martes, 19 de marzo de 2019

San José también estuvo en el milagro del sol de Fátima y este es su significado




LISBOA, 21 de marzo de 2017 / 05:10 pm (ACI).

Sobre las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal muchas personas deben haber oído hablar del “Milagro del Sol” de 1917, pero pocos conocen que San José también estuvo presente en la visión de Sor Lucía.

La Sierva de Dios y vidente de Fátima, Sor Lucía, describió la aparición en sus Memorias:


“Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa lejanía del firmamento, vimos al lado del sol, a San José con el Niño y a Nuestra Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al mundo, con unos gestos que hacían con la mano en forma de cruz”



“Esto reitera la importancia del papel de San José dentro de la Iglesia. Dice tanto para nuestro mundo de hoy. Es el gigante silencioso, el amigo olvidado que está constantemente presente”, explicó Mike Wick, director ejecutivo del Institute on Religious Life, apostolado que promueve y apoya el crecimiento, desarrollo y renovación de la vida consagrada.

Además, Wick dijo que la presencia de la Sagrada Familia en la última aparición de Fátima es un “recordatorio oportuno” de que la Iglesia debe ser “la familia de Dios”.

“San José, que es jefe de la Sagrada Familia, nos da una gran instrucción sobre el plan de Dios”, añadió.

En ese sentido, Mons. Joseph Cirrincione, estudioso por más de 40 años de las apariciones de Fátima, detalló en su libro “St. Joseph, Fatima and Fatherhood” (1989) que las apariciones definitivamente son un recordatorio de la importancia de la paternidad.

“La paternidad de San José, como con todos los padres humanos, es el reflejo en una criatura de la paternidad de Dios Padre. La visión de San José y del Niño Jesús bendiciendo al mundo, con María al lado del sol, que no ha dejado su lugar, es la seguridad de Dios de que, aunque el hombre pueda rechazarlo, Dios nunca rechazará al hombre”, enfatizó.



Cuando la pacífica escena familiar es interrumpida por los giros del sol durante el Milagro del Sol, Mons. Cirrincione cree que se trata de “un presagio siniestro de las consecuencias para el mundo, que seguramente se sentirán si la verdadera paternidad de Dios y el tradicional papel fuerte del padre de la familia son rechazados por la humanidad”.



“El Milagro del Sol representa no tanto una amenaza de males venideros, sino un presagio del destronamiento de Dios Padre y una indicación de las terribles consecuencias que seguirán”, resaltó.

Mons. Cirrincione explicó “que la paternidad humana, como reflejo de la paternidad de Dios, fue diseñada para ser el pilar de la familia” y que la “desaparición de la estima por la paternidad ha llevado al colapso de ese pilar y a la desintegración de la familia”.

En el siglo XIX, el Papa León XIII consagró el mes de octubre a la Virgen del Rosario –título con el que María se llamaría a sí misma en Fátima–, y en su encíclica Quamquam Pluries (Devoción a San José) de 1889, el Papa pidió “que el pueblo cristiano invoque continuamente, con gran piedad y confianza, junto con la Madre de Dios, a su casto esposo San José”.

Debido a que era “de gran importancia la devoción a San José” este Papa escribió y ofreció una oración al Santo Custodio para que fuera recitada después del Rosario durante el mes de octubre.

Esta es la oración:

Oración a San José del Papa León XIII


A ti, bienaventurado San José,
acudimos en nuestra tribulación;
y después de invocar el auxilio
de tu Santísima Esposa
solicitamos también confiados tu patrocinio.

Por aquella caridad que con
la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios,
te tuvo unido, y por el paterno amor
con que abrazaste al Niño Jesús,
humildemente te suplicamos
vuelvas benigno los ojos
a la herencia que con su Sangre
adquirió Jesucristo, y con tu poder
y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, Providentísimo Custodio
de la Sagrada Familia
la escogida descendencia de Jesucristo;
aparta de nosotros toda mancha de error
y corrupción; asístenos propicio,
desde el cielo, fortísimo libertador nuestro,
en esta lucha con el poder de las tinieblas:
y, como en otro tiempo
librasteis al Niño Jesús
del inminente peligro de la vida,
así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos
y de toda adversidad, y a cada uno
de nosotros protégenos
con el perpetuo patrocinio, para que,
a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio,
podamos santamente vivir
y piadosamente morir y alcanzar
en el cielo la eterna felicidad.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

San Daniel - Profeta (Año 585 a.c.) - Fiesta Marzo 20




Daniel significa: "Dios es mi juez". Los datos acerca de este santo los sabemos por el libro de Daniel, en la S. Biblia. Pertenecía a una familia importante de Jerusalén. Era muy inteligente y estudioso y de agradable presencia. Cuando el rey Nabucodonosor invadió a Jerusalén se lo llevó prisionero a Babilonia junto con otros jóvenes. Al darse cuenta de las cualidades de este adolescente, Nabucodonosor lo hace instruir en todas las ciencias políticas y sociales de su país.

Siendo este profeta aún muy joven, unos jueces quisieron hacer pecar a una mujer casada y como ella no aceptó las infames pretensiones de ellos, la calumniaron inventando que la habían visto pecar con un joven. La gente creyó la calumnia y la llevaban para matarla a pedradas, cuando apareció Daniel. Llamó a los dos jueces y los interrogó uno por uno, por separado, y les preguntó:
"¿Dónde estaba Susana cuando ella cometió la falta?"
Uno respondió:
"Debajo de una acacia"
Y el otro dijo:
"Debajo de una encina"
Entonces Daniel les dijo:
"Ustedes estaban acostumbrados a hacer pecar a mujeres sin fe y sin valor, pero ahora se encontraron a una mujer que cree y es valiente. Su hermosura los sedujo y creyeron poder hacer que ella ofendiera a Dios, pero no lo lograron. Ahora tendrán el pago de su delito"
Y el pueblo condenó a muerte a estos dos impuros calumniadores y alabó a Dios por la sabiduría que le había concedido a Daniel. Los enemigos de la religión acusaron a Daniel porque tres veces cada día se arrodillaba en la azotea de su casa a adorar y rezar a Dios. En castigo fue echado al foso donde había leones sin comer. Pero Dios hizo el milagro de que los leones no lo atacaran, y esto hizo que el rey creyera en el verdadero Dios.

El joven se abstenía de tomar bebidas alcohólicas y de consumir alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, y Dios en cambio le concedió una inmensa sabiduría, con la cual logró escalar los más altos puestos de gobierno hasta llegar a ser primer ministro bajo los gobiernos de Nabucodonosor, Baltasar, Darío y Ciro. A su gran sabiduría, a su habilidad para gobernar y a su santidad debe él que a pesar de los cambios de gobierno lograra conservar su cargo, durante el reinado de cuatro reyes.


Daniel recibió de Dios la gracia de revelar sueños y visiones.




Soñó Nabucodonosor que estaba viendo una estatua inmensa con cabeza de oro, pecho de plata, piernas de hierro y pies de barro, y que una piedrecita se desprendía del monte e iba creciendo hasta llegar y chocar con la estatua y volverla polvo. Y Daniel le explicó que este sueño significaba que vendrían varios reinos en el mundo, uno muy rico, como de oro, otro menos rico, como de plata, y un tercero muy fuerte como de hierro y otro más débil como de barro, y que la verdadera religión, que al principio sería muy pequeña, iría creciendo hasta lograr dominar todos los reinos. Esto se ha cumplido con la religión de Cristo, que empezó siendo tan pequeñita y ahora está extendida por todo el mundo y es más poderosa que cualquier reino de la tierra.






Dios anunció que al rey Nabucodonosor por haber cometido maldades y ser orgulloso, lo iba a volver loco. Nabucodonosor le pidió a Daniel que le rogara a Dios que le cambiara el castigo por alguna obra buena, y el Señor le dijo que para librarse de los castigos tenía que dar limosnas a los pobres.





El rey Baltasar cometió el pecado de emplear los cálices sagrados del altar de Dios para tomar licor en una fiesta, y estando en ésto apareció una Mano misteriosa que escribía tres palabras en la pared:

"Mene, Tequel, Uparsin"

El rey se asustó mucho y el profeta Daniel le explicó:


  • "Mene significa pesado. Es que Dios ha pesado sus obras y han resultado faltas de peso para recibir premios.
  • Tequel significa medido. Dios midió sus obras y no dan la medida para recibir gloria.
  • Uparsin significa dividido. Es que su reino será dividido y pasado a otros".



Y esa misma noche llegaron los enemigos del reino y mataron a Baltasar y dividieron su reino y lo pasaron a los persas. Daniel fue un profeta tan estimado que pudo corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo y sus correcciones fueron recibidas con buena voluntad. Ante el pueblo apareció siempre como un hombre iluminado por Dios y de una conducta ejemplar y como un creyente de una profunda piedad y devoción.

Fuente - Texto tomado de EWTN: