viernes, 1 de mayo de 2020

Oración de la Santa Cruz: "Con este Signo vencerás" - dijo una voz celestial




Dios Todopoderoso que habéis sufrido la muerte en el árbol particular por todos mis pecados, ven conmigo Santa Cruz y Jesucristo, tened piedad de nosotros.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí toda arma cortante.

Santa Cruz de Jesucristo, vierte sobre mí todo bien.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí todo mal.

Santa Cruz de Jesucristo, procuradme salud.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí todo atentado de muerte.

Santa Cruz de Jesucristo, guardadme de accidentes corporales y temporales y que yo adore la Santa Cruz de Jesucristo para siempre.

Jesucristo de Nazareth Crucificado, tened piedad de mí por todos los siglos de los siglos.

Haced que el invencible espíritu maligno se aparte de mí.






Esta plegaria fue hallada en 1505 en el sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo y enviada a San Miguel en Francia.

Aquel que lea esta plegaria, que la oiga leer, que la publique o que la lleve encima, no morirá en pecado mortal, no se ahogará ni se quemará, ni ningún vecino le hará daño, ni tampoco caerá nunca en poder de sus enemigos y no será vencido en las batallas.

Una mujer que vaya de parto y oiga leer esta plegaria o la lleve encima librará felizmente al recién nacido.

Poniendo esta plegaria en el costado derecho quedará preservado de un gran número de accidentes.

Todo el que lleve esta plegaria encima será guardado de epilepsia y cuando en la calle vea a una persona atacada de dicha enfermedad, se pone esta plegaria en su costado derecho y quedará instantáneamente sano levantándose con alegría.




Aquel que ha escrito esta plegaria para él o para otros, lo bendecirá el Señor y el que burle o haga sarcasmo, hará penitencia, deberá hacerla.

Siempre que esta plegaria esté depositada o colocada en una casa, será libre de truenos y rayos. Y aquel que diariamente la lea será avisado por tres días y promovido por medio de un signo divino en la hora de la muerte que será la del reposo eterno.


Eladio Jaramillo, Obispo

San Peregrino (Peregrini) Laziosi - Patrono de los enfermos con cáncer (1260-1345) - Fiesta Mayo 1



La historia de San Peregrino


El rebelde que se convirtió en Santo


Peregrino Laziosi (1265-1345) nació en Forli, Italia, hijo único de una familia pudiente. En su adolescencia, se unió a los enemigos del Papa en su ciudad natal y pronto se convirtió en cabecilla de los rebeldes.

El Papa Martín IV colocó a Forli en un interdicto espiritual, que provocó el cierre de las iglesias en la ciudad, con la esperanza de hacer entrar en razón a sus ciudadanos. Tras el fracaso de esta medida, envió a Felipe Benicio, de la Orden de los Siervos de María, como su embajador personal para intentar llevar la paz a los furiosos rebeldes.

Sin embargo, el delegado papal no fue bien recibido. Mientras se dirigía a una multitud disconforme, fue arrastrado, golpeado con garrotes y apedreado. Peregrino lo derribó con un fuerte golpe en la cara. Felipe ofreció la otra mejilla. Peregrino quedó impresionado y se arrepintió. Poco después, afligido por el remordimiento, el joven se echó a los pies del lastimado y sangriento cura pidiendo perdón, que le fue otorgado con una sonrisa, convirtiéndose al catolicismo. Ya convertido, San Peregrini fue un gran líder que llevó a muchos a Cristo.

Posteriormente, se convirtió en defensor incondicional de Felipe Benicio. Seguía las sugerencias de Felipe y, con frecuencia, oraba en la capilla de Nuestra Señora, en la Catedral. Peregrini hizo mucha penitencia, observando una vida de silencio y soledad. Mientras se encontraba arrodillado, tuvo una aparición de la Santa Madre sosteniendo en sus manos un hábito negro, como el que llevaban los Siervos de María.

“Ve a Siena”

Dijo María al asombrado Peregrino.

“Allí encontrarás hombres devotos que se hacen llamar mis Siervos. Únete a ellos”.

Los Siervos de María le ofrecieron una cálida bienvenida. El propio Felipe Benicio lo vistió ceremoniosamente con el hábito religioso.

Uno de los lemas de Peregrino como Siervo de María podría haber sido:

“¡Hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy!”

Intentó cada día convertirse en un religioso más ferviente. Para expiar sus pecados, se trataba con severidad y se esforzaba por ayudar a los pobres y a los afligidos.

Fue un sacerdote modelo con gran fama de predicar con fervor y de confesor.

Comenzaron a llamarlo “Ángel del Buen Consejo”, en agradecimiento por sus sabios consejos.

Luego de ordenarse sacerdote, fundó en Forli un monasterio de los Siervos de María. Años más tarde, le apareció un tumor cancerígeno en el pie derecho. Era tan doloroso que finalmente accedió a que el cirujano se lo amputara.


La noche previa a la cirugía, Peregrino rezó durante horas. Luego se adormeció y soñó que Cristo lo tocaba y curaba su pie. La emoción lo despertó. Bajo la tenue luz de la luna, vio que su pie, que había sido cuidadosamente vendado unas horas antes, estaba completamente curado.


Los forlineses lo admiraron aún más al enterarse de su cura milagrosa. Cuando estaban enfermos, apelaban a sus oraciones. Algunos se curaban cuando él les susurraba “Jesús” al oído. Desde entonces, la Iglesia lo ha designado patrón de las personas con cáncer, dolencias en el pie o cualquier enfermedad incurable.

Peregrino murió el 1 de mayo de 1345 a la edad de 85 años y fue canonizado en 1726 por el Papa Benedicto XIII. Miles de visitantes le rinden especial homenaje el 1 de mayo de cada año.

Se destacó por su amor a la cruz.

Es patrón de los enfermos de cáncer, habiendo sido él mismo sanado de esa enfermedad. Su cuerpo está incorrupto.


Oración a San Peregrino
(Patrono de los enfermos de Cáncer)




Oh San Peregrino,
a quien llaman "El Hacedor de Maravillas",
por los numerosos milagros
que obtienes de Dios
para todos los que recurren a ti:
tú que por muchos años
padeciste una cancerosa enfermedad
que carcomió tus tejidos
y destruyó las fibras de tu ser,
que tuviste alivio
cuando todos los recursos humanos
no te daban esperanza;
tú que fuiste favorecido
viendo a Jesús bajar de la cruz
para sanar tu enfermedad,
pide a Dios y a la Santísima Virgen
la cura para estas personas
a quienes ahora te encomiendo
(diga el nombre de las personas enfermas). Ayudados así por tu poderosa intercesión,
te pedimos nos ayudes
a alcanzar la bondad y misericordia
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
(Padrenuestro, Avemaría, Gloria)


Fuente - Texto tomado de FRANCISCANMISSIONASSOC.ORG:

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: