domingo, 31 de mayo de 2020

San Justino - Mártir - Año 165 - Fiesta Junio 1



No fue sacerdote, sino simplemente un laico, y fue el primer apologista cristiano. Se llama apologista al que escribe en defensa de algo. Y Justino escribió varias apologías o defensas del cristianismo. Sus escritos ofrecen detalles muy interesantes para saber cómo era la vida de los cristianos antes del año 200, y cómo celebraban sus ceremonias religiosas.




El mismo Justino cuenta que él era un Samaritano, porque nació en la antigua ciudad de Siquem, capital de Samaria (ciudad que en su tiempo se llamaba Naplus). Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en filosofía, literatura e historia. Durante algún tiempo se dedicó a estudiar la ciencia que enseñaban los que seguían la corriente llamada "estoicismo", pero luego dejó esa religión porque se dio cuenta de que no le enseñaban nada seguro acerca de Dios.

Un día que paseaba junto al mar, meditando acerca de Dios, vio que se le acercaba un venerable anciano, el cual le dijo:




"Si quiere saber mucho acerca de Dios, le recomiendo estudiar la religión cristiana, porque es la única que habla de Dios debidamente y de manera que el alma queda plenamente satisfecha"

El anciano le recomendó que le pidiera mucho a Dios la gracia de lograr saber más acerca de Él, y le recomendó la lectura de la Santa Biblia. Justino se dedicó a leer la Santa Biblia y allí encontró maravillosas enseñanzas que antes no había logrado encontrar en ningún otro libro. Tenía unos treinta años cuando se convirtió, y en adelante el estudio de la Sagrada Escritura fue para él lo más provechoso de toda su existencia.

El santo cuenta que cuando todavía no era cristiano, había algo que lo conmovía profundamente, y era ver el valor inmenso con el cual los mártires preferían los más atroces martirios, con tal de no renegar de su fe en Cristo, y que ésto lo hacía pensar:

"Éstos no deben ser criminales porque mueren muy santamente y Cristo en el cual tanto creen, debe ser un ser muy importante, porque ningún tormento les hace dejar de creer en Él"

Los paganos conocían poco del cristianismo porque había pocos escritos que defendieran nuestra santa religión. Y Justino se convenció de que muchos paganos llegarían a ser cristianos si leían un libro donde se les comprobara filosóficamente que el cristianismo es la religión más santa de la tierra. Y se convenció de que es una grave obligación de los que están convencidos de la santidad de nuestra religión, tratar de animar a otros para que lleguen también a pertenecer al cristianismo. A él le llamaban la atención aquellas palabras del Libro del Eclesiástico en la Santa Biblia:

"Tener sabiduría y guardársela para uno mismo sin comunicarla a los demás, es una infidelidad y una inutilidad"

Por eso, se propuso recoger todas las pruebas que pudo y publicar sus "Apologías" en favor de la religión de Jesucristo. Ataviado con las vestimentas características de los filósofos, Justino recorrió varios países y muchas ciudades, discutiendo con los paganos, con los herejes y los judíos, tratando de convencerlos de que el cristianismo es la religión verdadera y la mejor de todas las religiones.

En Roma tuvo Justino una gran discusión filosófica con un filósofo cínico llamado Crescencio, en la cual le logró demostrar que las enseñanzas de los cínicos (que no respetan las leyes morales) son de mala fe y demuestran mucha ignorancia en lo religioso. Crescencio, lleno de odio al sentirse derrotado por los argumentos de Justino, dispuso acusarlo de cristiano, ante el alcalde de la ciudad. Había una ley que prohibía declararse públicamente como seguidor de Cristo. Y además en el gobierno había ciertos descontentos porque Justino había dirigido sus "Apologías" al emperador Antonino Pío y a su hijo Marco Aurelio, exigiéndoles que si en verdad querían ser piadosos y ser justos, tenían que respetar a la religión cristiana que es mejor que las demás.

En sus famosos libros de Apologías (o defensa del cristianismo), nuestro santo les decía a los gobernantes de ese tiempo:

¿Por qué persiguen a los seguidores de Cristo? ¿Porque son ateos?

No lo son. Creen en el Dios verdadero.

¿Porque son inmorales?

No. Los cristianos observan mejor comportamiento que los de otras religiones.

¿Porque son un peligro para el gobierno?

Nada de eso. Los cristianos son los ciudadanos más pacíficos del mundo.

¿Porque practican ceremonias indebidas?

Y les describe enseguida cómo es el Bautismo y cómo se celebra la Eucaristía, y de esa manera les demuestra que las ceremonias de los cristianos son las más santas que existen.

Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad. Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:
  • Alcalde: ¿Cuál es su especialidad?  ¿En qué se ha especializado?
  • Justino: Durante mis primeros treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión.
  • Alcalde: Loco debe de estar para seguir semejante religión, siendo Ud. tan sabio.
  • Justino: Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la verdad que no había encontrado en ninguna otra religión.
  • Alcalde: ¿Y qué es lo que enseña esa religión?
  • Justino: La religión cristiana enseña que hay un sólo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos, y que pagará a cada uno según haya sido su conducta.
  • Alcalde: ¿Y usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?
  • Justino: Sí declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo y quiero serlo hasta la muerte.

El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.

  • Alcalde: Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, Ud. que es tan elocuente y tan instruido, ¿cree que se irá al cielo?
  • Justino: No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo y cumplo sus mandamientos tendré la Vida Eterna y gozaré para siempre en el cielo.
  • Alcalde: Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza.
  • Justino: Ningún cristiano que sea prudente va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo.

Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir. Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza. Y el antiquísimo documento termina con estas palabras:


"Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén".


Fuente - Texto tomado de EWTN:

Visitación de la Santísima Virgen María a su prima Santa Isabel - Fiesta Mayo 31 de 2020



Lectura del Santo Evangelio
Según San Lucas 1, 39-56


39. Por aquellos días partió María, y se fue apresuradamente a las montañas de Judea a una ciudad de la tribu de Judá.

40. Y habiendo entrado en la casa de Zacarías, saludó a Elisabet.

41. Lo mismo fue oír Elisabet la salutación de María, que la criatura, o el niño Juan, dio saltos de placer en su vientre, y Elisabet se sintió llena del Espíritu Santo.






42. Y exclamando en alta voz, dijo a María:

"¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre!

43. Y ¿de dónde a mí tanto bien que venga la Madre de mi Señor a visitarme?

44. Pues lo mismo fue penetrar la voz de tu salutación en mis oídos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi vientre.

45. ¡Oh bienaventurada tú que has creído! Porque se cumplirán sin falta las cosas que se te han dicho de parte del Señor".

46. Entonces María dijo:






"Mi alma glorifica al Señor.

47. Y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios salvador mío.

48. Porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava; por tanto ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.

49. Porque ha hecho en mí cosas grandes Aquel que es Todopoderoso, cuyo nombre es Santo.

50. Y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.

51. Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios.

52. Derribó del solio a los poderosos, y ensalzó a los humildes.

53. Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada.

54. Acordándose de su misericordia, acogió a Israel su siervo.

55. Según la promesa que hizo a nuestros padres, a Abrahán y a su descendencia por los siglos de los siglos".

56. Y detúvose María con Elisabet cosa de tres meses, y después se volvió a su casa.


Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús






Asumiendo que la Anunciación y la Encarnación tuvieron lugar hacia el equinoccio de verano, María salió de Nazaret a finales de marzo y cruzó los montes de Hebrón, al sur de Jerusalén, para cuidar de su prima Isabel, puesto que su presencia y sobre todo la presencia del Niño Dios en su vientre, de acuerdo con la voluntad de Dios, iba a ser el origen de gracias muy importantes para San Juan, el precursor de Cristo.

El acontecimiento se narra en Lucas 1, 39-56. Sintiendo la presencia del Divino Salvador, Juan, a la llegada de María, saltó en el seno de su madre; entonces fue lavado del pecado original y recibió la gracia de Dios. Ahora por primera vez, Nuestra Señora cumplió la labor que correspondía a la Madre de Dios hecho hombre: que Él nos santificaría y glorificaría a través de Ella.



Fiesta Litúrgica




Luego que María Santísima oyó del Ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel, puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc., los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado.

San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y enseguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.






Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo. Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora Ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de Su Santa Madre.




MAGNIFICAT








Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios mi Salvador,
porque ha mirado
la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí.
Su Nombre es Santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo,
acordándose de su santa alianza
según lo había prometido
a nuestros padres
en favor de Abrahám
y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo,
como era en el principio
ahora y siempre
por los siglos de los siglos.
Amén.


Fuente - Texto tomado de EC.ACIPRENSA.COM:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Visitaci%C3%B3n_de_la_Sant%C3%ADsima_Virgen_Mar%C3%ADa

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=9680

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/prayers/magnificat.htm

Santa Misa - Solemnidad Fiesta de Pentecostés - Mayo 31 de 2020









Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde a la Solemnidad de la Fiesta de Pentecostés (Mayo 31 de 2020).


Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.


COMUNIÓN ESPIRITUAL


Creo, Jesús mío, 
que estás real 
y verdaderamente en el cielo 
y en el Santísimo Sacramento
del Altar.


Os amo sobre todas las cosas 
y deseo vivamente recibirte 
dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo 
ahora sacramentalmente, 
venid al menos 
espiritualmente a mi corazón. 
Y como si ya os hubiese recibido, 
os abrazo y me uno del todo a Ti.


Señor, no permitas que jamás
me aparte de Ti.
Amén


Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.



Video tomado de YOUTUBE: