martes, 12 de noviembre de 2019

San Diego (Didacus) de Alcalá - Patrono de los Hermanos Legos Franciscanos - Fiesta Noviembre 13




San Diego era un hermano lego franciscano OFM. Hizo muchos milagros. Murió en Alcalá de Henares, España, el 12 de noviembre de 1463. Se le conoció por su humildad, caridad, milagros, penitencia y contemplación. Es patrón de los hermanos franciscanos legos (no sacerdotes).

Nació de familia pobre en San Nicolás del Puerto, Sevilla. De muy joven se consagró al Señor como ermitaño en la capilla de San Nicolás de Bari, en su pueblo natal y después en la ermita de Albaida del Aljarafe (Sevilla), bajo la dirección de un sacerdote ermitaño. Diego fue recibido como hermano lego en los franciscanos frailes menores de la observancia, en Arruzafa, Córdoba (España). Hoy se encuentra en el lugar el parador de Arruzafa.

En 1441 fue enviado de misionero a las Islas Canarias donde ejerció en el convento de Arrecife como portero. Los hermanos de la comunidad llegaron a pensar que su generosidad era excesiva. En 1445 lo nombraron guardián del convento de San Buenaventura en Fuenteventura. El nombramiento era algo excepcional por tratarse de un hermano lego.




Fue de peregrino a Roma con ocasión del jubileo del 1450 y de la canonización de Bernardino de Siena ese año. Una epidemia azotó la ciudad de Roma. San Diego sirvió de enfermero en el convento de Ara Coeli durante tres meses. Muchos se sanaron milagrosamente.

Otro milagro fue la curación de un niño que se había quedado dormido dentro de un horno, el cual, al ser encendido, le causó graves quemaduras. Tras la intercesión del santo, el niño apareció sin quemaduras. San Diego solía atribuir los milagros a la Santísima Virgen María.




De regreso en España, lo asignaron al convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares (1456) donde ejerció como portero y jardinero por siete años, hasta su muerte el 12 de Noviembre de 1463. La infección de su cuerpo emitía una milagrosa fragancia y su cuerpo estuvo incorrupto, no sufrió rigor mortis y continuó exudando fragancia.

San Diego vivió entre los más humildes pero muerto fue visitado por los más poderosos. Cardenales, reyes y príncipes acudieron ante sus restos. Enrique IV de Castilla vino a pedirle la curación de Beltraneja. Felipe II llevó el cuerpo de San Diego al palacio para pedirle la curación de su hijo que se había accidentado. El milagro de la curación del príncipe Carlos sería introducido en el proceso de canonización e inmortalizado por Lope de Vega.

Sus restos se encuentran en la catedral de Alcalá de Henares, en una urna de plata. Su cuerpo incorrupto se expone cada año: el 13 de noviembre. Canonizado en 1588, San Diego fue el único santo canonizado por Sixto VI.

Polémica del toponímico: Fray Diego siempre llevó en vida el nombre de su humilde pueblo, llamándose Fray Diego de San Nicolás. Con ese nombre se le conoce en la bula de su canonización. Sin embargo en el santoral apareció como San Diego de Alcalá. En nombre de San Diego los franciscanos establecieron una misión en el sur de California que dio nombre a la ciudad que creció junto a ella.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Imitación de Cristo y desprecio de vanidades - Tomás de Kempis



...Quien me sigue no anda en tinieblas (Jn., 8, 12), dice el Señor






Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón. Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.


...1. Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo. El que quiera entender plenamente y saborear las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida.






...2. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios. Más deseo sentir la contrición que saber definirla. Si supieses toda la Biblia a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios? Vanidad de vanidades y todo vanidad (Eccl., l, 2), sino amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.






...3. Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y esperar en ellas. También es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no cuida, que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y no prever lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se pasó y no buscar con solicitud el gozo perdurable.






...4. Acuérdate frecuentemente de aquel dicho de la Escritura: No se harta la vista de ver ni el oído de oír (Eccl., 1, 8). Procura, pues, desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los que siguen su sensualidad manchan su conciencia, y pierden la gracia de Dios.
Fuente - Texto tomado de ENCUENTRA.COM:
http://encuentra.com/imitacion_de_cristo/imitacion_de_cristo_y_desprecio_de_vanidades13706/

San Josafat - Obispo y Mártir Año 1623 - Fiesta Noviembre 12



Josafat fue ordenado sacerdote, pero su vida siguió siendo como la del monje más mortificado. Muchas horas cada día y cada noche dedicadas a la oración, lectura y meditación en las Sagradas Escrituras y en los libros escritos por los santos. Como penitencias aguantaba los terribles fríos del invierno y los calores bochornosos del verano sin quejarse ni buscar refrescantes. Cuando lo sorprendía una espantosa tormenta de lluvias, truenos y rayos en pleno viaje, lo ofrecía todo por sus pecados. Cuando los pobres estaban en grave necesidad, se iba de casa en casa pidiendo limosnas para ellos, y la humillación de estar pidiendo la ofrecía por sus pecados y por los de los demás pecadores. Pero su especial mortificación era soportar las gentes ásperas e incomprensivas, sin demostrar jamás disgusto ni resentimiento. Fue nombrado superior del monasterio, en Vilma, pero varios de los monjes que allí vivían eran ortodoxos y antirromanos. Con gran paciencia, mucha prudencia y caridad llena de finura y de santa diplomacia, se los fue ganando a todos. Ellos se dieron cuenta de que Josafat tenía el don de consejo, y le iban a consultar sus problemas e inquietudes y sus respuestas los dejaban muy consolados y llenos de paz.

Con sus sabias conferencias los fue convenciendo poco a poco de que la verdadera Iglesia es la Católica y que el sucesor de San Pedro es el Sumo Pontífice y que a él hay que obedecer. Con razón los enemigos de la religión lo llamaban "ladrón de almas". Como jefe de los monasterios tenía el deber de visitar las casas que pertenecían a la religión. Una vez fue a visitar oficialmente una casa donde vivían unos 200 hombres que decían que se dedicaban a la religión, pero que en verdad no llevaban una vida demasiado santa. El jefe de esa casa salió furioso a recibirlo con unos perros bravísimos, anunciándole que si se atrevía a entrar allí sería destrozado por esas fieras. Pero el santo no se acobardó. Les habló de buenas maneras y los logró apaciguar. Ellos habían determinado echarlo al río, pero después de escucharlo y al darse cuenta de que era un hombre de Dios, santo y amable, aceptaron su visita, se hicieron sus amigos y aceptaron sus recomendaciones. Las gentes decían:

"Ahora sí que se repitió el milagro antiguo: Daniel fue al foso de los leones y éstos no le hicieron nada"



En 1617, fue nombrado arzobispo de Polotsk, y se encontró con que su arzobispado estaba en el más completo abandono. Se dedicó a reconstruir templos y a obtener que los sacerdotes se comportaran de la mejor manera posible. Visitó una por una todas las parroquias. Redactó un catecismo y lo hizo circular y aprender por todas partes. Dedicaba sus tiempos libres a atender a los pobres e instruir a los ignorantes. Las gentes lo consideraban un gran santo. Algunos decían que mientras celebraba Misa se veían resplandores a su alrededor. En 1620 ya su arzobispado era otra cosa totalmente diferente. Pero sucedió que un tal Melecio se hizo proclamar de arzobispo en vez de Josafat (mientras éste visitaba Polonia), y algunos revoltosos empezaron a recorrer los pueblos atizando una revuelta contra el santo, diciendo que no querían obedecer al Papa de Roma. Muchos relajados se sentían molestos porque San Josafat atacaba a los vicios y a las malas costumbres. En 1623, sabiendo que la ciudad de Vitebsk era la más rebelde y contraria a él, dispuso ir a visitarla para tratar de hacer las paces con ellos. Sus amigos le rogaban que no fuera, y varios le propusieron que llevara una escolta militar. Él no admitió ésto y exclamó:

"Si Dios me juzga digno de morir mártir, no temo morir"

El recibimiento fue feroz. Insultos, pedradas, amenazas. Cuando una chusma agresiva lo rodeó insultándolo, él les dijo:

"Sé que ustedes quieren matarme y que me atacan por todas partes. En las calles, en los puentes, en los caminos, en la Plaza Central, en todas partes me han insultado. Yo no he venido en son de guerra sino como pastor de las ovejas, buscando el bien de las almas. Pero me considero verdaderamente feliz de poder dar la vida por el bien de todos ustedes. Sé que estoy a punto de morir, y ofrezco mi sacrificio por la unión de todas las iglesias bajo la dirección del Sumo Pontífice"

Los enemigos se propusieron poner una trampa al santo para poderlo matar. Le enviaron un individuo que todos los días llegaba a su casa, mañana y tarde a insultarlo. Al fin uno de los secretarios del arzobispo detuvo al insultante para que no faltara más al respeto al prelado, y ésta era la señal que los asesinos buscaban. Inmediatamente dieron voz de alarma en toda la ciudad, reunieron la chusma y se lanzaron a despedazar a todos los ayudantes de San Josafat. Cuando él vio que iban a linchar a sus colaboradores, salió al patio y gritó a los atacantes:

"Por favor, hijos míos, no golpeen a mis ayudantes, que ellos no tienen la culpa de nada. Aquí estoy yo para sufrir en vez de ellos"

Al oír ésto los jefes de la sedición gritaron:

"¡Que muera el amigo del Papa!"




Y se lanzaron contra él. Le atravesaron de un lanzazo, le pegaron un balazo, y arrastraron su cuerpo por las calles de la ciudad y lo echaron al río Divna. Era el 12 de noviembre de 1623. Meses después los verdugos se convirtieron a la fe católica y pidieron perdón de su terrible crimen. El Papa ha declarado a San Josafat:


Patrono de los que trabajan por la unión de los cristianos


San Josafat Kunsevich fue canonizado en 1867 por el Papa Pío IX. Fue el primer santo de la Iglesia de oriente canonizado con proceso formal de la Sagrada Congregación de Ritos. Quince años más tarde, León XIII fijó el 14 de noviembre como fecha de la celebración de su fiesta en toda la Iglesia de occidente. La reforma litúrgica movió la fiesta al 12 de noviembre. El Papa Pío XI declaró a San Josafat, Patrón de la Reunión entre Ortodoxos y Católicos el 12 de noviembre de 1923, III Centenario de su martirio. El 25 de noviembre de 1963, durante el Concilio Vaticano II y por petición del Papa Juan XXIII, quien estaba muy interesado en la unidad, el cuerpo de San Josafat finalmente encontró su descanso en el altar de San Basilio en la Basílica de San Pedro.


Fuente - Texto tomado de EWTN:

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: