domingo, 1 de septiembre de 2019

TERRIBLE PROFECÍA: Dios con su Justicia Divina llegará pronto a castigar el mundo


Revelación privada a la Beata Elena Aiello

La Virgen advirtió en 1954 qué hacer ante crisis provocadas por sacerdotes «que son causa de escándalo».



La Justicia divina reclama la satisfacción de tantas ofensas y maldades que cubren la tierra y no se puede tolerar más. 

Por: n/a | Fuente: PortaLuz.org // Religión en Libertad 


El 2 de abril de 2011 Su Santidad Benedicto XVI reconoció formalmente un milagro atribuido a la intercesión de Sor Elena Aiello, fallecida en 1961. El día de la Santa Cruz, 14 de septiembre de 2011 fue beatificada en Cosenza (Calabria, Italia).


Su amor y fidelidad a Dios, señala la web Portaluz, le habían hecho merecedora de compartir los estigmas de Cristo. Pero esta mística del siglo XX recibió además ocasionalmente el don de profecía que le permitió por ejemplo advertir el trágico final de Benito Mussolini; y también el privilegio de recibir revelaciones místicas… cuyos contenidos advierten a la humanidad y urgen a la conversión.

En marzo de 1922 mientras practicaba en privado la devoción de los «trece viernes» de San Francisco de Paula, recibió los estigmas al tiempo que su rostro sudaba sangre. Desde entonces la efusión de sangre en su cara es un fenómeno que se repetirá cada viernes de marzo y especialmente en Viernes Santo; al fenómeno físico del sangrado se unía el dolor, la privación de los sentidos, el hablar proféticamente en nombre de Jesús, de María o de San Francisco de Paula. En 1928 con Gina Mazza dan inicio en Cosenza a las Mínimas de la Pasión (Suore Minime della Passione di Nostro Signore Gesù Cristo), con el objetivo de honrar la Pasión del Señor y socorrer espiritual y materialmente a los pobres, especialmente a la infancia necesitada.



De ella se cuentan muchas profecías y avisos. Los más llamativos fueron los dirigidos a Mussolini, primero advirtiéndole de lo bien que le iría si no participaba en la Guerra Mundial y lo mal que lo pasaría Italia si lo hacía, y después el trágico fin del propio Duce:

¿Os acordáis cuando el 7 de julio del año pasado me preguntabais que le podría ocurrir al Duce, y que yo os respondí que si no permanecía unido al Papa, tendría un fin peor que el de Napoleón? Ahora os repito las mismas palabras: si el Duce no salva Italia haciendo todo cuanto diga y haga el santo Padre, pronto caerá"

Una de esas revelaciones, quizá la más conocidas es aquella que recibió el Viernes Santo de 1954 y que en lo medular es de gran actualidad, en la crisis que atraviesa la Iglesia.

Le advierte en ella la Santísima Virgen María:

"Escucha bien lo que digo y comunícalo a todos: Mi Corazón está triste por los muchos sufrimientos que amenazan a este mundo. La justicia de nuestro Padre Celestial está ofendida gravemente. El mundo está inundado por una crecida de corrupción. Los gobiernos de los pueblos se han levantado como demonios en carne humana, y mientras hablan de paz, preparan la guerra con instrumentos devastadores, para aniquilar pueblos y naciones. Innumerables escándalos llevan las almas a la ruina, especialmente de la juventud.





El hogar, fuente de la fe y de santidad, está manchado y destruido.[…] (Los hombres) continúan viviendo pertinazmente en sus pecados. Cerca está el azote para limpiar la tierra del mal. La Justicia divina reclama la satisfacción de tantas ofensas y maldades que cubren la tierra y no se puede tolerar más. Los hombres obstinados en sus culpas no se vuelven a su Dios. La gente no se somete a la Iglesia, y desprecia a los sacerdotes por haber muchos malos entre ellos, que son causa de escándalos.


[…] El mundo será invadido por grandes desgracias, revoluciones sangrientas, huracanes terribles, inundaciones de ríos y mares.

Seguidamente la Madre de Dios le señala qué hacer ante esa situación: 

Levanta la voz, hasta que los sacerdotes de Dios presten oído a mi mensaje, y avisen a los hombres que el tiempo está cerca, y si no se convierten a Dios con oraciones y sacrificios, el mundo se verá envuelto en una nueva guerra […] Nubes con rayos de fuego, y una tempestad de fuego pasarán sobre el mundo, y el azote será el más terrible que ha conocido la historia. Durará setenta horas. Los impíos serán aplastados y eliminados. Muchos se perderán, porque permanecen en sus pecados…

Las horas de las Tinieblas están cerca […] Yo me inclino sobre el mundo y detengo la Justicia de Dios, de otra manera estas cosas hubieran sucedido ya. Hacen falta oración y sacrificios, que vuelvan a los hombres a Dios y a mi Corazón Inmaculado. Propaga a gritos todo esto, en todo el mundo, como eco verdadero de mi voz. Hazlo saber porque ayudará a salvar muchas almas e impedirá mucha destrucción en la Iglesia y en el mundo.





La Virgen María nos invita a rezar el Santo Rosario:

https://diosysantidad.blogspot.com/2018/10/la-virgen-maria-nos-invita-rezar-el.html

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de INFOCATOLICA.COM:

POLÉMICA: ¿Los pecados de nuestros antepasados condicionan nuestra vida? Responde el exorcista Amorth


ReL - 29 de julio de 2017

Es una pregunta que se hacen miles de personas y que produce mucha inquietud:

¿Hasta qué punto influye en nuestras vidas los pecados cometidos por nuestros antepasados?

Y sobre esta cuestión responde una autoridad en la materia como el es Padre Gabriele Amorth, paulino, recientemente fallecido, que hasta su muerte se convirtió en la referencia mundial de los exorcistas. Durante años fue el exorcista oficial del Vaticano.

En una entrevista de Stefano Stimamiglio, para Aleteia, el Padre Amorth responde con precisión sobre esta cuestión.

- ¿Es verdad que el árbol genealógico puede estar espiritualmente "enfermo"? Algunas veces oímos hablar en el ámbito carismático del “árbol genealógico”. ¿Qué puede decir usted al respecto?

- Esta es una cuestión controvertida. Hay quien sostiene que las consecuencias de las culpas morales graves, las cuales mancharon a los propios antepasados -como por ejemplo homicidios, abortos, suicidios, prácticas mágicas, etc.-, se propagan a las generaciones sucesivas.

Pero, atención, no es la culpa moral, que es siempre y solamente personal, sino sus consecuencias, como por ejemplo la tendencia innata a repetir los mismos actos pecaminosos de los antepasados.

Una especie de “inclinación” espiritual, que llegaría a los hijos, nietos, bisnietos y así descendería en el árbol genealógico. Como se transmiten los caracteres hereditarios fijos en la transmisión de la vida, así sería para aquellos espirituales.

Para librarse de esta tendencia, cada descendiente debería renunciar a ellos con un estilo de vida cristiano. A través de un camino de purificación, se lograría -una vez localizada la tendencia pecaminosa, que puede bordear en lo compulsivo- enmendarse en ella.

Esto sería de cualquier manera la transmisión del carácter “enfermo” a los descendientes. La tesis está difundida en el libro del psiquiatra inglés Kenneth McAll hasta las raíces, el cual sostiene -citando casos observados por él- que la causa de los males puede depender de cuestiones de generación.

- Se habla también de misas de sanación del árbol genealógico...

- Lo confirmo. Se celebran misas para interceder por los difuntos que, a causa de sus pecados, aún no gozan de la luz de Dios y están en el purgatorio.

El libro de McAll cita episodios en los que, tras esta misa carismática, desaparecen los efectos negativos sobre los vivos como consecuencia de la liberación de aquellas almas del purgatorio.

Sea lo que fuere, es siempre oportuno celebrar misas por nuestros queridos difuntos, también por aquellos que nunca conocimos y que, tal vez, vivieron hace siglos.

- ¿Qué piensan los exorcistas -y usted- sobre la cuestión del árbol genealógico?

- No existe una posición uniforme. Cada uno ha desarrollado una posición personal con base en la experiencia que ha madurado.

Yo he tenido algunos casos en los que la persona que sufría una posesión demoníaca tenía ascendientes que practicaban la magia y la brujería. Aunque no me parece que estos episodios puedan representar una razón suficiente de demostración de la tesis.

Se necesitan nuevas perspectivas teológicas. Además, mi maestro, el sacerdote Candido Amantini, tenía dudas sobre si los malos espíritus se difunden por vía de las generaciones.

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
http://www.religionenlibertad.com/los-pecados-nuestros-antepasados-condicionan-nuestra-vida-responde-exorcista-58470.htm

7 poderosas razones del por qué los católicos somos devotos a la Virgen María



La verdadera devoción a María, no se queda en Ella, sino nos conduce hacia Dios.


Luego de haber realizado más de setenta mil exorcismos, el padre Gabrielle Amorth, fundador y presidente honorario de la Asociación Internacional de Exorcistas, exorcista oficial en Roma, afirma que el demonio le tiene odio feroz a la Virgen María.

El obispo de Nigeria declaró que Jesucristo le dejó ver que el rezo del Santo Rosario es un instrumento poderosísimo para terminar con la violencia de Boko Haram, un grupo islámico radical y sanguinario que se ha dedicado a perseguir, secuestrar, torturar, aterrorizar y asesinar a miles y miles de cristianos de ése y otros países.

Scott Hahn, ex-presbiteriano convertido al catolicismo, prolífico autor y actual profesor de teología en una universidad católica en EE.UU., cuenta que empezar a rezar el Rosario marcó una gran diferencia en su vida y lo ayudó en su conversión.

Tres testimonios muy distintos y una misma conclusión: A la Virgen María Dios le ha concedido un poder muy especial, capaz de vencer al demonio y de convertir los corazones. Los católicos lo sabemos y por ello nos acogemos confiados a su guía y protección. Pero hay muchas personas que no lo saben, y lamentablemente se pierden de su maternal intercesión.

razones de nuestra devoción
a la Virgen María

1.- María es Madre de Jesucristo.


Lo dice en la Biblia (Ver Mt 1,16.18; 2,11; Lc 1, 42-43).

2.- María vive en el cielo, al lado de su Hijo.


Los católicos creemos que fue asunta al cielo en cuerpo y alma, pero para quienes no aceptan lo que no está en la Biblia (aunque la propia Biblia no pide eso), hay un argumento bíblico: Jesús afirma que “para Dios todos viven, porque no es un Dios de muertos sino de vivos” (Lc 20,38), así que María está viva y en el cielo.

3.- María nos comprende y nos ayuda.


Como ser humano, como mujer, nos comprende perfectamente. Y los Evangelios la muestran siempre atenta a las necesidades de los demás y siempre dispuesta a ayudar: por ejemplo, en cuanto se entera de que su anciana prima está embarazada, va presurosa a apoyarla (ver Lc 1, 36.39-40), y en cuanto se da cuenta de que en cierta boda faltaba el vino, avisó a Jesús (ver Jn 2,3).

4.- María es nuestra Madre.


Desde la cruz, Jesús encomendó a María al discípulo amado (ver 19, 25-27), y en él, a todos nosotros.

5.- María intercede por nosotros.


No acudimos a Ella como si fuera diosa, nuestra devoción no es idolatría. Le pedimos, como en el Avemaría que ‘ruegue por nosotros’, a ¿quién? a Dios.



En revelaciones y apariciones como la de la Virgen de Guadalupe, María nos ha declarado su amor maternal y ofrecido su intercesión. En la Biblia dice que “hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús” (1 Tim 2,5), pero ello no quita que María pueda interceder por nosotros ante su Hijo, al igual que tú o yo podemos orar por otros, como pide la Biblia (ver St 5, 16; 1 Tim 2,1).

6.- María obtiene de Jesús cuanto le pide.



En el Antiguo Testamento vemos que la mujer más poderosa de un reino no era la esposa del rey (solían tener muchas), sino su madre (ver, por ejemplo, 1 Re 1). En el Evangelio vemos que también María, Madre del Rey, tiene el poder de obtener de su Hijo lo que le pide. En la boda de Caná, Jesús acepta intervenir, sólo porque Su Madre se lo pidió (ver Jn 2,6-11).

Hay quien dice que Jesús no tenía consideración a María porque en dos ocasiones la llamó ‘mujer’ en lugar de ‘mamá’, a lo que cabe responder que, como judío, Jesús sin duda cumplió el mandamiento de honrar al padre y a la madre (ver Ex 20,12). Llamar a María ‘mujer’ no era señal de desprecio, todo lo contrario, era encumbrarla a una posición universal, expresar que Ella es la nueva Eva, y que si por una mujer, Eva, nos vino el pecado y la muerte, por otra ‘mujer’, María, nos viene la redención, por medio de su Hijo.

7.- María nos lleva hacia Dios.



La verdadera devoción a María, no se queda en Ella, sino nos conduce hacia Dios. María no quiere nada para sí, Ella nos presenta a Jesús y siempre nos pide: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5). Acercarnos a Ella es acercarnos a Él, amarla para amarlo a Él.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Los tips de una persona soberbia - según Santo Tomás de Aquino



¿Te crees mejor en todo? ¿Te cuesta ser compañero? ¿Te cuesta ver tus defectos pero criticas fácilmente los de los demás?

29 de agosto de 2016

La palabra “soberbia” designa un vicio negativo del espíritu, el superior a todos. Para Tomás de Aquino, el soberbio es el que tiene un amor desordenado hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores. Es amor desordenado porque, como el soberbio no se conoce como quién es, sino que tiene un conocimiento de sí como de aquél que quiere ser, desea para él lo que no le es adecuado. El santo lo describe como el apetito inmoderado de la propia excelencia que, de paso, rebaja la dignidad ajena.

Otra nota que Aquino atribuye a la soberbia es que este defecto radica en la voluntad, y, precisamente por eso, el conocimiento de si mismo está distorsionado. Por el contrario, el humilde sí que se conoce bien (“donde hay humildad hay sabiduría”, dice la Escritura). Por eso, para el santo, la soberbia impide la verdadera sabiduría. En rigor, el fruto seguro de la soberbia es la ceguera de la mente y la ceguera del corazón.

Santo Tomás distingue dos tipos de soberbio: el que se gloría en sus cualidades, y el que se atribuye cosas que en realidad le sobrepasan. Obviamente el segundo es peor –también más ciego– que el primero.

La soberbia tiene que ver con la vanagloria, es decir, del amor a la gloria mundana, porque tiende a ser considerado superior a quien se es, pues así como el honor social es –según Aristóteles– el premio debido de la virtud, la soberbia busca ese honor pero sin virtud.

La soberbia se presenta sobre todo en dos frentes: en el de la ciencia, y en el del poder. En cuanto a la ciencia, es bien conocido que ésta hincha, pues el que se cree que sabe, todavía no sabe como es debido. Por lo que al poder respecta, dos son las posibles causas de soberbia: la altura del status y las obras. No es extraño, pues, que, sobre todo en una sociedad como la nuestra donde “mandar” y “obedecer” no significan exclusivamente “servir”, la soberbia se manifieste en el sentirse “señor” del cargo en vez de “administrador” del mismo.


Seguidamente se intentan rastrear tres ámbitos de este defecto. Se atiende, en primer lugar, a la soberbia para consigo mismo; en segundo lugar, para con los demás y, por último, con referencia a Dios.

Soberbia personal

La actitud soberbia lleva al convencimiento de que sin el propio criterio y experiencia difícilmente se acierta en un tema o se realiza algo con corrección. Manifestaciones suyas son la arrogancia y la jactancia: cuando se siente pagado de sus propios éxitos por encima de su verdadera valía. El soberbio siempre habla seguro de sí, de forma rotunda, y no es capaz de admitir que otros le pueden hacer cambiar de criterio. Nunca reconoce que se ha equivocado.

Soberbia propia es, sobre todo, creer que el sentido del ser personal que se es coincide con el del yo que uno se ha forjado con sus títulos y currículum y con el que barniza su mirada y actuación. En el fondo, para captar el sinsentido de la soberbia, tal vez valga la pregunta del libro de la Sabiduría: “¿De qué nos ha servido la soberbia?”, pues si por ella agoniza el propio ser personal, tras su pérdida ¿qué se podrá ganar?

Soberbia respecto de los demás

Saber que uno es mejor que los demás en algo no es en sí soberbia (es muy posible que esté fundado en la realidad), pero hay que sospechar cuando uno es mejor “en todo” y tiende a despreciar las capacidades de los demás.

Al soberbio se le “ve venir”: anda con el cuello erguido y tiene miradas altivas, indiferentes o, incluso, aparta la vista de los demás. El soberbio no favorece la libertad ajena, sino que tiende a uniformar a los demás según su criterio. La soberbia promueve así mismo la injuria, pues tras solidificar una concepción tan fijista como rebajada de demás; tiende a ponerles etiquetas en base a sus propios juicios.

Así mismo, el orgulloso se inclina fácilmente a airarse, incluso por nimiedades, cuando algo contraría su voluntad. Soberbia es también cometer claras injusticias a los inferiores sin repararlas ni pedir perdón por ellas. Cuando es él el agraviado, guarda permanente rencor al agresor.

Es difícil trabajar con un soberbio, porque tiende a ver a los demás no como compañeros sino como subordinados; se fija más en los defectos de los demás que en sus virtudes; intenta controlar en concreto el trabajo de los demás, siendo el propio inmune a todo control; el aparentar interés ante la presencia de otros cuando en realidad no se ven sino personas que molestan a sus propios intereses.

El soberbio es un ingrato cuando le ayudan; suele negarse a desempeñar tareas “inferiores” y se “excusa” cuando le corrigen. Le gusta preguntar no para aprender, sino para poner en un brete al otro; objetar no para ayudar, sino para hacer valer la propia opinión. Suele tender a la precipitación en las decisiones de gobierno; a la pérdida de tiempo en asuntos insignificantes; a la desobediencia a sus superiores, y cuando es él el superior, tiende a extralimitarse mandando algo fuera de lo debido, y a sentirse “intocable”.

Es orgullo el desprecio (máxime sin justificación racional) de cualquier otra opinión, parecer, ajeno. Otra muestra es el juicio temerario sobre asuntos inciertos y realidades futuras. Y otras, la indignación, el desdén hacia el consejo sensato de los demás, etc.

Soberbia respecto de Dios

Una vida engreída, centrada en el yo, tiende a perder de su horizonte existencial a Dios. En el fondo, si el yo recaba su propia finitud, tal pretensión favorece el ateísmo. Para Agustín de Hipona, la soberbia no es más que una perversa imitación de Dios, al único que se le debe la gloria y el agradecimiento por todo. En cambio, para Tomás de Aquino, negar a Dios es mayor soberbia que pretender ser como él. En esa situación no se pierde, desde luego, la “idea” de Dios, pero el trato “personal” con él se torna, primero una cosa pesada, y luego desaparece.

El soberbio concibe a Dios, más que como un Padre, como una achacosa abuela de ojos ciegos para con los delitos del nieto; es en el fondo, un abusador de la misericordia divina. En suma, soberbia es hacer la propia voluntad, no la divina.

La aversión a Dios que este defecto provoca es distinta a la que provocan los demás vicios, pues en aquéllos uno se separa del ser divino bien por debilidad o bien por cierta ignorancia, mientras que en éste el rechazo se produce por el hecho de que no se le quiere aceptar, ni a él ni a sus mandatos. De otro modo: los demás vicios huyen de Dios, pero la soberbia se enfrenta a él.

Tomás recoge una Glosa medieval en la que se añadía que si bien este defecto es lo que más pronto aparta de Dios, también es lo que más tarda en volver a él. Por eso es tan peligroso.


Fuente- Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:

25 secretos que Jesús reveló a Santa Faustina Kowalska para protegerse de los ataques del demonio

Un manual de mística en la Oración


Agosto 28 de 2015

En Cracovia-Pradnik, el 2 de junio de 1938, el Señor Jesús dictó a una joven Hermana de la Misericordia polaca un retiro de tres días. Santa Faustina Kowalska registró minuciosamente las instrucciones de Cristo en su diario, que es un manual de mística en la Oración y la Divina Misericordia.

Después de haber leído el Diario unas veces en los últimos 20 años, me había olvidado del único refugio que Cristo dio sobre el tema de la Guerra Espiritual. Luego, hace poco, fui invitado a dirigir un retiro en Trinidad basado en la "Conferencia sobre la Guerra Espiritual" de Cristo tal como se presenta en el Diario.

En el Santuario de la Sagrada Familia, un grupo increíble de líderes laicos al servicio del arzobispo y sacerdotes, patrocinó el retiro de la arquidiócesis de Trinidad y llenamos el Seminario de St. John Vianney para reflexionar sobre esta enseñanza.

Aquí están los secretos que Jesús reveló a su pequeña novia Faustina sobre cómo protegerse de los ataques del demonio. Estas instrucciones se convirtieron en el arma de Faustina en la lucha contra el maligno enemigo.

Jesús comenzó:

"Hija mía, quiero enseñarte acerca de la guerra espiritual"

1. Nunca confíes en ti misma, sino abandónate completamente a mi voluntad.

La confianza es un arma espiritual. La confianza es parte del escudo de la fe que San Pablo menciona en la Epístola a los Efesios (6,10-17): la armadura del cristiano. El abandono a la voluntad de Dios es un acto de confianza; la fe en acción disipa los malos espíritus.

2. En la desolación, oscuridad y dudas, acude a Mí y a tu director espiritual, él siempre te escuchará en mi Nombre.

En tiempos de guerra espiritual, reza inmediatamente a Jesús. Invoca Su Santo Nombre, que Éste es muy temido en el inframundo. Traiga las tinieblas a la luz diciéndoselo a su director espiritual o confesor y siga sus instrucciones.

3. No negocie con cualquier tentación; enciérrate inmediatamente en Mi Corazón.

En el Jardín del Edén, Eva negoció con el diablo y perdió. Tenemos que recurrir al refugio del Sagrado Corazón. Corriendo hacia Cristo, es como le damos la espalda a lo demoníaco.

4. A la primera oportunidad, revela la tentación a tu confesor.

Una buena confesión, un buen confesor, y un buen penitente, son una receta perfecta para la victoria sobre la tentación y la opresión demoníaca, ¡esto no falla!

5. Pon tu amor propio en el último lugar, de modo que este no contamine tus obras.

El amor propio es natural, pero debe ser ordenado, libre de orgullo. La humildad vence al diablo, que es el orgullo perfecto. Satanás nos tienta al amor propio desordenado, que nos lleva a la piscina del orgullo.

6. Ten gran paciencia contigo misma.

La paciencia es un arma secreta que nos ayuda a mantener la paz de nuestra alma, incluso en las grandes tormentas de la vida. La paciencia con uno mismo es parte de la humildad y la confianza. El diablo nos tienta a la impaciencia, a que se vuelva contra nosotros mismos de modo que nos enojemos. Mírate a ti mismo a la vista de Dios. Él es infinitamente paciente.

7. No descuides las mortificaciones interiores.

La Escritura enseña que algunos demonios sólo pueden ser expulsados con oración y ayuno. Las mortificaciones interiores son armas de guerra. Pueden ser pequeños sacrificios ofrecidos con gran amor. El poder del sacrificio por amor desaloja al enemigo.

8. Siempre justifícate a ti misma las opiniones de tus superiores y de tu confesor.

Cristo habla a Santa Faustina que vive en un convento. Pero todos tenemos personas con autoridad sobre nosotros. El diablo tiene como objetivo dividir y conquistar, de manera que la humilde obediencia a la auténtica autoridad es un arma espiritual.

9. Rechaza las murmuraciones como a una plaga.

La lengua es una poderosa embarcación que puede hacer mucho daño. Estar murmurando o chismeando, nunca es de Dios. El diablo es un mentiroso que suscita acusaciones falsas y chismes que pueden matar la reputación de una persona. Rechaza las murmuraciones.

10. Deja que todos actúen como quieran; pero tú tienes que actuar como Yo quiero que lo hagas.

La mente de uno mismo es la clave en la guerra espiritual. El diablo es un entrometido que intenta arrastrar a todo el mundo. Agrada a Dios y deja que las opiniones de los demás vayan por el camino.

11. Observar la regla tan fielmente como te sea posible.

Jesús se refiere a la regla de una Orden Religiosa aquí. La mayoría de nosotros hemos hecho algún voto delante de Dios y de la Iglesia y debemos ser fieles a nuestras promesas, es decir votos matrimoniales y promesas bautismales. Satanás tienta a la infidelidad, la anarquía y la desobediencia. La fidelidad es un arma para la victoria.

12. Si alguien te causa problemas, piensa en el bien que puedes hacer a la persona que te hizo sufrir.

Ser un vaso de misericordia divina es un arma para el bien y para derrotar el mal. El diablo trabaja sobre el odio, la ira, la venganza y la falta de perdón. Otros nos han hecho daño en algún momento. ¿Qué le devolveremos a cambio? Regresar una bendición rompe maldiciones.

13. No derrame sus sentimientos.

Un alma habladora será más fácilmente atacada por el demonio. Derrama tus sentimientos sólo ante el Señor. Recuerde, los espíritus buenos y malos escuchan lo que dices en voz alta. Los sentimientos son efímeros. La verdad es la brújula. El recogimiento interior es una armadura espiritual.

14. Guarda silencio cuando seas reprendida.

La mayoría de nosotros hemos sido reprendidos en algún momento. No tenemos ningún control sobre eso, pero sí podemos controlar nuestra respuesta. La necesidad de tener la razón todo el tiempo puede conducirnos a trampas demoníacas. Dios sabe la verdad. Déjala ir. El silencio es una protección. El diablo puede utilizar la justicia propia para hacernos tropezar también.

15. No le pida opinión a todos, sino sólo a tu confesor; sé tan franca y sencilla como un niño con él.

La simplicidad de la vida puede expulsar a los demonios. La honestidad es un arma para derrotar a Satanás, el mentiroso. Cuando mentimos ponemos un pie en su terreno y él intentará seducirnos aún más.

16. No se desanime por la ingratitud.

A nadie le gusta ser subestimado. Pero cuando nos encontramos con la ingratitud o la insensibilidad, el espíritu de desánimo puede ser una carga para nosotros. Resista todo desaliento porque eso nunca proviene de Dios. Es una de las tentaciones más eficaces del diablo. Tenga gratitud en todas las cosas del día y saldrá ganando.

17. No examines con curiosidad los caminos por donde Yo te conduzco.

La necesidad de conocer, y la curiosidad por el futuro es una tentación que ha llevado a muchas personas a los cuartos oscuros de los psíquicos, brujas, etc. Elija caminar en la fe. Decídase a confiar en Dios quien te lleva por el camino al cielo. Resista siempre al espíritu de curiosidad.

18. Cuando el aburrimiento y el desánimo, golpean contra tu corazón, huye de ti mismo y escóndete en Mi Corazón.

Jesús entrega el mismo mensaje una segunda vez. Ahora Él se refiere al aburrimiento. A principios del Diario, dijo a Santa Faustina que el diablo tienta más fácilmente a las almas ociosas. Tenga cuidado con el aburrimiento, es un espíritu de letargo o acedia. Las almas ociosas son presa fácil de los demonios.

19. No temas a la lucha; la valentía a menudo intimida a las tentaciones, y ellos no se atreven a atacarnos.

El miedo es la segunda táctica más común del diablo (el orgullo es el primero). La valentía intimida al diablo, él huirá ante el perseverante coraje que se encuentra en Jesús, la roca. Todas las personas luchan, y Dios es nuestra provisión.

20. Siempre lucha con la profunda convicción de que Yo estoy contigo.

Jesús instruye a una hermana en un convento para "luchar" con convicción. Ella puede hacerlo porque Cristo la acompaña. Los cristianos estamos llamados a luchar con convicción en contra de todas las tácticas demoníacas. El diablo trata de aterrorizar a las almas, debes resistir al terrorismo demoníaco. Invoca al Espíritu Santo en el transcurso del día.

21. No se deje guiar por el sentimiento, porque no siempre está bajo tu control. Todo el mérito radica en la voluntad.

Todo el mérito radica en la voluntad, porque el amor es un acto de la voluntad. Somos completamente libres en Cristo. Tenemos que hacer una elección, una decisión para bien o para mal. ¿En qué terreno vivimos?

22. Siempre depende de tus superiores, incluso en las cosas más pequeñas.

Cristo está instruyendo a una religiosa aquí. Todos tenemos al Señor como nuestro Superior. La Dependencia de Dios es un arma de guerra espiritual, porque no podemos ganar por nuestros propios medios. Proclamar la victoria de Cristo sobre el mal es parte del discipulado. Cristo vino a derrotar a la muerte y el mal, ¡proclámalo!

23. No te engañes con perspectivas de paz y consuelo; por el contrario, prepárate para grandes batallas.

Santa Faustina sufrió física y espiritualmente. Ella estaba preparada para grandes batallas por la gracia de Dios que la sostuvo. Cristo nos instruye claramente en las Escrituras para estar preparados para grandes batallas, para ponernos la armadura de Dios y resistir al diablo (Ef. 6,11). Estar atentos y discernir siempre.

24. Sepa bien que está en un gran escenario donde todo el cielo y la tierra están mirando.

Estamos todos en un gran escenario donde el cielo y la tierra están viendo. ¿Qué mensaje estamos dando con nuestra forma de vida? ¿Qué clase de tonalidades irradiamos: luz, oscuridad o grises? ¿La forma en que vivimos atrae más luz o más oscuridad? Si el diablo no tiene éxito en llevarnos a la oscuridad, tratará de mantenernos en la categoría de los tibios, que no es agradable a Dios.

25. Lucha como un caballero, de modo que Yo pueda recompensarte. No seas excesivamente temerosa, porque tú no está sola.

Las palabras del Señor a Santa Faustina pueden convertirse en nuestro lema: ¡Lucha como un caballero! Un Caballero de Cristo sabe bien la causa por la que él lucha, la nobleza de su misión, el Rey a quien sirve, y con la bendita certeza de la victoria, que lucha hasta el final, incluso a costa de su vida. Si una joven, sin educación, una simple monja polaca unida a Cristo, puede luchar como un Caballero, todo cristiano puede hacer lo mismo. La confianza es victoriosa.

Citas del Diario de Santa Faustina son propiedad de los Marianos de la Inmaculada Concepción, Stockbridge, Massachusetts.