lunes, 19 de agosto de 2019

¿Cuál fue el mayor sufrimiento físico de Jesús que no se recuerda?



¿Qué tienen en común el místico medieval, San Bernardo de Claraval y el santo Padre Pío de Pietrelcina?

Bueno, los dos son santos, compartiendo la recompensa eterna que Dios ha preparado para ellos. pero además ambos tenían una devoción sincera a la:


“Llaga del hombro de Jesús”

San Bernardo de Claraval, el místico francés que ayudó a renovar la Orden de los Cistercienses en el siglo XII, de acuerdo con los anales de Claraval, tuvo una conversación con nuestro Señor. El oró, preguntándole a Jesús cuál fue su mayor sufrimiento que no se recuerda; y el Señor le respondió:


“Tenía en mi hombro, mientras soporté Mi Cruz en el Camino de los Dolores, una herida grave que era más dolorosa que las demás, y que no es recordada por los hombres. Honra esta herida con tu devoción, y te daré todo lo que me pidas a través de su virtud y el mérito. Y en lo que se refiere a todos aquellos que veneren esta llaga, les perdonaré todos sus pecados veniales y no recordaré sus pecados mortales.



San Pío de Pietrelcina, capuchino, sacerdote y místico, murió en 1968. El Padre Pío era conocido como confesor y hombre santo que, durante más de 50 años, soportó las Llagas de Cristo (los estigmas) en las manos y los pies.

En un libro publicado en lengua italiana por el convento de San Pio, titulado “Il Papa e Il Frate”, de Stefano Campanella, se publicó que el futuro San Pío, una vez, había tenido una conversación muy interesante con Karol Wojtyla, el futuro Papa San Juan Pablo II.

Según Campanella, el padre Wojtyla le preguntó al Padre Pío cuál de sus heridas era la que le causaba el mayor de los dolores. El padre Wojtyla espera que el Padre Pio dijera que era su herida en el pecho, pero en cambio el Padre Pío contestó:

“Es mi llaga en el hombro, que nadie conoce y nunca se ha curado o tratado”

En 2008, cuarenta años después de la muerte del Padre Pío, Frank Rega escribió:


Hubo un tiempo en que Padra [sic] había confiado al hermano Modestino Fucci, ahora el portero de convento del Padre Pío en San Giovanni Rotondo, Italia, que sus dolores más grandes se produjeron cuando cambió su camiseta. El hermano Modestino, como el padre Wojtyla, pensó que el Padre Pío se refería a los dolores de la herida en el pecho. Luego, el 4 de febrero de 1971, al hermano Modestino se le asignó la tarea de hacer un inventario de todos los elementos en la celda del padre fallecido en el convento, y también de sus pertenencias en los archivos. Ese día se descubrió que una de las camisetas del Padre Pío llevaba un círculo de manchas de sangre en la zona del hombro derecho.

Esa misma noche, el hermano Modestino pidió al Padre Pío en oración que lo ilumine sobre el significado de la camiseta manchada de sangre. Le pidió al Padre que le diera una señal, si realmente llevaba la “Llaga del hombro de Cristo”. Luego se fue a dormir, despertándose a la una de la mañana, con un terrible dolor, insoportable en su hombro, como si hubiera sido cortado con un cuchillo hasta el hueso del hombro. Sintió que moriría de dolor si continuaba, pero duró muy poco tiempo. A continuación, la sala se llenó con el aroma de un perfume celestial de flores (el signo de la presencia espiritual del Padre Pío) y oyó una voz que decía:


“¡Esto es lo que tuve que sufrir!”

San Bernardo de Claraval, después de recibir el mensaje de Cristo en relación con el dolor que experimenta en su hombro, trató de fomentar la devoción a la Llaga del hombro de Cristo, y escribió esta oración:


Oración a la Llaga del hombro de Cristo

Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudó los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz.

Se rezan siete Ave María y se agrega:


Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado…
 (Indulgencia de 300 días).

Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador… (Indulgencia de 100 días).


Fuente - Texto tomado de REINADELCIELO.ORG:

San Bernardo de Claraval - Abad y Doctor de la Iglesia - Fiesta 20 de Agosto



Nacimiento: Año 1090 - Fontaine lès Dijon (Borgoña - Francia)
Fallecimiento: Agosto 20 de 1153 - Monasterio de Claraval (Francia)

Bernardo significa "Batallador y Valiente". Nace en Borgoña, Francia (cerca de Suiza) en el año 1090 y murió a los 63 años, el 20 de agosto del año 1153. San Bernardo es el último de los llamados Padres de la Iglesia. Pero en importancia es uno de los que más han influido en el pensamiento católico en todo el mundo. Fue nombrado Doctor de la Iglesia.

Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos para Cristo. Amable, simpático, inteligente, bondadoso y alegre. Todo esto y vigor juvenil le causaba un reto en las tentaciones contra la castidad y santidad. Por eso durante algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano. Pero las amistades mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía más desilusionado del mundo y de sus placeres.

La familia que se fue con Cristo

Esta familia ha sido un caso único en la historia. Cuando Bernardo se fue de religioso, se llevó consigo a sus 4 hermanos varones, y un tío, dejando a su hermana a que cuidara al papá (la mamá ya había muerto), y el hermanito menor para que administrara las posesiones que tenían. Dicen que cuando llamaron al menor para anunciarle que ellos se iban de religiosos, el muchacho les respondió: "¡Ajá!  ¿Conque ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí únicamente en la tierra? Esto no lo puedo aceptar". Y un tiempo después, también él se fue de religioso. Y más tarde llegaron además al convento, el papá y el esposo de la hermana (y ella también se fue de monja). Casos como éste, son más únicos que raros.

A mal grave, remedio terrible

Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se revolcó entre el hielo hasta quedar casi congelado. Sabía que a la carne le gusta el placer y comprendió que si la castigaba así, no vendrían tan fácilmente las tentaciones. Aquel tremendo remedio le trajo liberación y paz.

Una Visión cambia su rumbo



Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en el templo, se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía a su Hijo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó sino en consagrarse a la religión y al apostolado. Bernardo se fue al convento de monjes benedictinos llamado Cister, y pidió ser admitido. El superior, San Esteban Harding, lo aceptó con gran alegría pues, en aquel convento, hacía 15 años que no llegaban religiosos nuevos.


La Predicación de Santo

Lo llamaban "El Doctor boca de miel" (doctor melifluo). Su inmenso amor a Dios y a la Virgen Santísima y su deseo de salvar almas lo llevaban a estudiar por horas y horas cada sermón que iba a pronunciar, y luego como sus palabras iban precedidas de mucha oración y de grandes penitencias, el efecto era fulminante en los oyentes. Escuchar a San Bernardo era ya sentir un impulso fortísimo a volverse mejor.

Durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres, e hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban "el cazador de almas y vocaciones". Con su apostolado consiguió que 900 monjes hicieran profesión religiosa.

Su amor a la Santísima Virgen


Fue el gran enamorado de la Virgen Santísima. Se adelantó en su tiempo a considerarla medianera de todas las gracias y poderosa intercesora nuestra ante su Hijo Nuestro Señor. Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor con que habla de ella. Él fue quien compuso aquellas últimas palabras de la Salve:
"Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María"
Tal era su amor a la Virgen que teniendo costumbre de saludarla siempre que pasaba ante una imagen de ella con las palabras:
"Dios te Salve María"
La imagen un día le contestó:
"Dios te salve, hijo mío Bernardo"

El pueblo vibraba de emoción cuando le oía clamar desde el púlpito con su voz sonora e impresionante:
  • Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: invoca a María!
  • Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la Estrella, invoca a María!
  • Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María!
  • Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios!
  • En medio de tus peligros, de tus angustias, de tus dudas, piensa en María, invoca a María!
  • El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se aparten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos. Siguiéndola no te pierdes en el camino!
  • ¡Implorándola no te desesperarás!  ¡Pensando en Ella no te descarriarás!
  • Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer.
  • ¡Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al Puerto de la Patria Celestial!
Sus bellísimos sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.

Acordaos



Acordaos,
¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a vuestra protección,
implorando vuestro auxilio,
haya sido desamparado.
Animado por esta confianza,
a Vos acudo, oh Madre, 
Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso
de mis pecados me atrevo
a comparecer ante Vos.
Oh Madre de Dios,
no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas
y acogedlas benignamente.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:
http://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_Claraval

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Bernardo_8_20.htm

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:
http://www.devocionario.com/maria/oraciones_1.html

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

San Juan Eudes - Fundador Año 1680 - Fiesta Agosto 19


San Juan Eudes
"El apóstol de la devoción

a los Sagrados Corazones"
Nació en un pueblecito de Francia, llamado Ri (en Normandía) en el año 1601. Sus padres no tenían hijos e hicieron una peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y Dios les concedió este hijo, y después de él otros cinco. Ya desde pequeño demostraba gran piedad, y un día cuando un compañero de la escuela lo golpeó en una mejilla, él para cumplir el consejo del Evangelio, le presentó la otra mejilla.

Estudió en un famoso seminario de París, llamado El Oratorio, dirigido por un gran personaje de su tiempo, el cardenal Berulle, que lo estimaba muchísimo. Al descubrir en Juan Eudes una impresionante capacidad para predicar misiones populares, el cardenal Berulle lo dedicó apenas ordenado sacerdote, a predicar por los pueblos y ciudades. Predicó 111 misiones, con notabilísimo éxito. Un escritor muy popular de su tiempo, monseñor Camus, afirmaba:


"Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y puedo asegurar que ninguno de ellos conmueve tanto a las multitudes, como este buen padre Juan Eudes"

Las gentes decían de él:


"En la predicación es un león, y en la confesión un cordero"

San Juan Eudes se dio cuenta de que para poder enfervorizar al pueblo y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio. En Francia, su patria, fundó cinco seminarios que contribuyeron enormemente al resurgimiento religioso de la nación.

Con los mejores sacerdotes que lo acompañaban en su apostolado fundó la Congregación de Jesús y María, o Padres Eudistas, comunidad religiosa que ha hecho inmenso bien en el mundo y se dedica a dirigir seminarios y a la predicación. En sus misiones lograba el padre que muchas mujeres se arrepintieran de su vida de pecado, pero desafortunadamente las ocasiones las volvían a llevar otra vez al mal. Una vez una sencilla mujer, Magdalena Lamy, que había dado albergue a varias de esas convertidas, le dijo al santo al final de una misión:


"Usted se vuelve ahora a su vida de oración, y estas pobres mujeres se volverán a su vida de pecado; es necesario que les consiga casas donde se puedan refugiar y librarse de quienes quieren destrozar su virtud"

El santo aceptó este consejo y fundó la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio para encargarse de las jóvenes en peligro. De esta asociación saldrá mucho después la Comunidad de Religiosas del Buen Pastor, que tienen ahora en el mundo 585 casas con 7.700 religiosas, dedicadas a atender a los jóvenes en peligro y rehabilitar a las que ya han caído.


San Juan Eudes propagó dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La Devoción al Corazón de Jesús y la Devoción al Corazón de María. Escribió un hermoso libro titulado: "El Admirable Corazón de la Madre de Dios", para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del Corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón. Otro de sus libros se titula: "La Devoción al Corazón de Jesús". Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: "El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones". Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: "El buen confesor", y "El predicador apostólico".

Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús:

"Mi Padre Celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada"

Este santo compuso una frase que se ha hecho famosa entre los creyentes. Dice así:

"Para ofrecer bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias"








Oración de Misericordia
a los Corazones de Jesús y María




Oh benevolísimo y misericordísimo
Corazón de Jesús,
estampa en nuestros corazones
una imagen perfecta
de tu gran misericordia,
para que podamos cumplir
el mandamiento que nos diste:
"Serás misericordioso como lo es tu Padre"

Madre de la misericordia,
vela sobre tanta desgracia,
tantos pobres, tantos cautivos,
tantos prisioneros,
tantos hombres y mujeres
que sufren persecución
en manos de sus hermanos y hermanas,
tanta gente indefensa,
tantas almas afligidas,
tantos corazones inquietos.

Madre de la misericordia,
abre los ojos de tu clemencia
y contempla nuestra desolación.
Abre los oídos de tu bondad
y oye nuestra súplica.

Amorosísima y poderosísima abogada,
demuéstranos que eres en verdad
la Madre de la Misericordia.



Sagrado
Corazón de Jesús
Sagrado Corazón
de la Virgen María
"Te saludamos,
Corazón amantísimo de Jesús y de María.
Te alabamos, te glorificamos,
te damos gracias.
Te amamos con todo
nuestro corazón,
con toda nuestra alma,
con todas nuestras fuerzas.
 Te ofrecemos nuestro corazón:
recíbelo, poséelo totalmente”

San Juan Eudes

San Juan Eudes

Jesús mi Salvador,
yo no se si te he comenzado
a amar como debo.
Es ahora que quiero amarte
con todo mi corazón,
con toda mi alma
y con todas mis fuerzas.

Renuncio para siempre
a todo lo que sea contrario a tu amor.
Te doy mi corazón; tómalo totalmente
y transforma en él todo lo que te disgusta.

Yo te ofrezco el Corazón de tu Madre,
que tiene más amor por Ti
que todos los corazones reunidos.

María, Madre de Jesús,
ama a tu Hijo por mí.
Jesús, ama a tu Madre por mí.
Santos y Santas de la tierra y del cielo,
amen a Jesús y a María por mí;
asócienme al amor
que ustedes les tienen eternamente.

San Juan Eudes


San Juan Eudes:
No dejes de rogar cada día
por esas tres clases de personas
que tanto ayudaste
durante tu vida de apostolado:
los seminaristas, los sacerdotes,
las mujeres en peligro.
Tu oración les puede hacer inmenso bien.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Fuente - Video tomado de YOUTUBE - PROVINCIAEUDISTA:
https://www.youtube.com/watch?v=JDNviLb5Fxw

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_Eudes_8_19.htm