jueves, 21 de noviembre de 2019

Santa Cecilia - Virgen y Mártir - Fiesta Noviembre 22




Martirologio Romano


Memoria de Santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la Vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).

La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana, hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del "título" de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.

En la Liturgia de las Horas se lee:



"El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo"




Mártir año 177. Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.

Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón:


"Solamente para el Señor"

(De este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano:




"Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí"

Cecilia le dijo que ella había hecho voto de virginidad, y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.

Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su Ángel de la Guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte. Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión.

Enseguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza.

Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: ésto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir. En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su Credo en Dios uno y trino.





La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

El Papa San Pascual I (817 - 824) trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la iglesia de Santa Cecilia en Transtévere. (Las reliquias de la santa habían sido descubiertas, gracias a un sueño, no en el cementerio de Calixto, sino en el cementerio de Pretextato). En 1599, el cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires. Según se dice, el cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados. Se cuenta que, en 1599, se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderna, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora:

"No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba", dijo más tarde el artista, "sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme"



La estatua se halla actualmente en la iglesia de Santa Cecilia, bajo el altar próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata. Sobre el pedestal de la estatua puso el escultor la siguiente inscripción:



"He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi"

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cecilia.htm

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/santos/cecilia.htm

¡ATENCIÓN! La Iglesia Católica sufrirá una peor persecución si colabora con el comunismo que si lo combate



Lunes, 20 de noviembre de 2017


La Iglesia sufrirá una peor persecución si colabora con el comunismo que si lo combate.

En 1963, el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira publicó su ensayo “La libertad de la Iglesia en el Estado Comunista”, en el cual desarrolla la cuestión de si la Iglesia Católica podía llegar a adoptar un modus vivendi que le permitiera evitar conflictos y persecuciones bajo un régimen comunista. El libro fue publicado en un momento en que dentro de la Iglesia Católica se promovía la idea de que la Santa Sede podía mejorar la situación de los católicos detrás del telón de acero si suavizaba sus condenas contra el Comunismo.

Hoy en día, cuando sectores de la Iglesia Católica en Colombia promueven la colaboración con la agenda comunista de los acuerdos firmados con las FARC en La Habana, el Centro Cultural Cruzada ha re-editado este texto profético bajo el título “Acuerdo con el régimen comunista: para la Iglesia, ¿esperanza o autodemolición?”

En el ensayo, se parte de la oposición insalvable entre la cosmovisión marxista y la cristiana, para explorar:


Los casos en los cuales el régimen comunista aceptaría la existencia de la Iglesia Católica dentro de su jurisdicción, a saber:


1) Que la Iglesia renunciara a condenar el materialismo marxista.

2) Que silenciara la Doctrina de la Iglesia sobre el derecho natural y la propiedad privada.

3) Que enseñase su Doctrina pero como un mero ideal irrealizable en la situación concreta, llamando a los católicos a acostumbrarse a las instituciones comunistas.


Su conclusión es que un acuerdo para permitir la actividad de la Iglesia a cambio de renunciar a aspectos fundamentales de su doctrina, como el derecho natural de propiedad o el principio de subsidiariedad, sería ventajoso para el régimen comunista pero letal para la Iglesia, puesto que negaría a los fieles el contenido íntegro de la Fe Católica, cultivando nuevas generaciones de católicos de nombre pero marxistas de convicción.

Hoy, 50 años después de la publicación del ensayo del Prof. Plinio Corrêa, un estudio de Jonathan Luxmoore, titulado “The God of the Gulag” (El Dios del Gulag), parece darle la razón. En este libro, Luxmoore hace una biografía comparada de los cardenales de los países de Europa del Este que tuvieron que sufrir la invasión de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, y la consiguiente imposición del régimen comunista.





Una de las conclusiones en este libro, es que de nada sirvieron los intentos por negociar y persuadir a los comunistas, la persecución sólo recrudeció. Sirva esto de advertencia para la Iglesia en nuestro país, pues a la hora de la persecución de nada les servirá haber colaborado con el ascenso de los comunistas al poder.


Fuente - Texto tomado de VOTOCATOLICOCOLOMBIA.CO:

Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo - Fiesta Noviembre 21




Hoy, celebramos junto con toda la Iglesia, la Presentación en el Templo de la niña Santa María.

Es en una antigua y piadosa tradición que encontramos los orígenes de esta fiesta mariana, que surge en el escrito apócrifo llamado "Protoevangelio de Santiago". Este relato cuenta que cuando la Virgen María era muy niña, sus padres San Joaquín y Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo, junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios.

Históricamente, el inicio de esta celebración fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén en el año 543. Estas fiestas se vienen conmemorando en Oriente desde el siglo VI, inclusive el emperador Miguel Comeno cuenta sobre esto en una Constitución de 1166.

Más adelante, en 1372, el canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V promulgó la fiesta para la Iglesia universal.




Oración






Santa Madre María,
tú que desde temprana edad
te consagraste al Altísimo,
aceptando desde una libertad
poseída el servirle plenamente
como templo inmaculado,
tú que confiando en tus santos padres,
San Joaquín y Santa Ana,
respondiste con una obediencia
amorosa al llamado de Dios Padre,
tu que ya desde ese momento
en el que tus padres te presentaron
en el Templo percibiste en tu interior
el profundo designio de Dios Amor;
enséñanos Madre Buena a ser
valientes seguidores de tu Hijo,
anunciándolo en cada momento
de nuestra vida desde una generosa
y firme respuesta al Plan de Dios.
Amén.


« Protoevangelio de Santiago »


Un apócrifo * de mediados o finales del siglo II. 
Es una fuente cristiana no canónica **


Sobre la presentación de María en el Templo



La Virgen María es presentada
en el Templo de Jerusalén
por sus padres Joaquín y Ana


Al llegar la niña a los tres años, dijo Joaquín:

«Llamad a las doncellas hebreas que están sin mancilla y que tomen sendas candelas encendidas (para que la acompañen), no sea que la niña se vuelva atrás y su corazón sea cautivado por alguna cosa fuera del templo de Dios»

Y así lo hicieron mientras iban subiendo al templo de Dios. Y la recibió el sacerdote, quien, después de haberla besado, la bendijo y exclamó:

«El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a los hijos de Israel»



Entonces la hizo sentar sobre la tercera grada del altar. El Señor derramó gracia sobre la niña, quien danzó, haciéndose querer de toda la casa de Israel. Bajaron sus padres, llenos de admiración, alabando al Señor Dios porque la niña no se había vuelto atrás. Y María permaneció en el templo como una paloma, recibiendo alimento de manos de un ángel.


Notas:

* Apócrifo: Todo libro que, atribuyéndose a autor sagrado, no está, sin embargo, incluido en el canon de la Biblia. 

** No canónica: No está incluido en (no forma parte de) el canon de la Biblia.


Oración
Presentación de Nuestra Señora al Templo








La niña María
-¡qué gracia en su vuelo!-
paloma del cielo,
al templo subía
y a Dios ofrecía
el más puro don:
sagrario y mansión
por Él consagrada
y a Él reservada
en su corazón.

¡Oh blanca azucena!,
la Sabiduría
su trono te hacía,
dorada patena,
de la gracia llena,
llena de hermosura.
Tu luz, Virgen pura,
niña Inmaculada,
rasgue en alborada
nuestra noche oscura.

Tu presentación,
princesa María,
de paz y alegría
llena el corazón.
De Dios posesión
y casa habitada,
eres la morada
de la Trinidad.
A su Majestad
la gloria le sea dada.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA:
http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=610

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:
http://www.devocionario.com/maria/infantita_4.html