sábado, 6 de julio de 2019

Novena a Nuestra Señora Virgen del Carmen - Día Primero - Julio 7 de 2019



Acto de Contrición
para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A Ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la Santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

(Rezar tres Avemarías)

Rezar a continuación
la oración del día que corresponda:



DÍA PRIMERO

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre 
de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena

Oración final para todos los días

Virgen Santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.

Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos cómo ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:

Novena a Nuestra Señora Virgen del Carmen - Julio 7 al 15 de 2019


Acto de Contrición
para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A Ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la Santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

(Rezar tres Avemarías)

Rezar a continuación
la oración del día que corresponda:

Días:  1-2-3-4-5-6-7-8-9


Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena

Oración final para todos los días

Virgen Santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.

Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos cómo ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:

Asombroso testimonio: sacerdote condenado al Infierno - Madre Angélica entrevistó al Padre Steven Scheier



Madre Angélica entrevista a un sacerdote que fue condenado al infierno. Este es el estremecedor testimonio del Padre Steven Scheier, quien tras un accidente de auto, pierde la vida pero la misericordia infinita de Jesucristo le permite estar de vuelta, sabiendo él mismo que no había sido fiel a su vocación recibe, gracias a la intercesión de Nuestra Madre y de las oraciones de los fieles de distintas denominaciones cristianas la gracia de regresar. Steven Scheier era un sacerdote que no vivía según la vocación a la que había sido llamado, un accidente de auto termina con su existencia, al menos temporalmente, en ella se da cuenta que su vida sacerdotal la había vivido hipócritamente, y que se presentaba frente a Jesús con las manos vacías y manchadas, su parroquia ora por él, incluso feligreses de distintas denominaciones cristianas, y la intercesión de Nuestra Madre es decisiva para el nuevo rumbo de la vida del Padre Scheier. (1997-04-15 - EWTN).

El P. Steven Scheier sabe de primera mano lo difícil que es hacer una buena confesión. En su caso, lo que le reveló la gravedad del estado de su alma y la importancia de una verdadera contrición al confesarse fue una experiencia cercana a la muerte tras un accidente de coche en 1985, en la que sufrió una fractura del cuello y un corte cerebral.

Le daban una probabilidad de recuperación de 15% pero se recuperó por completo. Meses después, leyó la parábola del árbol que no daba fruto e iba a ser cortado pero por las súplicas de un hortelano se le concedió otra oportunidad. Recordó entonces una conversación que le había cambiado la vida en la que creyó oír la voz del Señor Jesucristo y a Su Santísima Madre.

Al ser juzgado y oír sus pecados no confesados, sólo pudo asentir a cada uno sin encontrar ninguna excusa porque estaba ante la Verdad. Al oír la sentencia de infierno, pensó que sí, que sabía que se lo merecía, que era la única conclusión lógica. En ese momento oyó una voz femenina que pedía a Su Hijo por su vida y su alma. El Señor respondió que había sido un sacerdote por sí mismo en vez de para Él. Ella insistió, diciendo que si le daban gracia y ayuda especiales quizás mejoraría y si no, que se hiciera Su Voluntad. El Señor dijo:
“Madre, es tuyo”



Fuente - Texto tomado de INFOCATOLICA.COM:
http://infocatolica.com/blog/sarmientos.php/0909260333-sacerdote-que-se-oyo-condenad

Video tomado de YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch?v=iPh5fFkY1Ow

Santa María Goretti - Virgen y Mártir - Fiesta Julio 6



Virgen Mártir de la Pureza
Una adolescente mártir
por conservar la castidad

Una santa que prefirió morir antes que ofender a Dios y vivió la virtud de la pureza hasta el heroísmo.

Santa María Goretti nació en Corinaldo (Italia), el 16 de octubre de 1890, hija de Luis Goretti y Assunta Carlini, ambos campesinos. Murió asesinada en Nettuno el 6 de julio de 1902, laica y mártir italiana. Su nombre verdadero era María Teresa Goretti, y apodada Marietta.

María fue la segunda de seis hijos. Vivió en el seno de una familia humilde y perdió a su padre a los 10 años por causa del paludismo. Como consecuencia de la muerte de su padre, la madre de María Goretti tuvo que trabajar dejando la casa y los hermanos menores a cargo de ésta, quien realizaba sus obligaciones con alegría y cada semana asistía a clases de catecismo.

A los 11 años hizo su primera comunión haciéndose, desde entonces, el firme propósito de morir antes que cometer un pecado. En la misma finca donde vivía María trabajaba Alejandro Serenelli, quien se enamoró de María que en ese entonces contaba con 12 años. Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que la santa rechazaba, haciendo que Serenelli se sintiera despreciado.

Suplica a su madre que no la deje sola en casa, pero no se atreve a explicarle claramente las causas de su pánico, pues Alessandro la ha amenazado:
"Si le cuentas algo a tu madre, te mato"
Su único recurso es la oración. La víspera de su muerte, María pide de nuevo llorando a su madre que no la deje sola, pero, al no recibir más explicaciones, ésta lo considera un capricho y no concede importancia a aquella súplica.

El 5 de julio de 1902, María se quedó en casa cosiendo ropa y cuidando de su hermanita de dos años (Teresa). Alessandro, que se había cansado de los rechazos de María, porque siempre le hacía proposiciones deshonestas que en un principio ella no las comprende. Más tarde, al adivinar las intenciones del muchacho, la joven está sobre aviso y rechaza la adulación y las amenazas.

Serenelli fue en busca de María quien estaba sola en su casa y al encontrarla la invitó a ir a una recámara de la casa, a lo que María se negó por lo que aquél se vio obligado a forzarla.
"¡María!", grita Alessandro
"¿Qué quieres?"
"Quiero que me sigas"
"¿Para qué?"
"¡Sígueme!"
"Si no me dices lo que quieres, no te sigo"
Ante semejante resistencia, el muchacho la agarra violentamente del brazo y la arrastra hasta la cocina, atrancando la puerta. La niña grita, pero el ruido no llega hasta el exterior. Al no conseguir que la víctima se someta, Alessandro la amordaza y esgrime un puñal. María se pone a temblar pero no sucumbe. Furioso, el joven intenta con violencia arrancarle la ropa, pero María se deshace de la mordaza y grita:
"No hagas eso, que es pecado... Irás al infierno"
Alessandro se descontroló por completo, apuñalando a María más de 14 veces con un punzón para picar hielo; cuando vio a la malherida María tratando de arrastrarse hacia la puerta para pedir ayuda, la acuchilló tres veces más y huyó. María quedó herida de muerte al recibir catorce heridas graves y se ha desvanecido.





En el hospital no hay nada que hacer. Después de un largo y penoso viaje en ambulancia, hacia las ocho de la noche, llegan al hospital. Los médicos se sorprenden de que la niña todavía no haya sucumbido a sus heridas, pues ha sido alcanzado el pericardio, el corazón, el pulmón izquierdo, el diafragma y el intestino. Al comprobar que no tiene cura, mandan llamar al capellán. María se confiesa con toda lucidez. Después, los médicos le prodigan sus cuidados durante dos horas, sin dormirla. María no se lamenta, y no deja de rezar y de ofrecer sus sufrimientos a la Santísima Virgen, Madre de los Dolores. Su madre consigue que le permitan permanecer a la cabecera de la cama. María aún tiene fuerzas para consolarla:
"Mamá, querida mamá, ahora estoy bien... ¿Cómo están mis hermanos y hermanas?"
A María la devora la sed:
"Mamá, dame una gota de agua"
"Mi pobre María, el médico no quiere, porque sería peor para ti"
Extrañada, María sigue diciendo:
"¿Cómo es posible que no pueda beber ni una gota de agua?"
Luego, dirige la mirada sobre Jesús crucificado, que también había dicho ¡Tengo sed!, y se resigna. El capellán del hospital la asiste paternalmente y, en el momento de darle la sagrada Comunión, la interroga:
"María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino?"
Ella, reprimiendo una instintiva repulsión, le responde:
"Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado... Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado"
En medio de esos sentimientos, los mismos que tuvo Jesucristo en el Calvario, María recibe la Eucaristía y la Extremaunción, serena, tranquila, humilde en el heroísmo de su victoria. El final se acerca. Se le oye decir: 
"Papá"
Finalmente, después de una postrera llamada a María, entra en la gloria inmensa del paraíso. Es el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde. No había cumplido los doce años.


El destino de su asesino

El juicio de Alessandro tiene lugar tres meses después del drama. Aconsejado por su abogado, confiesa:
"Me gustaba. La provoqué dos veces al mal, pero no pude conseguir nada. Despechado, preparé el puñal que debía utilizar"
Es condenado a treinta años de trabajos forzados. Aparenta no sentir ningún remordimiento del crimen. Alessandro Serenelli, el asesino de María, cumplió su condena en la cárcel de Roma, y tras su liberación, ingresó como hermano terciario y portero a un convento capuchino de dicha ciudad, donde murió en 1970. Él atribuyó su cambio de vida a un sueño que tuvo en la cárcel varios años después del asesinato; según él:
"Vio en sueños a María con catorce lirios blancos, uno por cada puñalada recibida; gracias a ésto no sólo logró reconciliarse con la sociedad, sino que también con la familia Goretti, que lo perdonó expresamente"
La tradición cuenta que después de un sueño donde María le dijo que él también podía ir al cielo. Serenelli cambió completamente volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y sufrimientos en reparación de sus pecados. Después de 27 años de cárcel, fue liberado y acudió a pedir perdón a la madre de la santa, quien no sólo lo perdonó sino que lo defendió en público, alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado, ella no tenía por qué no perdonarlo. La fama de María Goretti se extendía cada vez más y fueron apareciendo las muestras de santidad, que fue fruto de su cercanía a Dios y su devoción a la Virgen María.

Después de numerosos estudios, la Santa Sede la canonizó el 24 de junio de 1950 en una ceremonia que se tuvo que realizar en la Plaza de San Pedro, debido a la cantidad de asistentes que se calculaban en más de quinientas mil personas. En la ceremonia de canonización acompañaron a Pío XII, la madre, dos hermanas y un hermano de María. Durante esta ceremonia Su Santidad Pío XII exhaltó la virtud de la santa y sus estudiosos afirman que por la vida que llevó aún cuando no hubiera sido mártir habría merecido ser declarada santa, la definió "pequeña y dulce mártir de la pureza".


Esperanza en la Providencia
con amor al prójimo
y dignidad de mujer

Para poder crear un clima favorable a la castidad, es importante practicar la modestia y el pudor en la manera de hablar, de actuar y de vestir. Con esas virtudes, la persona es respetada y amada por sí misma, en lugar de ser contemplada y tratada como objeto de placer. Siguiendo el ejemplo de María Goretti, los jóvenes pueden descubrir "el valor de la verdad que libera al hombre de la esclavitud de las realidades materiales", y podrán "descubrir el gusto por la auténtica belleza y por el bien que vence al mal" (San Juan Pablo II, id).

Con ocasión del centenario de su muerte, el 30 de junio de 2002, el cardenal Sergio Sebastiani ilustró las virtudes de esta santa:
«Confianza en la Providencia, amor hacia el prójimo, rechazo de la violencia y respeto de la propia dignidad de mujer, oración y unión con Dios, heroísmo del perdón por amor a Cristo, fe en la vida ultraterrena»
Reza a S. Maria Goretti


Niña de Dios,
tú que conociste temprano
la dureza y la fatiga,
el dolor y las breves
alegrías de la vida.

Tú que fuiste pobre y huérfana,
tu que quisiste a tus hermanos incansablemente
haciéndote sierva, humilde y atenta.
Tú que fuiste buena sin orgullo.

Tú que quisiste el Amor
por encima de todas las cosas.
Tú que vertiste sangre
para no traicionar al Señor,
tú que perdonaste a tu asesino
deseándole el paraíso.

Implora y reza por nosotros
cerca del Padre en la manera
que decimos sí al proyecto que Dios
tiene sobre nosotros.

Tú que eres amiga de Dios
tanto que ya lo ves cara a cara,
obténdnos de Él
la gracia que te pedimos ....

Te agradecemos, Marietta,
el cariño por Dios
y hacia todos nosotros
que ya sembraste
en nuestros corazones.
Amén.


SAN JUAN PABLO II: 

MARÍA GORETTI,
UN EJEMPLO PARA
ADOLESCENTES Y JÓVENES
Intervención antes de rezar la oración mariana del «Ángelus»


CIUDAD DEL VATICANO, 7 julio 2002 (ZENIT.ORG) - Juan Pablo II consagró su intervención de este domingo, antes de rezar la oración mariana del «Ángelus», a recordar el ejemplo de amor dejado por santa María Goretti, al cumplirse el centenario de su fallecimiento. Estas fueron sus palabras.
* * *
¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Hace cien años, el 6 de julio de 1902, moría Maria Goretti, gravemente herida el día anterior por la ciega violencia que le había agredido. Mi venerado predecesor, el siervo de Dios Pío XII, la proclamó santa en 1950, proponiéndola a todos como modelo de valiente fidelidad a la vocación cristiana hasta el supremo sacrificio de la vida.

He querido recordar esta importante fecha con un mensaje especial dirigido al obispo de Albano, subrayando la actualidad de esta mártir de la pureza, deseando que sea más conocida por los adolescentes y los jóvenes.

Santa María Goretti es un ejemplo para las nuevas generaciones, amenazadas por una mentalidad de falta de compromiso, a la que les cuesta comprender la importancia de los valores sobre los que no es lícito llegar a compromisos.

2. Si bien tenía poca instrucción escolar, María, que no había cumplido todavía los doce años, poseía una personalidad fuerte y madura, formada por la educación religiosa recibida en su familia. De este modo, fue capaz no sólo de defender su propia persona con castidad heroica sino incluso perdonar a su asesino.

Su martirio recuerda que el ser humano no se realiza siguiendo sus impulsos de placer, sino viviendo su propia vida en el amor y la responsabilidad.

Sé muy bien, queridos jóvenes, que sois sumamente sensibles a estos ideales. En espera de encontrarme con vosotros dentro de dos semanas en Toronto, quisiera repetiros hoy: ¡no dejéis que la cultura del tener y del placer adormezca vuestras conciencias! Sed «centinelas» despiertos y vigilantes para ser auténticos protagonistas de una nueva humanidad.

3. Dirijámonos ahora a la Virgen, de quien santa María Goretti lleva el nombre. Que la criatura más pura ayude a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo, en especial a los jóvenes, a redescubrir el valor de la castidad y a vivir las relaciones interpersonales en el respeto recíproco y en el amor sincero.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]


La castidad es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor de Dios reina sobre todo. Por lo tanto, no es una negación de la sexualidad. Es un fruto del Espíritu Santo.


Santa María Goretti (Mártir) 



Percibió que la pureza está íntimamente ligada a la dignidad del cuerpo humano. Era consciente de que la Iglesia enseñaba que el cuerpo debía resucitar glorioso. En unión con la Iglesia profesaba todos los domingos: "Creo en la resurrección de la carne (del cuerpo)". Ella dio testimonio de este misterio: que la Encarnación y Resurrección de Jesús constituyen las verdaderas leyes de la naturaleza, de la carne y del físico.

Diversos regímenes de la castidad

Todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido de Cristo" (Ga 3,27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la castidad.

La castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios sólo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o célibes". Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia.

Muchos quieren liberarse de la moral católica que consideran represiva, y lo que hacen es caer en la esclavitud del pecado que degrada al hombre. El yugo de Cristo es suave y ligero, si se lleva con amor y voluntad corredentora. Cf. Mateo, 11,28.

Si no vigilas tu imaginación y tus pensamientos, es imposible que guardes castidad. El apetito sexual es sobre todo psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener las consecuencias en la carne. Por eso es necesario saber dominar la imaginación y los deseos. El apetito sexual aumenta según la atención que se le preste. Como los perros que ladran cuando se les mira, y se callan si no se les hace caso.

La pureza no puede guardarse sin la mortificación de los sentidos. Quien no quiere renunciar a los incentivos de la sensual vida moderna, que exaltan la concupiscencia, es natural que sea víctima de tentaciones perturbadoras, y que la caída es inevitable.

La pureza no se puede guardar a medias. Con nuestras solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de Dios, sí. Quien -con la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus fuerzas, vence seguro. No es que muera la inclinación, sino que será gobernada por las riendas de la razón.



Fuente - Textos tomados de Zenit - Corazones.org:
http://www.zenit.org/article-6151?l=spanish


Fuente - Textos tomados de Wikipedia
Fuente - Santuario S. Maria Goretti Nettuno Italia
Fuente - Catholic.net