jueves, 21 de mayo de 2020

Santa Rita de Cascia - Santa de lo Imposible - Fiesta Mayo 22




Nacimiento: Año 1381 - Roccaporena (Italia).
Fallecimiento: Mayo 22 de 1457 - Cascia (Italia).
Beatificación: Año 1627 por Urbano VIII.
Canonización: Mayo 24 de 1900 por León XIII.
Atributos: Cruz, corona de espinas, rosas, higos.


Santa Rita es patrona de:

  • Las enfermedades.
  • Las heridas.
  • Los problemas maritales.
  • Las causas imposibles.
  • Las pérdidas.
  • El abuso.
  • Las madres.





Santa Rita junto con San Judas Tadeo, es la patrona de las causas perdidas. En España se la llama la santa de los imposibles.

Su vida comenzó en tiempos de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas, vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del mundo parecían más grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran resolver. Nacida de devotos padres, Antonio Mancini y Amata Ferri a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, sólo necesitaban el Santo Nombre de Jesús.




Las abejas


Parecía que desde el primer momento de su nacimiento, Dios tenía designios especiales para Rita. Según una tradición, desde que era bebé, mientras dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban sobre su boca, depositando en ella la dulce miel sin hacerle daño y sin que la niña llorara para alertar a sus padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría trató de dispersar las abejas con su brazo herido. Su brazo se sanó inmediatamente. Después de 200 años de la muerte de Santa Rita, algo extraño ocurrió en el monasterio de Casia. Las abejas blancas surgían de las paredes del monasterio durante Semana Santa de cada año y permanecían hasta la fiesta de Santa Rita, el 22 de mayo, cuando retornaban a la inactividad hasta la Semana Santa del próximo año. El Papa Urbano VIII, sabiendo lo de las misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de un cuidadoso examen, le ató un hilo de seda y la dejó libre. Ésta se descubrió más tarde en su nido en el monasterio de Casia, a 138 kilómetros de distancia. Los huecos en la pared, donde las abejas tradicionalmente permanecen hasta el siguiente año, pueden ser vistos claramente por los peregrinos que llegan hoy al Monasterio.


Matrimonio




Sus padres, sin haber aprendido a leer o escribir, enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer. A Santa Catalina le fue dada la gracia de leer milagrosamente por Nuestro Señor Jesucristo, para Santa Rita su único libro era el Crucifijo. Ella quería ser religiosa toda su vida, pero sus padres, Antonio y Amata, avanzados ya en edad, escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando, lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aún en las más difíciles circunstancias.

Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio. Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se preocupó y oró por ellos. Después de 20 años de matrimonio y oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser. Rita le perdona y él deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Ésto no duró mucho, porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión ésto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal. Rita sabía que algo había ocurrido. Al día siguiente, lo encontraron asesinado.

Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya eran mayores, juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban disuadirlos. Fue entonces que Santa Rita, comprendiendo que más vale salvar el alma que vivir mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos hijos y que tomara sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por cometer un pecado mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos padecieron una enfermedad fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les habló dulcemente del amor y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los asesinos de su padre. Rita estuvo convencida de que ellos estaban con su padre en el cielo.


Entra en la vida religiosa


Al quedar sola no se deja vencer por la tristeza y el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús en oración. Ocurrió entonces un milagro. Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San AgustínSan Nicolás de Tolentino y San Juan El Bautista, del cual ella había sido devota desde muy niña. Ellos le pidieron que los siguieran. Después de correr por las calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Casia. Se encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Casia. Entonces cayó en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada. Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios.


Más Pruebas






Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no solamente por sus superioras, sino por el mismo Señor. Le fue dado el pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su corazón las palabras, ¡Sí quieres ser perfecta!

Un día Rita fue puesta a prueba por su Madre Superiora. Como un acto de obediencia, Rita fue ordenada a regar cada día una planta muerta. Rita lo hizo obedientemente y de buena manera. Una mañana la planta se había convertido en una vid floreciente y dio uvas que se usaron para el vino sacramental. Hasta este día sigue dando uvas.


Amor a la Pasión de Cristo




Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario. Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Casia un predicador llamado Santiago de Monte Brandone, quien dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió fervientemente al Señor ser partícipe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de los santos que han recibido este don exudan una fragancia celestial. Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudaban olor a podrido, por lo que debía alejarse de la gente. Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió el estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto como llegó de nuevo a casa el estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar de nuevo.

En su vida tuvo muchas llamadas pero ante todo fue una madre tanto física como espiritualmente. Cuando estaba en el lecho de muerte, le pidió al Señor que le diera una señal para saber que sus hijos estaban en el cielo. A mediados del invierno recibió una rosa del jardín cerca de su casa en Roccaporena. Pidió una segunda señal. Esta vez recibió un higo del jardín de su casa en Roccaporena, al final del invierno. Los últimos años de su vida fueron de expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años. Ella observó como su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios.


Las Rosas de Santa Rita








Durante la enfermedad, a petición suya, le presentaron algunas rosas que habían brotado de manera prodigiosa en el frío invierno en su huertecito de Roccaporena. Ella las aceptó sonriente como don de Dios. 


Muerte de la Santa








Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció con caridad y confianza en Dios. El Crucifijo es su mejor maestro. Es en almas puras como la de ella que Dios puede hacer portentos sin que por ello se desenfrenen y caigan en el orgullo espiritual. Al morir la celda se ilumina y las campanas tañen solas por el gozo de un alma que entra al cielo. Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja  como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces. Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto. León XIII la canonizó en 1900.


Oraciones


Santa de lo imposible.
Oh Santa Patrona de los necesitados,
Santa Rita, cuyas plegarias
ante el Divino Señor son casi irresistibles,
quien por la generosidad
en otorgar favores has sido llamada
Mediadora de los sin esperanza
e incluso de lo Imposible;
Santa Rita, tan humilde, tan pura,
tan mortificada, tan paciente
y de tan compasionado amor
por Jesús Crucificado,
que podrías obtener de Él
cualquier cosa que le pidas.
A cuenta de ésto recurrimos
confiados a ti, esperando,
si no siempre alivio, al menos consuelo.
Sé favorable a nuestra petición,
mostrando el poder de Dios
a nombre de este/a suplicante,
sé generosa con nosotros,
como lo has sido en tantos
casos maravillosos, para la más
grande gloria de Dios,
por la divulgación de tu propia devoción,
y por el consuelo de aquellos
que confían en ti.
Prometemos,
si nuestra petición es concedida,
glorificar tu nombre,
informando del favor concedido,
para bendecir y cantar
tus alabanzas por siempre.
Confiando entonces en los méritos
y poder ante el Sagrado Corazón de Jesús,
te rogamos (mencione ahora su petición):

Obtén para nosotros nuestra petición.
Por los singulares méritos de tu infancia,
Por la perfecta unión con la Divina Voluntad,
Por los heroicos sufrimientos
durante tu vida de casada,
Por el consuelo que experimentaste
con la conversión de tu esposo,
Por el sacrificio de tus niños
antes de verlos ofender gravemente a Dios,
Por tu milagrosa entrada al Convento,
Por las austeras penitencias
y las sangrientas ofrendas tres veces al día.
Por el sufrimiento causado
por la herida que recibiste
con la espina del Salvador Crucificado;
Por el amor divino que consumió tu corazón,
Por la notable devoción al Sagrado Sacramento, con el cual exististe por cuatro años,
Por la felicidad con la cual partiste
de tus pruebas para reunirte
con el Divino Esposo,
Por el ejemplo perfecto
que diste a la gente de cada estado de vida.






Santa de lo Imposible
Oremos:






Oh Dios, quien en tu infinita
ternura has sido bondadoso
para escuchar la plegaria
de Tu sierva, Santa Rita,
y otorgas a su súplica
lo que es imposible a la vista,
conocimiento y esfuerzos,
en recompensa de su compasionado
amor y firme confianza en Tu promesa,
ten piedad en nuestra adversidad
y socórrenos en nuestras calamidades,
que el no creyente pueda saber
que Tú eres la recompensa del humilde,
la defensa de los sin esperanza,
y la fuerza de aquellos
que confían en Ti,
a través de Jesucristo,
Nuestro Señor.
Amén.

Ruega por nosotros,
oh Sagrada Santa Rita,
para que seamos dignos
de las promesas de Cristo.


Fuente - Texto tomado de EWTN:

Fuente - Texto tomado de WIKIPEDIA:
http://es.wikipedia.org/wiki/Rita_de_Casia

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:
http://www.catolico.org/santos/ritade_cascia.htm

Novena a María Auxiliadora - Día Octavo - Mayo 22 de 2020



Novena a María Auxiliadora
Octavo día
Para pedir la devoción
al Sagrado Corazón de Jesús

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Oración preparatoria


¡Oh María Auxiliadora, vengo a postrarme humildemente a tus plantas, para tributarte mi homenaje de amor y gratitud! Indigno soy de recibir nuevos favores de tu mano amorosísima, pues no he correspondido a las innumerables gracias que me has dispensado a cada paso. Olvidando mi ingratitud y no pensando más que en tu amor y benignidad, vengo a implorar nuevamente tus auxilios. Concédeme la gracia que deseo..., si no es contraria a la Voluntad de Dios. No me desampares, Madre mía, robustece mi voluntad para que no me aparte del verdadero camino de la virtud; ilumina mi entendimiento para que comprenda cuánto me amas, y santifícame para que logre, mediante tu valiosísimo socorro, alabarte por toda la eternidad. Así sea.


Oración para pedir la devoción
al Sagrado Corazón de Jesús




¡Oh María Auxiliadora!, celestial Aurora que nos has anunciado a Jesús, Sol de Justicia, concédeme la gracia que te pido... y enséñame las íntimas y suaves finezas de la devoción al Sacratísimo Corazón de Tu Divino Hijo, devoción que eleva enseguida las almas a la más alta perfección, que es el mejor modo de consolar a Aquél que ha amado a los hombres y que es de ellos tan poco amado. Sí, Madre mía, enséñame a conocerle, a amarle y a nunca más ofenderle. Alcánzame su amor, y no me queda otra cosa que desear. Eternamente te agradeceré este favor. Amén.


Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


Oración final


¡Dios te salve Reina, Madre de misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me dirigiré en este valle de llanto sino a Ti que eres vida, dulzura y esperanza nuestra! A Ti se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!, a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!... Ea, pues, Señora, manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de tu misericordia y de tu santo auxilio...! ¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan misericordiosos y quedaré contento... Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUESTRATE QUE ERES MADRE! Yo me abandono y entrego a Ti como un niño se abandona confiado en los brazos de su madre.


María, Auxilio de los Cristianos
Ruega por nosotros


En el nombre del Padre, ...




Novena a María Auxiliadora
propagada por San Juan Bosco




 Rezar, durante nueve días seguidos, tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la siguiente jaculatoria:

"Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento"

Y luego tres Salves con la jaculatoria:

"María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros"

 Recibir los Santos Sacramentos de Confesión y Comunión.

 Hacer o prometer una limosna en favor de las obras de apostolado de la Iglesia o de las obras salesianas.

San Juan Bosco decía:

"Tened mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente vuestros deseos, si han de ser para la gloria de Dios y bien de vuestras almas. De lo contrario, os concederá otras gracias iguales o mayores"


Novena de la Confianza




Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos,
la pena que me atormenta,
pongo en tus benditas manos.
(Ave María)

Tú que sabes mis secretos,
pues todos te los confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
(Ave María)

Y aunque tu amor no merezco,
nadie recurre a Ti en vano,
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.
(Ave María)


Finalmente, se reza:


Oración de San Bernardo




Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

Solemnidad La Ascensión del Señor - Fiesta Mayo 21 de 2020 - Se celebra Domingo Mayo 24 de 2020





Después de su Pasión y Muerte, Jesús se presentó a los apóstoles que había elegido, dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Les prometió que serían bautizados en el Espíritu Santo:





"Recibiréis -les dijo- la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra"


Y entre las muchas instrucciones que les fue dando, San Mateo recuerda que les habló así:





"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado. Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo"


Por último, a los cuarenta días de su Resurrección, el Señor Jesús llevó a sus discípulos fuera de Jerusalén, a la cima del Monte de Los Olivos, cerca de Betania, y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos, fue elevado al cielo, una nube lo ocultó a sus ojos, y se sentó a la diestra de Dios.






Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras Jesús se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron:

"Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Éste que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo"

Entonces se volvieron con gran gozo a Jerusalén y perseveraban todos constantes en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de María, la Madre de Jesús.


¡Qué diferencia entre
la escena del Calvario
y ésta de la Ascensión! 




Pero aquélla era necesaria para llegar a ésta, pasando por la Resurrección. Son pasos fuertes de la vida de Cristo, que deben serlo también de la nuestra, no tanto en su cronología cuanto en su dimensión de factores y perspectivas de nuestro caminar cotidiano: morir con Cristo día a día a nuestro hombre viejo, para que crezca en nosotros nuestra nueva condición de hijos de Dios, lanzados hacia la casa del Padre por el camino que Jesús nos abrió.

A los discípulos, el acontecimiento debió dejarles un sabor agridulce:

  • De gozo y alegría por el triunfo del Señor, que ahora volvía al seno de la Trinidad, pero como Verbo Encarnado, hombre como nosotros, para interceder por nosotros.
  • Y de pena y tristeza por lo que tenía de despedida y separación. Además, Jesús les había prometido el Espíritu, y ellos tenían que prepararse a recibirlo permaneciendo unidos y constantes en la oración.

El deseo y la esperanza de que esa promesa se cumpliera se volvían más vivos y ardientes en su ánimo al recordar la misión que Jesús les había encomendado:




"Como el Padre me envió, así os envío Yo... Seréis mis testigos hasta los confines de la tierra... Id, evangelizad y bautizad a todas las gentes..."


¿Cómo ser fieles al Señor
y no defraudarle?


La respuesta no tiene otro punto de partida:


La perseverancia en la oración
y la gracia del Espíritu Santo




Ciertos acontecimientos de los hijos causan en sus madres sentimientos de satisfacción y pesadumbre a la vez, por lo que significan de logro y mejora, y de ausencia y distanciamiento. María, después de lo que sufrió al pie de la cruz, tuvo que gozar lo indecible al ver a su Hijo resucitado y al presenciar su gloriosa Ascensión a los cielos, para sentarse a la derecha del Padre, con el cuerpo que había recibido de su seno maternal; pero el triunfo del Hijo significaba también la separación y ausencia física, que no podían suplir ni los desvelos de ella hacia los discípulos ni las atenciones de éstos, y en particular de San Juan, hacia ella. Una vez más, la Virgen vivió la situación inmersa en un clima de plena confianza en Dios y de absoluto abandono a su voluntad, para secundar en todo sus designios.




A los 40 días después de la Resurrección habiendo instruido a sus Apóstoles sobre la nobilísima misión de establecer el Reino de Dios en el mundo. Jesús iba a subir al cielo, donde le esperaban las glorias celestiales. Bendijo a su querida Madre, a los Apóstoles y discípulos y se despidió de ellos. Una nube lo ocultó de sus miradas. Le acompañaban innumerables espíritus, los primeros frutos de la redención, que Él había sacado del Limbo. Las jerarquías angélicas salían al encuentro del Salvador del mundo.

Al situarse junto al Padre, toda la corte celestial entonó un himno glorioso de alabanza, como el que oyó Juan en sus visiones:






"Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza" (Ap. 5, 12).

Jesús entró en los cielos para tomar posesión de su gloria. Mientras estaba en la tierra, gustaba siempre de la visión de Dios; pero únicamente en la Transfiguración se manifestó la gloria de su Humanidad Sacratísima, que, por la Ascensión, se colocó al lado del Padre celestial y quedó ensalzada sobre toda criatura humana. La noche antes de morir oraba Jesús al Padre diciendo:






"Te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me habías encargado. Ahora tú, Padre, dame junto a Ti la misma Gloria que tenía a tu lado desde antes que comenzara el mundo" (Juan 17, 4)


Por estar unida al Verbo Divino, que es la segunda persona de la Santísima Trinidad, la Humanidad de Jesús disfruta del derecho a la gloria eterna. Comparte con el Padre la infinita felicidad y poder de Dios. Justa recompensa por todo lo que hizo y mereció en la tierra. Humanidad elevada al Cielo por encima de toda criatura, porque en la tierra por debajo de todo se humilló. Cuando acabe la lucha en esta vida, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente el gozo de su victoria.






Jesús subió a los cielos para ser nuestro Mediador ante el Padre. Allí está intercediendo por nosotros. Subió para rendir cuentas al Padre celestial de la gran obra que había acabado en la tierra. La Iglesia nació, la gracia brota en abundancia de su Cruz en el Calvario y se distribuye por los Sacramentos, la duda de justicia es pagada, la muerte y el infierno son vencidos, el Cielo es abierto y el hombre es puesto en el camino de salvación, Jesús merecía este glorioso recibimiento, al regresar a su hogar.

La Ascensión, además, es garantía de nuestra propia subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Fue a prepararnos sitio en su Reino y prometió volver a llevarnos con Él.


Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11




1. He hablado en mi primer libro, ¡oh Teófilo!, de todo lo más notable que hizo y enseñó Jesús, desde su principio.

2. Hasta el día en que fue recibido en el cielo, después de haber instruido por el Espíritu Santo a los apóstoles, que Él había escogido.

3. A los cuales se había manifestado también después de su pasión, dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles en el espacio de cuarenta días, y hablándoles de las cosas tocantes al reino de Dios.

4. Y por último, comiendo con ellos, les mandó que no partiesen de Jerusalén, sino que esperasen el cumplimiento de la promesa del Padre, la cual, dijo:

"Oísteis de mi boca:

5. Y es, que Juan bautizó con el agua, mas vosotros habéis de ser bautizados, o bañados, en el Espíritu Santo dentro de pocos días.

6. Entonces los que se hallaban presentes, le hicieron esta pregunta:


"Señor, ¿sí será éste el tiempo en que has de restituir el reino a Israel?"

7. A lo cual respondió Jesús:

"No os corresponde a vosotros el saber los tiempos y momentos que tiene el Padre reservados a su poder soberano.




8. Recibiréis, sí, la virtud del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y me serviréis de testigos en Jerusalén, y en toda la Judea, y Samaria, y hasta el cabo del mundo"


9. Dicho ésto, se fue elevando a vista de ellos por los aires, hasta que una nube le encubrió a sus ojos.

10. Y estando atentos a mirar cómo iba subiéndose al cielo, he aquí que aparecieron cerca de ellos dos personajes con vestiduras blancas.

11. Los cuales les dijeron:

"Varones de Galilea, ¿por qué estáis ahí parados mirando al cielo?  Este Jesús, que separándose de vosotros se ha subido al cielo, vendrá de la misma suerte que le acabáis de ver subir allá".

Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús


Fuente - Texto tomado de EWTN: