sábado, 27 de julio de 2019

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 11, 1-13


Oración del Padrenuestro

1. Un día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oración, díjole uno de sus discípulos:

"Señor, enséñanos a orar, como enseñó también Juan a sus discípulos"

2. Y Jesús les respondió:

"Cuando os pongáis a orar, habéis de decir: Padre, sea santificado el tu Nombre. Venga a nos el tu reino.

3. El pan nuestro de cada día dánosle hoy.

4. Y perdónanos nuestros pecados, puesto que también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación".




5. Díjoles también.

"Si alguno de vosotros tuviere un amigo y fuese a estar con él a media noche, y a decirle: Amigo, préstame tres panes.

6. Porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa, y no tengo nada que darle.

7. Aunque aquél desde adentro le responda:

No me molestes, la puerta está ya cerrada, y mis criados están como yo acostados, no puedo levantarme a dártelos.

8. Si el otro porfía en llamar y más llamar, Yo os aseguro que cuando no se levantare a dárselos por razón de su amistad, a lo menos por librarse de su impertinencia se levantará al fin, y le dará cuantos hubiere menester.

9. Así os digo Yo, añadió Jesús:

"Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

10. Porque todo aquel que pide, recibe; y quien busca, halla; y al que llama, se le abrirá.




11. Que si entre vosotros un hijo pide pan a su padre, ¿acaso le dará una piedra? O si pide un pez, ¿le dará en lugar de un pez una sierpe?

12. O si pide un huevo, ¿por ventura le dará un escorpión, o alacrán?

13. Pues si vosotros, siendo malos como sois, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el espíritu bueno a los que se le piden?"

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

5 razones por las que un católico no puede ser comunista


Junio 8 de 2016

Es común ver a personas que dicen ser católicas y comunistas. ¿Pero es posible ser cristiano y comulgar con una ideología que ha causado millones de muertes en el mundo?

Conoce 5 razones por las que un católico no puede ser comunista

1. Las consecuencias del comunismo

Cuando estudiamos la historia de las revoluciones comunistas, es imposible no sentirnos aterrados por los horrores que los revolucionarios practicaron buscando modificar el sistema económico de sus países. El “Libro Negro del Comunismo” estima que en medio siglo 100 MILLONES de personas han sido asesinadas por las dictaduras totalitarias, incluyendo cristianos de varias denominaciones. El Museum on Communism ha estimado las muertes y las resumimos en esta tabla:

También la guerra civil española mató a 12 obispos, 4.184 sacerdotes, 300 monjas, 2.363 monjes, según números estimados por el historiador Hugh Thomas.

2. El comunismo se alimenta del odio y promete un “paraíso” en la tierra

El comunismo de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) tiene como base de su doctrina la lucha de clases, la lucha entre dos grupos opuestos: los “oprimidos” y los “opresores” (ricos contra pobres, negros contra blancos, gays contra héteros, hombres contra mujeres, etc.) y es esta lucha de clases la que mueve la historia. El fin de la opresión y entonces un mundo sin desigualdades, vendrán solamente cuando los oprimidos destruyan y sometan al opresor, destruyendo toda cultura opresora independientemente de cuántos deban morir para eso.

“No se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos” – Decálogo de Lenin (1913)

3. El Comunismo niega a Dios y la religión

Marx propuso que los oprimidos hagan una revolución que acabaría con la lucha de clases y crearía un paraíso terrenal sin Dios, para promover la igualdad, pues el mal del mundo es la desigualdad. Según Marx, la religión es el opio del pueblo”, es decir, un fármaco, un medio de mantener a las masas bajo el dominio de los poderosos que debe ser destruido.

El Papa Pío XI en su encíclica Quadragesimo Anno aseguró que “Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista”

4. La desigualdad es natural y fruto de la sabiduría de Dios 

Analizando el universo nos damos cuenta de que es jerárquico y desigual, yendo desde un mineral, pasando por los vegetales, animales, hombres y los ángeles; hay una jerarquía que promueve la armonía en el cosmos. Si todo el universo se rige por un orden a través de la desigualdad de los seres, tal ley natural también es igual para los hombres. En los seres humanos también hay desigualdades naturales de los que no se derivan derechos (bajo y alto, gordo y delgado, negro y blanco, calvo y peludo, fuerte y débil) y desigualdades de las que sí se derivan derechos (justos y pecadores, ladrones y honestos, maestros y estudiantes, trabajadores y desempleados, padres e hijos). Esto significa que un hombre no tiene ningún derecho sobre el otro por ser alto y el otro bajo, pero si usted es padre y tiene un hijo, ambos tienen derechos equivalentes y sus prerrogativas.

El Magisterio de la Iglesia se ha expresado en diversas ocasiones sobre este tema, por ejemplo:

El Papa León XIII (Quod Apostolici Muneris e Humanum Genus) dice que los hombres son semejantes pero no iguales. Estos poseen la misma naturaleza, por lo tanto los mismos derechos naturales. En este sentido, Dios creó tal desigualdad precisamente fomentar la cooperación mutua entre los hombres; recordemos: la ley de Dios es el amor.

5. La propiedad privada es un bien natural

La propiedad privada asegura a los hombres la libertad y el derecho a su trabajo para la supervivencia y el bien de la familia. Ella no puede ser quitada por el Estado, pues es un derecho natural de los hombres. 

El Papa Pío IX dijo al respecto que: “tal es la nefanda doctrina del comunismo contraria al derecho natural, que una vez admitida, echa por tierra los derechos de todos, la propiedad, la misma sociedad humana (Encíclica Qui pluribus, 1846).

Fuente - Texto tomado de ES.CHURCH.POP.COM:

San Pantaleón - Médico y Mártir de 29 años de edad (275-305) - Fiesta Julio 27


Pantaleón significa en griego
"el que se compadece de todos"
Médico nacido en Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305.

Lo que se sabe de San Pantaleón procede de un antiguo manuscrito del siglo VI que está en el Museo Británico. Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre cristiana. Pantaleón era médico. Su maestro fue Euphrosino, el médico mas notable del imperio. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia.

Conoció la fe pero se dejó llevar por el mundo pagano en que vivía y sucumbió ante las tentaciones, que debilitan la voluntad y acaban con las virtudes, cayendo en la apostasía. Un buen cristiano llamado Hermolaos le abrió los ojos, exhortándole a que conociera "la curación proveniente de lo más Alto", le llevó al seno de la Iglesia. A partir de entonces entregó su ciencia al servicio de Cristo, sirviendo a sus pacientes en nombre del Señor. 

En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón regaló todo lo que tenía a los pobres. Algunos médicos por envidia, lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto con Hermolaos y otros dos cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto, le dijo que apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados a ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años el 27 de julio del 305. Murió por la fe que un día había negado. Como San Pedro y San Pablo, tuvo la oportunidad de reparar y manifestarle al Señor su amor. 

Las actas de su martirio nos relatan
sobre hechos milagrosos:

Trataron de matarle de seis maneras diferentes:

  1. Con fuego.
  2. Con plomo fundido.
  3. Ahogándole.
  4. Tirándole a las fieras.
  5. Torturándole en la rueda.
  6. Atravesándole una espada.
Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante. Podría ser que estos relatos son una forma simbólica de exaltar la virtud de los mártires, pero en todo caso, lo importante es que Pantaleón derramó su sangre por Cristo y los cristianos lo tomaron como ejemplo de santidad. En Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres. También fue muy famoso en Occidente desde la antigüedad. Se conservan algunas reliquias de su sangre, en Madrid (España), Constantinopla (Turquía) y Ravello (Italia).

El Milagro de su sangre



Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en el año 1616.

La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona [es decir, que ocurre el fenómeno de licuefacción], como la sangre de San Genaro sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio, así ha ocurrido cada año hasta la fecha. El monasterio abre las puertas al público para que todos sean testigos. En algunas ocasiones, la sangre ha tardado en solidificarse para señalar alguna crisis, como ocurrió durante las dos guerras mundiales.

Muchas veces se ha intentado explicar el fenómeno mediante mecanismos netamente naturales, como la temperatura o las fases de la luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones ha resultado satisfactoria para la ciencia. La iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen sencillamente que es "un regalo de Dios". 

Para facilitar la vista del público y evitar el deterioro de la reliquia, en el año 1995 las monjas instalaron monitores de televisión que aumentan diez veces la imagen de la cápsula que contiene la sangre del santo. La sangre de un médico mártir se licúa.


 ¿Qué nos dice Dios
con este portento?

Acaso no necesitamos este testimonio valiente de quien dio su vida por la fe. Su sangre nos recuerda nuestra propia responsabilidad de vivir la fe en un tiempo donde tantos caen en la apostasía o simplemente en la indiferencia. Cuánto necesitamos el ejemplo de San Pantaleón, quien supo vivir su profesión al servicio de Jesucristo.

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: