jueves, 1 de agosto de 2019

Nuestra Señora de los Ángeles - Patrona de Costa Rica - Fiesta 2 de Agosto



La ciudad de Cartago, como muchas otras en la época colonial, segregaba a los blancos de los indios y mestizos. En la ciudad una cruz de piedra señalaba los límites.

Estamos en los alrededores del año 1635, en la sección llamada "Puebla de los Pardos" y Juana Pereira, una pobre mestiza, se ha levantado al amanecer para, como todos los días, buscar la leña que necesita. Es el 2 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, y la luz del alba que ilumina el sendero entre los árboles, le permite a la india descubrir una pequeña imagen de la Virgen, sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una gran roca en la vereda del camino. Con gran alegría Juana Pereira recogió aquel tesoro, sin imaginar que otras cinco veces más lo volvería a hallar en el mismo sitio, pues la imagen desaparecía de armarios, cofres, y hasta del sagrario parroquial, para regresar tenazmente a la roca donde había sido encontrada. Entonces todos entendieron que la Virgen quería tener allí un lugar de oración donde pudiera dar su amor a los humildes y los pobres.








La imagen, tallada en piedra del lugar, es muy pequeña, pues mide aproximadamente sólo tres pulgadas de longitud. Nuestra Señora de los Ángeles lleva cargado a Jesús en el brazo izquierdo, en el que graciosamente recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza. Su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, como achinados, y su boca es delicada. Su color es plomizo con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.





La Virgen se presenta actualmente a la veneración de sus fieles en un hermoso ostensorio de nobles metales y piedras preciosas, en forma de resplandor que la rodea totalmente, aumentando visualmente su tamaño. De la base de esta "custodia" brota una flor de lis rematada por el ángel que sostiene la imagen de piedra. De esta sólo se ven los rostros de María y el Niño Jesús, pues un manto precioso la protege a la vez que la embellece.





La "Negrita" como la llama el cariño de los costarricenses, fue coronada solemnemente el 25 de abril de 1926. Nueve años más tarde, su Santidad Pío XI elevó el Santuario de la Reina de los Ángeles a la dignidad de Basílica menor.




A Cartago llega un constante peregrinar de devotos que vienen a visitar a su Madre de los cielos; muchos entran de rodillas, como acto de humildad y de acción de gracias y luego van a orar ante la roca donde fue hallada la bendita imagen. Esta piedra se ha ido gastando por el roce de tantas manos que la acarician agradecidas mientras oran, dan gracias y piden alivio a su dolor, sus sufrimientos o sus necesidades. Debajo de esta piedra brota un manantial cuyas aguas recogen los que acuden en busca de la misericordia y la salud. El agua es signo del bautismo. No hay otra cosa que mas quiera la Virgen a que vivamos profundamente las gracias de nuestro bautismo.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

¿Cómo obtener la Indulgencia del Perdón de Asís?

Jesús concede a San Francisco el "Perdón de Asís"

Redacción (Sábado, 29-07-2016, Gaudium Press)

El próximo 2 de agosto, en la festividad de Santa María de los Ángeles, las iglesias franciscanas alrededor del mundo conmemoran el "Perdón de Asís", o "Perdón de la Porciúncula", una Indulgencia otorgada por el mismo Jesucristo, por mediación de su Madre María, a aquellas personas que arrepentidas del pecado cometido y con espíritu contrito peregrinen hasta la Iglesia de la Porciúncula en Asís o cualquier templo franciscano.


Para ganar esta indulgencia, que es el perdón del castigo temporal por los pecados confesados y perdonados por el sacerdote, es necesario tener estas tres condiciones:


1. Visitar el santuario de La Porciúncula en Asís o cualquier iglesia franciscana.

2. Acercarse al sacramento de la reconciliación, comulgar y orar el Credo, 1 Padre Nuestro y 1 Ave María por las intenciones del Santo Padre.

3. Rechazar el pecado.


Iglesia de La Porcíuncula en Asís.
Aquí todo el todo el año se obtiene la Indulgencia franciscana / Foto: Assisi ofm.





El "Perdón de Asís" lo obtiene la persona que lo pide o por algún difunto. La Indulgencia es concedida todo el año para quienes peregrinen a La Porciúncula en Asís.


Origen de la Indulgencia


La tradición franciscana de "El Perdón de la Porciúncula" tiene su origen hace 8 siglos en el año 1216 cuando San Francisco de Asís se encontraba en oración en la pequeña iglesia de la Porciúncula. Cuando se hallaba en fervorosa oración, de manera sorpresiva se ilumina el lugar y sobre el altar aparece Jesús junto con la Virgen María.

En ese momento Jesús le pregunta a San Francisco si desea alguna gracia especial para salvar las almas. Sin durarlo el santo pide conceder una generosa indulgencia para todo aquel que visitare la Porciúncula. Nuestro Señor concede a San Francisco este regalo con la condición de que muy pronto se lo pidiera al Papa. Con obediencia el fraile Francisco acude a Honorio III quien concede la Indulgencia.

El 2 de agosto de ese año los siete obispos de Umbría consagran la pequeña capilla de la Porciúncula y San Francisco anuncia a todos el gran regalo del cielo con la conocida expresión:


"Hermanos míos quiero mandaros a todos al Paraíso"

Desde entonces la fiesta ocurre todos los años, comenzando en la mañana del 1º de agosto y terminando al caer la tarde del 2, días en los cuales la Indulgencia es concedida para los peregrinos de La Porciúncula y para los fieles que visiten cualquier Iglesia franciscana en el mundo.


Oración para ganar la Indulgencia del "Perdón de Asís"


¡Santísimo Señor Jesucristo!, creo que estás presente en este santo templo franciscano y de manera especial en el Sagrario. Te adoro con todo mi corazón; me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y con tu amorosa ayuda me propongo no volver a pecar. Te suplico, me concedas la gracia de ganar la santa Indulgencia Plenaria de la Porciúncula o Perdón de Asís, que tú mismo concediste a tu humilde siervo San Francisco de Asís, por la súplica maternal de tu Madre Santísima y que quiero ganar por mí y por (se dice el nombre del difunto).

Te ruego por las intenciones del Papa Francisco, para que siga confirmando en la fe a sus hermanos bautizados y podamos seguirte como discípulos misioneros. Te suplico por la Iglesia, medio por el que concedes tus favores, para que siga construyendo tu Reino de paz, justicia y amor. Te pido por la paz del mundo y la conversión de los pecadores.

Y tú, Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo y Reina de los Ángeles, suplica ante tu amado Hijo por mí, ayúdame a seguir tu maternal consejo: hacer lo que Él me dice que haga. San José, bondadoso y prudente, esposo fiel y padre ejemplar, protégeme. Santos Ángeles, Apóstoles Pedro y Pablo, seráfico y glorioso San Francisco de Asís y todos los Bienaventurados del cielo, rueguen por mí y por el fiel difunto por el que he orado en este día tan especial. Amén.

Con información de assisiofm.it. porziuncola.org y Comunidad Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles de La Porciúncula-Bogotá.

Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace:

http://es.gaudiumpress.org/content/80997--iquest-Como-obtener-la-Indulgencia-del-Perdon-de-Asis--#ixzz4oT76OF5F 

Se autoriza su publicación desde que cite la fuente.

Fuente - Texto tomado de ES.GAUDIUMPRESS.ORG:

Indulgencia Plenaria - San Francisco de Asís y la Porciúncula - Agosto 2







Un día del verano de 1216, San Francisco de Asís partió para Perusa, acompañado del hermano Maseo. La noche anterior, -escribe Bartholi-, Cristo y Su Madre, rodeados de espíritus celestiales, se le habían aparecido en la Capilla de Santa María de los Ángeles:

"Francisco -le dijo el Señor-, pídeme lo que quieras para gloria de Dios y salvación de los hombres"

"Señor -respondió el Santo-, os ruego por intercesión de la Virgen aquí presente, abogada del género humano, concedáis una indulgencia a cuantos visitaren esta iglesia"




La Virgen se inclinó ante su Hijo en señal de que apoyaba el ruego, el cual fue oído. Jesucristo ordenó luego a Francisco se dirigiese a Perusa, para obtener allí del Papa el favor deseado. Ya en presencia de Honorio III, Francisco le habló así:

"Poco ha que reparé para Vuestra Santidad una iglesia dedicada a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios. Ahora vengo a solicitar en beneficio de quienes la visitaren en el aniversario de su dedicación, una indulgencia que puedan ganar sin necesidad de abonar ofrenda alguna"

"Quien pide una indulgencia -observó el Papa-, conviene que algo ofrezca para merecerla... ¿Y de cuántos años ha de ser esa que pides? ¿De un año?... ¿De tres?..."

"¿Que son tres años, Santísimo Padre?"

"¿Quieres seis años?... ¿Hasta siete?"

"No quiero años, sino almas"

"¿Almas?... ¿Qué quieres decir con eso?"

"Quiero decir que cuantos visitaren aquella iglesia, confesados y absueltos, queden libres de toda culpa y pena incurridas por sus pecados"

"Es excesivo lo que pides, y muy contrario a las usanzas de la Curia romana"

"Por eso, Santísimo Padre, no lo pido por impulso propio, sino de parte de Nuestro Señor Jesucristo"

"¡Pues bien, concedido! En el nombre del Señor, hágase conforme a tu deseo"

Al oír eso, los cardenales presentes rogaron al Papa que revocara tal concesión, representándole que la misma desvaloraría las indulgencias de Tierra Santa y de Roma, que en adelante serían tenidas en nada. Mas el Papa se negó a retractarse. Le instaron sus consejeros que al menos restringiera todo lo posible tan desacostumbrado favor. Dirigiéndose entonces a Francisco, Honorio le dijo:

"La indulgencia otorgada es valedera a perpetuidad, pero sólo una vez al año, es decir, desde las primeras vísperas del día de la dedicación de la iglesia hasta las del día siguiente"

Ansioso de despedirse, Francisco inclinó reverente la cabeza y ya se marchaba, cuando el Pontífice lo llamó diciendo:

"Pero, simplote, ¿así te vas sin el diploma?"

"Me basta vuestra palabra, Santísimo Padre. Si Dios quiere esta indulgencia, Él mismo ya lo manifestará si fuere necesario; que, por lo que me toca, la Virgen María es mi diploma. Cristo es mi notario y los Santos Ángeles son mis testigos"




Y con el hermano Maseo se puso en camino para la Porciúncula. Una hora habrían andado, cuando llegaron a la aldea de Colle, situada sobre una colina, a medio camino entre Asís y Perusa. Allí se durmió Francisco, rendido de fatiga; al despertar tuvo una revelación que comunicó a su compañero:

"Hermano Maseo -le dijo-, has de saber que lo que se me ha concedido en la tierra, acaba de ratificarse en el cielo"




Celebróse la dedicación de la capilla el día 2 del siguiente agosto. La liturgia de la fiesta, con las palabras que Salomón pronunciara en la inauguración del templo de Jerusalén (1 Re. 8,27-29.43), parecía como hecha para aquella circunstancia. Desde un púlpito de madera, en presencia de los obispos de Asís, Perusa, Todi, Spoleto, Gubbio, Nocera y Foligno, anunció Francisco a la multitud la gran noticia:

"Quiero mandaros a todos al paraíso (exclamó) anunciándoos la indulgencia que me ha sido otorgada por el Papa Honorio. Sabed, pues, que todos los aquí presentes, como también cuantos vinieren a orar en esta iglesia, obtendrán la remisión de todos sus pecados. Yo deseaba que esta indulgencia pudiese ganarse durante toda la octava de la dedicación, pero no lo he logrado sino para un sólo día" 




Cada año todos los fieles que visiten una iglesia franciscana en cualquier lugar del mundo desde el mediodía de hoy, 1 de agosto, y todo el 2 de agosto, podrán obtener la llamada indulgencia plenaria de la Porciúncula. Este don requiere además las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa.

En declaraciones para ACI Prensa este 1 de agosto, el Hno. Gonzalo Cateriano, ex-provincial de los Franciscanos Capuchinos en Perú y actual responsable en el mismo país de la Fraternidad "Santa María de los Ángeles" en Caraz, resaltó el "gran deseo de San Francisco de Asís de que todas las almas se salven" y que los fieles "con piedad y devoción" reciban la indulgencia cumpliendo las disposiciones de la Iglesia.

Señaló además que "antiguamente era muy difícil que la Iglesia conceda indulgencias", ya que sólo se obtenían en peregrinación a algunos lugares como Tierra Santa, por tanto es un gran regalo que San Francisco obtuvo por su amor a las almas.

"Ahora el Perdón de Asís se puede obtener en todas las iglesias franciscanas del mundo, desde la víspera de la fiesta central" e invitó que todas las personas se acerquen para recibirla. La concesión de la indulgencia de la Porciúncula se dio en 1216, cuando San Francisco partió para Perusa junto al hermano Maseo para ver al Papa Honorio III, luego que una noche anterior el mismo Cristo y la Virgen rodeados de Ángeles se le habían aparecido en la capilla de Santa María de los Ángeles en Asís.

En esta aparición, el santo le pidió al Señor le concediese una indulgencia a cuantos visitasen la iglesia dedicada a la Virgen bajo la advocación de María de los Ángeles. El Señor aceptó y le ordenó que se dirigiese a Perusa, para obtener del Papa el favor deseado. El Santo Padre concedió la gracia. En 1966 el Papa Pablo VI publicó la Carta Apostólica "Sacrosancta Portiunculae Ecclesia" con ocasión del 750° aniversario de la concesión de la indulgencia de la Porciúncula, donde expresó que "la institución de esta indulgencia sea celebrado de manera que verdaderamente la Porciúncula sea aquel lugar santo donde se consigue el perdón total y se hace estable la paz con Dios".

Además, refiriéndose a las peregrinaciones que los fieles realizan hacia el lugar, indicó que "quiera Dios que la peregrinación, transmitida durante siglos, a la iglesia de la Porciúncula, que nuestro mismo Predecesor Juan XXIII emprendió con ánimo piadoso, no termine sino que más bien crezca continuamente la multitud de los fieles que acuden aquí al encuentro con Cristo rico en misericordia y con Su Madre, que intercede siempre ante Él".





La pequeña iglesia conocida como Porciúncula que San Francisco de Asís dedicó a Santa María de los Ángeles, se encuentra dentro de la gran Basílica que lleva el mismo nombre de esta advocación mariana. La Basílica data de los siglos XVI y XVII. Esta iglesia fue la segunda morada del santo y de sus primeros hermanos, así como el lugar donde la tarde del 3 de octubre de 1226, San Francisco falleció.

Fuente - Texto tomado de FRANCISCANOS.ORG:

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA: