Mártires de la persecución de Nerón luego del incendio de Roma. La celebración de hoy, introducida por el nuevo calendario romano universal, se refiere a los protomártires de la Iglesia de Roma, víctimas de la persecución de Nerón después del incendio de Roma, que tuvo lugar el 19 de julio del año 64.
¿Por qué Nerón
persiguió a los cristianos?
Nos lo dice Cornelio Tácito en el libro XV de los Annales:
“Como corrían voces que el incendio de Roma había sido doloso, Nerón presentó como culpables, castigándolos con penas excepcionales, a los que, odiados por sus abominaciones, el pueblo llamaba cristianos”
En tiempos de Nerón, en Roma, junto a la comunidad hebrea, vivía la pequeña y pacífica comunidad de los cristianos. De ellos, poco conocidos, circulaban voces calumniosas. Sobre ellos descargó Nerón, condenándolos a terribles suplicios, las acusaciones que se le habían hecho a él. Por lo demás, las ideas que profesaban los cristianos eran un abierto desafío a los dioses paganos celosos y vengativos...
“Los paganos —recordará más tarde Tertuliano— atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!”
Nerón tuvo la responsabilidad de haber iniciado la absurda hostilidad del pueblo romano, más bien tolerante en materia religiosa, respecto de los cristianos: la ferocidad con la que castigó a los presuntos incendiarios no se justifica ni siquiera por el supremo interés del imperio.
Episodios horrendos como el de las antorchas humanas, rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y niños vestidos con pieles de animales y dejados a merced de las bestias feroces en el circo, fueron tales que suscitaron un sentido de compasión y de horror en el mismo pueblo romano.
“Entonces —sigue diciendo Tácito— se manifestó un sentimiento de piedad, aún tratándose de gente merecedora de los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de un individuo, Nerón”
Informaciones interesantes sobre uno de los capítulos más desconcertantes de la Biblia
Diciembre 10 de 2015
Después de décadas de excavaciones, un equipo de arqueólogos tiene la certeza de que finalmente ha encontrado las ruinas de Sodoma, la ciudad bíblica de espantosa memoria, según el diario británico “Daily Mail”.
El equipo de arqueólogos lleva adelante el Tall el-Hammam Excavation Project.
El jefe del equipo es el Dr. Steven Collins, profesor de Arqueología en la Trinity Southwestern University, de Albuquerque, New Mexico, EE.UU.
Los especialistas llevan excavando mucho tiempo en la localidad de Tall el-Hammam, en el valle del Jordán (Jordania), los restos de una ciudad de tamaño colosal de la Edad de Bronce. Según él, se trataba de una ciudad “monstruosa” –una megalópolis– si se compara con las otras de la región en el mismo período histórico.
Las peculiaridades de las ruinas apuntaban impresionantes analogías con la descripción que hace la Biblia de la ciudad de Sodoma, destruida por Dios. Los restos correspondían a la mayor ciudad de la región, como también dice la Biblia de Sodoma, y están situados al este del río Jordán, en un área verde cerca del Mar Muerto.
La ciudad existió entre los años 3500 y 1540 antes de Cristo, fecha en que fue súbita e inexplicablemente abandonada.
Los trabajos de los arqueólogos que descubrieron las ruinas de Sodoma están concentrados en Tall el-Hamaam, en Jordania. Gomorra estaba localizada un poco más al norte, también en el valle del Jordán, cerca del Mar Muerto.
En la Biblia, Sodoma es descrita rodeada de vegetación, bien irrigada, una de las mayores ciudades al este del Jordán, cruce de rutas comerciales, y debido a su riqueza y su tamaño, fuertemente fortificada con torres y altas y largas murallas. La ciudad que está saliendo a la luz corresponde a esa descripción. Y la mayor ciudad desenterrada por científicos en la región, pues era mayor entre cinco y diez veces que cualquier vecina. El equipo encontró murallas y defensas muy recias, que incluyen muros de 5,2 metros de ancho y 10 metros de altura.
Fue posible identificar puertas de ingreso, torres, puestos de vigía, rondas y una plaza central que formaban parte del sistema defensivo.
“Fue una empresa enorme, explicó Collins, que requirió millones de ladrillos y gran número de albañiles”, dice el diario británico “Daily Mail”.
La ciudad-estado fue ampliada y fortificada constantemente, como evidencian sus muros. En la mitad de la Edad de Bronce, la muralla fue sustituida por otra más larga, con 7 metros de espesor, y que incluía una especie de calzada que daba la vuelta a la ciudad. Pero, además de las concordancias descriptivas con la Sodoma de la Biblia, hay otros datos más desconcertantes y exclusivos de la misteriosa ciudad.
Una extinción repentina y singular
Tall el-Hamaam, la “Reina del Sur del Valle del Jordán”, se sumió en un brusco desastre final que engulló a Gomorra y a numerosas pequeñas ciudades a su alrededor. Los restos del lugar muestran que la urbe estaba en pleno apogeo a finales de la Edad de Bronce, cuando tuvo un final repentino y catastrófico. La orgullosa ciudad quedó desierta de un momento a otro, y fue así durante siglos.
Fragmentos de cerámica recogidos muestran que fueron afectados por grandes temperaturas, mayores que las de un incendio o de un horno. El fenómeno fue comparado al que se verificó con cerámicas recogidas en los lugares donde se hicieron tests con bombas atómicas, en EE.UU.
El Dr. Collins destaca que bajo todos los puntos de vista prácticos, la ciudad descubierta coincide con la Sodoma de la Biblia. Era la mayor ciudad de la fértil región de Kikkar. Pero, después de un evento repentino y catastrófico, la urbe exuberante se convirtió en un lugar abandonado durante más de 700 años. Otra ciudad se erigió en el mismo lugar durante la Edad de Hierro, entre los años 1000 y 332 antes de Cristo, aunque sin relación con la anterior, y también acabó siendo abandonada. Los investigadores encontraron artefactos producidos en esa época. Pero un silencio sorprendente de más de siete siglos hace pensar que un recuerdo terrible apartaba a los hombres de este sitio. El profesor Collins dice no saber la causa de la repentina desaparición de la ciudad tan grande y poderosa.
En 2008, dos especialistas en cohetes –Alan Bond y Mark Hempsell– que intentaban descifrar una tablilla circular recuperada en el siglo XIX en Mesopotamia y conservada en el British Museum, llegaron a una seductora conclusión.
Pasaron ocho años en esta tarea, y con la ayuda de computadores, pudieron fijar la fecha en que se había dado la disposición de las estrellas en la tabla. Por fin llegaron a la conclusión de que la tablilla fue obra de un testigo ocular de la explosión de un asteroide sobre la región de Sodoma y Gomorra, en la fecha aproximada en que desaparecieron bajo un diluvio de fuego y azufre, según la narración bíblica.
La tablilla sumeria, conocida como “Planisferio” y descifrada por Alan Bond y Mark Hempsell describe un asteroide explotando sobre la región de Sodoma y Gomorra.
Para los especialistas, un asteroide de 1,6 kilómetros de largo explotó en la región, provocando la muerte de miles de personas y devastando todo en una superficie de más de un millón de kilómetros cuadrados. El impacto habría tenido una fuerza 100 veces más poderosa que la mayor bomba creada por el hombre, algo así como más de 20.000 millones de toneladas de TNT. Habría generado uno de los mayores deslizamientos de tierra de la historia del mundo.
Libro del Génesis - Capítulo 19 - Destrucción de Sodoma
01 - Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer. Lot estaba sentado a la entrada del pueblo. Apenas los vio, salió a su encuentro, se arrodilló inclinándose profundamente,
02 - Y les dijo:
«Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este siervo suyo a pasar la noche. Se lavarán los pies, descansarán y mañana, al amanecer, podrán seguir su camino».
Ellos le respondieron:
«No, pasaremos la noche en la plaza»
Pero él insistió tanto, que lo siguieron a su casa, y les preparó comida.
03 - Hizo panes sin levadura y comieron.
04 - No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero!
05 - Llamaron a Lot y le dijeron:
«¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que abusemos de ellos»
06 - Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí,
07 - Y les dijo:
«Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad.
08 -Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad»
09 - Pero ellos le respondieron:
«¡Quítate del medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos»
Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta.
10 - Pero los dos hombres desde adentro extendieron sus brazos, tomaron a Lot, lo introdujeron en la casa y cerraron la puerta.
11 - Hirieron de ceguera a los hombres que estaban fuera, desde el más joven hasta el más viejo, de modo que no fueron ya capaces de encontrar la puerta.
12 - Los dos hombres dijeron a Lot:
«¿A quién más de los tuyos tienes aquí? ¿Tus yernos? Tienes que llevar de este lugar a tus hijos e hijas y todo lo que tienes en la ciudad.
13 -Vamos a destruir esta ciudad, pues son enormes las quejas en su contra que han llegado hasta Yavé, y Él nos ha enviado a destruirla»
14 - Salió entonces Lot y dijo a sus yernos, a los que iban a casarse con sus hijas:
«Levántense y salgan de aquí, pues Yavé va a destruir la ciudad»
Pero ellos creían que Lot estaba bromeando.
15 - Al amanecer los ángeles apuraron a Lot diciéndole:
«Date prisa, toma a tu esposa y a tus dos hijas y márchate, no sea que te alcance el castigo de esta ciudad»
16 - Y como él aún vacilase, lo tomaron de la mano, junto a su mujer y a sus dos hijas, porque Yavé había tenido compasión de ellos, y lo llevaron fuera de la ciudad.
17 - Una vez fuera, le dijeron:
«Ponte a salvo. Por tu vida, no mires hacia atrás ni te detengas en parte alguna de esta llanura, sino que huye a la montaña para que no perezcas»
18 - Pero Lot replicó:
«¡Oh, no, Señor mío!
19 -Veo que me has hecho un gran favor y que has sido muy bueno conmigo conservándome la vida. Pero yo no puedo llegar hasta la montaña sin que me alcance el desastre y la muerte.
20 - Mira este pueblito que está más cerca y en el que podría refugiarme. Es tan pequeño, y para mí es cosa de vida o muerte, ¿no podría estar a salvo allí?»
21 - El otro respondió:
«También este favor te lo concedo, y no destruiré ese pueblo del que has hablado.
22 -Pero huye rápidamente, ya que no puedo hacer nada hasta que tú no hayas llegado allá. (Por esto, aquel pueblo fue llamado Soar, o sea, Pequeño)
23 - El sol ya había salido cuando Lot entró en Soar.
24 - Entonces Yavé hizo llover del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre ardiendo que venía de Yavé,
25 - Y que destruyó completamente estas ciudades y toda la llanura con todos sus habitantes y la vegetación.
26 - La mujer de Lot miró hacia atrás, y quedó convertida en una estatua de sal.
27 - Abraham se levantó muy de madrugada y fue al lugar donde antes había estado con Yavé.
28 - Miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la comarca del valle y vio una gran humareda que subía de la tierra, semejante a la humareda de un horno.
29 - Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de Abraham y libró a Lot de la catástrofe, mientras arrasaba las ciudades donde Lot había vivido.
30 - Después Lot salió de Soar con sus dos hijas, pues no se sentía seguro allí, y se fue a vivir al monte, en una cueva.
Las 23 razones de un mariólogo y un canonista por las que todo sacerdote
debería llevar alzacuellos
De las 23 razones esgrimidas, sólo una es canónica: el resto son teológicas y, sobre todo, de conveniencia pastoral.
Monseñor Charles M. Mangan, ordenado en 1989, es un mariólogo y escritor espiritual de la diócesis de Sioux Falls, ha ejercido como defensor del vínculo y trabajó ocho años en Roma en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
Gerald E. Murray, ordenado en 1984, fue capellán naval y es doctor en Derecho Canónico, juez eclesiástico y párroco en la archidiócesis de Nueva York, ademas de comentarista de la actualidad religiosa en prensa escrita y digital, radio y televisión.
Juntos escribieron un artículo titulado "Por qué un sacerdote debería llevar alzacuellos" que fue publicado en la prestigiosa revista Homiletic & Pastoral Review, que desde hace más de siglo y medio ayuda a los sacerdotes norteamericanos a preparar y orientar su trabajo pastoral y sus homilías. Lo tomamos tal como lo reproduce, en su inglés original, Cristianesimo Cattolico.
Por qué un sacerdote
debería llevar alzacuellos
1.El alzacuellos es un signo de la consagración sacerdotal al Señor. Así como el anillo identifica a marido y mujer y simboliza su unión, el alzacuellos identifica a obispos y sacerdotes (y a menudo a diáconos y seminaristas) y manifiesta su proximidad al Divino Maestro en virtud de su libre consentimiento al ministerio ordenado al cual han sido (o pueden ser) llamados.
2.Llevando alzacuellos y no poseyendo demasiados trajes, el sacerdote demuestra que se adhiere al ejemplo de pobreza material del Señor. El sacerdote no elige su indumentaria: es la Iglesia quien lo hace en virtud de su sabiduría dos veces milenaria. La humilde aceptación del deseo de la Iglesia de que el sacerdote lleve alzacuellos ilustra su saludable sumisión a la autoridad y su conformidad con la voluntad de Cristo expresada a través de su Iglesia.
4.Que se lleve alzacuellos es el deseo reiterado y ardiente del Papa Juan Pablo II. Este deseo del Santo Padre no puede dejarse de lado sin más: él habla con un carisma especial. Con frecuencia recuerda a los sacerdotes el valor de llevar alzacuellos. En una carta del 8 de septiembre de 1982 al cardenal Ugo Poletti, su vicario para la diócesis de Roma, en la que le instruye sobre las normas que deben promulgarse sobre el uso del alzacuellos y el hábito religioso, el Pontífice observa que el hábito clerical tiene valor "no sólo porque contribuye al decoro del sacerdote en su comportamiento externo o en el ejercicio de su ministerio, sino por encima de todo porque evidencia en el seno de la comunidad eclesiástica el testimonio público que todo sacerdote debe dar de su propia identidad y su especial pertenencia a Dios”.
Juan Pablo II en Valencia (España),
donde el 8 de noviembre de 1982
ordenó sacerdotes a 141 diáconos
En una homilía del 8 de noviembre de 1982el Papa se dirigió a un grupo de diáconos a quienes iba a ordenar sacerdotes. Dijo que si intentaban ser como uno más en su “estilo de vida” o en su “modo de vestir”, entonces su misión como sacerdotes de Jesucristo no se realizaría del todo.
5.El alzacuellos evita “mensajes equívocos”: las intenciones del sacerdote serán reconocibles cuando se encuentre en lo que podrían parecer circunstancias comprometedoras. Supongamos que a un sacerdote se le pide que visite pastoralmente casas de una zona donde se han impuesto el tráfico de drogas y la prostitución. El alzacuellos lanza un claro mensaje a todos de que el sacerdote ha venido para ejercer su función con los pobres y necesitados en nombre de Cristo. Un sacerdote que, siendo conocido por el vecindario, visite esas casas vestido de laico puede disparar chismorreos ociosos.
6.El alzacuellos anima a los demás a evitar la inmodestia en el vestir, el hablar y el actuar, y les recuerda la necesidad del decoro público. Un sacerdote serio, pero alegre y diligente, puede impulsar a otros a meditar sobre la forma en la que se conducen. El alzacuellos sirve como un desafío necesario en una época que se ahoga en la impureza, exhibida mediante vestidos sugerentes, lenguaje blasfemo y acciones escandalosas.
7. El alzacuellos protege la propia vocación al tratar con mujeres jóvenes y atractivas. Un sacerdote sin alzacuellos (y que, naturalmente, tampoco lleva anillo de casado) puede resultar un apetecible objeto de atenciones por parte de una mujer soltera que busca marido o de una mujer casada tentada por la infidelidad.
8. El alzacuellos es un buen “guardaespaldas” de uno mismo. El alzacuellos le recuerda al mismo sacerdote su misión e identidad: dar testimonio de Jesucristo, el Gran Sacerdote, en cuanto uno de sus hermanos-sacerdotes.
9. Un sacerdote con alzacuellos inspira a otros a pensar: “He aquí un discípulo actual de Jesús”. El alzacuellos habla de la posibilidad de hacer un compromiso sincero y eterno con Dios. Los creyentes de diferentes edades, nacionalidades y temperamentos observarán la vida virtuosa y centrada en los demás de ese hombre que viste con propiedad y orgullo los hábitos de sacerdote católico, y quizá comprenderán que también ellos pueden consagrarse de nuevo, o por primera vez, al Buen Pastor que les ama.
10. El alzacuellos es una beneficiosa fuente de curiosidad para los no católicos. La mayor parte de los no católicos carecen de experiencia en el trato con ministros que lleven hábito talar. Por tanto, los sacerdotes católicos, con su indumentaria, pueden hacerles reflexionar (siquiera sea fugazmente) sobre la Iglesia y lo que implica.
11. Un sacerdote vestido como quiere la Iglesia es un recordatorio de Dios y de lo sagrado. A la ciénaga laicista dominante no le agradan las imágenes que remiten al Creador, a la Iglesia, etc. Cuando uno lleva alzacuellos, los corazones y las mentes de los demás se refrescan elevándose hasta el “Ser Supremo”, normalmente relegado a una escueta nota a pie de página en la agenda de la cultura contemporánea.
12. El alzacuellos recuerda también al sacerdote que “nunca deja de ser sacerdote”. Con tanta confusión como hay hoy, el alzacuellos puede ayudar al sacerdote a evitar las dudas interiores sobre quién es. Dos formas de vestir pueden conducir (y a menudo lo hacen) a dos estilos de vida, e incluso a dos personalidades.
13. Un sacerdote con alzacuellos es un mensaje vocacional andante. Ver a un sacerdote alegre y feliz caminando tranquilamente por la calle puede ser un imán que atraiga a los jóvenes a considerar la posibilidad de que Dios les esté llamando al sacerdocio. Dios hace la llamada; el sacerdote es simplemente un signo visible que Dios utilizará para atraer a los hombres a Sí.
14. El alzacuellos coloca al sacerdote en situación de disponibilidad para los sacramentos, especialmente la confesión y la extremaunción y en situaciones de crisis. Justo porque el alzacuellos permite una identificación inmediata, los sacerdotes que lo llevan se hacen a sí mismos más aptos para que se les aproxime la gente, en particular cuando más seriamente se les necesita. Los autores de este artículo podemos dar testimonio de que se nos han pedido los sacramentos y la asistencia en aeropuertos o tanto en ciudades populosas como pueblos aislados, sólo porque fuimos reconocidos inmediatamente como sacerdotes católicos.
Los últimos momentos del Titanic:
la escena de la película de James Cameron,
con el sacerdote dirigiendo la oración
convertido en espontáneo punto de agarre
para los demás, corresponden
con la realidad de lo que ocurrió
15. El alzacuellos es un signo de que el sacerdote se esfuerza por ser santo viviendo siempre su vocación. Es un sacrificio estar constantemente disponible para las almas siendo públicamente identificable como sacerdote. Pero es un sacrificio agradable a Nuestro Señor. Nos recuerda cómo el pueblo acudía a Él, y cómo Él nunca les daba la espalda. ¡Hay tanta gente que se beneficiará del sacrificio que hacemos al esforzarnos por ser santos sacerdotes sin interrupción!
16. El alzacuellos sirve como recordatorio a los católicos “alejados” para que no olviden su situación irregular y sus responsabilidades con el Señor. Para lo bueno y para lo malo, el sacerdote es un testigo de Cristo y de su Santa Iglesia. Cuando un “alejado” ve un sacerdote, se le anima a recordar que la Iglesia sigue existiendo. Un sacerdote alegre supone un saludable recordatorio de la Iglesia.
17. A veces, en particular cuando hace calor, llevar alzacuellos es un sacrificio. Las mejores mortificaciones son las que uno no busca. Sobrellevar las incomodidades del calor y la humedad puede servir como maravillosa expiación de nuestros pecados, y como medio para obtener gracias para nuestros parroquianos.
18. El alzacuellos sirve como “signo de contradicción” en un mundo perdido en el pecado y en la rebelión contra el Creador. El alzacuellos implica una poderosa afirmación: que el sacerdote, como alter Christus [otro Cristo], ha aceptado el mandato del Redentor de llevar el Evangelio a la plaza pública, sin importar el coste personal.
19. El alzacuellos ayuda a los sacerdotes a evitar la mentalidad “de guardia/de permiso” en el servicio sacerdotal. Los números 24 y 7 deben ser nuestros números característicos: somos sacerdotes 24 horas al día, 7 días a la semana. Somos sacerdotes, no hombres dedicados a una “profesión sacerdotal”. De guardia o de permiso, debemos estar disponibles a quienquiera que Dios ponga en nuestro camino. Con la oveja perdida no se puede programar una cita.
20. Los “oficiales” del ejército de Cristo deben identificarse como tales. Tradicionalmente, se nos insiste en que quienes reciben el sacramento de la confirmación se convierten en “soldados” de Cristo, católicos adultos preparados y dispuestos a defender su nombre y su Iglesia. Quienes se ordenan como diáconos, sacerdotes y obispos deben también prepararse -cada uno en su ámbito- a pastorear el rebaño del Señor. Los sacerdotes que llevan alzacuellos llevan adelante su inequívoco papel como líderes en la Iglesia.
21. Los santos nunca han aprobado que se le quite importancia a las vestiduras sacerdotales. Por ejemplo, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), santo patrono de los teólogos morales y de los confesores, en su estimado tratado "La dignidad y santidad sacerdotal", urge a llevar hábito talar apropiado, afirmando que el alzacuellos ayuda tanto al sacerdote como a los fieles a recordar el sublime esplendor del estado sacerdotal instituido por el Dios-Hombre.
22. La mayor parte de los católicos esperan que sus sacerdotes vistan como tales. Los sacerdotes siempre han hecho sentirse cómodo y seguro a su pueblo. De niños, a los católicos se les enseña que el sacerdote es el representante de Dios, alguien en quien pueden confiar. Por tanto, el Pueblo de Dios quiere saber quiénes son esos representantes y qué representan. La preciada costumbre de llevar un traje distinguible ha sido sancionada durante siglos por la Iglesia; no es una imposición arbitraria. Los católicos esperan de sus sacerdotes que se vistan como sacerdotes y se comporten en armonía con las enseñanzas y las prácticas de la Iglesia. Como hemos observado dolorosamente en los últimos años, a los fieles les molesta e hiere especialmente cuando los sacerdotes desafían a la legítima autoridad de la Iglesia y enseñan o actúan de forma inapropiada o incluso pecaminosa.
23. Tu vida no es tuya; perteneces a Dios de una forma especial, has sido enviado a servirle con tu vida. Cuando nos despertamos cada mañana, debemos dirigir nuestros pensamientos a nuestro amado Dios, y pedir la gracia de servirle bien ese día. Al ponernos la prenda que proclama a todos que Dios aún actúa en este mundo a través del ministerio de hombres pobres y pecadores, nos recordamos a nosotros mismos nuestro estatus de servidores a quienes Él ha elegido.
13. Viniendo después Jesús al territorio de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:
"¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?"
14. Respondieron ellos:
"Unos dicen que Juan Bautista, otros Elías, otros, en fin, Jeremías o alguno de los profetas"
15. Díceles Jesús:
"Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?"
16. Tomando la palabra Simón Pedro, dijo:
"Tú eres el Cristo, o Mesías, el Hijo del Dios vivo"
17. Y Jesús, respondiendo, le dijo:
"Bienaventurado eres, Simón, hijo de Joná porque no te ha revelado eso la carne y sangre u hombre alguno, sino mi Padre que está en los cielos.
18. Y Yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas o poder del infierno no prevalecerán contra ella.
19. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra, será también atado en los cielos; y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en los cielos.