sábado, 16 de mayo de 2020

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 14, 15-21



15. Si me amáis, observad mis mandamientos.








16. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador y Abogado, para que esté con vosotros eternamente.

17. A saber, el Espíritu de verdad, a quien el mundo, o el hombre mundano, no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conoceréis, porque morará con vosotros, y estará dentro de vosotros.

18. No os dejaré huérfanos; Yo volveré a vosotros.




19. Aún resta un poco de tiempo; después del cual el mundo ya no me verá. Pero vosotros me veréis, porque Yo Vivo, y vosotros viviréis.





20. Entonces conoceréis vosotros que Yo estoy en mi Padre, y que vosotros estáis en Mí, y Yo en vosotros.

21. Quien ha recibido mis mandamientos, y los observa, ése es el que me ama. Y el que Me ama, será amado de mi Padre; y Yo le amaré, y Yo mismo me manifestaré a él.


Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Pascual Bailón - Religioso (Año 1592) - Fiesta Mayo 17

Querido San Pascual:
Consíguenos del buen Dios un inmenso amor
por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande
en nuestras frecuentes visitas al Santísimo
y una grande estimación por la Santa Misa

"Propagad la devoción
a Jesús Sacramentado
y veréis lo que son los milagros"
(San Juan Bosco)


Le pusieron por nombre Pascual, por haber nacido el día de Pascua (del año 1540). Nació en Torre Hermosa, Aragón (España). Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Desde los siete años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.

Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en la cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia. Un día, otros pastores le oyeron gritar:


"¡Ahí viene!, ¡allí está!"



Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia. De niño siendo pastor, ya hacía sus mortificaciones. Por ejemplo, la de andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino le pagaba al otro, con los escasos dineros que le pagaban de sueldo, el pasto que la oveja se había comido.

A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.






Ayudaba cada día el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día, un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Santísima Virgen y diciéndole:


"Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor"




Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro, como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron ésto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada. Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera, al leerlas exclamó admirado:


"Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes"

Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó:

"¿Dónde está Dios?"

Y él respondió:

"Dios está en el cielo"

Y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar:

"¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor!  Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía, me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor"

Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas sí sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Y él sintió lo que dice la Santa Biblia que sintieron los apóstoles cuando los golpearon por declararse amigos de Jesús:


"Una gran alegría por tener el honor de sufrir por proclamarse fiel seguidor de Jesús"

Lo primero que hacía al llegar a algún pueblo era dirigirse al templo, y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado. Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús SacramentadoSiempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.






Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592 el 17 de mayo.

La Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de NavidadPascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés.


Pascua significa: Paso de la esclavitud a la libertad


Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía. Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó:


"¿De qué se trata?"

"Es que están en la elevación en la Santa Misa"

"¡Ah, qué hermoso momento!"

Y quedó muerto plácidamente. Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la Misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.

Por 200 años muchísimas personas, al acercarse a la tumba de San Pascual oyeron unos misteriosos golpecitos. Nadie supo explicar el por qué pero todos estaban convencidos de que eran señales de que este hombre tan sencillo fue un gran santo. Y los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690. El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón, Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.


Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Pascual_Bail%C3%B3n5_17.htm

Novena a María Auxiliadora - Día Tercero - Mayo 17 de 2020




Novena a María Auxiliadora
Tercer día
Para pedir la dulzura


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Oración preparatoria


¡Oh María Auxiliadora, vengo a postrarme humildemente a tus plantas, para tributarte mi homenaje de amor y gratitud! Indigno soy de recibir nuevos favores de tu mano amorosísima, pues no he correspondido a las innumerables gracias que me has dispensado a cada paso. Olvidando mi ingratitud y no pensando más que en tu amor y benignidad, vengo a implorar nuevamente tus auxilios. Concédeme la gracia que deseo..., si no es contraria a la Voluntad de Dios. No me desampares, Madre mía, robustece mi voluntad para que no me aparte del verdadero camino de la virtud; ilumina mi entendimiento para que comprenda cuánto me amas, y santifícame para que logre, mediante tu valiosísimo socorro, alabarte por toda la eternidad. Así sea.


Oración para pedir la dulzura






¡Oh clementísima Reina y Auxiliadora de los cristianos! Con las más ardientes súplicas vengo a pedirte la gracia que necesito... y me concedas además la santa dulzura, que es el ropaje de la humildad y la virtud predilecta del Sacratísimo Corazón de Jesús. Débil y orgulloso como soy, jamás llegaría a revestir mi alma de este encantador ropaje sin tu misericordia. Ayúdame a ser cortés en el trato, dulce en el sentir y en el hablar, bueno con todos y especialmente con quien se me manifieste frío y maligno, a fin de procurarte una complaclencia a Ti y a tu dulcísimo Jesús. Amén.


Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


Oración final


¡Dios te salve Reina, Madre de misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me dirigiré en este valle de llanto sino a Ti que eres vida, dulzura y esperanza nuestra! A Ti se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!, a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!... Ea, pues, Señora, manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de tu misericordia y de tu santo auxilio...! ¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan misericordiosos y quedaré contento... Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUESTRATE QUE ERES MADRE! Yo me abandono y entrego a Ti como un niño se abandona confiado en los brazos de su madre.


María, Auxilio de los Cristianos
Ruega por nosotros


En el nombre del Padre, ...




Novena a María Auxiliadora
propagada por San Juan Bosco




 Rezar, durante nueve días seguidos, tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la siguiente jaculatoria:

"Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento"

Y luego tres Salves con la jaculatoria:

"María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros"

 Recibir los Santos Sacramentos de Confesión y Comunión.

 Hacer o prometer una limosna en favor de las obras de apostolado de la Iglesia o de las obras salesianas.

San Juan Bosco decía:

"Tened mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente vuestros deseos, si han de ser para la gloria de Dios y bien de vuestras almas. De lo contrario, os concederá otras gracias iguales o mayores"


Novena de la Confianza




Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos,
la pena que me atormenta,
pongo en tus benditas manos.
(Ave María)

Tú que sabes mis secretos,
pues todos te los confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
(Ave María)

Y aunque tu amor no merezco,
nadie recurre a Ti en vano,
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.
(Ave María)

Finalmente, se reza:


Oración de San Bernardo




Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

Episodio desgarrador (Primera Guerra Mundial): 7.000 soldados cayeron esa noche y sólo quedó en pie desfigurado - el Cristo de las Trincheras



C.L. / ReL / 31 de mayo de 2015


Cerca de Lille, casi en la frontera francesa con Bélgica, entre las localidades de La Couture y Neuve-Chapelle, se hallaba asentada la 2ª División de Infantería del Cuerpo Expedicionario Portugués. 


Llevaban ya un tiempo en sus trincheras aquella primavera de 1918 y muchos de los soldados lusos se habían acostumbrado a rezar al Cristo clavado en una cruz de madera que, desde su enorme altura, llevaba cuatro años contemplando los horrores de la Primera Guerra Mundial en los campos europeos.





El fotógrafo Arnaldo Garcês inmortalizó a sus pies, en octubre del año anterior, a un soldado de los que guardaban la posición en tiempos más tranquilos y aún podían acercarse al crucero, situado en una encrucijada.



Diezmados por la artillería


Pero el 9 de abril se presagiaba un enfrentamiento total. Los alemanes, en plena ofensiva, se marcaron como objetivo ese lugar. Antes de que avanzaran los fusileros, sometieron a la zona a un auténtico infierno de fuego de artillería. Durante horas cayeron las bombas hasta reducir a cenizas Neuve-Chapelle, y no sólo esa localidad se despertó muerta cuando se levantó la nube de humo y polvo: allí yacían también los cadáveres de más de siete mil soldados portugueses.






Entonces empezó a perfilarse algo más: entre la tierra y las rocas levantadas, superviviente a llamas arrasadoras y a trincheras arrasadas, derruidos el crucero y la cruz, se erguía aún enhiesto el Jesús cuya visión postrera servía de consuelo a los moribundos. Aunque rotos brazos y piernas y llagado (de nuevo) el cuerpo a base de metralla y balas perdidas, el Cristo de las Trincheras, en apariencia derrotado, se inscribía en las mejores páginas de la historia militar portuguesa. Habían aguantado la posición cuanto pudieron, hasta caer casi todos, incluido el crucifijo que, con el tiempo, habían hecho suyo.





Los portugueses lograron reagruparse y mantener las líneas, y al hacerlo no se olvidaron de su divino acompañante. Como a un herido más, éste con las piernas y un brazo mutilados y un disparo en el pecho, recogieron al Cristo para llevarlo a un lugar donde pudiese ser conservado y venerado, y se mantuvo con ellos el resto de la batalla.



Lo sentían como suyo, y fue suyo


Cuarenta años después, quienes habían estado allí no olvidaban aquella imagen, y los soldados consideraban timbre de gloria haber combatido a su lado en la conocida como batalla de La Lys. Así que en 1957 el gobierno de Antonio de Oliveira Salazar se dirigió al gobierno de René Coty y pidió que le fuese cedido para su custodia, pasando a ser patrimonio de la Liga de Combatientes y símbolo del patriotismo nacional.



La imagen llegó a Lisboa el 4 de abril de 1958, acompañada por ex combatientes y una delegación de diputados franceses encabezada por el coronel Louis Christian. Fue expuesta para la veneración pública cuatro días en la Escuela del Ejército, y su paso por las calles de Lisboa fue apoteósico.




El 9 de abril, tras una ceremonia de honores presidida por el coronel Santos Costa, ministro de Defensa, instaló en su ubicación actual, la sala capitular del majestuoso Monasterio de Nuestra Señora de la Victoria, más conocido como Monasterio de Batalha, donde una guardia permanente rinde tributo al soldado desconocido.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
https://www.religionenlibertad.com/cultura/42732/siete-mil-soldados-cayeron-esa-noche-solo-quedo-en-pie-desfigurado.html

San Simón Stock y su Visión con la Virgen del Carmen - Falleció Mayo 16 de 1265



Nacido en el condado de Kent, Inglaterra, en 1165, murió en el monasterio carmelita de Burdeos, Francia, el 16 de mayo de 1265. Por su origen inglés se le llama también Simon Anglus.

Se dice que desde los 12 años comenzó a vivir como un ermitaño en el hueco de un roble y que después se convirtió en predicador itinerante hasta que entró en la orden de los carmelitas, recién llegada a Inglaterra. Según la misma tradición fue como carmelita a Roma y de allí al Monte Carmelo donde pasó varios años. Todo lo que hay de cierto históricamente es que en 1247 fue elegido como sexto general de los carmelitas, sucesor de Alan, en el primer capítulo celebrado en Aylesford, Inglaterra. A pesar de su avanzada edad mostró notable energía e hizo mucho en beneficio de la Orden, de manera que es considerado el más celebrado de sus generales. Mientras ocupó el cargo, la orden se expandió por el sur y oeste de Europa, especialmente en Inglaterra, sobre todo porque fundó casas en las ciudades con universidad, como en 1248 en Cambridge, en 1253 en Oxford, en 1260 en Paris y Bolonia. Esta acción fue de la más grande importancia tanto para el crecimiento de la institución como para el aprendizaje de los miembros jóvenes.

Simón logró ganarse la aprobación temporal del Papa Inocencio IV para la regla alterada de la orden, que se había adaptado a las condiciones europeas. Sin embargo la orden fue oprimida y estaba aún luchando para ser aceptada, ya consiguiendo el consentimiento del clero secular o la tolerancia de las otras órdenes. En estas condiciones, como relata Guillermo de Sanvico (poco después de 1291), los monjes rogaban a su patrona la Santísima Virgen.

“Y la Virgen María reveló a su prior que debían dirigirse sin miedo al Papa Inocencio, porque recibirían el remedio para sus dificultades”.

El prior siguió el consejo de la Virgen y la orden recibió una bula o carta de protección de Inocencio IV contra esas molestias. Es un hecho histórico que Inocencio IV emitió esa carta papal para los Carmelitas, fechada el 13 de enero de 1252 en Perugia.

Escritores Carmelitas posteriores dan más detalles de aquella visión y revelación. Johannes Grossi escribió su "Viridarium" alrededor del 1430 donde relata que la Madre de Dios se apareció a Simón Stock con el escapulario de la orden en su mano y se lo entregó con las siguientes palabras:




"Hoc erit tibi et cunctis Carmelitis privilegium, in hoc habitu moriens salvabitur" (Este será el privilegio para ti y para todos los carmelitas, que todo el que muera con este hábito, se salvará)

Debido a este gran privilegio, muchos ingleses distinguidos, tales como el rey Eduardo II; Enrique, duque de Lancaster y muchos otros de la nobleza llevaban secretamente ( clam portaverunt ) el escapulario carmelita bajo su ropa y murieron con él. En la narración de Grossi, sin embargo, es escapulario de la Orden significa el hábito de los carmelitas y no el pequeño escapulario carmelita. Como sucedía con las costumbres medievales entre otras órdenes, los carmelitas dieron su hábito o al menos su escapulario a sus benefactores y amigos de alto rango para que pudieran disfrutar del privilegio aparentemente unido a su hábito o escapulario por la Virgen María. Es posible que los carmelitas mismos de aquel período llevaran su escapulario por la noche, en un formato más pequeño, como lo llevaban más tarde y actualmente, es decir, en forma del escapulario de la tercera orden. Si esto es así, podían entregar ese escapulario a los laicos.

En fecha posterior, probablemente no hasta el siglo dieciséis, en vez del escapulario de la Orden, se entregaba un escapulario más pequeño como símbolo de la hermandad del escapulario. Hoy la hermandad considera esto como su privilegio principal, que deben a San Simón Stock, que el que muera con el escapulario no se pierda para la eternidad. Así, el principal privilegio y toda la historia del pequeño escapulario carmelita está relacionada con el nombre de San Simón Stock. No hay dificultad en conceder que la narración de Grossi, arriba descrita, y la tradición carmelita son dignas de crédito aunque no tengan el valor completo de las pruebas históricas (ver: Nuestra Señora del Carmen).

Las Antífonas "Flos Carmeli" y "Ave Stella Matutina", que él escribió y que han sido incorporadas al Breviario de los Carmelitas Calzados, muestran que Simón se distinguía por una especial veneración y amor a la Virgen. Además de las antífonas, se le han atribuido incorrectamente otras obras. Las primeras narraciones biográficas de Simón Stock pertenecen al año 1430, pero no son completamente fiables. Sin embargo él no fue venerado como santo en su tiempo ya su fiesta no se incluyó en los libros corales del monasterio de Burdeos hasta 1435. Se introdujo antes de 1458 en Irlanda, probablemente al mismo tiempo en Inglaterra. Su celebración en toda la Orden se introdujo por un decreto del capítulo general de 1564.

Escrito por Joseph Hilgers.

Trascrito por Michael C. Tinkler.

Traducido por Pedro Royo.

Fuente - Texto tomado de EC.ACIPRENSA.COM:


Oración de San Simón Stock a 
Nuestra Señora del Carmen




La Flor del Carmelo


¡Oh Bellísima Flor del Carmelo,
 Fructífera Viña, Resplandor del Cielo,
Madre Singular del Hijo de Dios,
Virgen Siempre Pura!

Madre Santísima,
después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.

¡Oh Bienaventurada Siempre Virgen,
asistídme en esta necesidad!

¡Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme!

¡Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos!

¡Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros!

¡Virgen, Flor del Carmelo, 
rogad por nosotros!

¡Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros!

¡San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón,
rogad por nosotros!

¡San José, Castísimo Esposo de María Santísima, rogad por nosotros!

¡San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros!

¡Dulce Corazón de María
sed nuestra Salvación!

Amén.


Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: