lugar del impacto como el aumento de la base. Cualquiera que se vea sorprendido en este aumento en la distancia justa, posiblemente podría quedar asfixiado y cubierto por el polvo caliente, y convertido en un pilar de polvo después de que éste se enfríe y endurezca.
Conclusión
Es necesario hacer constar que la exposición y las conclusiones contenidas en el apartado de arqueología y el de las teorías de la NASA han sido obtenidos de la fuente original, o sea, de los escritos mencionados en las referencias detalladas al pie de este trabajo.
Definitivamente cada persona puede tener su propia teoría acerca del tema de la destrucción de Sodoma y Gomorra, pero debemos pensar que dicha destrucción, haya sido provocada por medios naturales o por otros medios, es indudable e innegable que en cualquiera de los casos estuvo la voluntad y la decisión de Dios.
Referencias
Biblia de Jerusalén: Edición 1999.
B. McDonald: ‘East of the Jordan: Territories and sites of the Hebrew Scriptures’ (Este del Jordán: Territorios y lugares de las Escrituras hebreas).
Dr. John S, Lewis: ‘Rain of Fire and Ice: The very real Threat of Comet and Asteroid Borbardment” (Lluvia de fuego y hielo: La verdadera amenaza del bombardeo de un cometa o un asteroide).
¿Cómo fue la destrucción de Sodoma y Gomorra?
Cafarnaúm
Cafarnaúm
Cafarnaúm, Cafarnaún o Capernaúm (hebreo כְּפַר נָחוּם [Kəfar Nāḥūm], «pueblo de Nahum») era un antiguo poblado pesquero ubicado en Galilea, en Israel, a orillas del mar de Galilea, también llamado lago Tiberiades o Kineret. Es conocida por los cristianos como "la ciudad de Jesús"; nombrada en el Nuevo Testamento. Fue uno de los lugares elegidos por Jesús de Nazareth para transmitir su mensaje y realizar algunos de sus milagros. Se encuentra a 2,5 km de Tabgha y a 15 km de la ciudad de Tiberías, en el margen noroeste del lago.
Etimología
El nombre semítico de la pequeña ciudad era Kfar Nahum («pueblo de Nahum»), siendo Nahum un profeta. En los escritos de Flavio Josefo, el nombre es traducido en griego como "Kαφαρναουμ (Kapharnaum)". En lengua árabe, a este lugar se le llama "Tell Hum", es decir, la colina (Tell) de Hum (abreviatura de Nahum).
En el Nuevo Testamento
El pueblo es mencionado en cuatro evangelios (Mateo 4:13, 8:5, 11:23, 17:24, Marcos 1:21, 2:1, 9:33, Lucas 4:23, 31,7:1, 10:15, Juan 2:12, 4:46, 6:17, 24,59), donde se menciona que estaba cerca de los lugares de donde provenían los apóstoles. El evangelio de Cristo fue predicado al principio comenzado de Capernaum. Simón Pedro, Andrés, Santiago y Juan, así como Mateo.
Recuperación de Cafarnaúm
En 1838, el geógrafo bíblico norteamericano Edward Robinson, descubrió las ruinas de este lugar. La antigua Cafarnaúm se presentó a los primeros exploradores como un lugar desolado y triste.
En 1866, el explorador británico Capitán Charles W. Wilson identificó los restos de una gran sinagoga. En 1894 el franciscano Fray Giuseppe Baldi de Nápoles, en nombre de la Custodia de Tierra Santa, consiguió adquirir a los beduinos una buena parte del área.
Los franciscanos levantaron una cerca para proteger las ruinas de frecuentes saqueos; plantaron palmeras y eucaliptos traídos de Australia para crear un pequeño oasis para recibir a los peregrinos a esta zona ubicada a 210 metros bajo el nivel del mar. Además construyeron un puerto pequeño para facilitar la entrada por el lago. Estas obras tomaron un gran impulso bajo la dirección del franciscano Virgilio Corbo.
Descubrimientos arqueológicos
Ruinas de Cafarnaúm
Las excavaciones más importantes se iniciaron en 1905, bajo la dirección de los alemanes Heinrich Kohl y Carl Watzinger y fueron continuadas por los franciscanos Fray Vendelin von Benden (1905-1915) y Gaudencio Orfali (1921-1926). Los resultados fueron el descubrimiento de dos edificios públicos y una iglesia bizantina de planta octogonal, y la excavación de la sinagoga mencionada anteriormente (que fuera parcialmente restaurada por el padre Orfali).
Más tarde, en 1968, las excavaciones fueron reanudadas por los franciscanos Corbo y Stanislao Loffreda, con la ayuda financiera del gobierno italiano. Durante esta etapa el mayor descubrimiento fue la casa de San Pedro, más algunos barrios del poblado de la época evangélica. Estas excavaciones continuaron hasta 1986.
Historia del poblado
Basándose en las fuentes literarias y en los resultados de las excavaciones se ha podido reconstruir parte de la historia de este poblado.
Se encontraron restos de sílex del paleolítico y muros y pavimentos del segundo milenio a.C. (Media y Tardía Edad de Bronce). No hay ningún rastro de ocupación en el periodo israelita (1200- 587 a.C.). El pueblo no es mencionado en el Antiguo Testamento.
Las excavaciones dieron como resultado que Cafarnaúm se estableció en el inicio de la Dinastía Asmonea, alrededor del siglo II a. C. y fue abandonado alrededor del siglo XI. Arqueológicamente quedó demostrado que la ciudad existía ya en el siglo II a. C. El sitio no tenía ningún muro defensivo y se extendía a lo largo de la ribera del lago, de oriente a occidente unos 300 metros, mientras que de sur a norte llegaba a 150 m.
Varios restos de este período se han encontrado bajo la gran sinagoga del siglo IV descubierta en 1866; bajo la iglesia octogonal y particularmente en el área occidental. Desde el lago hacia el norte se pudo constatar una hilera continua de habitaciones de una longitud de unos 110 metros. Éste parece que es el núcleo del asentamiento, del que Cafarnaúm se extendió en todas direcciones en los siglos siguientes. El cementerio estaba a 200 m de la sinagoga; tenía una extensión de 3 km, hasta el área agrícola de Tabgha. Se encontró un mausoleo romano. Las únicas casas de la época romana encontradas hasta ahora son las construidas en la hilera que va de la sinagoga a la llamada "ínsula sacra".
Descripción del poblado
El plano del poblado era bastante regular. A ambos lados de una amplia calle con orientación norte-sur, surgían pequeños barrios o islas, limitadas por pequeñas calles transversales y callejuelas sin salida. Los muros eran construidos con toscos bloques de basalto y reforzados con piedra y barro. No se observan grandes diferencias de nivel económico. Las casas privadas hasta ahora excavadas eran humildes celdas que recibían luz a través de una serie de aberturas o ventanas bajas. Eran habitaciones con techos ligeros, agrupadas alrededor de un patio grande. Este patio abierto comunitario era el punto más amplio e importante, debido a las condiciones climáticas de la zona, donde en el verano la temperatura alcanza 35°C. Las piedras para moler y los hornos hecho de tierra refractaria, estaban siempre en el patio. En torno al patio abierto había escaleras de piedra para ir a las terrazas.
El descubrimiento de este tipo de escalera esclarece el relato evangélico del paralítico descolgado a través del techo (Marcos 2:1-12). Por el tipo de construcción no era difícil subir al techo por la escalera del patio y quitar una parte para hacer descender al individuo "Jesús sana a un paralítico". Bajo la gran sinagoga blanca, en 1981 se descubrieron los restos de una sinagoga del siglo I, construida con piedra basáltica negra. Muy verosímilmente se trata de la sinagoga de la que nos hablan los evangelios, según los cuales durante el siglo I Cafarnaúm fue el escenario de muchos acontecimientos de la vida de Jesucristo. Fue el hogar de sus primeros discípulos: Andrés, Mateo y Pedro. Los escritos judíos de la época identifican a Cafarnaúm como una de las localidades donde vivían minimo (herejes o sectarios), en este caso los judeocristianos. No se han encontrado evidencias que permitan pensar que Cafarnaúm se haya visto envuelta en las sangrientas sublevaciones judías contra los romanos en los años 70 y 135 y los documentos muestran que la población judía fue mayoritaria allí hasta el siglo IV.
En el año 1986, durante una inusual bajante del lago, fue descubierto un antiguo bote pesquero que data del siglo I a. C. Tenía una longitud de 8 metros y se encontraba preservado en el lodo. Después de un arduo trabajo, que debió realizarse antes de la subida de las aguas, el bote fue retirado del lugar hasta su actual emplazamiento en las cercanías del kibbutz Ginosar.
En el lago de Galilea se descubrió la barca de San Pedro
La Casa de Pedro
Ruinas de la casa de Pedro
Los arqueólogos encontraron en 1968, en una zona llamada "isla sagrada", la que ha sido considerada "la casa de Pedro", construida a finales del período helenístico. De forma casi cuadrada, con lados de cerca de 7,50 m, comunicaba con un patio al sur y otro al norte. En el lado oriental, en un espacio libre había un horno de tierra refractaria. Aún se conserva en buen estado el umbral a través del cual se entraba al patio norte. La casa denota una historia muy compleja.
A partir de la segunda mitad del siglo I comienza a distinguirse de todas las demás casas que han sido excavadas. Los muros fueron revocados con esmero; el suelo fue cubierto con capas de yeso y fue adaptada como iglesia doméstica (domus-ecclesia), donde se reunían los judeo-cristianos de la ciudad. De esta época hay allí muy pocos restos de cerámica doméstica y en cambio se encontraron gran cantidad de lámparas.
La transformación en el siglo IV
A finales del siglo IV esta casa-iglesia fue adaptada para recibir peregrinos y fue cercada por un muro de impresionante altura que abarcaba un perímetro de 112,25 m. Construido con argamasa, alcanza una altura de 2,30 m en el lado norte. Su finalidad era doble: encuadrar la casa de San Pedro como punto focal de la isla sagrada y acentuar la sacralidad de la misma. Tenía dos puertas: una en la esquina suroeste y la otra en la esquina noroeste. La casa de Pedro fue profundamente retocada y ampliada. La estancia venerada, originariamente cuadrada, fue dividida en dos espacios rectangulares unidas por un arco central. Hubo además un cierto mejoramiento en el estilo de vida general: las otras casas se construyeron con buena argamasa y se usaba cerámica fina importada. La peregrina Egeria que visitó Tierra Santa al final del s. IV escribió: "En Cafarnaúm está la casa del Príncipe de los Apóstoles (Pedro) que fue trasformada en iglesia, aunque las paredes quedaron las mismas".
La iglesia octogonal
Memorial octogonal construido recientemente como protección de la casa de Pedro
En la segunda mitad del siglo V los bizantinos desmantelaron toda la isla sagrada para construir encima la iglesia octogonal, la cual permaneció en uso hasta el siglo VII. La iglesia se compone de un octógono central con ocho pilares, de un octógono externo con umbrales todavía in situ, y de una galería o pórtico que introducía tanto al interior de la iglesia como a las dependencias situadas al este, que se comunicaban a través de un pasillo. Posteriormente este pasillo fue bloqueado y en el centro del lado oriental fue construido un ábside con una piscina bautismal, de la que se encontraron dos escalones a cada lado, y la salida del agua que se usaba en el rito.
El suelo de la iglesia era de mosaico. En el pórtico era un motivo puramente geométrico con cuatro filas de círculos contiguos y crucecitas. En la zona del octógono externo, los mosaicos encontrados representaban la flora y fauna, con un estilo semejante a lo encontrado en la basílica de la Multiplicación de los Panes en Tabgha. En el octógono central, el mosaico estaba compuesto de una franja con flores caliciformes, de un campo de escamas de pez con florecillas y de un gran círculo con un pavo real en el centro.
Es importante destacar la relación estrecha entre la iglesia octogonal y la casa de San Pedro: los bizantinos, al construir la nueva iglesia, situaron el octógono central justamente sobre los muros de la casa, con el objeto de perpetuar la ubicación exacta de la misma. A partir de ese momento, ya no se podía ver la humildad de la casa por estar cubierta por los mosaicos de la nueva estructura.
Aparentemente durante los períodos romano y bizantino la ciudad no fue destruida debido a guerras o a causas naturales. Incluso, la transición al período árabe en el siglo VII d.C. no estuvo marcada por una destrucción súbita global y aunque varias casas fueron abandonadas, otras continuaron en uso en este período.
Decadencia
La ciudad fue severamente dañada por el terremoto de 746, y fue reconstruida a poca distancia al noreste, en el lugar de la actual Iglesia Ortodoxa Griega de los Siete Apóstoles, construida en 1931.
Bajo los gobernantes Omeyas de Damasco el sitio fue totalmente reocupado y tanto la sinagoga como la iglesia octogonal fueron abandonadas. Durante la dinastía Abassid de Bagdad la prosperidad de Cafarnaúm declinó enormemente. Algunas nuevas edificaciones se levantaron durante el siglo XII, pero la aldea en ese tiempo ya era un montón de ruinas.
La sinagoga blanca
Ruinas de la sinagoga
Las ruinas de este edificio, que datan del siglo III o IV, descubiertas por Wilson, destacan notablemente entre las humildes viviendas del poblado. Fue construida casi exclusivamente con bloques blancos de piedra calcárea traídos de canteras lejanas.
Los muros de esta sinagoga están construidos encima de hiladas pertenecientes a la sinagoga anterior de piedra basáltica negra propia de la región. Debajo del piso de la sinagoga moderna se encuentra aún el piso de la sinagoga anterior.
El plano del piso de la sinagoga blanca es similar al de la sinagoga del siglo IV en Korazim (4 km al norte) y al de la sinagoga del siglo III en Baram (en el norte de la Galilea), pero la ornamentación arquitectónica del edificio en Cafarnaúm es mucho más elaborada, con capiteles corintios e intrincados relieves tallados en piedra.
El edificio se compone de cuatro partes: sala de oración, patio oriental, balaustrada meridional y un cuartito (al noroeste de la construcción). La sala de oración mide 24,40 m por 18,65 m con la fachada hacia el sur, mirando a Jerusalén. Las paredes internas estaban recubiertas de revoque pintado y de estucos de excelente realización, encontrados durante las excavaciones. De la sinagoga antigua se han conservado dos inscripciones, una en griego y la otra en arameo, que recuerdan a los bienhechores que facilitaron la construcción del edificio.
La sinagoga, tal como era en 381, fue descrita por la peregrina española Egeria, que escribió que el acceso a la estructura constaba de varios escalones y que el edificio estaba construido con piedra labrada.
La sinagoga y la iglesia de Cafarnaúm resultaron destruidas a principios del siglo VII (poco antes de la conquista árabe del año 636). Debido a las continuas tensiones entre las comunidades cristiana y judía, se ha sugerido que la iglesia pudo haber sido destruida durante la invasión persa en 614 y que la sinagoga fue destruida 15 años después como acto de venganza durante el breve restablecimiento del gobierno bizantino.
En 1926, el franciscano Orfali, comenzó la restauración de la sinagoga. Luego de su muerte, fue continuada por Virgilio Corbo a partir de 1976.