domingo, 22 de marzo de 2020

Del Libro del Apocalipsis de San Juan - 12- Mira que vengo pronto



01 Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero.

02 En medio de la ciudad, a uno y otro lado del río, hay árboles de la vida, que dan fruto doce veces, una vez cada mes, y sus hojas sirven de medicina para las naciones.

03 No habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán culto.

04 Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá noche.

05 No necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque Dios mismo será su luz, y reinarán por los siglos para siempre.

06 Después me dijo el ángel: «Estas palabras son ciertas y verdaderas. El Señor, que es Dios de los profetas y sus espíritus, ha enviado a su ángel para que muestre a sus servidores lo que ha de suceder pronto.

07 Y voy a llegar pronto. Feliz el que guarda las palabras proféticas de este libro».

08 Yo, Juan, vi y oí todo esto. Al terminar las palabras y las visiones caí a los pies del ángel que me había mostrado todo esto, para adorarlo,

09 pero él me dijo: «No lo hagas, yo soy un servidor como tú y tus hermanos los profetas y como todos los que escuchan las palabras de este libro. A Dios tienes que adorar».

10 También me dijo: «No pongas en lenguaje cifrado los mensajes proféticos de este libro, porque el tiempo está cerca.

11 Que el pecador siga pecando y el manchado siga ensuciándose, que el bueno siga practicando el bien y el santo creciendo en santidad.

12 Voy a llegar pronto, y llevo conmigo el salario para dar a cada uno conforme a su trabajo.

13 Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.

14 Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad.

15 Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.

16 Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para decirles lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el Brote y el Descendiente de David, la estrella radiante de la mañana».

17 El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!». Que el que escucha diga también: «¡Ven!». El que tenga sed, que se acerque; y el que lo desee, reciba gratuitamente el agua de la vida.

18 Yo, por mi parte, advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: «Si alguno se atreve a añadir algo, Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro.

19 Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro».

20 El que da fe de estas palabras dice: «Sí, vengo pronto» Amén. Ven, Señor Jesús.

21 Que la gracia del Señor Jesús esté con todos.




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Santa Misa - Domingo 22 de marzo de 2020 - 4° Domingo de Cuaresma







Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al 4° Domingo de Cuaresma (Marzo 22 de 2020).


Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.


COMUNIÓN ESPIRITUAL


Creo, Jesús mío, 
que estás real 
y verdaderamente en el cielo 
y en el Santísimo Sacramento
del Altar.


Os amo sobre todas las cosas 
y deseo vivamente recibirte 
dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo 
ahora sacramentalmente, 
venid al menos 
espiritualmente a mi corazón. 
Y como si ya os hubiese recibido, 
os abrazo y me uno del todo a Ti.


Señor, no permitas que jamás
me aparte de Ti.
Amén


Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.


Video tomado de YOUTUBE:

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 9, 1-41




1. Al pasar vió Jesús a un hombre ciego de nacimiento:

2. Y sus discípulos le preguntaron:

"Maestro, ¿qué pecados son la causa de que éste haya nacido ciego, los suyos, o los de sus padres?"

3. Respondió Jesús:

"No es por culpa de éste, ni de sus padres; sino para que las obras de el poder de Dios resplandezcan en él.

4. Conviene que Yo haga las obras de Aquel que me ha enviado, mientras dura el día: viene la noche de la muerte, cuando nadie puede trabajar.

5. Mientras estoy en el mundo, Yo Soy la luz del mundo".




6. Así que hubo dicho ésto, escupió en tierra, y formó lodo con la saliva, y aplicólo sobre los ojos del ciego.

7. Y díjole:

"Anda, y lávate en la piscina de Siloé (palabra que significa el Enviado)".

Fuése, pues, y lavóse allí, y volvió con vista.




8. Por lo cual los vecinos, y los que antes le habían visto pedir limosna, y decían:

"¿No es éste aquel que sentado allá, pedía limosna?  Este es, respondían algunos".

9. Y otros decían:

"No es él, sino alguno que se le parece".

Pero él decía:

"Sí, que soy yo".

10. Le preguntaban, pues:

"¿Cómo se te han abierto los ojos?"

11. Respondió:

"Aquel hombre que se llama Jesús, hizo un poquito de lodo, y lo aplicó a mis ojos, y me dijo:

Ve a la piscina de Siloé, y lávate allí.

Yo fui, me lavé, y veo".

12. Preguntáronle:

"¿Dónde está Ése?"

Respondió:

"No lo se".

13. Llevaron, pues a los fariseos al que antes estaba ciego.

14. Es de advertir que cuando Jesús formó el lodo y le abrió los ojos era día de sábado.

15. Nuevamente, pues, los fariseos le preguntaban también cómo había logrado la vista. Él les respondió:

"Puso lodo sobre mis ojos, me lavé, y veo".

16. Sobre lo que decían algunos de los fariseos:

"No es enviado de Dios, este hombre, pues no guarda el sábado".

Otros, empero, decían:

"¿Cómo un hombre pecador puede hacer tales milagros?"

Y había disensión entre ellos.

17. Dicen, pues, otra vez al ciego:

"Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?"

Respondió:

"Que es un profeta".

18. Pero por lo mismo no creyeron los judíos que hubiese sido ciego, y recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres.

19. Y les preguntaron:

"Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que nació ciego? Pues ¿cómo ve ahora?"

20. Sus padres les respondieron, diciendo:

"Sabemos que éste es hijo nuestro, y que nació ciego".

21. Pero como ahora ve, no lo sabemos; ni tampoco sabemos quién le ha abierto los ojos; preguntádselo a él: edad tiene, él dará razón de sí".

22. Esto dijeron sus padres por temor de los judíos; porque ya éstos habían decretado echar de la sinagoga, o excomulgar, a cualquiera que reconociese a Jesús por el Cristo, o Mesías.

23. Por eso sus padres dijeron:

"Edad tiene, preguntádselo a él".

24. Llamaron, pues, otra vez al hombre que había sido ciego, y dijéronle:

"Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es un pecador".

25. Mas él les respondió:

"Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo antes era ciego, y ahora veo".

26. Replicáronle:

"¿Qué hizo Él contigo?  ¿Cómo te abrió los ojos?"

27. Respondióles:

"Os lo he dicho ya, y lo habéis oído:  ¿a qué fin queréis oírlo de nuevo?  ¿Sí será que también vosotros queréis haceros discípulos suyos?"

28. Entonces le llenaron de maldiciones, y por fin le dijeron:

"Tú seas su discípulo, que nosotros somos discípulos de Moisés.

29. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; mas éste no sabemos de dónde es". 

30. Respondió aquel hombre, y les dijo:

"Aquí está la maravilla, que vosotros no sabéis de dónde es éste, y con todo ha abierto mis ojos.

31. Lo que sabemos es que Dios no oye a los pecadores; sino que aquél que honra a Dios y hace su voluntad, éste es a quien Dios oye.

32. Desde que el mundo es mundo no se ha oído jamás que alguno haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.

33. Si este hombre no fuese enviado de Dios, no podría hacer nada de lo que hace".

34. Dijéronle en respuesta: 


"Saliste del vientre de tu madre envuelto en pecado, ¿y tú nos das lecciones? 

Y le arrojaron fuera.
35. Oyó Jesús que le habían echado fuera; y haciéndose encontradizo con él, le dijo:

"¿Crees tú en el Hijo de Dios?"

 36. Respondió él y dijo:


"¿Quién es, Señor, para que yo crea en Él?"

37. Díjole Jesús:

"Le viste ya, y es Él mismo que está hablando contigo".

38. Entonces dijo él:

"Creo, Señor".

Y postrándose a sus pies, le adoró.

39. Y añadió Jesús:





"Yo vine a este mundo a ejercer un justo juicio, para que los que no ven, vean, y los que ven, o soberbios presumen ver, queden ciegos".

40. Oyeron esto algunos de los fariseos, que estaban con él, y le dijeron:


"Pues qué, ¿nosotros somos también ciegos?"

41. Respondióles Jesús:


"Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero por lo mismo que decís: Nosotros vemos, y os juzgáis muy instruidos, por eso vuestro pecado persevera en vosotros".

Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús