domingo, 23 de junio de 2019

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 1, 57-66, 80


57.  Entretanto le llegó a Elizabeth el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.

58. Supieron sus vecinos y parientes la gran misericordia que Dios le había hecho, y se congratulaban con ella.

59. El día octavo vinieron a la circuncisión del niño, y llamábanle Zacarías, del nombre de su padre.

60. Pero su madre, oponiéndose, dijo:

"No por cierto, sino que se ha de llamar Juan"

61. Dijéronle:

"¿No ves que nadie hay en tu familia que tenga ese nombre?"

62. Al mismo tiempo preguntaban por señas al padre del niño cómo quería que se le llamase.

63. Y él pidiendo la tablilla, o recado de escribir, escribió así:


"Juan es su nombre"


Lo que llenó a todos de admiración.

64. Y al mismo tiempo recobró el habla y usó de la lengua, y empezó a bendecir a Dios.

65. Con lo que un santo temor se apoderó de todas las gentes comarcanas; y divulgáronse todos estos sucesos por todo el país de las montañas de Judea.

66. Y cuantos los oían, los meditaban en su corazón, diciéndose unos a otros:


"¿Quién pensáis ha de ser este niño?

Porque verdaderamente la mano del Señor estaba con él.


80. Mientras tanto el niño iba creciendo y se fortalecía en el espíritu, y habitó en los desiertos hasta el tiempo en que debía darse a conocer a Israel.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Natividad de San Juan Bautista - Fiesta Junio 24



  • San Juan Bautista: El precursor del Mesías.
  • Nacimiento: Judea.
  • Padres: Zacarías e Isabel (prima de la Santísima Virgen).
  • El sobrenombre de Bautista le proviene de su ministerio.
Fue Juan el Precursor de Cristo, el que vino a preparar y alumbrar los caminos del Señor; por esto la Iglesia celebra su nacimiento, como celebra el de Jesús, distinguiéndolo en ésto de los demás santos.

Éste es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento. San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses -el 24 de diciembre- estaremos celebrando el nacimiento de Nuestro Redentor, JESÚS).

El aire de Jerusalén, y el de toda Judea, estaba encendido de esperanza. Herodes envejecía en su palacio de Jericó. Las almas se agitaban inquietas, y en todas partes se esperaba el cumplimiento de las profecías. De repente, en el templo resuena la voz de un ángel. El sacerdote Zacarías, de la familia de Abías, vivía en Ain-Karem, cerca de Hebrón, en las montañas de Judea, con su esposa Isabel, los dos ya mayores, que han pasado la vida soñando un hijo. Pero Isabel era estéril y ya infértil. Zacarías, sacerdote, oficiaba en el templo. Cuando iba a quemar el incienso ante el altar, resplandeciente de oro y de lámparas ardientes, esperaba con el incienso en las manos, a que sonara la trompeta. Cuando sonó, vació el incienso de la caja de oro y le sorprendió una aparición misteriosa.

Los fieles expectantes le vieron con el rostro desencajado. Había oído al ángel:
"No temas, Zacarías, que tu oración ha sido escuchada; tu mujer, Isabel, te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Será grande a los ojos del Señor, y se llenará de Espíritu Santo ya en el seno de su madre"


Era una noticia demasiado grande y demasiado hermosa y venturosa.
"¿Cómo conoceré ésto?"
El ángel le dijo:
"Yo soy Gabriel, uno de los espíritus que asisten delante de Dios. Pues, mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo ésto se cumpla" (Lc. 1, 13)
Y Zacarías quedó mudo por su falta de fe:
"Por no haber creído estas palabras, que se cumplirán a su tiempo"

¡Precursor de Jesús! Precursor es el que precede, el que va delante de otro para anunciar su inmediata aparición. Juan el Bautista anuncia a Cristo no sólo con palabras, como los otros profetas, sino especialmente con una vida análoga a la del Salvador.

Nace seis meses antes que Él; su nacimiento es vaticinado y notificado por el Ángel Gabriel, como el suyo, y causa en las montañas de Judea una conmoción y regocijo semejantes a los que debían tener lugar poco después en las cercanías de Belén.

El nacimiento de San Juan Bautista es un prodigio, porque no fue obstáculo para él la ancianidad y esterilidad de Isabel, como no lo fue a María su purísima virginidad. En vida oculta y escondida consume los treinta primeros años de su existencia; nadie sabe de él, ni de él nos hablan los evangelistas, como tampoco nos hablan de Jesús en aquel mismo período, en que quedan ambos como eclipsados.

A los treinta años salen ambos: Uno de su retiro de Nazaret, otro de sus soledades del Jordán; pero Juan, conforme a su oficio de Precursor, sale antes que Jesús.

Truena su voz en las márgenes de aquel río, síguenle las turbas, incrépanle los fariseos... Él habla con libertad a los pobres y a los poderosos. Hay quien le cree el Mesías. Hay quien escucha su voz como la Buena Nueva prometida, cuando en realidad no es más que su prólogo. Bien claro Juan lo afirma:
"Está para venir otro más poderoso que yo, al cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado"

Pronto se extiende el renombre de su virtud, y aumenta la veneración del pueblo hacia él; los judíos acuden para ser bautizados, enfervorizados por sus palabras. Mientras predica y bautiza anuncia un bautismo perfecto:
"Yo bautizo en el agua y por la penitencia, y El que vendrá, en el Espíritu Santo y el fuego"
Y cuando Jesús se acerca al Jordán para ser por él bautizado, Juan no se atreve a hacerlo:
"¿Tú vienes a mí, cuando yo debería ser bautizado por Ti?"
Mas Jesús insiste, y le bautiza entonces.



Encarcelado por Herodes Antipas por haberse atrevido a reprimir y censurar su conducta y vida escandalosa, le llega la noticia de que Jesús ha empezado su ministerio público. Jesús, por su parte, en su predicación asegura a los judíos que entre todos los hombres de la tierra no hay un profeta más grande que Juan.

Se ignora cuánto tiempo pasó en la cárcel. Aconteció que con motivo de una fiesta en celebración del nacimiento de Herodes, cuando el vino y los manjares y las danzas exaltaban a todos, Salomé, hija de Herodías, esposa ilegítima del rey, bailó ante Herodes. Entusiasmado éste, prometió darle cuanto pidiera, aunque fuese la mitad de su reino. Instigada por su madre, pidió Salomé la cabeza del Bautista. Herodes, no osando faltar a su palabra empeñada ante todos, ordenó fuese traída la cabeza de Juan, la cual en una bandeja fue presentada, efectivamente, a Herodías por su hija. Sus discípulos recogieron el cuerpo del Bautista y le dieron sepultura.

¿Qué nos enseña
la vida de Juan Bautista?



Nos enseña a cumplir con nuestra misión que adquirimos el día de nuestro bautismo: ser testigos de Cristo viviendo en la verdad de su palabra; transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de nuestra palabra y ejemplo de vida; a ser piedras vivas de la Iglesia, así como era el Papa Juan Pablo II.

Nos enseña a reconocer a Jesús como lo más importante y como la verdad que debemos seguir. Nosotros lo podemos recibir en la Eucaristía todos los días.

Nos hace ver la importancia del arrepentimiento de los pecados y cómo debemos acudir con frecuencia al sacramento de la confesión.

Podemos atender la llamada de Juan Bautista reconociendo nuestros pecados, cambiando de manera de vivir y recibiendo a Jesús en la Eucaristía.

El examen de conciencia diario ayuda a la conversión, ya que con éste estamos revisando nuestro comportamiento ante Dios y ante los demás.

Lectura del Santo Evangelio
Según San Lucas 1, 57-66; 80



57. Entretanto le llegó a Elisabet el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.

58. Supieron sus vecinos y parientes la gran misericordia que Dios le había hecho, y se congratulaban con ella.

59. El día octavo vinieron a la circuncisión del niño, y llamábanle Zacarías, del nombre de su padre.

60. Pero su madre, oponiéndose, dijo:
"No por cierto, sino que se ha de llamar Juan"
61. Dijéronle:
"¿No ves que nadie hay en tu familia que tenga ese nombre?"
62. Al mismo tiempo preguntaban por señas al padre del niño cómo quería que se le llamase.

63. Y él pidiendo la tablilla, o recado de escribir, escribió así:
"Juan es su nombre"
Lo que llenó a todos de admiración.

64. Y al mismo tiempo recobró el habla y usó de la lengua, y empezó a bendecir a Dios.

65. Con lo que un santo temor se apoderó de todas las gentes comarcanas; y divulgáronse todos estos sucesos por todo el país de las montañas de Judea.

66. Y cuantos los oían, los meditaban en su corazón, diciéndose unos a otros:
"¿Quién pensáis ha de ser este niño?"
Porque verdaderamente la mano del Señor estaba con él.

80. Mientras tanto el niño iba creciendo, y se fortalecía en el espíritu, y habitó en los desiertos hasta el tiempo en que debía darse a conocer a Israel.


Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Fuente - Texto tomado de MULTIMEDIOS.ORG:

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - Día Quinto - Junio 24 de 2019



La Señal del Cristiano

Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestros enemigos, + líbranos, Señor Dios nuestro. + En el nombre del Padre, + y del Hijo, + y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración Preparatoria

¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a vos mismo, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.



Rezar a continuación la oración
del día que corresponda:

Día Quinto - Oración

Oración. ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús, órgano de la Trinidad venerada, por quien se perfeccionan todas nuestras obras! Yo os ofrezco las mías, aunque tan imperfectas, para que supliendo Vos mi negligencia, puedan aparecer muy perfectas y agradables ante el divino acatamiento. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.

Rezar Tres Padrenuestros
y tres Avemarías,
en reverencia de las

tres insignias de la Pasión
con que se mostró
el divino Corazón

a Santa Margarita de Alacoque
Rezar Oraciones Finales




Oraciones Finales

Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con Vos eternamente. Amén.

Hacer aquí la petición
que se desea obtener
con esta novena

Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.

Novena tomada del Devocionario Católico:

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Día Séptimo - Junio 24 de 2019



Día Séptimo

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ampara a sus devotos en la hora de la muerte.

El instante solemne en que morimos se decide nuestra suerte feliz o desgraciada por toda una eternidad. Ésa es la hora en que el demonio despliega toda su astucia y todas sus fuerzas para tratar de perder una nueva alma. Pero no desmayemos: tengamos confianza, porque esa también es la hora de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. No en vano todo fiel cristiano dice tan a menudo:


"Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte"

Allí estará, pues, a nuestro lado, a la hora de la muerte, para que podamos pasar felizmente de esta vida a la eternidad.

Pedir la gracia
que se desea conseguir.
Rezar 3 Avemarías
y la oración correspondiente

Oración

¡Oh María! cuando pienso en las angustias de mi última hora tiemblo y me siento lleno de confusión. No me abandonéis, Madre mía, en tan críticos momentos: concededme la gracia de que os invoque entonces con más fervor que nunca, a fin de expirar con vuestro dulcísimo nombre y el de vuestro Santísimo Hijo en los labios.

Fuente - Texto tomado del Libro "Acudamos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro" - Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen)

9 Santos que murieron defendiendo la doctrina del Matrimonio



La cultura de hoy quiere apartarse de la verdad del matrimonio. Esto no es nuevo. La naturaleza del matrimonio ha sido un punto de controversia desde hace miles de años.

De hecho, algunos de los grandes santos más venerados de la Iglesia dieron sus vidas defendiendo el matrimonio. ¿Serías capaz de hacer lo mismo?

Aquí están sus historias inspiradoras:

San Juan Bautista


Según los Evangelios, el rey Herodes se había divorciado de su esposa y tomado la mujer de su hermano. San Juan Bautista sabía que esto estaba mal y que el hecho de que Herodes estaba haciendo esto públicamente hacía el pecado aún peor. Así se enfrentó a Herodes. Él no señaló las cosas positivas acerca de su relación adúltera o trató de hacer amigos, sino que en cambio le dijo claramente:


“No te es lícito tenerla” (Mateo 14,4)

Por desgracia, en lugar de arrepentirse, Herodes hizo arrestar a Juan y lo hizo prisionero. La Escritura dice que:


“Herodes quería matar a Juan, pero tenía miedo de la gente, porque consideraban a Juan un profeta” (Mateo 14,5)

Sin embargo, cuando su hijastra pidió la cabeza de Juan en un plato durante una fiesta, Herodes consintió e hizo decapitar a Juan.



Con respecto a la santidad de Juan, Jesús mismo le felicitó y dijo que:


“Entre los nacidos de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mateo 11,11)

San Juan Fisher



 y Santo Tomás Moro


Enrique VIII, rey de Inglaterra del siglo XVI, quería un hijo desesperadamente. Después de muchos años de tratar de engendrar un hijo con la reina Catalina de Aragón, decidió que quería divorciarse de ella. Por supuesto, el divorcio no se le permitió, así que trató de conseguir que su matrimonio fuese anulado por el Papa. El Papa revisó el caso y determinó que la anulación no era legítimo en este caso.

San Juan Fisher, obispo inglés (que fue nombrado cardenal, no mucho antes de su ejecución), ferozmente defendía a Catalina. Él apareció en el tribunal en su nombre y declaró que, al igual que San Juan Bautista, estaba dispuesto a morir para defender la indisolubilidad del matrimonio.

Con el rey Enrique asumiendo cada vez más y más poder, Santo Tomás Moro, uno de los estadistas de mayor confianza del rey Enrique, renunció a su cargo en el gobierno. Cuando el rey se casó con Ana Bolena, él no asistió.

Luego, el rey obligó a la gente a hacer un juramento declarando que el rey Enrique era el jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra, no el Papa. Todos los que deseaban conservar su amistad con el rey, sus puestos en el gobierno y la Iglesia, lo apoyaron. De esta forma el rey hizo llamar a Tomas Moro y le pidió hacer el juramento y reconocer públicamente la anulación del matrimonio del rey con Catalina. Él se negó a hacer ambas cosas. San Juan Fisher también se negó a tomar el juramento y fue encarcelado en la Torre de Londres.

Ambos fueron juzgados y declarados culpables de traición y decapitados públicamente. Entre sus últimas palabras estuvieron:



“Soy un buen siervo del rey, pero primero de Dios”

Papa San Nicolás Magno


Seguramente has oído hablar del Papa San León Magno y el Papa San Gregorio Magno, pero ¿has oído hablar del Papa San Nicolás Magno?

Era el siglo noveno, y el rey Lotario II de Francia quería divorciarse de su esposa y casarse con otra mujer. Él sobornó a un legado papal y consiguió un concilio de obispos locales para aprobar la anulación de su matrimonio. Cuando el Papa Nicolás se enteró de lo que había sucedido, encargó a un nuevo juicio en Roma, a la que asistieron dos arzobispos que habían permitido la anulación cuestionable. El pontífice encontró que la anulación era ilícita y depuso a los dos arzobispos.

Enfurecido, el rey Lotario II envió sus ejércitos a Roma, tomó el control de la ciudad, y exigió que el Papa reconociera la anulación. El Papa Nicolás fue confinado en la basílica de San Pedro durante dos días sin comer (pero se negó a ceder).

Finalmente, la emperatriz Engelberga del Sacro Imperio Romano convenció al rey Lotario II a abandonar la ciudad. El Papa Nicolás nunca concedió dicha anulación y pasó el resto de su vida tratando de reconciliar el rey Lotario con su verdadera esposa.

Los 5 Mártires de Georgia


Los nombres de los “mártires Georgia” aún no han sido incluidos en el canon, pero su causa de canonización está en proceso. Y tienen una historia increíble.

Pedro de Corpa, Blas de Rodríguez, Antonio de Badajóz, Fray Miguel de Añon, y Francisco de Veráscola eran frailes franciscanos que llegaron a América del Norte a finales del siglo XVI para llevar el Evangelio a los nativos americanos que vivían en lo que hoy se conoce como el estado de Georgia en EE.UU.

A pesar de que carecían de suministros y la vida era difícil, por la gracia de Dios fueron capaces de ganar algunos conversos. La enseñanza cristiana sobre el matrimonio, sin embargo, era difícil para algunos de los conversos. Así que si un hombre con más de una esposa quería convertirse, los misioneros requerirían que prometiese mantener sólo una esposa.

Un hombre hizo la promesa, fue bautizado, pero luego continuó viviendo con dos esposas. Fray Pedro de Corpa lo enfrentó con el apoyo del Padre Blas. En lugar de arrepentirse y sostener la promesa hecha en el bautismo, el hombre se fue lleno de furia y volvió con un grupo de guerra. El grupo asesinó al Padre Pedro despedazándolo con una espada, y luego capturaron al Padre Blas.

Antes de que mataran al Padre Blas, le permitieron celebrar misa por última vez, y predicó de la siguiente manera:

"Mis hijos, para mí no es difícil morir. Incluso si no me matasen, la muerte de este cuerpo es inevitable. Debemos estar preparados en todo momento, todos nosotros, para morir algún día. Pero lo que realmente me duele es que el Maligno les ha convencido para cometer esta ofensa contra su Dios y Creador. Es una fuente adicional de profundo dolor para mí que ustedes sean desconsiderados ante lo que los misioneros hemos hecho por ustedes al enseñarles el camino hacia la vida eterna y la felicidad"

Después de la misa, también fue asesinado a machetazos. En los próximos días, mataron a los otros tres misioneros.

Fuente - Texto tomado de ES.CHURCHPOP.COM:
https://es.churchpop.com/2018/06/21/8-santos-que-murieron-defendiendo-la-doctrina-del-matrimonio/