martes, 22 de octubre de 2019

San Juan de Capistrano - Religioso - Predicador (Año 1456) - Fiesta Octubre 23




Es éste uno de los predicadores más famosos que ha tenido la Iglesia Católica.

Nació en un pueblo llamado Capistrano, en la región montañosa de Italia, en 1386. Fue un estudiante sumamente consagrado a sus deberes y llegó a ser abogado y juez, y gobernador de Perugia. Pero en una guerra contra otra ciudad cayó prisionero. Tuvo un sueño en el que vió a San Francisco que le llamaba a entrar en la orden franciscana. En la cárcel se puso a meditar y se dio cuenta de que en vez de dedicarse a conseguir dinero, honores y dignidades en el mundo, era mejor dedicarse a conseguir la santidad y la salvación en una comunidad de religiosos, y entró de franciscano.

Como era muy vanidoso y le gustaba mucho aparecer, dispuso vencer su orgullo recorriendo la ciudad cabalgando en un pobre burro, pero montado al revés, mirando hacia atrás, y con un sombrero de papel en el cual había escrito en grandes letras:

"Soy un miserable pecador"

La gente le silbó y le lanzaron piedras y basura. Así llegó hasta el convento de los franciscanos a pedir que lo recibieran de religioso.

El Padre maestro de novicios dispuso ponerle pruebas muy duras para ver si en verdad este hombre de 30 años era capaz de ser religioso humilde y sacrificado. Lo humillaba sin compasión y lo dedicaba a los oficios más cansones y humildes, pero Juan en vez de disgustarse le conservó una profunda gratitud por toda su vida, pues le supo formar un verdadero carácter, y lo preparó para enfrentarse valientemente a las dificultades de la vida. Él recordaba muy bien aquellas palabras de Jesús:

"Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, se queda sin producir fruto, pero si muere producirá mucho fruto" (Jn. 12,24)

A los 33 años fue ordenado de sacerdote y luego, durante 40 años recorrió toda Europa predicando con enormes éxitos espirituales. Tuvo por maestro de predicación y por guía espiritual al gran San Bernardino de Siena, y formando grupos de seis y ocho religiosos se distribuyeron primero por toda Italia, y después por los demás países de Europa predicando la conversión y la penitencia.

Juan tenía que predicar en los campos y en las plazas porque el gentío tan enorme no cabía en las iglesias.




Su presencia de predicador era impresionante. Flaco, pálido, penitente, con voz sonora y penetrante; un semblante luminoso, y unos ojos brillantes que parecían traspasar el alma, conmovía hasta a los más indiferentes. La gente lo llamaba "El padre piadoso""el santo predicador". Vibraba en la predicación de las verdades eternas. La gente al verlo y oírlo recordaba la figura austera de San Juan Bautista predicando conversión en las orillas del río Jordán. Y les repetía las palabras del Bautista:

"Raza de víboras: tienen que producir frutos de conversión. Porque ya está el hacha de la justicia divina junto a la vida de cada uno, y árbol que no produce frutos de obras buenas será cortado y echado al fuego" (Lc. 3,7)



Muchos pedían a gritos la confesión, prometiendo cambiar de vida y estallaban en llanto de arrepentimiento. Las gentes traían sus objetos de superstición y los libros de brujería y otros juegos y los quemaban en públicas hogueras en la mitad de las plazas. Muchos jóvenes al oírlo predicar se proponían irse de religiosos. En Alemania consiguió 120 jóvenes para las comunidades religiosas y en Polonia 130. Sus sermones eran de dos y tres horas, pero a los oyentes se les pasaba el tiempo sin darse cuenta. Atacaba sin miedo a los vicios y malas costumbres, y muchísimos, después de escucharle, dejaban sus malas amistades y las borracheras. Después de predicar se iba a visitar enfermos, y con sus oraciones y su bendición sacerdotal obtenía innumerables curaciones.

Juan convertía pecadores no sólo por su predicación tan elocuente y fuerte, sino por su gran espíritu de penitencia. Dormía pocas horas cada noche. Vestía siempre trajes sumamente pobres. Comía muy poco, y siempre alimentos burdos y nunca comidas finas ni especiales. Una artritis muy dolorosa lo hacía cojear y dolores muy fuertes de estómago lo hacían retorcerse, pero su rostro era siempre alegre y jovial. En su cuerpo era débil pero en su espíritu era un gigante. Después de muerto reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones y suman 17 gruesos volúmenes.

La Comunidad Franciscana lo eligió por dos veces como Vicario General, y aprovechó este altísimo cargo para tratar de reformar la vida religiosa de los franciscanos, llegando a conseguir que en toda Europa esta Orden religiosa llegara a un gran fervor.

Muchos se le oponían a sus ideas de reformar y de volver más fervorosos a los religiosos. Y lo que más lo hacía sufrir era que la oposición venía de sus mismos colegas en el apostolado. Se cumplía en él lo que dice el Salmo:

"Aquél que comía conmigo el pan en la misma mesa, se ha declarado en contra de mí"



Pero esas incomprensiones le sirvieron para no dedicarse a buscar las alabanzas de las gentes, sino las felicitaciones de Dios. Él repetía la frase de San Pablo:

"Si lo que busco es agradar a la gente, ya no seré siervo de Cristo"



Juan tenía unas dotes nada comunes para la diplomacia. Era sabio, era prudente, y medía muy bien sus juicios y sus palabras. Había sido juez y gobernador y sabía tratar muy bien a las personas. Por eso cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas y con muy buenos resultados. Tres veces le ofrecieron los Sumos Pontífices nombrarlo obispo de importantes ciudades, pero prefirió seguir siendo humilde predicador, pobre y sin títulos honoríficos.

Cuarenta años llevaba Juan predicando de ciudad en ciudad y de nación en nación, con enormes frutos espirituales, cuando a la edad de 70 años lo llamó Dios a que le colaborara en la liberación de sus católicos en Hungría. Y fue de la siguiente manera:

En 1453 los turcos musulmanes se habían apoderado de Constantinopla, y se propusieron invadir a Europa para acabar con el cristianismo. Y se dirigieron a Hungría. Las noticias que llegaban de Serbia, nación invadida por los turcos, eran impresionantes. Crueldades salvajes contra los que no quisieran renegar de la fe en Cristo, y destrucción de todo lo que fuera cristiano católico. Entonces Juan se fue a Hungría y recorrió toda la nación predicando al pueblo, incitándolo a salir entusiasta en defensa de su santa religión. Las multitudes respondieron a su llamado, y pronto se formó un buen ejército de creyentes.

Los musulmanes llegaron cerca de Belgrado con 200 cañones, una gran flota de barcos de guerra por el río Danubio, y 50.000 terribles jenízaros de a caballo, armados hasta los dientes. Los jefes católicos pensaron en retirarse porque eran muy inferiores en número. Pero fue aquí cuando intervino Juan de Capistrano. El gran misionero salvó a la ciudad de Bucarest de tres modos:




  1. El primero, convenciendo al jefe católico Hunyades a que atacara la flota turca que era mucho más numerosa. Atacaron y salieron vencedores los católicos.
  2. El segundo, fue cuando ya los católicos estaban dispuestos a abandonar la fortaleza de la ciudad y salir huyendo. Entonces Juan se dedicó a animarlos, llevando en sus manos una bandera con una cruz y gritando sin cesar: Jesús, Jesús, Jesús. Los combatientes cristianos se llenaron de valor y resistieron heroicamente.
  3. Y el tercer modo, fue cuando ya Hunyades y sus generales estaban dispuestos a abandonar la ciudad, juzgando la situación insostenible, ante la tremenda desproporción entre las fuerzas católicas y las enemigas, Juan recorrió todos los batallones gritando entusiasmado: "Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión". Entonces los católicos dieron el asalto final y derrotaron totalmente a los enemigos que tuvieron que abandonar aquella región.

Jamás empleó armas materiales. Sus armas eran la oración, la penitencia y la fuerza irresistible de su predicación.




Las gentes decían que aquellos cuarteles de guerreros más parecían casas de religiosos que campamentos militares, porque allí se rezaba y se vivía una vida llena de virtudes. Todos los capellanes celebraban cada día la santa misa y predicaban. Muchísimos soldados se confesaban y comulgaban. Y los militares repetían en sus batallones:

"Tenemos un capellán santo. Hay que portarse de manera digna de este gran sacerdote que nos dirige. Si nos portamos mal no vamos a conseguir victorias sino derrotas"

Y los oficiales afirmaban:

"Este padrecito tiene más autoridad sobre nuestros soldados, que el mismo jefe de la nación"

Mientras los católicos luchaban con las armas en Hungría, el Sumo Pontífice hacía rezar en todo el mundo el Ángelus (o tres Avemarías diarias) por los guerreros católicos y la Santísima Virgen consiguió de su Hijo una gran victoria. Con razón en Budapest le levantaron una gran estatua a San Juan de Capistrano, porque salvó la ciudad de caer en manos de los más crueles enemigos de nuestra santa religión.

Y sucedió que la cantidad de muertos en aquella descomunal batalla fue tan grande, que los cadáveres dispersados por los campos llenaron el aire de putrefacción y se desató una furiosa epidemia de tifo. San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida con tal de conseguir la victoria contra los enemigos del catolicismo, y Dios le aceptó su oferta. El santo se contagió de tifo, y como estaba tan débil a causa de tantos trabajos y de tantas penitencias, murió el 23 de octubre de 1456.

Gran apóstol:
alcánzanos de Dios
entusiasmo y valor
para defender siempre
nuestra amada
Religión Católica

Orad y trabajad por la nación
donde estáis viviendo, 
porque su bien será vuestro bien
(S. Biblia, Jeremías 29)

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_Capistrano.htm

Foto inédita que muestra ternura de San Juan Pablo II


Foto poco conocida de San Juan Pablo II charlando amigablemente con el cardenal Wyszynki. El papel de los dos en la historia de Polonia y de la Iglesia es inmenso, pero sobre todo, fueron hombres de fe y amigos. Un museo dedicado a ambos está siendo construido en Varsovia, junto al Templo de la Divina Providencia.

Fuente - Texto y foto tomadas de ES.ALETEIA.ORG:

EXORCISMOS: San Juan Pablo II hace enfurecer al diablo



El Pontífice realizó exorcismos y advirtió a la humanidad: El diablo está mas activo que nunca.






La Iglesia recuerda la memoria litúrgica de Juan Pablo II, en el 41 aniversario del inicio de su pontificado. El 22 de octubre de 1978, Papa Wojtyła marcó la historia y la humanidad con su célebre frase:

“¡No tengan miedo! ¡Abran – aún más – abran de par en par las puertas a Cristo!”


Juan Pablo II también fue un papa exorcista, odiado y temido por el diablo, según el famoso exorcista, el padre Gabriel Amorth. Hasta el inicio de su pontificado, los exorcismos eran considerados como una práctica ‘medieval’ que estaba desapareciendo de frente a los progresos de la ciencia psiquiátrica, médica y la tecnología.

400 años después, el Papa ‘venido desde muy lejos’ realizó un rito de exorcismo dentro de la ciudad del Vaticano, según documenta el periodista David Murgia en una transmisión de la televisión de los obispos italianos, TV2000.

Cuando era sacerdote (según las fuentes de TV2000) el joven sacerdote polaco había realizado el rito del exorcismo a varias personas con males inexplicables y supuestamente poseídas.

Jacques-Paul Martin, ex prefecto de la casa pontificia durante el pontificado de Juan Pablo II en un libro póstumo confirma que en 1982, el Pontífice polaco ha enfrentado el diablo en el Vaticano liberando a una joven mujer víctima de posesión diabólica.

El prelado cuenta que el obispo de Spoleto, región italiana de Perusia en Umbria, pidió una audiencia al Papa para presentarle el caso de Francisca, una mujer que se revolcaba por el suelo gritando.


“Nosotros sentíamos sus gritos, Juan Pablo II ha comenzado a rezar pronunciando varias oraciones”

Era el 27 de marzo de 1982, Francisca y su familia atraviesan la Plaza de San Pedro. Los médicos no logran resolver el enigma y la mujer está bajo el cuidado de un sacerdote exorcista y su párroco. Por ser un caso inexplicable, el obispo de Spoleto, Alberti, trae a la joven mujer ante el Papa.

El párroco de Santa Assunta (Cesi-Terni), padre Baldini Ferroni, acompañó a Francisca y su familia hasta el Vaticano y cuenta detalles de lo ocurrido.


“Nos llevaron a una habitación donde el Papa Wojtyła se vestía para ir a las misas”

“Ella no tenía emociones. El Papa ha tomado en mano el libro del rito del exorcismo y ha comenzado a leer en latín. La joven temblaba aunque tenía una expresión en su rostro de ausencia”, contó el sacerdote Baldini Ferroni

El papa Juan Pablo II luego de hacer el rito pidió a los presentes de estar tranquilos y seguir rezando por ella. Francisca ahora está bien, se ha casado, tiene 4 hijos y lleva una vida normal. Y de la posesión no quedó alguna secuela. Lo confirmó su párroco al periodista David Murgia de TV2000.

“Yo he realizado el rito del exorcismo a varias personas que aún después de veinte años no han sido liberadas completamente, siempre se llega a dar beneficios, pero liberarlas es otra cosa”, comentó Amorth, sobre el poder del exorcismo realizado por Juan Pablo II.

La lucha espiritual de Wojtyła contra el demonio


Karol Józef Wojtyła consideraba la lucha espiritual contra el príncipe de los ‘espíritus impuros’ y del gran tentador como equivalente a difundir la palabra de Dios. Muchos son sus discursos y menciones a las mentiras y las seducciones del pecado.

El 9 de marzo de 2003 durante el Ángelus en la Plaza de San Pedro, el anciano Papa ya enfermo advierte al mundo del contexto internacional de guerra y de la necesidad de convertir los corazones a la paz verdadera.

“Al respecto, es muy elocuente el ejemplo de Cristo que desenmascara y vence las mentiras de Satanás con la fuerza de la verdad, contenida en la palabra de Dios”, dijo.




El futuro santo, muy conocido por sus colaboradores por su espiritualidad y fuerte oración aseguró:


“En lo más íntimo de cada persona resuenan la voz de Dios y la insidiosa voz del maligno. Esta última trata de engañar al hombre, seduciéndolo con la perspectiva de falsos bienes, para alejarlo del verdadero bien, que consiste precisamente en cumplir la voluntad divina”.

En 2004, en febrero en el aula Nervi, recordó que Cristo luchó contra Satanás. 


“Estamos llamados a una lucha resuelta contra el demonio, sólo así con una renovada visión de la voluntad de Dios podemos ser fieles a la vocación cristiana de esa de ser testimonios del evangelio”.

En diversas ocasiones Papa Wojtyła manifiesta que la obra del demonio se manifiesta a través del mal de la droga, la guerra, la decadencia moral, la persecución de los cristianos y las ideologías de su momento.

“Juan Pablo II ha hecho tantos discursos sobre Satanás a nivel doctrinal, pero el más reconocido ha sido el discurso que ha hecho de frente a la Gruta de San Miguel Arcángel, cerca de San Giovanni Rotondo, cerca de Padre Pío”, dijo a TV2000 el sacerdote Gabriel Amorth y famoso exorcista en una de sus últimas entrevistas concedidas a los medios de comunicación.

Juan Pablo II pidió el 24 de mayo de 1987:






“Ayuda al arcángel San Miguel para luchar contra el diablo”

Durante su visita al santuario en Foggia (región italiana de Apulia).








“El demonio está aún vivo y trabaja en el mundo”, dijo Wojtyła, “y de su obra dependen el mal y los desórdenes presentes en el hombre y en la sociedad”.




Juan Pablo II afirmó que:


“Las puertas del infierno no prevalecerán, como ha prometido el Señor, pero esto no significa que estemos exentos de la prueba y de la batalla contra las asechanzas del maligno”.

Al final de la misa, el Papa repitió en latín:


“San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla”.

El recordado exorcista Amorth evocó que:


“En esta gruta del santuario del Arcángel Miguel, representado con la espada y el diablo bajo los pies, ha dado la raíz a todas la representaciones de San Miguel, y en esa ocasión, (el Papa) alertó que el diablo está en plena actividad en nuestros días”.


“A aquellos que no lo creen, yo les digo: el diablo se los porta a todos porque sin saberlo no están con Jesucristo, están con Satanás”.

El diablo confiesa por qué tiene miedo de Juan Pablo II


El padre Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, declaró a TV2000 que ha descubierto que: 


"San Juan Pablo II es un poderoso intercesor para luchar contra el diablo y liberar a los endemoniados".

Amorth contó también en el libro escrito a dos manos con el periodista italiano Pablo Rodari, que:


“Le he preguntado al demonio más de una vez: ‘¿Por qué temes tanto a Juan Pablo II?’

En primer lugar, aseguraba el sacerdote Amorth, el demonio le respondió que:


"El papa santo desarmó sus planes en la Tierra". Amorth interpretó la respuesta del demonio con la caída del Comunismo y el Marxismo en la antigua Unión Soviética.

Y en segundo lugar, el exorcista italiano que murió a los casi noventa años en septiembre de 2016, expresó que:


"El diablo estaba furioso con Juan Pablo II porque le arrebató a muchos jóvenes de sus manos".

Precisamente, el sacerdote italiano explicó que la razón es que:


“Hay muchos jóvenes que, gracias a Juan Pablo II, se convirtieron. Tal vez algunos ya eran cristianos pero no practicantes, y luego con Juan Pablo II volvieron a la práctica".

Por otro lado, el padre Amorth destacó que:




Juan Pablo II y Padre Pío son aliados contra el demonio, pero que sin duda no se puede comparar al poder de la Virgen María, madre de Jesús.


“Una vez le pregunté a Satanás. ‘¿pero por qué te asustas más cuando invoco a Nuestra Señora que cuando invoco a Jesucristo?’ Me contestó: ‘porque me humilla más ser derrotado por una criatura humana que ser derrotado por Él", dijo.

Asimismo, cabe destacar que durante el Pontificado de Juan Pablo II en la diócesis de Roma se estableció como prioridad volver a desempolvar el antiguo rito del exorcismo y formar sacerdotes en esta misión espiritual de sanación y liberación.

De hecho, en julio de 2014, la Congregación para el Clero, con la bendición del Papa Francisco, reconocía jurídicamente a la Asociación Internacional de Exorcistas (Aie), así el Vaticano reconoció formalmente que existe un grupo de 250 sacerdotes en 30 países que luchan contra la posesión demoníaca.

Favor leer:

Invocar a Juan Pablo II es efectivo contra el diablo, dice famoso exorcista

Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
https://es.aleteia.org/2016/10/22/juan-pablo-ii-hace-enfurecer-el-diablo/