domingo, 8 de septiembre de 2019

San Pedro Claver - Patrono de Colombia - Fiesta Septiembre 9



  • Nombre: Juan Pedro Claver
  • Nacimiento: Verdú - Cataluña (España) Junio de 1580; bautizado en Junio 16
  • Fallecimiento: Cartagena (Colombia) - Septiembre 9 de 1654
  • Canonización: Ciudad del Vaticano - Enero 15 de 1888
  • Patronazgo: Declarado patrono de las misiones entre los negros (Julio 7 de 1896) - Declarado defensor de los derechos humanos en 1985. Es patrono de Colombia y de las personas afro-americanas
Se graduó de la Universidad de Barcelona y a los 19 años decide ser Jesuita e ingresó a Tarragona. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encontró con San Alonso Rodríguez, portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro, y desde entonces no paró de animarlo a ir a evangelizar los territorios españoles en América.

Pedro creyó en esta inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus superiores se embarcó hacia la Nueva Granada en 1610.



Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada, que había comenzado desde el segundo viaje de Colón el 12 de enero de 1510. Cartagena por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas, se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo.

Estudió su teología en Santa Fe de Bogotá durante dos años, uno más en Tunja y luego fue enviado a Cartagena, donde fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 1616.

En aquellos tiempos, la trata de negros era uno de los espectáculos más deprimentes de la humanidad. Arrancados de África, eran transportados como mercancía en el fondo de los barcos, donde morían muchas veces más de dos tercios de los que viajaban. Mal alimentados, desnudos, atados con argollas, eran presa de la viruela negra y de toda clase de enfermedades.




Mil esclavos desembarcaban cada mes y cuando anunciaban su llegada, el padre Claver salía a visitarlos, les llevaba comida, los instruía y los bautizaba. Se calcula que catequizó y bautizó a más de 300.000 negros en los 40 años de intensa labor misionera que realizó en Cartagena, convirtiéndose en apóstol de los esclavos negros.

Aterrorizados por la idea de que los llevaban para hacer aceite de sus cuerpos, eran vendidos en trata pública al llegar el barco a alguna de las ciudades de América. De ésto, hace sólo tres siglos...

Pedro Claver espera los barcos en el puerto, alimenta a los negros que llegan sin fuerzas, cura a los enfermos. Intenta comprar a los que puede y a los que nadie quiere. Bautiza a los moribundos. Y cuando sus manos se resisten a cuidar las llagas más repugnantes, saca el cilicio y la disciplina y se somete a sus efectos hasta que sangra; después, besa las purulencias de los apestados.


Es el padre de los negros, de los negros en esclavitud, de los abandonados por enfermos o por inútiles... A una pobre mujer aislada en una alta choza, a causa del nauseabundo olor que despide, la visita tres o cuatro veces por día, durante varios años. 




Como ha adquirido fama de santo, algunas damas que se consideran virtuosas van a él para confesarse; y a veces las damas virtuosas tienen que esperar a que pasen todos los negros, que están formando cola para recibir su absolución y sus consejos.

En Cartagena, Claver es acusado de infectar las iglesias con sus negros, con el olor de sus negros. Casi todos los ricos y poderosos de la ciudad le desprecian. Pero él no se inmuta. Se ha trazado un camino y piensa seguirlo hasta la muerte.

En 1650 se declara en la población una peste. Los más atacados por su virulencia son, precisamente, los negros. Claver se desvive, va de un lado para otro, ejerciendo sus ministerios, socorriendo a todos en lo posible y en todas formas.



Pero, al fin, sucumbe también él y cae víctima de una parálisis rara, desconocida. Es la última prueba que Dios le deparaba. Ya no puede visitar a sus enfermos... y sus enfermos se olvidan de él.

Pedro Claver pasa cuatro años abandonado de todo el mundo, sin poderse mover. Los mismos que están en torno suyo lo maltratan. Y con paciencia imponente lo resiste todo, porque cree merecer aquello como castigo de Dios por sus pecados.

El día 6 de septiembre de 1654 corre por la ciudad una noticia: el Padre Claver se está muriendo. Y es entonces cuando empiezan a surgir de nuevo cuantos le deben la vida o la fe, todos aquellos a quienes él en otros tiempos favoreció.

La estancia del Padre Pedro se llena de negros y de blancos. De todas partes acude gente que lo quiere ver, que lo quiere oír por última vez, que quiere tocar sus manos. Así dos días. Al octavo del mes, languidece el Santo irremediablemente y su alma se evade del peso de su cuerpo para ir a gozar de la bienaventuranza eterna. ¡Había cumplido setenta años!



En la mañana del 9 de septiembre de 1654, con gran paz se fue al cielo. Beatificado el 16 de julio de 1850 por Pío IX. Canonizado el 15 de enero de 1888 por León XIII junto con Alonso Rodríguez.

El 7 de julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros, por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos del puerto de Cartagena de Indias (Colombia). El Papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena. En 1985, el Congreso de la República de Colombia lo declaró "Defensor de los Derechos Humanos".

Fuente - Texto tomado de WIKIPEDIA.ORG:

Fuente - Texto tomado de MULTIMEDIOS.ORG - BEC:

Novena a Nuestra Señora de los Dolores - Día Tercero - Septiembre 9 de 2019



Oración
Señor Mío Jesucristo

Señor mio, Jesucristo, 
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío, 
por ser Vos quién sois
y porque os amo
sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón
haberos ofendido; 
propongo firmemente
nunca más pecar, 
apartarme de todas
las ocasiones de ofenderos, 
confesarme y,
cumplir la penitencia
que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor,
mi vida, obras y trabajos, 
en satisfacción de todos
mis pecados, y, así como lo suplico,
así confío en vuestra
bondad y misericordia infinita, 
que los perdonareis,
por los méritos de vuestra
preciosísima sangre,
pasión y muerte,
y me dareis la gracia
para enmendarme,
y perseverar en vuestro
santo amor y servicio, 
hasta el fin de mi vida.
Amén

Oración Inicial


Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas. 

Rezar la oración
del día correspondiente:

Día Tercero

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, líbrame de toda ambición y soberbia y haz que, en vez de arrojar de mi lado a tu Hijo, le llame a mi, y, pospuestos todos mis intereses, le haga reinar sobre mi, siendo yo su vasallo fiel y obediente, para reinar con él en la gloria.

Terminar con la
oración final
para todos los días

Oración Final
para todos los días


Acuérdate, Virgen Madre de Dios,
cuando estés en la presencia del Señor,
de hablar en favor nuestro y que aparte
su indignación de nosotros.

Oh Santísima Madre,
hazme esta gracia:
fija en mi corazón
con eficacia las llagas
de Jesús crucificado.

Haz que de Cristo
en mí lleve la muerte,
que participe su pasión y suerte
y medite en sus llagas apenado.

Para que no arda
en los eternos fuegos,
defiéndeme tú, oh Virgen,
con tus ruegos, en el día del juicio.

Y tú, oh Cristo,
al salir yo de esta vida,
por tu Madre querida,
haz que llegue a la palma de victoria.

Cuando mi cuerpo muera,
haz que mi alma adquiera
del paraíso la gloria.

Rezar tres Avemarías

Ruega por nosotros,
Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente
junto a la cruz de Jesucristo.

Nuestra Señora de la Buena Muerte,
ruega por nosotros.


Siete gracias concedidas
por la Santísima Virgen María


Favor leer el siguiente link:


Oremos:

Te rogamos, Señor Nuestro Jesucristo,
que interceda ante tu clemencia
la bienaventurada Virgen María
Tu Madre, cuya alma atravesó
la espada de dolor
en la hora de tu Pasión.
Lo pedimos por Ti,
oh Jesucristo, Salvador del mundo,
que vives y reinas con el Padre
y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén

San José,
ruega por nosotros


Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 14, 25-33



25. Sucedió que yendo con Jesús gran multitud de gentes, vuelto a ellas les dijo:
26. "Si alguno de los que me siguen no aborrece o no ama menos que a Mí a su padre y madre, y a la mujer, y a los hijos, y a los hermanos y hermanas, y aún a su vida misma, no puede ser mi discípulo.


27. Y el que no carga con su cruz, y no me sigue, tampoco puede ser mi discípulo.

 

28. Porque, ¿quién de vosotros queriendo edificar una torre, no echa primero despacio sus cuentas, para ver si tiene el caudal necesario con qué acabarla.

29. No le suceda que, después de haber echado los cimientos, y no pudiendo concluirla, todos los que lo vean, comiencen a burlarse de él.

30. Diciendo: Ved ahí un hombre que comenzó a edificar, y ¿no pudo rematar?

31. O ¿cuál es el rey que habiendo de hacer guerra contra otro rey, no considera primero despacio si podrá con diez mil hombres hacer frente al que con veinte mil viene contra él?

32. Que si no puede, despachando una embajada, cuando está el otro todavía lejos, le ruega con la paz.

33. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo".
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

La Natividad de la Santísima Virgen María - Fiesta Septiembre 8



Según la opinión de algunos orientalistas, la Virgen María nació el 8 de septiembre (Tisri), primer mes civil de los judíos.

Nazareth, patria de una Virgen, cuna de un Dios, envuelto aún con los últimos crespones de la noche, duerme tranquilo a un extremo del pintoresco valle de Esdrelón.

¡Nazareth azulada paloma de Oriente que formaste tu nido a la sombra del Hermón para embriagarte con el perfume que te envían los floridos campos de Canaán, que fueron en un tiempo el codiciado jardín de la tribu israelita de Zabulón!

¡Nazareth, modesta azucena de los valles, en cuyo cáliz depositó Dios la perla de Oriente, el grano de oro del Cristianismo!

Una niña, hermosa como la estrella de la mañana, acaba de respirar el primer soplo de vida. Su cuna no se cubre con las ricas colchas de Egipto ni se adorna con el oro de Persia. Sus pañales no se perfuman con la esencia del nardo, ni se enciende mirra y aceite balsámico en los pebeteros de plata, como hacen los príncipes hebreos. Pobre y tosco lino cubre sus delicadas carnes. Una choza la alberga y humildes mujeres del pueblo rodean su cuna y reciben su primera sonrisa.

Y sin embargo, aquella débil criatura ha nacido destinada a ser la Reina de los Cielos, la Madre de los Ángeles, la Esposa de Dios. Los conquistadores de la tierra depondrán los cetros a sus plantas, los reyes doblarán ante Ella sus altivas frentes, y los afligidos, implorando su protección, irán a adorarla de rodillas ante los altares levantados por la fe cristiana.

Porque Ella será:
"Un tronco recto y brillante en que no se ha de encontrar jamás, ni el nudo del pecado original ni la corteza del pecado actual" (San Ambrosio)
Su nombre será para los afligidos:
"Más dulce a los labios que un panal de miel, más lisonjero al oído que un suave cántico, más delicioso al corazón que la alegría más pura" (San Antonio de Padua)







La Virgen María fue la Madre de Jesús y, con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas. Dios escogió a esta mujer para ser la Madre de Su Hijo. Con Ella se aproximó la hora de la salvación. Por esta razón la Iglesia celebra esta fiesta con alabanzas y acciones de gracias. La vida de la Virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por Ella derramó sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a Ella.






La fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (687 - 701 d.C.), al establecer que se celebraran en Roma cuatro fiestas en honor de Nuestra Señora:

  1. La Anunciación
  2. La Asunción
  3. La Natividad
  4. La Purificación

Se desconoce el lugar donde nació la Virgen María. Algunos dicen que nació en Nazareth, pero otros opinan que nació en Jerusalén, en el barrio vecino a la piscina de Betesda. Ahí, ahora, hay una cripta en la Iglesia de Santa Ana, que se venera como el lugar en el que nació la Madre de Dios.








Hoy celebramos el nacimiento de la gloriosa Virgen María, del linaje de Abraham, nacida de la tribu de Judá, y de la noble estirpe de David. Su vida incomparable ilumina a toda la Iglesia.

Tu nacimiento, Santa Madre de Dios, ha anunciado la alegría al mundo entero, pues de ti nació el sol de justicia, Cristo nuestro Dios.

Celebración



Desde muy antiguo se tienen noticias de esta fiesta de la Virgen, primero en Oriente y luego en la Iglesia universal. Esta festividad, en la que se conmemora el nacimiento de la que habría de ser la Madre de Dios, y también Madre nuestra, está llena de alegría. Su llegada al mundo es el anuncio de la Redención ya próxima. Muchos pueblos y ciudades, bajo diversas advocaciones celebran hoy su fiesta.

El nacimiento de la Virgen María es un anuncio del nacimiento de Jesús, el preludio de la Buena Nueva. La llegada de esta niña al hogar de San Joaquín y Santa Ana significa para el mundo la verdadera esperanza y la aurora de la salvación.

Entre las fiestas con que la Iglesia honra a su Madre, es lógico que ocupe un lugar importante el recuerdo de su nacimiento. La llegada al mundo de la que habría de ser Madre de Dios, es un anuncio y un anticipo de la redención obrada por Jesucristo. Concebida sin mancha de pecado, María nace llena de gracia y de santidad.



Datos históricos y teológicos
de la celebración



El evangelio no dice nada del nacimiento de Nuestra Señora. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.

La fiesta de la natividad de la Santísima Virgen surgió en Oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el siglo V. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María.



Oración del Santo Padre
Juan Pablo II
Fiesta Litúrgica de la
Natividad de la Virgen María






¡Oh Virgen naciente,
esperanza y aurora de salvación para todo el mundo,
vuelve benigna tu mirada materna hacia todos nosotros,
reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!

¡Oh Virgen fiel,
que siempre estuviste dispuesta
y fuiste solícita para acoger,
conservar y meditar la Palabra de Dios,
haz que también nosotros,
en medio de las dramáticas
vicisitudes de la historia,
sepamos mantener siempre intacta
nuestra fe cristiana, tesoro precioso
que nos han transmitido nuestros padres!

¡Oh Virgen potente,
que con tu pie aplastaste
la cabeza de la serpiente tentadora,
haz que cumplamos, día tras día,
nuestras promesas bautismales,
con las cuales hemos renunciado a satanás,
a sus obras y a sus seducciones,
y que sepamos dar en el mundo
un testimonio alegre de esperanza cristiana!

¡Oh Virgen clemente,
que abriste siempre tu corazón materno
a las invocaciones de la humanidad,
a veces dividida por el desamor y también,
desgraciadamente, por el odio y por la guerra,
haz que sepamos siempre crecer todos,
según la enseñanza de tu Hijo,
en la unidad y en la paz,
para ser dignos hijos del único Padre celestial!

Amén.

(Misa en Frascati, 8 de septiembre de 1980)


Algo que no debes olvidar

  • María vino al mundo sin pecado original y con la gracia santificante.
  • La Virgen María fue escogida para ser la Madre de Dios.
  • La Virgen María fue pura y santa.
  • Al nacer la Virgen María se cumplió la promesa de Dios, de que mandaría al mundo a una mujer de la que nacería el Salvador para liberarnos del pecado.






Oración de Amor hacia María


¡Reina del cielo y de la tierra!
¡Madre del soberano Señor del Universo!
¡Criatura la más sublime, excelsa y amable!
Es verdad que muchos ni te conocen ni te aman;
pero miríadas de ángeles y santos en el cielo te aman
y no cesan de cantar tus alabanzas y aún en la tierra
¡cuántos felizmente se consumen en tu amor
y andan de tu bondad enamorados!
¡Ojalá te amara yo también, mi amable Señora!
¡Quién me diera el pensar siempre en ti,
servirte, alabarte y honrarte, y trabajar
para que de todos fueras honrada y amada!
Has llegado a enamorar a Dios,
y con tu belleza por decirlo así,
lo has atraído del seno del Eterno Padre,
y lo has hecho venir a la tierra
para hacerse hombre e Hijo tuyo.
Y yo, pobre gusanillo, ¿viviré sin amarte?
También yo te quiero amar de verdad,
y hacer cuanto pueda por verte amada por todos.
Ya ves, Señora, el deseo que tengo de amarte,
ayúdame para cumplirlo.
Sé que a tus amantes, tu Dios los mira complacido;
Él, después de su gloria,
nada desea más que la tuya,
verte honrada y amada por todos.
Toda mi dicha la espero de ti, Señora,
tú me has de obtener el perdón de todos mis pecados,
tú, la perseverancia;
tú me has de asistir en la hora de la muerte;
tú me has de librar del purgatorio;
tú, en fin, me has de conducir al paraíso.
Todo esto han esperado de ti los que te aman,
y ninguno se ha visto defraudado.
Lo mismo espero yo,
ya que te amo con todo el corazón,
y sobre todas las cosas, después de Dios.
Amén.
San Alfonso María de Ligorio


Oración
Devoción a la Virgen Niña



Dulcísima Niña María, radiante Aurora del Astro Rey, Jesús,
escogida por Dios desde la eternidad para ser la Reina de los cielos,
el consuelo de la tierra, la alegría de los ángeles, el templo y sagrario
de la adorable Trinidad, la Madre de un Dios humanado;
me tienes a tus plantas, oh infantil Princesa,
contemplando los encantos de tu santa infancia.
En tu rostro bellísimo se refleja la sonrisa de la Divina Bondad,
tus dulces labios se entreabren para decirme:
"Confianza, paz y amor..."
¿Cómo no amarte, María, luz y consuelo de mi alma...,
ya que te complaces en verte obsequiada y honrada
en tu preciosa imagen de Reina parvulita?
Yo me consagro a tu servicio con todo mi corazón.
Te entrego, amable Reina, mi persona,
mis intereses temporales y eternos.
Bendíceme Niña Inmaculada,
bendice también y protege a todos
los seres queridos de mi familia.
Sé Tú, Infantil Soberana, la alegría,
la dulce Reina de mi hogar,
a fin de que por Tu intercesión y tus encantos
reine e impere en mi corazón y en todos
los que amo, el dulcísimo Corazón de Jesús Sacramentado.

Amén.

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:
http://www.devocionario.com/maria/infantita_3.html